A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
BiologíaBiografía

Romanes, George John (1848-1894).

Biólogo canadiense nacido el 2 de mayo de 1848 en Kingston (Ontario) y muerto el 23 de mayo de 1894 en Oxford (Inglaterra). Conocido divulgador de la obra de Darwin, es muy conocido entre los especialistas en biología.

Hijo de un Reverendo y erudito de los clásicos, homónimo, y de Isabel Gair Smith. Su padre era profesor de griego de la universidad de Queen en Kingston. Al mudarse la familia a Londres, después de adquirir su padre una herencia, Romanes recibió sus primeras enseñanzas en el hogar y más tarde con un tutor. En 1867 matriculó en Gonville y Caius College, Cambridge.

Durante el período de 1867 a 1873 que permaneció en Cambridge, Romanes estudió matemáticas y ciencias naturales, y en especial fisiología con Michael Forster, con quien leyó los trabajos de Darwin, adscribiéndose como aquél a la nueva corriente y a los deseos de investigar, abandonando sus intenciones iniciales de dedicarse a la teología. Un año más tarde se mudó a Londres, donde continuó los estudios de fisiología con William Sharpey y John Burdon-Sanderson en University College. Entre las relaciones científicas que estableció por entonces estuvo la del propio Darwin, que conoció ese año y cuya influencia teórica desempeñó un relevante papel en las investigaciones sobre fisiología y anatomía comparativa a las que se dedicó Romanes desde entonces, aparte de la evolución.

Los primeros trabajos de Romanes giraron en torno a investigaciones experimentales sobre el sistema nervioso y locomotor de medusas y equinodermos. Hasta entonces no se conocía que las primeras poseyeran estructuras o tejido nervioso que les permitiera reaccionar a los estímulos. Romanes hizo diversos experimentos (mediante repetidos cortes en estos animales) para comprobar dichas estructuras y su funcionamiento. Descubrió en los bordes de la campana de la medusa unos cuerpos marginales o litocistos (ganglios nerviosos) que actuaban como centros que controlaban los movimientos de contracción de la medusa. Y adelantó que los mismos debían constituir una red o plexo, que no fue capaz de describir entonces histológicamente.

El trabajo fue presentado a la Real Sociedad de Londres en 1876. Más tarde, en colaboración con Edward A. Schäfer, se realizaron otras experiencias, con las que se demostró la existencia de dicho entrecruzamiento y se pudo explicar la fisiología asociada al mismo. Estos descubrimientos serían luego importantes para ulteriores investigaciones de otros científicos sobre la sinapsis entre estructuras nerviosas, entre otras.

Romanes se propuso probar uno de los argumentos de Darwin acerca del desarrollo progresivo de las cualidades mentales, desde los organismos inferiores hasta el hombre, basándose en las opiniones y hasta en manuscritos de Darwin, quien había insistido en varias de sus obras (especialmente en su Expresión de las emociones en los animales y en el hombre) acerca de la inteligencia animal. Para Darwin, la inteligencia y las demás cualidades mentales entre los animales y el hombre no eran más que cuestiones de grado, no de clase. Sin embargo, Darwin exageró en algunas ocasiones la inteligencia animal, y siguió la tradición asociacionista inglesa, que explicaba las emociones, hábitos e instintos mediante una fisiología senso-motora, desarrollada por Charles Bell y especialmente por Alexander Bain, a quien Darwin seguiría, incorporando este último la teoría de la evolución. Esta misma línea argumental es la que desarrolla Romanes sobre la psicología comparativa de los animales en sus obras Animal Intelligence (1882) y Mental Evolution in Animals (1883). En esta última obra publicó como anexo el ensayo sobre el instinto, de Darwin, que hasta entonces permanecía inédito. Tanto la creencia de Darwin de que la mayoría de los instintos tenían su origen en la selección natural, como la creencia de que hábitos adquiridos podían ser heredados, así como sus métodos de observación, fueron asumidos por Romanes. Incluso hasta incluyó, como su maestro, anécdotas sobre el comportamiento animal y su supuesta inteligencia, a los que se daba en ocasiones carácter humano (antropomórfico). Aspectos que le fueron criticados y pronto superados. De todas formas, los trabajos de ambos fueron un importante paso en la psicología experimental, especialmente en la norteamericana, que al igual que la sociología, siguió apoyándose en la base biológica para explicar fenómenos sociales, al sustentar la trayectoria filogenética de las capacidades mentales y del aprendizaje.

Intentó asimismo brindar base experimental a otro de los grandes problemas que confrontó Darwin, para demostrar la transición hereditaria mediante la pangénesis (gémulas que circulaban por la sangre) propuesta por Darwin, y que Galton había rechazado. A raíz de los experimentos de Weismann, que negaron la transmisión de los caracteres adquiridos, Romanes se propuso encontrar otros factores que influyeran en la evolución además de la selección. Pensaba que tales factores debían existir y demandó nuevos experimentos, pues a su entender algunos aspectos de la evolución no podían ser explicados sólo por aquel factor; tales aspectos tenían que ver con los caracteres semejantes no útiles entre variedades, la infertilidad entre poblaciones y el papel del aislamiento. Dedujo que la infertilidad podía ser la causa de que prevalecieran los cambios morfológicos y explicaría que varias poblaciones aisladas reproductivamente pudieran desarrollar caracteres diferentes (sin utilidad) e incluso convivir en un área geográfica común. Si eran fértiles, entonces el entrecruzamiento podía impedir continuamente cualquier tendencia hacia la diferenciación morfológica, al mezclar los caracteres. Hay que tener en cuenta que el papel del aislamiento ya había sido señalado por Darwin. Pero la divergencia evolutiva mediante el aislamiento y la selección natural no eran suficientes para explicar la evolución de las especies, sino que, como afirmaba John Thomas Gulick en 1888, hacían falta además otros mecanismos. Y aunque Romanes propuso que la selección fisiológica (que fue un camino importante hacia la teoría neuronal, posterior) jugaba también un determinado papel en el origen de las especies, habría que esperar hasta el siglo XX para dar una explicación más sincrética de la evolución, ya desde el ámbito desarrollado por la genética.

Las obras de Romanes fueron traducidas al francés, al alemán y al castellano. Perteneció a diversas sociedades científicas, entre ellas la Sociedad Linneana y la Real Sociedad de Londres. Organizó en Oxford, en 1891 un curso de conferencias, que llevaron su nombre. En el mundo entero se le conoce más, sin embargo, como uno de los principales difusores de la teoría darwiniana, especialmente por su libro Darwin y después de Darwin, cuya primera parte se publicó en 1893 y la segunda en 1895, ya muerto Romanes, un trabajo acorde con esa teoría y basado en las conferencias que impartió como profesor de fisiología en la Royal Institution de Londres.

Sostuvo (según Milner) una polémica con Alfred Wallace, cuando este publicó una obra sobre el darwinismo donde aseguraba que la selección natural se producía en los animales pero no en el hombre. Romanes criticó su libro, acusándolo de espiritista y astrólogo (algo en que también Romanes se había ocupado en secreto), lo que le valió la respuesta de Wallace, de que él al menos tenía el valor de confesarlo. Divergieron aún más a causa de la defensa que hizo Wallace de la teoría del plasma germinal de Weismann, que Wallace pensaba podía significar el fin del darwinismo y de la teoría de la selección natural. Sin embargo, se demostró al tiempo que se equivocaba.

Bibliografía

  • Bynum, W.F., Browne, E.J., Polter, R., Diccionario de historia de la ciencia, Barcelona: Editorial Herder, 1986.

  • Dictionary of Scientific Biography, New York: Charles Scribner's, s. a

  • Jahn, I., Löther, R., Senglaub, K., Historia de la Biología. Teorías, métodos, instituciones y biografías breves, Barcelona, Editorial Labor, S. A., 1990.

  • Milner, R., Diccionario de la evolución. La humanidad a la búsqueda de sus orígenes, Barcelona: Bibliograf, S. A., 1995.

  • Romanes, E. (ed.), The Life and Letters of George Romanes, London: Longmans, Green, 1896.

  • Romanes, G., Mental Evolution in animals (With a posthumous essays on Instinct by Charles Darwin), London: Kegan Paul, Trench, 1883.

AGG

Autor

  • 0305 Armando García González