Mazarino, Jules (1602-1661).


Cardenal y primer ministro de Francia, nacido en Pescina (Italia) en 1602 y muerto en París en 1661. Perteneciente a una poderosa familia de Roma, estudió en el colegio jesuita de dicha ciudad y, posteriormente, en la Universidad de Alcalá de Henares. Tras concluir sus estudios se incorporó al Ejército Pontificio, donde alcanzó el grado de capitán.

Su ascensión al poder francés

Desde muy joven mostró grandes aptitudes diplomáticas. Fue nombrado vicelegado papal en la ciudad francesa de Aviñón y, en 1634, nuncio del Papa en París. En la corte francesa se ganó la admiración del cardenal Richelieu, primer ministro de Luis XIII. En 1639 se naturalizó súbdito francés y entró a formar parte del Conseil des Affaires, el Consejo de asuntos exteriores francés. Su labor como diplomático de la corte francesa en Saboya le valió el capelo cardenalicio, solicitado para él por Richelieu, a pesar de que nunca fue ordenado sacerdote. Antes de morir en 1642, Richelieu lo recomendó al rey como su sucesor al frente del Consejo real.

Tras la muerte de Luis XIII en 1643, Mazzarino se convirtió en el ministro principal del Consejo de Regencia presidido por la reina madre, Ana de Austria, nombrada gobernadora mientras durase la minoridad de Luis XIV, y sobre la que el cardenal ejercía gran influencia. En mayo de 1643 la reina obligó al Parlamento a anular las disposiciones testamentarias de Luis XIII, disolvió el Consejo de Regencia y nombró a Mazzarino primer ministro de la Corona. A partir de entonces, el cardenal dictaría la política de Francia apoyado fielmente por la reina, con la que pudo haberse casado secretamente. El gobierno de un extranjero apenas afrancesado y la grave crisis socioeconómica que atravesaba Francia como consecuencia de la Guerra de los Treinta Años, provocaron la hostilidad general hacia el cardenal.

Los problemas del gobierno de Mazzarino

Poco después de su ascensión al poder, éste tuvo que hacer frente a una conjura nobiliaria conocida como la Cábala de los Importantes, que concluyó con la detención y destierro de los conjurados. Las exacciones fiscales extraordinarias decretadas por Mazzarino en el Edicto de Retroventa hicieron crecer la oposición popular hacia el cardenal, especialmente entre la burguesía parisiense representada en el Parlamento de la ciudad. Por su parte, la nobleza continuó sus esfuerzos por detener el avance del absolutismo monárquico que propugnaba la política del cardenal. El descontento general cristalizó en julio de 1648 en el estallido en París de una rebelión encabezada por el Parlamento, conocida como la Fronda. La insurrección se convirtió en una guerra civil que obligó a la familia real a abandonar París y que, con distintas fases, se prolongó hasta 1653. La agitación popular y la aparición de una serie de libelos contra el cardenal, conocidos como las mazzarinadas, hicieron insostenible la permanencia de Mazzarino al frente del gobierno. El cardenal se vio obligado a autoexiliarse en 1652 y 1653, primero en Sedán y después en la ciudad alemana de Brühl, para permitir la reconciliación entre los insurrectos y el rey.

El desgaste de la nación y la difícil coyuntura internacional llevaron en 1653 al agotamiento de la rebelión y a la restauración de un absolutismo monárquico que salía fortalecido de la crisis gracias a la pericia política de Mazzarino. Aunque Luis XIV había alcanzado la mayoría de edad en el transcurso del conflicto, el cardenal se mantuvo al frente del gobierno como rector indiscutible de la política monárquica hasta su muerte en 1661.

En cuanto a las relaciones internacionales, Mazzarino continuó la política de Richelieu encaminada a establecer la hegemonía francesa sobre Europa. Su objetivo prioritario fue poner fin a la Guerra de los Treinta Años con una paz ventajosa para Francia. Sus esfuerzos diplomáticos y las victorias del ejército francés condujeron en 1648 a la firma de la Paz de Westfalia con el Imperio de los Habsburgo, primera fase de los acuerdos de paz que sellarían el fin de la guerra. Desde entonces Mazzarino se convirtió en árbitro del conflicto europeo. Sus siguientes pasos estuvieron dirigidos a obtener la paz con España, que lograría tras su alianza con la Inglaterra de Cromwell y tras la derrota del ejército español en la batalla de las Dunas (1658).

Con la firma de la paz franco-española de los Pirineos en 1659, Francia se proclamaba vencedora de la contienda y obtenía sustanciosas ventajas territoriales. Mazzarino selló la paz con el acuerdo matrimonial entre Luis XIV y la infanta María Teresa, que abría el camino para una posible sucesión francesa al trono español. En la última fase de los acuerdos de paz de la Guerra de los Treinta Años, actuó como mediador en el conflicto que mantenían los países bálticos, que concluyó con los tratados de Oliva-Copenhague (1660) y Kardis (1661).

A la muerte del cardenal en 1661, Francia ostentaba la supremacía política en Europa, sus fronteras estaban consolidadas y la nación preparada para el auge del absolutismo monárquico que cristalizó en el reinado de Luis XIV, el Rey Sol.

Bibliografía

  • BENASSAR, Bartolomé. Historia Moderna. Madrid, 1980.

  • CORVISIER, André. Historia Moderna. Barcelona, 1986 (4ª edición).

  • GOUBERT, Pierre. Historia de Francia. Barcelona, 1987.

  • BERTIER DE SAUVIGNY, G. de. Historia de Francia, Madrid, 1986.