Renoir, Auguste (1841-1919)
Pintor y escultor francés nacido en Limoges el 25 de febrero de 1841 y fallecido en Cagnes-sur-Mer el 3 de diciembre de 1919. Fue uno de los miembros fundadores y principal exponente del movimiento Impresionista francés. A diferencia de la de sus compañeros de escuela, la obra de Renoir gozó del reconocimiento de la crítica, público y museos desde sus primeras exposiciones, a pesar del inicial rechazo de los críticos más academicistas hacia la nueva corriente pictórica. Su nombre completo era Pierre-Auguste Renoir.
Vida
Renoir se formó en el taller de los hermanos Levy, para quienes estuvo trabajando entre 1854 y 1858. Estos cuatro años los dedicó el aprendiz a la decoración de porcelanas, en las que desplegó un variado repertorio de temática floral. Es obvio que su paso por el taller de los Levy dejó en el pintor francés reminiscencias tanto temáticas como formales que se revelaron en su futura obra. Residió en la capital francesa desde 1862, cuando se matriculó en los cursos de la Escuela de Bellas Artes de París. Simultaneó, además, el primer curso con la asistencia al taller del pintor Marc Gabriel Gleyre, cuya influencia fue mucho mayor.
El paso de Renoir por el taller de Gleyre tuvo trascendental importancia para su carrera por dos motivos: en primer lugar, el ambiente antiacademicista que reinaba en el estudio; y en segundo, su compañeros de clase. Fue en el estudio de Gleyre donde conoció Renoir a sus compañeros de estilo: Claude Monet, Alfred Sisley, Jean Fréderic Bazille. Todos ellos fueron alumnos del maestro desde el mismo año que Pierre. Por desgracia, Gleyre cerró su taller dos años más tarde, circunstancia que aprovechó Renoir para examinarse en la Escuela de Bellas Artes y trabar amistad con el pintor Henry de Fantin Latour. Éste, famoso por sus cuadros de flores, enseguida comprendió al joven Renoir y juntos realizaron numerosas copias en el Museo del Louvre de París. Ese mismo año de 1864 fue exhibida por primera vez en el Salón de París una obra suya, Esmeralda, óleo que el propio artista destruyó. Junto con sus ex-compañeros de la Academia Gleyre, Renoir comenzó a realizar excursiones en las que practicaron la pintura al aire libre. Para ello, se desplazaba junto con Monet, Bazille y Sisley a Fontainebleau.
Fue así como entró en contacto con uno de los principales representantes de la Escuela de Barbizón, Narciso Díaz de la Peña, cuyo conocimiento influyó en su obra. Durante esta época, Renoir practicó un estilo ecléctico, que no renunciaba a la herencia de Courvet, como puede observarse en su Diana (1867, Galería Nacional, Washington), que fue rechazado en el salón del mismo año, al igual que el resto de las obras de los demás artistas del grupo. Es entonces cuando el escritor realista francés Émile Zola publicó en L'Evénement diversos artículos en defensa de los nuevos pintores.
Al año siguiente el grupo fue admitido en el Salón de París. En esta ocasión, Renoir presentó su Lisa con una sombrilla (1867, Museo Folkwany, Essen), retrato romántico de Lisa Tréhot que denota la influencia de Manet y de Whistler; el lienzo fue adquirido por el escritor Gustavo Duret.
En el Salón de París de 1870, el artista expuso un rendido homenaje a Delacroix con su Mujer de Argel (1869), con el impacto cromático y orientalista del pintor romántico francés por excelencia.
Tras el período de guerra, en 1872 entabló relación con el marchante francés Durand Ruel, que adquirió dos obras suyas, Vista de París y Puente de las Artes y las Flores. Visitó durante ese año a Sisley y a Monet, que se habían instalado en Argenteuil. Fruto de estas visitas fue su amistad con el pintor Gustave Caillebote, del que en un futuro llegaría a ser el heredero de una extensa colección de cuadros representativa del movimiento. Los artistas parece que tomaron conciencia de su unidad de estilo frente a las academicistas, propuestas que se premiaban en los distintos salones de París celebrados anualmente. Por ello, entre 1873 y 1874 se maduró la idea de una exposición conjunta, celebrada al margen de la convocatoria oficial.
Conocida como la primera exposición de la "Sociedad Anónima de Artistas", se celebró entre el 15 de abril y el 15 de mayo en los locales del fotógrafo Nadar, la que ha pasado a la historia como la primera exposición Impresionista. La exposición, que constó de 165 obras, tuvo un relativo éxito, tanto de público como de ventas. Renoir expuso su célebre obra El palco (1874) que fue adquirida por el marchante Pêre Martin. La obra, que representa a su hermano Edmond y a una modelo, fue apreciada por la crítica, en contraposición a otras como Impresión, amanecer (1872-73) de Monet, que al ser reseñadas con hostilidad por el crítico Louis Leroy en el semanario Le Charivari, dieron nombre al grupo: a partir de entonces serían conocidos como los impresionistas.
En la exposición celebrada en 1875 en el Hotel Drouot, Renoir también tuvo éxito y vendió tres de sus obras e inició su relación con Duret, que ejerció como importante crítico de arte, y con el pintor Henri Rouart. La segunda exposición impresionista, celebrada en 1876, no contó con la presencia de Manet, pero si incluyó a Caillebotte, que se adhirió al movimiento. Celebrada en la galería de Durand-Ruel, se inauguró el 11 de abril y se clausuró el 9 de mayo, y fue un éxito tanto de ventas como de público. Renoir presentó, entre otras obras, su Desnudo al sol (1875), retrato de Anna Leboeuf de trazo suelto y brillante luminosidad que fue tan alabada por algunos críticos como denostada por otros.
La tercera exposición impresionista, celebrada en 1877, también fue recibida con hostilidad por críticos destacados de Le Figaro o Le Charivari. Renoir contribuyó con 21 óleos, entre los que destacó una de sus obras más célebres, Baile en el molino de la Galette (1876, Museo d'Orsay, París). Esta obra, realizada al aire libre, causó la admiración entre los asistentes a la exposición, y esta expectativa se vio refrendada con su contribución al Salón de París del año siguiente. Su Retrato de Madame Charpentier y sus hijos le hizo célebre en el panorama artístico francés del último cuarto del siglo XIX.
En 1881 realizó dos viajes a dos lugares de trascendental importancia en el devenir de su obra: Italia y África del Norte, los cuales dejaron gran impronta en la obra del artista. En el continente africano, Renoir se encontró con el cromatismo brillante y el exotismo que predicó en su obra su admirado Delacroix. En Italia, sin embargo, Renoir descubrió a Rafael, tras cuyo conocimiento intentó integrar en su obra la práctica de la pintura realista pero desde una concepción clásica, como se verá posteriormente en su popular serie de Bañistas. Estos viajes, junto con el que realizó con Monet en 1883 por el sur de Francia, fueron decisivos en su obra posterior. Obras representativas de este momento son La Mezquita (1881, Museo d'Orsay, París), Plaza de San Marcos (1881, Instituto de Arte, Minneápolis); o sus primeras bañistas, las conocidas como Bañistas rubias I (1881, Sterling & F. Clark Institut, Massachussetts).
Durante la década de los ochenta del siglo XIX, Renoir desarrolló su célebre serie de "Bañistas", en las que con paleta brillante y técnica suelta, pero siempre sujeta al dibujo al modo de Ingrés, explorando los efectos lumínicos sobre los cuerpos de las modelos. Entre sus más célebres obras de este período figuran, pues, la serie "Bañistas", que presentó en 1887 en el Museo de Arte de Philadelphia, o El baño (1885, S. & F. Clarck colección, Massachussetts).
La década siguiente se abrió con la afirmación definitiva de Renoir como pintor de éxito, coincidiendo con su matrimonio con Aline Chavirot en 1890. En 1892 el Museo de Luxemburgo, futuro Museo d'Orsay, compró sus Muchachas tocando el piano (1891, Museo d'Orsay, París) y sus Bañistas (1897, Museo del Louvre, París).
En la última década del siglo XIX, Renoir plasmó en su obra una temática más intimista, y efectuó numerosos retrasos de su esposa e hijo, así como numerosas representaciones de jarrones con flores que recuerdan su paso por el taller de los hermanos Levy y su amistad con Fantin Latour. A comienzos del siglo XX comenzó a frecuentar la Costa Azul y en 1903 se instaló definitivamente en Cagnes-sur-Mer hasta su fallecimiento en 1919. Ya antes se habían manifestado los síntomas de la artritis que padeció durante los últimos años de su vida y que le obligaron a pintar con el pincel atado a la mano en sus últimos años en activo. A pesar de su precario estado de salud, que le obligaba a permanecer en silla de ruedas, Renoir siguió experimentando sobre los efectos de la luz en sus modelos, dejando como testamento artístico la última de sus obras, el óleo Las bañistas (1818-19, Museo d'Orsay, París).
Obra
Aunque Pierre-Auguste Renoir es conocido como el más célebre de los pintores del movimiento impresionista, e incluso fue miembro constitucional del grupo, su obra se desmarcó de la de sus compañeros, haciéndose progresivamente más personal y desmarcándose del movimiento que ayudó a constituir. Sus múltiples estilos, desarrollados a lo largo de su producción pictórica, han sido analizados por los críticos de arte que destacan como característica común su rotunda personalidad y falta de compromiso dogmático.
Renoir fue un pintor comprometido con la vida, en el sentido más pleno de la palabra; sus obras son un canto hedonista a los placeres que ésta brinda, desde sus cuadros que celebran la vida urbana hasta los que rinden homenaje a la sensualidad femenina o a las sencillas escenas domésticas, La técnica de Renoir sólo se compromete con su particular visión de una existencia vitalista.
Hasta aproximadamente 1867, practicó una pintura de interiores y escenas callejeras, en las que sus investigaciones por los efectos de la luminosidad desarrollados en el cuadro eran su principal preocupación. Retratos como Sisley y su esposa o la obra Diana son representativos de este momento de tensión de su estilo entre el respeto por la composición de corte académico y su incesante experimentación con la luz.
Tan importante como sus posteriores viajes a Italia y África, fue su descubrimiento de la escuela de Barbizón y sus excursiones de pintura al aire libre. Es fuera del estudio donde la escuela impresionista demostró su principal aportación al arte del último cuarto del siglo XIX; sus experimentos sobre los efectos del paso de la luz sobre los modelos a representar y su gusto por la representación de escenas urbanas, son dos de sus características más representativas que Renoir cultivó.
En 1876, realizó dos versiones de un gran óleo que, dadas sus considerables dimensiones, le ayudaban a transportar todos los días sus compañeros. Nos referimos a su celebre Molino de la Galette, una de las obras más populares de Renoir y, por extensión, del impresionismo. Renoir se enfrentó en este lienzo con una escena de baile. La composición, muy elaborada, es un brillante ejercicio de conjunción de figuras como de efectos lumínicos que provocan una tensión vibrante sobre el cuadro, en correspondencia con el bullicio que pretende transmitir. En su momento, la obra fue celebrada por críticos como Charles O'Squarr, o desacreditada por otros con el argumento de una factura desaliñada y vergonzosa. Pese a ello, la obra depositada en el Museo d'Orsay es una de las más representativas de toda su obra y de la del resto de compañeros.
Posteriormente, un retrato doméstico le brindó la consagración artística en el París de fines del siglo XIX: Madame Charpentier y sus hijas. En el lienzo, presentado en el Salón de 1878, el autor realizó una composición de corte más clásico, con un tratamiento cromático también más moderado.
Tras los viajes a Italia y Argelia, la obra de Renoir sufrió un importante cambio: el descubrimiento del color, como le sucedió a Eugene Delacroix, y de la importancia del dibujo y de la composición equilibrada de Rafael, tuvieron una importancia determinante en su obra posterior.
Si su obra anterior se caracterizó por la pincelada suelta, Renoir, tras el descubrimiento de Rafael, tratará el contorno de sus modelos desde una perspectiva similar a la de Ingres, buscando el perfil de la figura en yuxtaposición con su entorno. Algunos críticos han visto en este decantamiento hacia Ingres, frente a su eterno competidor Delacroix, una tendencia progresiva de Renoir hacia un estilo más intelectual que sensual, más florentino que veneciano, según la influencia que le causaron las obras que contempló durante su viaje a Italia. Bajo estos parámetros estilísticos comenzó Renoir su serie de las "Bañistas", en la que ejecutó algunas de las obras que más fama le dieron. En ellas, el pincel actúa sobre el lienzo cada vez más suelto, la paleta se hace cada vez más sobria en gamas cromáticas pero gana en luminosidad; grandes superficies del lienzo lucen con una iridiscencia que enmarca figuras femeninas sometidas a un tratamiento casi renacentista en cuanto a composición y dibujo.
Renoir también practicó la escultura. Su interés por esta disciplina procede del busto que ejecutó el escultor Aristide Maillol del artista francés en 1906, durante una estancia en Essoyes. Éste puso en contacto a Renoir y a su discípulo Richard Guino en el verano de 1913. Juntos realizaron, con una técnica que delata la influencia de la obra escultórica de Edgar Degas y Auguste Rodin, catorce obras, entre figuras y bajorrelieves, y varios medallones de artistas como Cézanne, Delacroix, Ingres y Rodin.
Bibliografía
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WALTHER, I.F. (director). El Impresionismo. Bonn, Ed. Benedikt Taschen, 1996.