José María Acuña López (1903-1991). El escultor que inmortalizó la identidad gallega en bronce y cerámica

El escultor José María Acuña López fue una figura clave en la escultura gallega del siglo XX. Su obra, impregnada de temática regional y costumbrista, se convirtió en un testimonio visual de la vida popular de Galicia. Desde sus inicios marcados por la influencia de Francisco Asorey hasta su consagración con el Premio Nacional de Escultura en 1976, su trayectoria refleja la complejidad de una época convulsa y la perseverancia de un arte profundamente arraigado en las tradiciones locales. Su estilo, que amalgama academicismo y expresión popular, lo posiciona como un referente ineludible en la historia del arte español contemporáneo.

Orígenes y contexto histórico

Nacido en Pontevedra en 1903, José María Acuña López fue una personalidad artística forjada en circunstancias singulares. Su formación comenzó en el Colegio de Sordos de Santo Domingo, en Santiago de Compostela, un espacio que no solo le ofreció instrucción, sino también un entorno donde años después desarrollaría tareas docentes. Esta etapa temprana estuvo marcada por una sensibilidad hacia lo humano y lo cotidiano, elementos que se manifestarían con fuerza en su obra.

Entre 1920 y 1922, trabajó en el taller del escultor Francisco Asorey, una figura emblemática en la renovación del arte escultórico gallego. Asorey, con su enfoque regionalista y monumental, influenció decisivamente el estilo de Acuña. Posteriormente, Acuña fue pensionado por la Diputación de Pontevedra para continuar sus estudios en la prestigiosa Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, lo que amplió su formación técnica y estética.

Este contexto de formación e influencias situó a Acuña en una encrucijada entre el academicismo clásico y una naciente voluntad de expresión local. Galicia, en ese momento, vivía un resurgimiento cultural impulsado por intelectuales y artistas como Castelao, y Acuña encontró en este ambiente fértil el terreno ideal para desarrollar su visión artística.

Logros y contribuciones

A lo largo de su carrera, Acuña López consolidó un lenguaje escultórico propio basado en tipos populares gallegos, como campesinos y marineros. Sus esculturas se caracterizan por la fidelidad a las costumbres, el detalle emocional y una clara voluntad de representar el alma de su pueblo.

Una parte significativa de su producción fue realizada para la Cerámica Celta de Pontecesures, una institución en la que también colaboraron importantes artistas gallegos como Castelao, Manuel Torres, Carlos Masside y Santiago Bonome. Este entorno favoreció una mezcla de tradición e innovación, y permitió a Acuña experimentar con materiales como la cerámica sin perder de vista su identidad escultórica.

Destacan entre sus obras:

  • Hoxe comeredes: una pieza en bronce donde se reflejan las difíciles condiciones de los marineros gallegos.

  • De la fiesta: obra de carácter costumbrista que retrata la vida festiva del pueblo gallego.

  • La carta del hijo: escultura que aborda con gran sensibilidad el tema de la emigración, recurrente en la historia de Galicia.

Este conjunto artístico no solo aporta valor estético, sino que también constituye un registro etnográfico visual, siendo testimonio de un modo de vida que estaba en proceso de transformación a lo largo del siglo XX.

Momentos clave

La trayectoria artística de José María Acuña López estuvo marcada por momentos de intensa actividad y largos silencios. La Guerra Civil Española (1936-1939) supuso un punto de inflexión en su carrera. Durante este periodo y las décadas siguientes, su producción pública se redujo drásticamente, lo que probablemente refleje el contexto sociopolítico represivo de la posguerra.

No fue hasta 1972 cuando Acuña reapareció en la escena artística, reanudando su actividad con fuerza y obteniendo en 1976 el Premio Nacional de Escultura, uno de los máximos reconocimientos del arte español. Esta distinción consolidó su legado y permitió redescubrir una obra coherente, profunda y emocionalmente cargada.

Exposiciones individuales destacadas:

  • 1933: Galería de Arte Michelena, Pontevedra / Castrelos, Vigo

  • 1973: Nueva Sala de Exposiciones Caja Vigo

  • 1975: Ayuntamiento de La Coruña

  • 1976: Museo Arqueológico de Orense y exposición antológica al aire libre en el Parque Municipal de Castro, Ayuntamiento de Vigo

  • 1989: Caja de Madrid, Madrid

Exposiciones colectivas relevantes:

  • 1925: “Arte Gallego”, Palacio del Retiro, Madrid

  • 1926: Exposición Regional de Arte Gallego, Santiago de Compostela

  • 1927: Círculo de Bellas Artes, Madrid

  • 1973-1975: I, II y III Bienal de Pontevedra

  • 1977: Galería Kreisler, Madrid / Galería Gaudí, Barcelona

  • 1985: “Escultura española 1900-1936”, Palacio de Velázquez, Madrid

Este recorrido expositivo demuestra tanto la proyección nacional como la relevancia regional del escultor, consolidando su presencia en los espacios más importantes del arte gallego y español.

Relevancia actual

La figura de José María Acuña López ha adquirido en las últimas décadas una notable valoración crítica por su capacidad de capturar el alma gallega en materiales duraderos como el bronce o la cerámica. En una época en que la identidad regional cobra nuevo valor, su obra se redescubre como un pilar fundamental del patrimonio cultural gallego.

Sus esculturas, muchas de ellas hoy convertidas en piezas de coleccionista, son apreciadas no solo por su valor estético, sino también por su dimensión antropológica. Representan un modo de vida que ha ido desapareciendo, pero que permanece vivo gracias a su arte.

Además, su trayectoria invita a reflexionar sobre el papel del arte durante los periodos de censura y silencio. El regreso de Acuña en los años 70, tras décadas de inactividad pública, lo convierte en un ejemplo de resiliencia creativa y de compromiso con la expresión cultural.

En un panorama artístico donde las raíces y lo local cobran cada vez más importancia frente a la globalización, la obra de Acuña López sigue teniendo mucho que decir. Su legado perdura no solo en museos o colecciones privadas, sino también en el imaginario colectivo gallego, donde sus esculturas continúan hablando de marineros, campesinos, emigrantes y fiestas populares.

En resumen, su impacto puede resumirse en:

  • Rescate de la identidad gallega a través del arte escultórico.

  • Síntesis entre academicismo y costumbrismo, creando un lenguaje único.

  • Presencia destacada en la escultura española del siglo XX, pese a los silencios impuestos por el contexto político.

  • Contribución al patrimonio artístico regional, especialmente en el ámbito de la cerámica artística.

El nombre de José María Acuña López merece estar junto al de otros grandes artistas que supieron transformar lo cotidiano en eterno, y cuya obra no solo decora, sino que narra, emociona y representa.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "José María Acuña López (1903-1991). El escultor que inmortalizó la identidad gallega en bronce y cerámica". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/acunna-lopez-jose-maria [consulta: 29 de septiembre de 2025].