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BiografíaFotografía

Vallhonrat, Javier (1953-VVVV).

Fotógrafo español, nacido en Madrid en 1953.

Vida

Completa su formación como fotógrafo en Madrid al licenciarse en Bellas Artes en 1984 por la Universidad Complutense. Desde 1997 ejerce como profesor en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca. Su trabajo ha visitado las mejores galerías y salas de exposición nacionales e internacionales, tanto de manera colectiva como individual, así como prestigiosos museos, desde el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia de Madrid hasta The Beuth Collection en Estados Unidos.

Javier Vallhonrat ha trabajado desde sus inicios en el campo de la fotografía de moda, de ahí su actitud frente al arte: el dominio de unos códigos fotográficos tan estilizados como los de moda son reformulados de manera muy personal en la obra del madrileño, quien integra estos elementos compositivos y estéticos con ánimo de reflexión transgresora. Así, su obra, al mostrar una actitud reflexiva, puede provocar sorpresa, incluso cierta incomodidad. Sus fotografías pueden no ser amables pero poseen una belleza formal a caballo entre el esteticismo y el compromiso; no en vano se sirve de métodos procedentes del minimalismo y del arte conceptual para formular una reflexión sobre los límites del lenguaje y la percepción fotográfica: la fotografía como lenguaje se coloca en un límite escurridizo e impreciso. Y cuando la fotografía de moda sigue avanzando en los derroteros de la recuperación pictorialista, Vallhonrat reivindica para la fotografía una memoria visual y plástica propia pero común a la pintura en lo que se refiere a forma y textura. De este modo pretende relativizar el lenguaje y obligar a mirar una foto de la misma manera, pausada y cuidadosa, que se miraría una pintura. Su obra responde a un pictoricismo pleno pero no en la vulgar aplicación de lo “noble” a este arte “menor”, ya que el lenguaje fotográfico (textura, luz, grano, encuadre...) habla por sí mismo en composiciones de una belleza inusual.

Estas composiciones inusualmente bellas se manifiestan en trabajos como Animal-vegetal donde, con el lenguaje estrictamente fotográfico de la técnica de estudio, intenta aproximarse a la belleza pura construyendo el cuerpo como híbrido entre plantas y humanos: es su manera de aproximarse a la tradición pictórica y al tiempo enriquecerla con el difícil arte del desnudo. En estas imágenes el espacio se transforma en una arquitectura metafísica precisamente por su ausencia: la presencia del cuerpo como símbolo de una naturaleza desmedida. El espacio pasa a ser su principal tema de preocupación y así se manifiesta de manera absolutamente evidente en El espacio poseído en el que la fotografía se funde con su marco al ser éste el que sitúa, configura y construye la imagen. El cuerpo desnudo, siempre femenino, es literalmente poseído por el espacio, un espacio de representación que de nuevo devuelve a la tradición pictórica pero matizada en tonos fríos y sometida a un análisis perceptivo: el cuerpo queda limitado por el marco, la fotografía se convierte en objeto por sí misma dotada de límites precisos por los propios elementos representados, como la propia mirada del espectador.

La mirada espacial que caracterizó ambos trabajos es temporalmente aparcada en Autogramas, donde la reflexión va más en la línea del análisis del tiempo que, por primera vez, se manifiesta como elemento constitutivo y básico del lenguaje fotográfico. Su realización es sencilla: en la oscuridad el fotógrafo traza gestos con una cerilla encendida iluminando levemente el cuerpo desnudo en un espacio vacío por oscuro. El proceso de iluminación habla de duración como tiempo de registro y exposición del material sensible dominado por el autor.

El análisis del espacio vuelve a ser el leit-motif de su obra, pues establece el equívoco entre la planitud de la imagen y el volumen que éste pretende, este “trompe l'oeil” cobra forma en Cajas, donde la propia fotografía se transforma en objeto escultórico-fotográfico gracias al tratamiento luminoso que generan distintas intensidades según la orientación de estas cajas de luz de estructura esquemática.

Una última reflexión en su obra gira hacia la narratividad de la fotografía que se muestra en Lugares intermedios, donde incorpora el proceso conceptual de generación de ideas y el proceso material de construcción de contenidos que deben transformarse en imágenes mediante la mirada: la interactividad con el espectador se vuelve, si cabe, más necesaria.

Se observa pues en la obra de Javier Vallhonrat un profundo análisis de la fotografía como objeto de reflexión artístico. En imágenes de factura impecable, el madrileño realiza una relectura de la fotografía tradicional con el fin de reivindicar su vertiente creativa e imaginativa para la fotografía contemporánea y, asimismo, cuestionar las bases del lenguaje fotográfico desde sus propios cimientos.

Recibió en 1995 el Premio Nacional de Fotografía.

Bibliografía

  • OLMOS, Santiago B. La fotografía como reflexión. (Madrid: PhotoBolsillo, 1999).

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Autor

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