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HistoriaBiografía

Uceda, Cristóbal Gómez de Sandoval y Rojas. Duque de (¿-1624).

Aristócrata español y valido de Felipe III, muerto en 1624 en Alcalá de Henares. Fue el hijo mayor del duque de Lerma, principal valido de Felipe III y ostentó los títulos de marqués de Cea, primer duque de Uceda, sumiller de corps y caballerizo mayor de Felipe III.

Casó con doña Ana María de Padilla Acuña y Manrique, grande de España, hija única y heredera del adelantado mayor de Castilla, por lo que administró además los mayorazgos de su esposa. En 1616 pasó a ser el favorito del rey con la declinación de la privanza del duque de Lerma y ayudado por el entonces confesor real, fray Luis de Aliaga. Usó de la privanza con moderación y siempre respetó las decisiones de los presidentes de los consejos.

El duque de Uceda se opuso a la política de su padre y a la de su partidario, el conde de Lemos, e intentó contrarrestar la influencia que ambos pretendían aumentar hacia el monarca con el nombramiento de la condesa de Lemos como camarera mayor de la princesa de Asturias, nombramiento que Uceda rechazó. En la tarea de eliminar la influencia de los partidarios del conde de Lemos, el duque de Uceda contó también con la ayuda del conde de Olivares, Gaspar de Guzmán. Cristóbal Gómez de Sandoval y Rojas gobernó los destinos de la monarquía hispánica hasta que a la muerte de Felipe III fue reemplazado por Baltasar de Zúñiga, desterrado de la corte, incomunicado en el castillo de Torrejón de Velasco y condenado a una sanción económica como restitución de sus apropiaciones indebidas. Fue procesado y condenado y murió en la prisión de Alcalá de Henares, al haber caído en desgracia frente al nuevo monarca, Felipe IV.

El cambio fundamental que supone el gobierno del duque de Uceda con respecto al de su antecesor, el duque de Lerma, afecta sobre todo a la política exterior, al abandonar Uceda el pacifismo precedente e intervenir en la primera fase de la Guerra de los Treinta Años. Para ello contó en el Consejo Real con el apoyo de Zúñiga. Aunque sus poderes se vieron recortados en los primeros años de su valimiento, los fue recuperando rápidamente, si bien no llegó a alcanzar el control que tuvo su padre ni llegó a monopolizar los enlaces entre el rey y los consejos.

Francisco de Quevedo realizó un bosquejo sobre su persona y talante en las siguientes palabras: Por su desventura heredó la dicha de su padre en vida; mediano de cuerpo, que con lo abultado se pudo llamar pequeño; aspecto placentero, barba más de amenaza que de gala, talle delgado, más ceñido por abrigo que por buen parecer, el traje y el vestido siempre ajados, Fue animoso en encargarse de comisiones odiosas, remiso y dudoso en favorecer, a la promesa precipitado, a la resolución encogido. Fue tropezón de la dicha de su padre y despeñadero de la suya; su entendimiento fue dichoso; su voluntad, siempre adiestrada, unos se la arrebataron y otros se la vencieron y, al cabo, no supo qué hacer de ella, pues ni supo conocer a su hijo, ni obedecer a su padre, ni amarse a sí propio.

Bibliografía

  • PÉREZ BUSTAMANTE, Ciriaco. Felipe III. Semblanza de un monarca y perfiles de una privanza. Madrid, 1950.

JMMT

Autor

  • Juan Miguel Moraleda Tejero