Rollins, Sonny (1930-VVVV).
Músico de jazz estadounidense, saxofonista tenor, nacido en Nueva York el 7 de septiembre de 1930. Pese a su trayectoria irregular, es uno de los tenores más importantes de la historia del jazz, creador, junto a otros, del estilo hard bop.
Sonny comenzó a estudiar saxo alto y piano desde muy joven pero en torno a los dieciséis años descubrió que lo que le gustaba de verdad era el saxo tenor. Estudió a fondo este instrumento y debutó, a los diecisiete años, en la Orquesta de Louis Jordan. Su apego a la famosísima Calle 52, como el de todo músico joven que vivía en Nueva York, le permitió entrar en contacto con músicos referentes de aquel tiempo. Fue Babs Gonzales quien le hizo llamar para su primera grabación de estudio. Su estilo explosivo y enérgico fue apreciado de inmediato por los grandes jazzistas neoyorquinos y comenzó a trabajar, primero, con el trombonetista J.J. Jonson y, después, con el pianista Bud Powell, quien a su vez estaba íntimamente ligado a los valores supremos del bebop; Parker y Gillespie. Con estas relaciones pudo tomar contacto con lo más granado del jazz de aquellos años: Max Roach, Kenny Dorham, Fats Navarro, Roy Haynes, etc.
En enero de 1951, Miles Davis -siempre atento a los músicos más precoces y con mayor proyección- invitó a Rollins a grabar con él algunos temas en plena ‘onda cool’ (tales como “Morpheus”, “Down” o “Blue Room”), que interpretaron los músicos Bennie Green, John Lewis, Percy Heath y Roy Haynes, además de Davis y Sonny. Estas piezas se incluyeron en el álbum Early Miles y, después, formaron parte de un disco singular arreglado por John Lewis, Miles Davis and Horns, en plena fiebre cool. Algo más tarde, en junio de ese mismo año, Miles volvió a contar con Rollins para grabar los temas de su álbum Conception (con Jackie McLean y Art Blakey absolutamente portentosos), después reeditado con el título Dig. Sonny participó todavía en dos álbumes más con Miles. El primero, el relevante Collector’s Items, ofrecía un extraordinario mano a mano con el mismísimo Charlie Parker, llamado en los créditos “Charlie Chan”. El disco, grabado en 1956, era fresco y atrevido (sobre todo por la irreverente trompeta de Miles) y contenía, además del inmortal “The Serpent’s Tooth”, otros temas memorables, como “Round Midnight” o “In Your Own Sweet Way”, aunque este último se grabó en marzo de 1956, en la última sesión en estudio de Sonny con Miles. El segundo disco, titulado Bag’s Groove, fue grabado en la localidad de Hackensack, en junio de 1957, e incluía igualmente piezas incombustibles de Sonny Rollins, como “Airegin”, (anagrama de "Nigeria" que da clara muestra de la africanidad del saxofonista) u “Oleo” (uno de los standard más conocidos de todos los tiempos). En el disco, Miles y Sonny estuvieron arropados por una sección rítmica de lujo compuesta por Horace Silver (piano), Percy Heath (contrabajo) y Kenny Clarke (batería).
Al tiempo que Sonny Rollins colaboraba con Miles, también trabajó junto a otras formaciones, como el Modern Jazz Quartet, de cuyo encuentro surgió el disco Sonny Rollins with The Modern Jazz Quartet, para Prestige, que lo encumbró como uno de los valores más importantes del recién nacido hard bop. Perteneció igualmente a los grupos de Thelonious Monk y Max Roach. Corría 1956 cuando ingresó en el grupo liderado por Roach y Clifford Brown, uno de los trompetistas más carismáticos del momento, para sustituir a Harold Land. Inexplicablemente y a diferencia de Coltrane, que no lo dudó un instante, Rollins declinó la invitación de Miles Davis para que permaneciera en su sexteto. Resultaba claro que Sonny estaba labrando su propia carrera en solitario y no quería interferencias, aunque éstas llegaran desde el teléfono del propio Miles.
En 1951 ya había grabado su primer disco individual -Sonny and the Stars-, precisamente poco antes de iniciar la colaboración con Davis. Sin embargo, su gran éxito aconteció en 1956 con Saxophon Colossus, una obra maestra en todos los sentidos. A este trabajo le siguió otro disco mítico, Tenor Madness, grabado en mayo del mismo año y en el que participaron Red Garlan (piano), Paul Chambers (contrabajo), Philly Joe Jones (batería) y el inigualable John Coltrane (saxo). El elepé fue un trabajo asombroso que le brindó una renombrada fama a Rollins. El blues “Tenor Madnnes” se convirtió desde entonces en una de las piezas más interpretadas del jazz contemporáneo pero, además de este standard, el disco incluía otros números llamativos, como “When Your Lover Has Gone” o “My Reverie”. Más tarde, editó Plays for Bird (un homenaje explícito al recién fallecido Charlie Parker), Tour de Force y The Sound of Sonny. Con estos trabajos para el sello Prestige, su prestigio alcanzaba altas cotas de reconocimiento.
Después llegó su contrato con Blue Note, sello para el que firmó en 1957 otro de sus discos mayúsculos, A Night at the Village Vanguard, donde tocaba en trío y sin piano (quizá su estadio más revolucionario en estos años), algo que se convertiría en habitual en sus próximos trabajos. En 1957 también publicó otro álbum soberbio, Way Out West, grabado con trío clásico y sección rítmica de auténtico lujo: Ray Brown (contrabajo) y Shelly Mann (batería). Atención especial merecen los temas “Way Out West” y “Come, Gone”, del propio Rollins, en un disco, de cualquier modo, enclavado en los estribos clásicos del had bop, aunque con continuos guiños al ya pasado bebop.
1959 fue el año de The Freedom suite, una de sus obras cumbres. El disco tenía mucho de reivindicación social, en un tiempo en el que el propio Miles se apuntaba al designio de reclamar más derechos para los negros frente al absoluto dominio de los blancos y Charlie Mingus se erigía en portavoz de las reivindicaciones raciales de los artistas negros en los EE.UU. Inexplicablemente, Sonny Rollins se retiró ese mismo año de la escena musical y algunos críticos presumen que su abandono coincidió con el espaldarazo del fenómeno de John Coltrane y Ornette Coleman, que desplazó momentáneamente al genio de Rollins. En cualquier caso, el saxofonista de Nueva York decidió tomar un descanso y meditar sobre el rumbo que debía seguir su música. Su saxofón se había impuesto a uno de los grandes mitos de ese tiempo, Stan Getz, pero era incapaz de sobrepasar la enorme influencia de Coltrane sobre los músicos más jóvenes, ni la innovación que aportaba Coleman.
Tras dos años alejado de los escenarios, reapareció en 1962 con un disco sensacional, The Bridge, grabado para el sello RCA, su nuevo promotor musical. Eligió un título significativo para explicar como su nueva música implicaba dar un paso hacia otro lugar; esto es, metafóricamente, cruzar un puente. Le siguió otro buen trabajo, What’s New, álbum en el que planeaba esa influencia caribeña tan palpable en Sonny, con temas como “St. Thomas”, uno de los standard más conocidos del compositor.
Por el contrario, en Our Man in Jazz, Rollins trataba de dar caza al talentoso e innovador estilo de Ornette Coleman con un disco en el, qué duda cabe, difícil y espinoso camino del free jazz. Grabó el álbum en el local neoyorquino "Village Vanguard", una de las cunas del jazz más contemporáneo, con el acompañamiento de músicos “prestados” de la banda de Ornette, Don Cherry y Billy Higgins, más el contrabajista Bob Cranshaw, un fijo en sus formaciones. En este tiempo, Sonny Rollins se prodigó en largas giras por Europa y Japón, donde era requerido de continuo y donde su éxito era continuamente celebrado. De vuelta a EE.UU., se reunió con Coleman Hawkins, uno de sus ídolos musicales, y grabó el memorable Sonny Metes Hawk. Con este trabajo, Rollins pagaba una alta deuda con su maestro que, por contra, era ninguneado por Stan Getz. En el disco sobresalieron dos cortes por encima de los demás; “Yesterdays” y “Summetime”.
Después probó con el cine y grabó la banda sonora de Alfie, mientras llegaban sus colaboraciones con el sello Impulse!, para quien editó dos espectaculares trabajos muy relacionados con la vanguardia. Sonny Rollins On Impulse!, grabado en julio de 1965 y en cuarteto (con Ray Bryant, Walter Booker y Mickey Roker), fue un disco soberbio. Se iniciaba con una versión originalísima de “On Green Dolphin Street”, un clásico hecho añicos por la interpretación de Rollins; después llegaba una balada, “Everything Happens To Me”, que daba el tamaño del sonido de Sonny y, de entre los otros tres temas, sobresalía “Blue Room” un conocido standard de Rogers & Hart. Sin embargo, del muy ortodoxo álbum anterior, Rollins forzó un giro en su siguiente trabajo para Impulse y, en East Broadway Run Down (mayo de 1966), se percibió un cambio drástico en sus sonidos. Influido, quizá, por los jóvenes intérpretes cercanos a la teoría de la “libertad controlada” desarrollada por Miles, este disco abogaba por fórmulas cercanas al free, sin instalarse en él. Grabado por auténticos iconos del jazz contemporáneo (el trompetista Freddie Hubbard, más los acompañantes habituales de Coltrane: Jimmy Garrison y Elvin Jones), el disco, de sólo tres temas, arrancaba con el muy “abierto” “East Broadway Run Down” (donde Hubbard da toda una lección de buena improvisación), pasaba por la belleza de la balada melódica “Blessing in Disguise” y llegaba, como era habitual en Rollins, a un tema marcado con ritmos africanos; “We Kiss in a Shadow”.
Tras la edición de algún álbum más de importancia -Now’s the Time o The Standard Sonny Rollins, con el que finiquitaba su contrato con RCA-, Sonny Rollins volvió a despedirse de sus seguidores. En Now’s the Time (1964) se cubrió las espaldas con el piano de Herbie Hancock, uno de los valores menos cuestionados de la escena joven e inserto en el quinteto de Miles, sin olvidar las colaboraciones de That Jones o Benny Golson (no deben pasarse por alto algunos cortes del disco, como “Round Midnight o “I Remember Clifford”). En The Standard Sonny Rollins colaboraba el guitarrista Jim Hall, en un trabajo auténticamente delicioso, con temas como “Night and Day” o “My One and Only Love”, que seguían el camino marcado en su antiguo elepé The Bridge.
Este nuevo abandono, no obstante, sí tuvo sus consecuencias inmediatas, pues, a su vuelta, el saxofonista ya nunca fue el mismo. Los caminos del retorno parecieron diversificarse en sucesivos callejones sin salida y su regreso, esta vez, se demoró cinco largos años.
Ya en la década de los setenta, Rollins se encontraba fuera de los espectros más dominantes en el jazz. Por ejemplo, se imponía el jazz rock como música más vanguardista (a la cabeza, siempre Miles Davis), al tiempo que el free declinaba. Es cierto que el saxofonista presentó álbumes llenos de ritmo y fusión, caso de Horn Culture (1974) o Nucleus (1975); trabajos meritorios pero lejos del mejor Sonny Rollins. Sin duda, fue el disco The Cutting Edge (1974) el que le aportó mayor proyección en estos años. Sonny Rollins ya no era un hombre de clubes de jazz y, en este sentido, se dedicó a pasear su fama por el mundo tocando en festivales jazzísticos. El público mayoritario -no el aficionado de club de jazz, siempre pendiente de las últimas novedades- quería conocer in situ a uno de los grandes talentos del saxofón de todos los tiempos. Sin más exigencias. Y el tenor se adaptó perfectamente a esta nueva situación; ofreció a la audiencia lo que ella quería escuchar.
En 1985 Sonny pareció resurgir de sus cenizas con la puesta en marcha de una gira en trío con músicos muy jóvenes, todos de la “nueva hormada”; Victor Bailey (ex Weather Report) y Tony Campbell (uno de los baterías más influyentes del momento). En 1986 sacó a la luz su trabajo con Jim Hall -The Quartes Featuring Jim Hall-, al tiempo que compuso una nueva pieza clásica para saxo y orquesta. En este periodo ambivalente de éxitos y recaídas, la música disco también hizo mella en el saxofonista y le llevó a firmar el trabajo Dancing in the Dark (grabado para el sello Milestone en 1988), donde participaron músicos alejados de los circuitos del jazz, como Mark Soskin, Jerome Harris o Clifton Anderson. Instalado en tierra de nadie, la crítica especializada del jazz le dio definitivamente la espalda, ya que sus propuestas no eran sugerentes ni estaban regidas por la coherencia.
Tras de este trabajo, Sonny Rollins editó algunos trabajos más interesantes, como Falling in Love with Jazz, en 1990, aunque su crédito parecía quedar muy lejos del saxofonista pletórico de antaño, a pesar de que para la ocasión se rodeó de músicos como Branford Marsalis. Después llegó otro álbum para Milestones -el sello que apostó por Sonny en esta década- titulado Here’s to the People (1991), con músicos como Roy Hardgrove, Steve Jordan y Jack DeJonette.
Antes de editar un trabajo sin demasiada proyección, Global Warning (1998), en 1996 entró en el estudio para grabar un cedé en el que sí pudieron escucharse nuevas propuestas del saxofonista. Se tituló Plus 3 y contó con la ayuda, entre otros, de Stephen Scott (piano), Bob Cranshaw (contrabajo) y Jack DeJonette (batería). Toda la fuerza de la propuesta quedó reflejada en temas como “Cabin in the Sky”, con un pletórico ritmo ejecutado por Cranshaw y DeJonette. Su nombre volvió a situarse en la actualidad al editar su sello de siempre, RCA Victor, una caja fundamental para el seguidor de Rollins; The Complete Sonny Rollins.
El estilo de Sonny Rollins cabe enmarcarlo dentro del estilo hard bop, siendo uno de sus más profusos reivindicadores. Como saxofonista no fue un innovador absoluto, pero formó, junto a John Coltrane y Dester Gordon, la famosa tripleta de “Los tres tenores”. De cualquier modo, no se alejó de las corrientes más significativas de su tiempo y planeó por los caminos del free jazz, el soul, el rock e, incluso, el dance. Fue además uno de los iconos más representativos del jazz internacional, en la década de los cincuenta, al lado de figuras como Miles Davis, Thelonious Monk o John Coltrane.
Uno de los rasgos más importantes de su estilo es la fuerza con la que acomete sus improvisaciones. Una práctica que pronto ganó adeptos y que proviene de tres fuentes principales: las ya conocidas de Charlie Parker y Lester Young, más la sensibilidad de un maestro como Coleman Hawkins. Temperamento más expresión son las cualidades que mejor definen sus interpretaciones, un autor enormemente individualista que forjó siempre en solitario su camino. Su línea melódica es suave y al tiempo abrupta, siempre dotada de una fuerza titánica. Fusionó, además, la músicas de muchas culturas: africanas, europea, antillana, etc, lo que le hizo participar en multitud de estilos para, después, personalizarlos. Así cabe resumir su última etapa, donde fluctuó en exceso entre el jazz rock y la música dance.
También ha sido Rollins uno de los más felices compositores del jazz contemporáneo. Suyos han sido los números “Tenor Mandes”, “Oleo” o “St. Tomas”.
Su influencia ha quedado plasmada en una pléyade de tenores que, durante varias generaciones, vieron en Rollins el prototipo de saxofonista ideal para llevar a cabo una revolución en el jazz. Entre muchos nombres, podemos referir los de Hank Mobley, Wayne Shorter, Johnny Griffin, Charlie Rouse, Stanley Turrentine, Roland Kirk, Branford Marsalis, y un largo etcétera.
Discografía
Colaboraciones:
Dig (con Miles Davis), Prestige, 1956.
Collectors’ Item (con Miles Davis), Prestige, 1956.
Bags Groove (con Miles Davis), Prestige, 1957.
Miles Davis Featuring Sonny Rollins (con Miles Davis), Prestige, 1954.
Sonny Rollins Plays/Jimmy Cleveland Plays (con J. Cleveland), Period, 1956.
Early Miles (Miles Davis), Prestige, 1959.
Three Giants (con Max Roach), Prestige, 1964.
Miles Davis and Horns (con Miles Davis), Prestige, 1989.
En solitario:
Sonny Rollins Quartet, Prestige, 1952.
Work Time, Prestige, 1956.
Sonny Rollins and the Modern Jazz Quartet, Prestige, 1956.
Sonny Rollins Plus 4, Prestige, 1956.
Tenor Madness, Prestige, 1956.
Moving Out, Prestige, 1956.
The Sound of Sonny, Riverside, 1957.
Way Out West, Contemporary, 1957.
Freedom Suite, Riverside, 1958.
Sonny Rollins and the Contemporary Leaders, Contemporary, 1959.
Sonny Rollins, Blue Note, 1957.
Rollins Plays For Bird, Prestige, 1957.
Tour de Force, Prestige, 1957.
Sonny Rollins and the Big Brass, Metrojazz, 1958.
A Nigth at the Village Vanguard, Blue Note, 1958.
Newk’s Time, Blue Note, 1958.
Sonny Rollins at Music Inn, Metrojazz, 1958.
Sonny Boy, Prestige, 1961.
The Bridge, RCA Victor, 1962.
What’s New?, RCA Victor, 1962.
Our Man in Jazz, RCA Victor, 1962.
Work Time, Prestige, 1962.
Sonny’s Time, Jazzland, 1962.
Shadow Waltz, Jazzland, 1962.
Sonny Rollins/Brass, Sonny Rollins Trio, Verve, 1962.
Sonny Meets Hawk!, RCA Victor, 1963.
Sonny and Starts, Prestige, 1963.
Saxophone Colossus, Prestige, 1964.
Now’s the Time, RCA Victor, 1964.
The Standard Sonny Rollins, RCA Victor, 1965.
Tenor Titan, Verve, 1966.
On Impulse!, ABC Impulse!, 1966.
Sonny Rollins Plays Jazz Clasics, Prestige, 1967.
East Broadway Run Down, ABC Impulse!, 1967.
Sonny Rollins with Guets Artits That Jones, Archive, 1968.
Freedom Suite Plus, Milestone, 197?
Green Dolphin Street, Quintessence, 197?
The Next Album, Milestone, 197?
The First Recordings, Prestige, 1972.
Reevaluation: The Impulse Years, ABC Impulse!, 1973.
Horn Culture, Milestone, 1974.
The Cutting Edge: Montreux 1974, Milestone, 1975.
Nucleus, Milestones, 1975.
The Way I Feel, Milestone, 1976.
Easy Living, Milestone, 1977.
Don’t Stop the Carnival, Milestobne, 1977.
There Will Never Be Another You, ABC Impulse!, 1978.
Don’t Ask, Milestone, 1979.
Taking Care of Business, Prestige, 198?
Vintage Sessions, Prestige, 198?
Love at First Sight, Milestone, 1980.
No problem, Milestone, 1981
Reel Life, Milestone, 1982.
Sunny Days, Starry Nights, Milestone, 1984.
The Quartets Featuring Jim Hall, Blue Bird, 1986.
Alternatives Takes, Contemporary, 1986.
G-Man, Milestone, 1987.
Dancing in the Dark, Milestone, 1988.
Falling in Love with Jazz, Milestone, 1990.
Here’s to the People, Milestones, 1992.
Old Flames, Milestones, 1993.
Silver City, Milestones, 1996.
Plus 3, Milestones, 1997.
The Complete Sonny Rollins, RCA Victor, 1997.
Global Warning, Milestones, 1998.
Ricardo Pérez Virtanen