Baana (ca. 400 a.C.). El monarca fenicio de Sidón que dejó huella en la arqueología y la numismática
Baana, rey fenicio de Sidón hacia el año 400 a.C., es una figura histórica de gran relevancia en el mundo antiguo, especialmente por su presencia tanto en testimonios arqueológicos como en la numismática de su época. Su legado, aunque fragmentario, ha sido clave para comprender una etapa crucial del mundo fenicio, marcada por la interacción cultural con otros pueblos del Mediterráneo oriental y por el auge artístico de Sidón como centro político y cultural.
Orígenes y contexto histórico
El nombre Baana es un doble hipocorístico del teónimo Baalnatán, lo que remite a su profundo arraigo en la religión y cultura fenicia, donde el dios Baal era una de las principales deidades. Nacido en el seno de la realeza sidonia, Baana era hijo de Abdemón, otro rey destacado de Sidón. La dinastía a la que pertenecía se consolidó en una época de relativa estabilidad política, aunque sometida a la influencia de grandes imperios como el persa aqueménida.
La ciudad de Sidón, enclavada en la costa del actual Líbano, era uno de los centros más influyentes de la antigua Fenicia. Durante el reinado de Baana, Sidón disfrutaba de un momento de prosperidad, con extensas redes comerciales por todo el Mediterráneo y un arte funerario que alcanzó niveles de refinamiento sin precedentes.
El periodo histórico en el que gobernó Baana corresponde a la segunda mitad del siglo V a.C., una época de vital importancia en la historia del Levante mediterráneo, con intensos contactos entre fenicios, griegos, persas y otros pueblos del entorno. En este contexto, la figura del rey no solo tenía un papel político, sino también simbólico y religioso.
Logros y contribuciones
Una de las grandes aportaciones del reinado de Baana fue su contribución al patrimonio arqueológico y artístico de Sidón, reflejado principalmente en el espléndido sarcófago licio que se le ha atribuido. Este monumento funerario, hallado en la necrópolis real de Sidón, es una muestra sobresaliente del sincretismo artístico entre el estilo oriental y el influjo helénico. Hoy día se conserva en el Museo Arqueológico de Estambul y es considerado uno de los grandes tesoros de la antigüedad fenicia.
Además, Baana es conocido por una inscripción fenicia hallada en Bostan esh-Sheikh, una zona también perteneciente al área de Sidón, que confirma su existencia histórica y reafirma su posición como monarca legítimo. Este tipo de inscripciones resulta esencial para los historiadores, ya que permite reconstruir parcialmente las genealogías reales y verificar eventos de los que apenas existen registros escritos.
En el campo de la numismática, el reinado de Baana dejó un legado tangible: monedas acuñadas durante su mandato que constituyen una valiosa fuente para el estudio económico y político del periodo. Estas monedas, algunas con inscripciones fenicias, muestran la capacidad de Sidón para emitir su propia moneda, lo que refleja un elevado grado de autonomía dentro del contexto imperial persa.
Momentos clave
Entre los hitos más relevantes del reinado de Baana destacan:
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Ascenso al trono de Sidón, sucediendo a su padre Abdemón, lo que afianza una continuidad dinástica esencial para la estabilidad del reino.
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Aparición en la inscripción de Bostan esh-Sheikh, que lo menciona de manera explícita como rey de Sidón.
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Atribución del sarcófago licio, pieza central de la necrópolis sidonia y símbolo del esplendor artístico del periodo.
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Acuñación de monedas propias, testimonio del poder económico y político de su reinado.
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Nacimiento y formación del príncipe heredero Baalshillem II, quien continuaría el legado de la dinastía y preservaría la relevancia de Sidón en los años posteriores.
Este listado de eventos permite visualizar el impacto que Baana tuvo durante su mandato, y cómo su figura se entrelaza con el desarrollo cultural y político de su tiempo.
Relevancia actual
La figura de Baana ha sido redescubierta y valorizada especialmente gracias a los estudios arqueológicos y numismáticos del último siglo. El sarcófago atribuido a su persona no solo destaca por su valor artístico, sino por ser un ejemplo sobresaliente de cómo los reyes fenicios adoptaban y adaptaban elementos culturales de otras civilizaciones, en particular de la tradición helénica y anatolia.
Asimismo, su mención en las inscripciones y las monedas contribuye a llenar vacíos en la cronología de los monarcas sidonios, permitiendo reconstruir con mayor precisión el linaje y las estrategias políticas de la época. El estudio de su nombre —una forma doblemente abreviada del teónimo Baalnatán— arroja luz sobre la evolución lingüística y religiosa del idioma fenicio, que influenció profundamente el desarrollo del alfabeto y la lengua en el mundo antiguo.
La descendencia de Baana también tiene un papel importante en la continuidad de su legado. Su hijo, Baalshillem II, asumió el trono tras su muerte, lo que evidencia la fuerza dinástica de su linaje y la estabilidad que logró consolidar.
Por otro lado, el hallazgo de sus monedas permite estudiar aspectos clave del sistema económico de Sidón bajo el dominio persa. A pesar de estar formalmente bajo el Imperio aqueménida, Sidón gozaba de cierta autonomía, lo que se refleja en la iconografía y en las inscripciones de sus monedas, probablemente supervisadas por el propio monarca.
Aportes culturales y arqueológicos destacados
El impacto cultural del reinado de Baana se hace patente a través de su vinculación con elementos tangibles de la civilización fenicia:
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El sarcófago licio: elaborado con técnicas refinadas y ornamentación compleja, combina iconografía fenicia con influencias anatolias y griegas, mostrando la diversidad cultural de Sidón.
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Las monedas con su sello: fundamentales para fechar eventos históricos y estudiar los vínculos entre Sidón y otras ciudades fenicias o imperios vecinos.
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La inscripción de Bostan esh-Sheikh: pieza clave para confirmar su existencia y esclarecer la genealogía real de Sidón.
En conjunto, estos elementos hacen de Baana una figura central en el estudio del pasado fenicio y del papel que Sidón desempeñó como uno de los faros culturales del Mediterráneo oriental en la antigüedad.
Baana no fue simplemente un gobernante entre muchos, sino un rey cuyo legado se manifiesta en piedras, metales y textos, dando testimonio del esplendor de una civilización que fue puente entre oriente y occidente. Sidón, bajo su mandato, alcanzó uno de sus momentos de mayor brillo, y su huella sigue viva tanto en la arqueología como en la memoria histórica de Fenicia.
MCN Biografías, 2025. "Baana (ca. 400 a.C.). El monarca fenicio de Sidón que dejó huella en la arqueología y la numismática". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/baana [consulta: 28 de septiembre de 2025].