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PolíticaHistoriaBiografía

Rosas, Juan Manuel de (1793-1877).

Militar y político argentino, nacido en Buenos Aires el 30 de marzo de 1793 y muerto en Southampton (Inglaterra) el 14 de marzo de 1877. Luchó contra los ingleses durante la segunda invasión en 1807.

Después de producirse la capitulación de Whitelocke, Rosas abandonó el regimiento al que se había adscrito y marchó con su padre a la estancia Rincón de López. Se casó en 1813 con Encarnación de Ezcurra y Arguibel. Dejó la propiedad de sus padres y se asoció con Juan Nepomuceno Terrero y Luis Dorrego en el negocio de la crianza y exportación de ganado a Cuba y Brasil. Fundó la estancia Los Cerrillos sobre el río Salado, donde prosiguió con éxito su tarea de criador de reses en gran escala. A pedido del Director Supremo Pueyrredón, en 1818 Rosas formó parte de la comisión encargada de informar al Directorio sobre la conveniencia de abandonar Buenos Aires ante el temor de una invasión del ejército realista. En 1819 elevó al gobierno el proyecto de organización de una Sociedad de labradores y hacendados. En 1820 hizo relucir sus dotes de caudillo rural al organizar con sus peones un ejército personal de 400 “colorados”, con el que acudió a Buenos Aires a defender a Balcarce y el Cabildo contra la sublevación del coronel Pagola. La vestimenta roja de sus hombres recordaba el uniforme del mismo color que vistió el regimiento con el que contuvo la invasión inglesa de 1807. Con el grado de comandante, se integró en el ejército de Buenos Aires bajo el mando del general Martín Rodríguez. Tras lograr su propósito de desalojar a los partidarios de Pagola de la ciudad, se retiró de la vida militar en 1821 y regresó a su trabajo de estanciero. De inmediato emprendió junto con sus “colorados” una campaña contra los indios que asolaban sus estancias. En julio de 1827, Vicente López, gobernador interino de Buenos Aires, le nombró comandante de las milicias de dicha provincia y le encomendó la concertación de la paz con los indios. Se opuso abiertamente al nuevo gobierno unitario formado por Lavalle tras derrocar éste al líder federal Dorrego el 1 de diciembre de 1828. La muerte de este último fusilado por los unitarios provocó que Rosas entrara en alianza con Vicente López para combatir a Lavalle. El 26 de abril de 1829, los federales derrotaron a los unitarios en Puente de Márquez y procedieron a sitiar Buenos Aires, circunstancia que obligó a Lavalle a negociar con Rosas. En la Convención celebrada entre ambos jefes el 24 de junio de 1829, ambos acordaron reconocer al personaje que resultara ganador en la elección de diciembre de 1829. Rosas triunfó y fue electo gobernador plenipotenciario de Buenos Aires el 8 de diciembre. Poco después, obtuvo el respaldo de las provincias del litoral, Santa Fe y Entre Ríos, las mismas que junto con Buenos Aires y posteriormente Corrientes dieron origen al pacto federal que constituyó la Confederación Argentina.

La alianza con los caudillos López y Quiroga permitió a Rosas derrotar a los unitarios que habían concentrado su fuerza en las provincias del interior. En 1832, la Sala de representantes le volvió a encomendar el cargo de Gobernador y capitán general de Buenos Aires, pero sin otorgarle las facultades extraordinarias que había solicitado. Esta circunstancia le llevó a rechazar la elección y a retomar con su ejército su plan original de iniciar la campaña del desierto por la región de Río Negro. En 1834, como gratificación por esta campaña militar, recibió de parte del gobierno en obsequio la isla Choele-Choel. Sin embargo, la incapacidad de los gobernadores para lograr la estabilidad de la Confederación decidió a Rosas en 1834 a retornar a la política respaldado por la agrupación Sociedad Popular Restauradora, creada dos años antes por su esposa Encarnación Ezcurra. Este grupo desencadenó una coyuntura de violencia y terror contra los unitarios y los doctrinarios federales, quienes se oponían a la concesión de las facultades extraordinarias demandadas por Rosas. Cuando el último adversario para la llegada al poder de Rosas, el caudillo Juan Facundo Quiroga, fue asesinado en Barranca Yaco, la renuncia del gobernador Manuel Maza dejó despejado el camino para que Rosas asumiera el poder.

El 7 de marzo de 1835, los representantes bonaerenses acordaron otorgar a Rosas el cargo de gobernador por cinco años con “la suma del poder público”, sin más restricciones que conservar, defender y proteger la causa de la Federación y la religión católica. Esta concesión significó la ruptura de la tradición republicana de la división de los poderes en ejecutivo, legislativo y judicial, que quedaron concentrados a partir de entonces en Rosas, quien instauró la tiranía como forma de gobierno. La primera medida que tomó fue convocar un plebiscito el 26 y 28 de marzo, en el que confirmó sus facultades extraordinarias. Rosas se hizo cargo del gobierno solemnemente el 13 de abril de 1835. Su primer acto fue destituir masivamente a las autoridades consideradas no afines al régimen. El 22 de mayo dispuso que todas las notas oficiales debían ser encabezadas con el lema "Viva la Federación". Su influencia se amplió a todas las provincias al imponer gobernadores sumisos que respondían a su política, de forma que sólo quedó fuera de su dominio la Banda Oriental, refugio de los emigrados unitarios.

En diciembre de 1835 sancionó una ley de Aduanas por la que elevaba excesivamente los aranceles a las importaciones europeas para proteger la manufactura y la agricultura local. La oposición porteña a Rosas se concentró en el "Salón Literario", cuya cabeza visible era Marcos Sastre, y en la "Asociación de Mayo" dirigida por Esteban Echeverría. En ambas sociedades se congregaban jóvenes intelectuales afrancesados, entre los que destacaban Juan B. Alberdi, José Mármol, Miguel Cané y Juan María Gutiérrez. Otras personalidades antirrosistas fueron Domingo Faustino Sarmiento, Bartolomé Mitre, Juan Cruz Varela y Andrés Lamas. Pero las acciones de estos opositores fueron aisladas y Rosas pudo controlarlas con facilidad.

Más complicado fue el frente externo. Rosas se vio implicado en su primer conflicto internacional cuando en 1836, en la Banda Oriental, estalló la contienda entre los caudillos Fructuoso Rivera, unitario, y Manuel Oribe, federal. Los unitarios argentinos apoyaron al primero, mientras Rosas se decantaba por este último. Oribe fue derrotado en la batalla de El Palmar el 15 de junio de 1838 y, tras el cerco a Montevideo, se vio forzado a renunciar el 24 de octubre y a refugiarse en Buenos Aires. Otro conflicto internacional fue el que mantuvo con la Confederación Perú-Boliviana, por el cual decretó la guerra a Bolivia el 19 de marzo de 1837. Esta guerra, a pesar de su brevedad, supuso importantes gastos para el Tesoro público. Sin embargo, los acontecimientos externos que más repercutieron sobre la situación interna fueron los bloqueos francés de 1838 y anglo-francés de 1845. Como consecuencia de un decreto de Rosas que exigía el cumplimiento del servicio militar a los extranjeros residentes en Buenos Aires durante más de dos años, las naves francesas en gesto de apoyo a su colonia procedieron al bloqueo del puerto de Buenos Aires el 28 de marzo de 1838. Este bloqueo agravó a tal extremo la situación financiera de la provincia de Buenos Aires que se tuvo que suprimir el sueldo de los maestros de escuela, de los profesores de universidad y las asignaciones para los hospitales. Ese mismo año se produjo la repentina muerte de la esposa de Rosas. Pese a estas adversidades, Rosas aplastó en febrero de 1839 la rebelión de los estancieros del sur de Buenos Aires liderados por Pedro Castelli y Benito Miguens. No pudo evitar sin embargo que el general unitario Juan Lavalle asediara Buenos Aires en agosto de 1840, aunque un mes después decidió abandonar dicha empresa al comprobar la indiferencia de la población de la campaña hacia su acción desestabilizadora. Lavalle dispuso el repliegue de sus fuerzas a Santa Fe a la espera de una coyuntura más favorable para atacar a Rosas. En septiembre de 1840, cuando el país se hallaba expuesto a una agobiante presión por parte de los unitarios de Lavalle y el bloqueo francés, Rosas sancionó una ley de expropiación contra las propiedades de los unitarios por la que disponía que sus posesiones urbanas y rurales, mercaderías y acciones sirvieran para pagar los daños ocasionados por el ejército de Lavalle. Las negociaciones iniciadas con el almirante francés Dupotet culminaron en el tratado Mackau-Arana del 29 de octubre de 1840, por el cual se puso término al bloqueo francés. Rosas indemnizó económicamente a la flota francesa y a cambio recobró la isla Martín García, ocupada en octubre de 1838.

Libre de este conflicto, Rosas se concentró en reanudar las hostilidades con dos de sus más encarnizados enemigos: Lavalle, refugiado en Santa Fe, y Fructuoso Rivera, gobernante de la Banda Oriental. Las tropas federales que armó al mando de Oribe aniquilaron al ejército de Lavalle en Quebracho Herrado, en octubre de 1840. Su siguiente paso fue decretar en enero de 1841 el bloqueo de Montevideo, tarea que fue asignada a la escuadra argentina comandada por el almirante Brown. Pese al ofrecimiento de diálogo por parte de los diplomáticos franceses e ingleses, las tropas federales de Oribe derrotaron esta vez a Lavalle en Arroyo Grande en febrero de 1842 y procedieron a sitiar Montevideo. Este acontecimiento selló el fin de la rebelión del Litoral contra Rosas durante diez años, lapso de tiempo que se prolongó el sitio de la capital uruguaya. Tras el fracaso de las negociaciones de paz que exigían el repliegue de las tropas argentinas de la Banda Oriental, las flotas inglesa y francesa decretaron el bloqueo del Río de la Plata el 18 de septiembre de 1845. El 19 de noviembre, la escuadra anglo-francesa invadió los ríos argentinos, destruyó las baterías que custodiaban la margen derecha del río Paraná, quemó el poblado de Colonia y procedió a la ocupación de la isla Martín García. Pese a ello, la carencia de tropas terrestres por parte de la flota invasora impidió que la ocupación se consolidara; la escuadra anglo-francesa se limitó entonces a impedir la navegación entre Corrientes y Paraguay. A partir de ahí, varios fueron los intentos diplomáticos de Francia e Inglaterra por hallar una solución al conflicto del Río de la Plata. Las proposiciones conjuntas de ingleses y franceses que exigían poner fin al sitio de Montevideo fueron hábilmente rechazadas por Rosas, quien finalmente convenció a los ingleses para terminar por separado dicho conflicto. El 24 de febrero de 1849 se firmó la convención anglo-argentina por la cual se ponía fin al bloqueo. Las naves inglesas se comprometieron a entregar la isla Martín García y evacuar el Río de la Plata en febrero de 1850. Los franceses, al verse solos en la lucha contra Buenos Aires, también se apresuraron a negociar un acuerdo de paz, no con Rosas sino con el general Oribe, que fue firmado en Montevideo el 31 de agosto de 1850.

Cuando todo parecía encaminarse hacia la consolidación de la dictadura, se produjo la inesperada ruptura de la alianza entre Rosas y el general Justo José de Urquiza, caudillo y gobernador de Entre Ríos. La causa de este conflicto estuvo en el decreto de clausura de la navegación de los ríos reimplantado por Rosas y que afectaba a la economía de los ganaderos entrerrianos. En esas condiciones, el 1 de mayo de 1851, Urquiza, él mismo ganadero entrerriano, lanzó su pronunciamiento contra Rosas. En alianza con el gobierno del Brasil, Urquiza entró en la Banda Oriental y provocó la caída de las fuerzas de Oribe, hasta acabar con el sitio de Montevideo el 8 de octubre de 1851. El Ejército Grande de Urquiza, conformado por 10.000 entrerrianos, 5.000 unitarios de Buenos Aires, 2.000 colorados uruguayos y 4.000 soldados cedidos por el gobierno del Brasil, derrotó al ejército confederado de Rosas en la batalla de Monte Caseros, el 3 de febrero de 1852. Rosas dejó la Argentina y se estableció con su familia en una estancia de Swarkling, en Southampton, donde residió hasta el fin de sus días.

Bibliografía.

  • MALAMUD, C.: Juan Manuel de Rosas, Madrid: Historia 16, 1987.

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Autor

  • Victor Peralta