Santiago Grisolía (1923-2022). El médico y bioquímico español que impulsó la investigación científica mundial

El médico y bioquímico español Santiago Grisolía (1923-2022) es recordado como una de las figuras más influyentes de la ciencia en el siglo XX y XXI. Su carrera abarcó más de siete décadas dedicadas a la investigación en bioquímica y farmacología, consolidándolo como referente internacional. Fue reconocido con prestigiosos galardones, incluyendo el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, y su nombre quedó asociado para siempre con importantes avances en el estudio del metabolismo y la genética.
Orígenes y contexto histórico
Santiago Grisolía nació en Valencia el 6 de enero de 1923. Su infancia transcurrió en Cuenca, donde cursó los estudios primarios, antes de trasladarse a Madrid para iniciar la carrera de Medicina en la Universidad Central. La vida académica de Grisolía estuvo marcada por una pasión inquebrantable por la ciencia, que le impulsó a completar su licenciatura en Medicina en 1944 en la Universidad de Valencia, obteniendo el premio extraordinario de carrera. Su regreso a Madrid para doctorarse fue el inicio de una trayectoria que marcaría profundamente el ámbito de la bioquímica y la investigación médica.
El contexto histórico de la posguerra española no frenó la ambición científica de Grisolía, quien pronto se integró en redes académicas internacionales. Su paso por universidades estadounidenses como las de Chicago, Wisconsin y Kansas durante la década de 1940 y principios de los años 50 le permitió trabajar junto a destacados investigadores y consolidar una proyección internacional excepcional.
Logros y contribuciones
La labor científica de Santiago Grisolía estuvo centrada en áreas clave de la bioquímica. Sus investigaciones abarcaron:
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La enzimología del metabolismo del nitrógeno, particularmente el ciclo de la urea y la degradación de pirimidinas.
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El metabolismo de fosfogliceratos, esencial para la comprensión de la bioenergética celular.
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El recambio y degradación intracelular de proteínas y el control de la síntesis de la tubulina en el cerebro, con importantes implicaciones para la neurociencia.
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El estudio de las proteínas celulares y su papel en la producción de anticuerpos monoclonales.
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Investigaciones sobre el síndrome alcohólico fetal y la toxicidad del amonio, áreas con gran relevancia para la salud pública.
A lo largo de su carrera, publicó los resultados de sus estudios en medios como ABC, Ya y en prestigiosas revistas especializadas, consolidando su autoridad científica.
Santiago Grisolía tuvo el privilegio de formarse bajo la tutela de grandes científicos como Severo Ochoa, una relación que marcó profundamente su visión de la bioquímica y de la investigación científica. Fue precisamente durante su estancia en Nueva York, en el departamento de Bioquímica y Farmacología de la Universidad, cuando se empapó del espíritu de excelencia y rigor que caracterizó toda su carrera.
Momentos clave
La trayectoria de Santiago Grisolía estuvo jalonada de momentos cruciales y distinciones que reconocieron su incansable dedicación a la ciencia:
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1945-1946: Pensionado para ampliar estudios en Nueva York, colaborando con Severo Ochoa.
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1947: Nombrado asistente en el departamento de Bioquímica de la Universidad de Chicago.
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1948-1954: Adjunto de investigación en la Universidad de Wisconsin y profesor adjunto en la Universidad de Kansas.
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1977: Regreso a España como director del Instituto de Investigaciones Citológicas de Valencia.
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1979: Elegido académico de la Real Academia de Farmacia de Madrid.
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1980: Nombrado secretario de la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados.
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1990: Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, compartido con Salvador Moncada.
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2011: Recibió la Medalla de Oro al Mérito de Investigación y Educación Universitaria por el Ministerio de Ciencia e Innovación.
Su constante compromiso con la ciencia y la educación se reflejó en sus cargos como presidente del Committee for Scientific Coordination, encargado del ambicioso Proyecto Genoma Humano. Este proyecto, de alcance mundial, buscó la identificación de las cuatro mil enfermedades monogenéticas conocidas, con el objetivo de poder detectarlas y tratarlas desde el nacimiento.
Además, Grisolía fue consejero del Instituto de Biomedicina de The cell surface research Foundation de Londres, manteniendo así una intensa actividad internacional que le permitió contribuir a los grandes debates de la biomedicina contemporánea.
Relevancia actual
El legado de Santiago Grisolía se proyecta más allá de sus aportes concretos a la bioquímica y la medicina. Su figura sigue siendo un referente para investigadores y estudiantes, inspirando el respeto a la ciencia y la búsqueda constante de nuevos conocimientos. Sus reflexiones sobre la ética científica y el respeto a la dignidad humana continúan siendo de plena actualidad, especialmente en un contexto global de avances en genética y biotecnología.
Grisolía recibió el título de doctor Honoris causa en múltiples universidades, como la de Salamanca, Barcelona, Siena, Kansas, la Universidad Politécnica de Valencia y la UNED. Sus intervenciones públicas fueron siempre un llamado a la responsabilidad y a la ética en la investigación, subrayando la importancia de situar siempre al ser humano como eje central de los avances científicos.
Selección de obras destacadas
A lo largo de su vida, Santiago Grisolía publicó numerosas obras que reflejan la amplitud de sus intereses y su compromiso con la divulgación científica:
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Severo Ochoa en imágenes (1988), coescrito con Alberto Sols.
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Violencia, televisión y cine (1998 y 2005), junto a José Sanmartín Esplugues y James S. Grisolía.
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Compromisos con el futuro del Proyecto genoma humano (2000).
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Trasplantes y clonación de células humanas en el siglo XXI (2001).
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Genética (2002 y 2003), junto a Pere Puigdomènech y Francisco J. Ayala.
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Vivir para la ciencia (2006).
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La gripe aviaria: un reto de salud (2006).
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Severo Ochoa: un científico apasionado (2007).
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Cambio climático y sus consecuencias (2007).
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Biodiversidad (2008).
Cada uno de estos trabajos constituye un testimonio del empeño de Grisolía por acercar la ciencia a la sociedad, no solo en el laboratorio, sino también en la esfera pública.
El impulso a la ciencia como legado eterno
Santiago Grisolía fue un verdadero embajador de la ciencia, que supo combinar la investigación puntera con una visión humanista y un profundo compromiso social. Su nombre permanecerá asociado al progreso científico y a la defensa de la dignidad humana en todas las aplicaciones de la biotecnología y la medicina. Su legado, plasmado en sus estudios, en sus obras y en la huella que dejó en la comunidad científica internacional, sigue vivo en la actualidad, sirviendo de guía e inspiración para las generaciones futuras.
MCN Biografías, 2025. "Santiago Grisolía (1923-2022). El médico y bioquímico español que impulsó la investigación científica mundial". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/grisolia-garcia-santiago [consulta: 28 de septiembre de 2025].