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ReligiónBiografía

Tomás de Villanueva, Santo (1486-1555).

Prelado español nacido en Fuenllana hacia 1486 y fallecido en Valencia el 8 de septiembre de 1555. Apodado "El Padre de los pobres", "El Arzobispo limosnero" o "El dadivoso", dedicó toda su vida al cuidado de los más necesitados y enfermos. Fue canonizado por Alejandro VII en 1658, su fiesta se celebra el 10 de octubre, y es patrón de la que fuera su diócesis y de la casa solariega donde vivía su familia, Villanueva de los Infantes, donde se crió y educó en sus primeros años, y en donde comenzó, desde muy niño, a dar muestras de su gran caridad.

Realizó estudios de bachillerato en artes y de teología en la Universidad de Alcalá, donde más tarde fue maestro destacado, y demostró gran preparación en ciencias humanas y sagradas. En 1516 tomó el hábito de los agustinos en Salamanca, y se hizo pronto célebre por su austeridad. Fue ordenado sacerdote en 1520. Comenzó entonces a predicar, y alcanzó pronto tal fama como predicador que el propio Carlos I quiso oírlo en repetidas ocasiones.

Llegó a ser profesor universitario de filosofía, además de prior, superior provincial y comisario de su Orden. Como superior de ésta, fue el responsable del envío de los primeros monjes agustinos a México, los cuales realizaron el viaje en 1533. El propio emperador le nombró arzobispo de Granada, aunque Tomás no aceptó tal cargo. No obstante, al quedar el arzobispado de Valencia vacante, de nuevo el emperador le pidió que aceptara ser arzobispo, y de nuevo se negó el religioso, por lo que fue forzado a aceptar el cargo en virtud del voto de obediencia.

Fundó en la ciudad del Turia un Colegio que llevó su nombre y en el que se dio cita un plantel de sabios y teólogos de gran fama en su época. Su labor como arzobispo, por otra parte, se centró en una amplia campaña reformadora de la disciplina eclesiástica, además de por la profusión de obras sociales que llevó a cabo. Defensor de la convocatoria de un concilio, no asistió, sin embargo, al de Trento por querer estar cerca de su diócesis, algo de lo que adolecieron muchos de sus antecesores, pues algunos ni siquiera llegaron a pisarla.

Escribió numerosos sermones y algunas obras pías, como Canciones sacrae (Alcalá, 1572), Cartas (publicadas en la Revista agustina, tomos I y II), Modo breve de servir a nuestro Señor en diez reglas (Madrid, 1783), Explicación de las bienaventuranzas y de su correspondencia ya con los dones del Espíritu Santo, ya con la oración del Padre Nuestro (Madrid, 1763) y Oración o soliloquios entre Dios y el alma después de la comunión (Madrid, 1763).

Por su casticismo y sus enseñanzas, sobre todo contenidas en el Sermón de Amor a Dios, puede considerarse como uno de los fundadores de la ascética y de la mística españolas (era frecuente observar cómo a menudo, mientras rezaba algún salmo, llegaba a un estado tal de concentración que le embargaba el éxtasis). Su vida transcurrió en la más absoluta de las pobrezas, a pesar de que Valencia era uno de los arzobispados más poderosos de la Península Ibérica. Gozó, asimismo, de gran celebridad, cómo atestigua el resumen de su vida que escribiera Quevedo; no en vano, a su palacio arzobispal acudían diariamente centenares de necesitados, a los cuales atendía y ayudaba personalmente.

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  • 0302 FDS