Jorge Díaz (1930-2007). El revolucionario del teatro chileno

Jorge Díaz (1930-2007). El revolucionario del teatro chileno

Jorge Díaz (1930-2007) fue un escritor y dramaturgo chileno de gran influencia, cuya carrera se destacó por su visión vanguardista y por su innovadora contribución al teatro chileno. Nacido en Rosario, Argentina, en 1930, y fallecido en Santiago de Chile en 2007, Díaz fue un prolífico autor cuyas obras abordaron temas profundos, marcando un antes y un después en la escena teatral latinoamericana. Su legado ha perdurado como un referente de la creatividad y el compromiso artístico.

Orígenes y contexto histórico

El destino de Jorge Díaz estuvo marcado por el contexto histórico y cultural en el que creció. A los cuatro años, emigró con su familia desde Argentina a Chile, lo que le permitió conocer dos culturas y desarrollarse en un entorno dinámico y cambiante. Nacido de padres españoles, Díaz tenía doble nacionalidad (chilena y española), lo que facilitó su posterior contacto con la cultura europea, especialmente durante su estancia en España.

A nivel educativo, Díaz cursó sus estudios de enseñanza media en el Colegio San Pedro Nolasco. Más tarde, en la Universidad Católica de Santiago, decidió estudiar Arquitectura, carrera que terminó en 1955. No obstante, el destino de Jorge Díaz estaba en el teatro, y su paso por la arquitectura fue solo un punto de inicio antes de adentrarse en el mundo de la dramaturgia.

Logros y contribuciones

La carrera de Jorge Díaz en el teatro se gestó en el seno de la compañía Teatro ICTUS. Fundada en 1955 por destacados artistas chilenos, ICTUS fue un espacio en el que Díaz desarrolló sus primeras experiencias como actor, participando activamente en montajes durante tres años. Su primera obra teatral llegó a los 30 años, un hito que marcó el comienzo de una prolífica carrera en el teatro vanguardista.

El trabajo de Díaz fue eminentemente innovador, tanto en forma como en contenido. Sus primeros estrenos dentro del Teatro ICTUS fueron Un hombre llamado Isla (1959) y El cepillo de dientes (1960), ambas piezas emblemáticas del teatro chileno. A partir de ese momento, la colaboración con ICTUS continuó a lo largo de la década de 1960, y su producción creció con otras obras como Réquiem para un girasol (1961), El velero en la botella (1962), El lugar donde mueren los mamíferos (1963), y Variaciones para muertos de percusión (1964), entre otras.

Además de su obra para adultos, Díaz se aventuró en el mundo del teatro infantil, donde sus creaciones fueron muy apreciadas. En 1963, en colaboración con Mónica Echeverría, creó la obra Chumingo y el pirata de lata, firmada bajo el seudónimo de Pepe Abedul. Posteriormente, también escribió Serapio y Yerbabuena, una obra también destinada al público infantil.

Un creador multifacético

En su trayectoria internacional, Díaz fue mucho más que un simple dramaturgo. En 1965, viajó a España, donde vivió por casi tres décadas, desde 1965 hasta 1994. En este período, tuvo un impacto significativo en el teatro europeo, creando dos compañías de teatro itinerante: una dedicada a los niños, llamada Los Trabalenguas, y otra orientada a adultos, denominada Teatro del Nuevo Mundo. En Los Trabalenguas, Díaz desempeñó roles como actor, director, dramaturgo y escenógrafo, consolidándose como un creador integral.

Su retorno a Chile en 1994, tras recibir el Premio Nacional de las Artes de la Representación y Audiovisuales, marcó una etapa de reencuentro con su país natal y un impulso en su producción literaria. Fue entonces cuando Díaz dedicó más tiempo a la literatura, escribiendo más de cien obras de teatro, algunas para la radio y la televisión, así como una ópera, consolidando su lugar como una figura clave en el panorama teatral mundial.

Momentos clave en su carrera

A lo largo de su vida, Jorge Díaz fue galardonado con treinta y ocho premios literarios, entre ellos el prestigioso Premio Nacional de las Artes en 1993, que reconoció su labor como uno de los principales exponentes de la dramaturgia en Chile y en el mundo. Entre los hitos más destacados de su carrera se incluyen:

  • 1959: Ingreso al Teatro ICTUS, donde participa como actor y dramaturgo.

  • 1961-1968: Estreno de sus obras más representativas como Réquiem para un girasol, El velero en la botella, y Variaciones para muertos de percusión.

  • 1963: Su incursión en el teatro infantil con obras como Chumingo y el pirata de lata y Serapio y Yerbabuena.

  • 1965-1994: Estancia en España, donde creó las compañías Los Trabalenguas y Teatro del Nuevo Mundo.

  • 1994: Regreso a Chile con el Premio Nacional de las Artes de la Representación y Audiovisuales.

  • 1993: Premio Nacional de las Artes en Chile, consolidando su carrera como dramaturgo y escritor.

La complejidad de su carácter

Jorge Díaz no solo destacó por su obra, sino también por su personalidad peculiar. A lo largo de su vida, se caracterizó por una gran reserva en su vida privada. Era conocido por su celosísima intimidad, nunca invitaba a nadie a su casa, prefiriendo siempre los encuentros sociales en cafeterías. Además, mantenía un estilo único y algo excéntrico, como su costumbre de usar un calcetín verde y otro azul para prevenir los resfriados.

Una de las particularidades más famosas de su carácter era su relación con la correspondencia: enviaba 15 cartas al día, lo que lo convertía en un hombre muy comunicativo a través de la palabra escrita, aunque a menudo mantuvo un perfil discreto en cuanto a su vida personal. Su sentido del humor y su afecto por los niños se reflejaban también en su deseo de tener muchos hijos cuando fuera mayor, algo que no dejó de manifestar en varias ocasiones.

Relevancia actual

El legado de Jorge Díaz sigue siendo fundamental en la cultura chilena y latinoamericana. Su obra y su enfoque del teatro han dejado una huella imborrable en generaciones de artistas y espectadores. El teatro vanguardista que cultivó no solo marcó una etapa histórica de renovación en las artes escénicas, sino que también se convirtió en un referente para los dramaturgos y directores actuales.

A pesar de haber fallecido en 2007, su influencia sigue viva a través de su extensa obra, que continúa siendo representada en diversos escenarios del mundo, manteniendo vigente su propuesta estética y su mirada crítica sobre la sociedad y la condición humana. Además, su dedicación y su pasión por el arte lo convierten en una figura clave en el desarrollo del teatro en Chile, especialmente dentro del ámbito vanguardista, cuyas influencias trascienden fronteras.

Jorge Díaz no solo fue un dramaturgo prolífico, sino un visionario del teatro, un hombre que comprendió como nadie la importancia del arte como reflejo y, a la vez, como motor de cambio. Su obra sigue siendo estudiada, representada y admirada por nuevas generaciones, asegurando su lugar en el canon de los grandes de la dramaturgia chilena.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Jorge Díaz (1930-2007). El revolucionario del teatro chileno". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/diaz-jorge [consulta: 29 de septiembre de 2025].