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CineBiografía

Stewart, James (1908-1997).

James Stewart.

Actor de cine estadounidense, nacido en Indiana (Pennsylvania, Estados Unidos), el 20 de mayo de 1908, y fallecido en Los Angeles (California, Estados Unidos), el 2 de julio de 1997. Su verdadero nombre era James Maitland Stewart.

Vida

Estudió arquitectura en la universidad de Princeton, y ya allí mostró su inclinación por el teatro, interviniendo en grupos universitarios en papeles que le llevaron a tomar la decisión de hacerse actor.

Después de intervenir en algunas obras teatrales de Broadway, fue contratado por la MGM y en 1935 inició su recorrido por el cine con La voz que acusa, de Tim Whelan, aunque al año siguiente, y tras interpretar otros papeles, consiguió ser protagonista en Speed, de Edwin L. Marin.

A lo largo de los años treinta y cuarenta fue fraguando su personalidad artística, más como prototipo social que como actor dotado de verdaderas cualidades (lo cual vendría más tarde). Durante ese período rueda películas como Vive como quieras (1938), con Frank Capra, de quien llegaría a ser uno de sus actores más representativos; Caballero sin espada (1939), también de Capra; e Historias de Filadelfia (1940), con la que obtuvo su único Oscar.

En toda esta filmografía, Stewart se fue consolidando como un actor que supo encarnar las señas de identidad que se adaptaban perfectamente a la política que iba desarrollando el presidente Roosevelt, en su intento por sacar a los Estados Unidos de lo que supuso la gran depresión del año 1929. Stewart era el hombre bueno, ingenuo y algo mesiánico, que supera, sin saber muy bien por qué, las trampas que la sociedad tiende a su alrededor, consiguiendo que el bien resplandezca al final. Alto, delgado, algo desgarbado y simpático por antonomasia, Stewart en estos años encarnó a la perfección la imagen de una América que no existía, pero que algunos pensaron que podía llegar a existir.

Tras el paréntesis que supuso la Segunda Guerra Mundial, en la que participó, James Stewart cambió su forma de actuar, dejando que aflorara una nueva personalidad, en la que su talento de actor se vería potenciado. Un nuevo trabajo con Frank Capra, ¡Qué bello es vivir! (1946), no obtuvo éxito -aunque luego sería revalorizada por los críticos-, y con más de treinta años a sus espaldas, el actor se impuso la idea de que ya no podía seguir interpretando el tipo de papeles que le hicieron alcanzar prestigio. Seguía siendo un protagonista honrado, pero se fue endureciendo. La experiencia de la guerra no resultó algo superfluo, como es normal suponer.

En 1948 inició una importante colaboración con Alfred Hitchcock en La soga, un film curioso, aparentemente rodado en plano secuencia; una historia típica de crimen y alta sociedad, con un toque homosexual, que pasó desapercibido en el año de su estreno.

Entre 1950 y 1955 fue el período en el que trabajó con Anthony Mann en una serie de westerns, un género que en principio no parecía que encajase en la forma de ser de Stewart, aunque él lo iba a convertir en una de sus formas de actuación más expresivas y valiosas. En esta línea se pueden citar Wichester (1950), la historia del hombre que busca al asesino de su padre; y Colorado Jim (1953), donde encarnó a un cazador de recompensas -un papel que nunca antes se hubiera imaginado para él, pero donde demostraba su categoría de actor-. El muchacho angelical e inocente había dado paso a un hombre que se afeitaba de vez en cuando, solitario, y que muchas veces tenía que hacer frente a sus propias obsesiones en las soledad de los paisajes del viejo oeste.

Ciertamente, el director Anthony Mann aprovechó el lado frágil que siempre tuvo el actor para suavizar alguna de las tipologías que le fue dado representar. Dotado de un gran sentido de la disciplina, Stewart hacía sencilla la relación con él y no tardaba en entender lo que guionistas y directores pretendían que hiciese (llegó a convertirse en un experto en el manejo de las armas de fuego).

Su dedicación al western no le impedía aparecer en otras producciones distintas, como cuando hizo de médico y payaso oculto en un circo, huyendo de la policía en la espectacular El mayor espectáculo del mundo (1952), de Cecil B. de Mille.

En 1954 rueda uno de los títulos emblemáticos de Hitchcock, La ventana indiscreta, una de esas pocas obras que pasan a la historia y que dejan su influencia en multitud de películas posteriores. Encarnaba a un fotógrafo que, por estar escayolado, pasa el tiempo contemplando el patio de vecinos desde su ventana y un día descubre, por casualidad, que se ha cometido un asesinato. Sin embargo, el asesino es consciente de que ha sido descubierto y trata de acabar con el fotógrafo. La protagonista femenina era Grace Kelly -cuyo aspecto físico, rubia y aristocrática, era muy del agrado del director-, quien sabía imbuir de un perturbador erotismo su relación con el invalido, sin necesidad de recurrir a desnudos o escenas provocativas; le bastaba con presentarse en camisón ante el preocupado fotógrafo.

Otra importante colaboración con este director fue Vértigo (De entre los muertos) (1958), donde interpretaba a un policía que padecía de vértigo; como ha señalado el filósofo Eugenio Trías, era una complicada historia de necrofilia y carga sexual oculta, aprovechando la poderosa presencia de Kim Novak.

Durante todos estos años, James Stewart mantenía una apariencia de hombre ejemplar en su vida privada. Nunca se le vinculó con ningún escándalo. Se casó tarde, ya con cuarenta años cumplidos. En 1951, Gloria, su mujer, dio a luz dos mellizos. En la guerra mundial llegó a tener el grado de coronel en las Fuerzas Aéreas -obtuvo numerosas condecoraciones por sus misiones militares- y, posteriormente, ya concluida la contienda, fue ascendido a general.

Siempre se le ha considerado conservador, aunque mantuvo una profunda amistad con Henry Fonda, quien tenía una ideología diametralmente opuesta; dicha amistad surguió entre ambos desde que actuaron en la misma compañía teatral.

De la carrera de actor ha dicho: "es un oficio más que un arte y mucho menos una misteriosa religión". Es cierto que bastante teóricos no están muy de acuerdo con su forma de actuar, pero no se puede negar que su personalidad ha sido patente aun en las actuaciones más comprometidas.

Nada más inciarse la década de los sesenta intervino en uno de los westerns más inolvidables de la historia de este género, El hombre que mató a Liberty Valance (1962), de John Ford, teniendo como coprotagonista al inefable John Wayne. Se trata de un western un tanto especial; en él se narra como la carrera de un destacado político -papel que interpreta James Stewart- ha sido, en cierto modo, posible gracias a un amigo, John Wayne, el cual mató a un peligroso bandido -Lee Marvin-, pero hace creer que fue Stewart el que lo hizo, lo cual le reporta la admiración de todos y el ascenso en la carrera que había iniciado. Esta película es una obra de capital importancia. El western no se encontraba en su mejor momento, y Ford se hallaba en el final de su carrera, aunque supo dar con un título maestro, donde violencia, reflexión, ironía y melancolía convertían el escenario heroico en un lugar donde las cosas no eran lo que parecían. Stewart tenía casi cincuenta y cinco años y, aunque no era viejo, el pelo comenzaba a encanecersele y el rostro daba ya los primeros signos de ajarse. El papel estaba hecho a su medida, e hizo un trabajo excelente. Tenían razón los que pensaban que el buen chico de las comedias de Capra o Cukor tenía un lado oculto, que él sabía hacer aparecer cuando lo creía oportuno.

De este modo, en 1968, cuando participó en Bandolero, de Andrew V. MacLaglen, no le importó lo más mínimo encarnar a alguien sin escrúpulos; o en 1970, en El club social de Cheyenne, junto a su amigo Henry Fonda, ser alguien que regentaba un burdel.

Aunque su carrera se alargaría hasta los primeros años ochenta, su último papel importante se plasmó en Cerco de fuego (1971), nuevamente con Andrew V. MacLaglen. La historia narraba las peripecias de un antiguo preso que trata de rehacer su vida al salir del la prisión. Al final, viste un abrigo que va lleno de dinamita, dispuesto a llevarse a su enemigos por delante.

El hijo de un ferretero ha transitado por un largo camino lleno de cine y de aventuras (no son muchos los actores que llegan a generales en la vida real), demostrando que, a pesar de su aspecto un tanto “inocentón”, era alguien que sabía utilizar la pantalla para desfogar sus pasiones más ocultas, haciendo ver que el trabajo que sirvió para hacerle famoso no es más que, como él dijo, un oficio que ha sabido realizar de una manera sencilla.

En su etapa de actor ya maduro y viejo, James Stewart se ha recreado, no sin malévola ironía, en desarrollar los recovecos más tristes e instintivos de su particular forma de ser. Y lo ha conseguido sin por ello borrar del recuerdo de los aficionados la memoria del muchacho animoso, iniciada allá por los años treinta y cuarenta. En este sentido, ha demostrado que ha hecho una de las evoluciones más interesantes de los actores del Hollywood mítico y clásico. Ha realizado todo tipo de papeles, desde galán, hombre enérgico e incluso actor de reparto, sin que ello le importase, asumiendo que el paso del tiempo es algo natural y una oportunidad para ser realmente uno mismo.

Filmografía

1934: Art Trouble (sin acreditar); This Side of Heaven (sin acreditar).
1935: La voz que acusa.
1936: Rose Marie; Cuando volvamos a amarnos; Entre esposa y secretaria; Speed; Nacida para la danza; Una chica de provincias; The Gorgeous Hussy; Ella, él y Asta.
1937: El séptimo cielo; Cadetes del mar; El último gánster.
1938: El ángel negro; Of human hearts; Ardid femenino; Vive como quieras.
1939: El lazo sagrado; Ice Follies of 1939; Arizona; Caballero sin espada; En este mundo traidor.
1940: El bazar de las sorpresas; No time for comedy; Tormenta mortal; Historias de Filadelfia.
1941: Ziegfeld girls; No puedo vivir sin ti; El arca de oro.
1946: ¡Qué bello es vivir!
1947: Magic town.
1948: Una encuesta llamada milagro; La soga; ¡Viva la vida!; Yo creo en ti.
1949: Malaca; The Stratton story.
1950: Winchester 73; Flecha rota; El invisible Harvey; Cuidado con los inspectores.
1951: Momentos de peligro.
1952: Horizontes lejanos; El mayor espectáculo del mundo; Cabine Williams.
1953: Bahía negra; Colorado Jim.
1954: La ventana indiscreta; Música y lágrimas.
1955: Strategic air command; Tierras lejanas; El hombre de Laramie.
1956: El hombre que sabía demasiado.
1957: La última bala; El héroe solitario.
1958: Vertigo (De entre los muertos); Me enamoré de una bruja.
1959: F.B.I: contra el imperio del crimen; Anatomía de un asesinato.
1960: Sendero de furia.
1961: Dos cabalgan juntos.
1962: El hombre que mató a Liberty Balance; La conquista del Oeste (un episodio); Un optimista en vacaciones.
1963: Regalo para un soltero.
1964: El gran combate; Querida Brigitte.
1965: El valle de la violencia.
1966: El vuelo del Fénix; Una dama entre vaqueros.
1967: Los malvados de Firecreek.
1968: Bandolero.
1970: El club social de Cheyenne.
1971: Cerco de fuego.
1976: El último pistolero.
1977: Detective privado; Aeropuerto 77.
1978: La magia de Lassie.
1981: Afurika Monogatari.
1991: Fievel va al Oeste (sólo voz).

Trabajos para televisión

1955: The Windmill (episodio de General Electric Theater).
1959: Cindy’s Fella (episodio de Startime).
1961: X-15 (sólo voz).
1962: Flashing Spikes.
1971: The Jimmy Stewart Show (serie); Directed by John Ford; The American West of John Ford.
1972: Harvey.
1973: Hawkins (serie).
1980: Mr. Kruegger’s Christmas.
1983: Right of Way.
1986: Norte y Sur (serie).
1987: James Stewart: A Wonderful Life.
1991: The Invisible Dr. J. (episodio de My Secret Identity).
1994: A Century of Cinema.
1996: Marlene Dietrich: Shadow and Light.

Autor

  • Santiago Sánchez GonzálezEmilio C.García Fernández