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HistoriaBiografía

Rodrigo. Rey visigodo (ca. 702-711)

Duque de la Bética y rey visigodo (710-711) nacido en fecha y lugar desconocidos y muerto el 23 de julio de 711. Según la tradición, Rodrigo era hijo de Teodofredo, nieto de Chindasvinto y Dux de la Bética, aunque su nombre delata un origen hispanorromano.

Síntesis biográfica

A la muerte del rey Witiza (702-710), y a pesar que éste había nombrado sucesor a su hijo Akhila II (710-715), el concilio de nobles y prelados eligió a Rodrigo (Roderico) como sucesor, por lo que se abrió un periodo de guerra civil por motivos sucesorios. El enfrentamiento bélico propició la invasión musulmana de la Península, ya que los partidarios de respetar la sucesión de Witiza solicitaron la intervención de las tropas árabes para hacer frente a Rodrigo. Entre el 19 y el 23 de julio del año 711 tuvo lugar, según el cronista árabe Razi, la famosa batalla de Guadalete, en la que Rodrigo fue derrotado y falleció, produciéndose entonces el colapso del reino visigodo. Desde ese momento, Akhila se puso al frente de la resistencia visigoda frente a los árabes, y refugiado en Septimania se declaró rey de la Narbonense y de la Tarraconense. Tras su muerte en el año 715, Akhila fue sustituido por su hermano Ardón (Ardabasto), que reinó hasta el 720, poco antes de la batalla de Poitiers, la cual supuso el fin del reino visigodo.

Rodrigo, rey visigodo de Toledo

Cuando en el año 710 Witiza falleció, al parecer de forma natural, dejó tres hijos varones Agila (quizá Akhila II, aunque no está claro el parentesco que unía a éste con Witiza), Olmundo y Ardabasto, todos ellos menores de edad por lo que su viuda trató de hacerse con el control de la situación. No obstante, un amplio sector de la nobleza se reunió y proclamó al duque Rodrigo como nuevo rey. Según la Crónica Pacense, los nobles se reunieron en Córdoba en una asamblea irregular y tumultuosa, en la que Rodrigo fue ungido rey el 1 de marzo del año 710. Parece ser que en esos momentos Rodrigo ocupaba un importante puesto en la Corte, algunos autores han afirmado que pudiera ser el comandante supremo del ejército. Rodrigo, como ya dijimos, contaba con el apoyo de un importante sector de la nobleza, pero no menos eran los apoyos de los hijos de Witiza. Un grupo de nobles, de duques provinciales y toda la clientela de la familia de Egica y Witiza se reunieron para proclamar a Akhila (Akhila o Agila II) como rey visigodo.

Akhila, ayudado por el obispo de Sevilla Oppas, hermano de Witiza, declaró a Rodrigo como usurpador del trono que legítimamente sólo a él le correspondía. Ante esta situación la guerra civil se presentó como inevitable. Rodrigo, mejor militar y con mayores apoyos que Akhila, tomó rápidamente ventaja, pese a lo cual no pudo hacerse con el control absoluto del reino visigodo, ya que la parte oriental de la provincia Tarraconense (valle del Ebro y Cataluña) y la provincia de Septimania permanecieron fieles a Akhila. No obstante, Rodrigo controlaba la casi totalidad del territorio, incluyendo Toledo. En el lado contrario estaba Akhila, junto con sus partidarios, entre los que se encontraban el obispo de Sevilla, Oppas y Segisberto.

En estos delicados momentos se produjo un hecho de enorme trascendencia para el devenir histórico de la Península. El enfrentamiento entre Rodrigo y el conde Olbán, u Olián como aparece en las crónicas musulmanas (el conde don Julián de los romanceros cristianos). Olbán era un bereber católico que reconocía la soberanía de los reyes visigodos y que como exarca de la ciudad de Ceuta (Septem), última posesión bizantina en África del Norte, se había enfrentado en diversas ocasiones contra las tropas musulmanas. Cuando en 708 el lugarteniente de Musa, Tariq, tomó Tánger, el conde don Julián fue sitiado en Ceuta pero gracias a la ayuda de los visigodos pudo resistir el ataque, por lo que su fidelidad al reino peninsular estaba suficientemente asegurada. Inesperadamente, por tanto, sin que se conozcan los verdaderos motivos del exarca ceutí, éste se alió con los musulmanes y les facilitó su paso a la Península. Quiere la leyenda que la causa de esta traición sea una rocambolesca historia de amores y odios, según la cual don Julián tenía una hija, Florinda, la cual había sido educada en la Corte visigoda; allí la conoció Rodrigo, que enamorado de ella trató en vano de que ésta le correspondiera y ante sus continuas negativas acabó por violarla. Esto provocaría las iras de don Julián y su decisión de traicionar al rey visigodo. En la actualidad dicha leyenda es tenida por falsa, en el supuesto de que Florinda existiera ésta debió de permanecer en la corte en tiempos de Witiza y por lo tanto, el monarca que la violó no sería Rodrigo sino Witiza. Pero incluso esta posibilidad es descartada por muchos autores modernos. Algunos estudios han apuntado la teoría de que don Julián en realidad actuó de este modo movido por sus sentimientos de simpatía hacia la causa de los hijos de Witiza, el trasfondo de esta historia sería pues el deseo de don Julián de restaurar la legitimidad de Akhila y para ello pensó en la ayuda de las tropas musulmanas. De una u otra forma, lo cierto es que el enfrentamiento entre don Julián y Rodrigo se saldó con la petición de ayuda del primero a los musulmanes de Tariq. Don Julián abrió las puertas de Ceuta a las tropas de Tariq y le proporcionó barcos con los que alcanzar la Península, era el verano del año 710. Los musulmanes, unos 100 jinetes y 400 infantes, invadieron el sur de la Península y saquearon numerosas poblaciones de Andalucía, tras lo cual regresaron a África. Mientras tanto, Rodrigo se encontraba ocupado en los preparativos de una expedición contra los vascones, por lo que o bien no pudo o bien no consideró necesario mandar tropas para hacer frente a la razzia. Actualmente se considera esta expedición de 710 como legendaria, fruto de la confusión de los relatos acerca de la definitiva campaña que culminó en Guadalete.

En la primavera del año 711 Rodrigo se dirigió, al frente del ejército visigodo, hacia el territorio de los vascones con la idea de poner fin a la sangrienta revuelta de estos y, aprovechando la movilización, acabar con la resistencia de Akhila. Ante la inminencia del ataque de Rodrigo, los witizianos enviaron un mensaje a Musa ibn Nusayr para que les prestara ayuda. Se ignoran las condiciones del acuerdo entre el caudillo musulmán y los seguidores de Akhila, pero dicho tratado se produjo y Musa puso al frente de la expedición a su lugarteniente Tariq. Éste cruzó el estrecho con siete mil hombres en abril de 711, haciéndose fuerte en Gebel el Tarik, Gibraltar.

A principios de mayo Rodrigo recibió la noticia del desembarco musulmán en las costas peninsulares. Ante la magnitud del mismo, Rodrigo abandonó Pamplona y se dirigió al sur. Posiblemente se detuvo en Toledo, donde envió emisarios para convocar a la nobleza del reino. Tariq por su parte, avanzó hacia el norte, derrotando a su paso al duque de la Bética, Teudomero. Parece ser que los hijos de Witiza acudieron al llamamiento de Rodrigo, quizá asustados por la magnitud del desembarco musulmán o quizá para certificar la caída de Rodrigo. El rey visigodo logró reunir un poderoso ejército que la tradición ha hecho de cien mil soldados, cifra a todas luces imposible. Independientemente del número real de las fuerzas visigodas, lo cierto es que estas eran considerablemente mayores que las de Tariq por lo que éste pidió refuerzos a Musa, quien le envió otros cinco mil soldados. Aún así, las fuerzas de Tariq seguían siendo inferiores en número por lo que el caudillo musulmán trató de evitar un encuentro frontal con el ejército de Rodrigo.

Tras perseguirse por media Andalucía, finalmente, ambos ejércitos se encontraron en un lugar cuya localización exacta ha generado ríos de tinta entre los historiadores. Polémicas a parte, el encuentro entre las tropas de Tariq y las de Rodrigo es lo que la historiografía clásica ha dado en llamar batalla de Guadalete. Dicha batalla tuvo lugar entre el 19 y el 23 de julio de 711. Según el cronista árabe Razi, la batalla habría durado toda una semana. En el campo de batalla, las alas del ejército de Rodrigo estaban dirigidas por los hermanos de Witiza, Sisberto y Oppas, lo que habla de una posible reconciliación entre ambos sectores nobiliarios, al menos aparente, ya que nada más iniciarse la batalla los witizianos desertaron en masa y se pasaron al bando contrario. Algunos historiadores han afirmado que dicha deserción ya estaba pactada de antemano. Desastrosamente disminuido, el ejército de Rodrigo quedó a merced de Tariq, por lo que emprendió una desorganizada retirada en la que fue profundamente diezmado.

Una vez acabada la batalla de Guadalete, Rodrigo desaparece de las crónicas, su nombre nunca más vuelve a surgir, aún así, se ignora si falleció en el combate o poco después, pero desde luego no logró presentar una nueva batalla ante la invasión musulmana. Sobre la muerte de Rodrigo existen tres diferentes hipótesis. La primera, la menos verosímil de todas, dice que pereció a manos del mismo Tariq. El escritor Ibn al-Cuthaya dice: "Tariq y Rodrigo combatieron a orillas del Wadi Becca, en la provincia de Sidonia". La segunda propone que se ahogó al cruzar el río Guadalete, ya que bastantes días después se encontraron en el fondo del río los restos de su caballo y parte de su armadura. La tercera asegura que derrotado y herido abandonó el campo de batalla, refugiándose en la Lusitania, donde vivió de manera anónima como ermitaño. Ésta última está avalada por el hallazgo en el siglo IX, en las proximidades de Viseu, de una gran tumba con una lápida con el nombre de Rodericus Rex. Cualquiera de las tres, o quizá ninguna de ellas, puede ser cierta.

Pese a las diferentes versiones que recogen tanto las crónicas cristianas como las musulmanas, en la actualidad se tiende a pensar que la batalla de Guadalete no fue de gran envergadura dada la escasez de efectivos de ambos bandos. La batalla de Guadalete adquiriría su carácter decisivo por haber motivado el colapso del reino visigodo, al perder a su rey, su guardia, el ejército real y por la rápida conquista de Toledo, pero no dejó de ser una razzia entre visigodos y musulmanes. El hecho de que el gobernador musulmán, Musa, no se encontrase al frente de sus tropas en Guadalete, como era tradición en las campañas de conquista, apoya la idea de que la expedición de 711 no fue otra cosa que una mera campaña de reconocimiento del terreno. Sólo la debilidad endémica del reino visigodo de Toledo hizo posible que la victoria de Tariq en Guadalete se convirtiera en el hecho fundacional al-Andalus.

Autor

  • Cristina García Sánchez; Juan Antonio Castro Jiménez