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PinturaArquitecturaBiografía

Sanzio, Rafael (1483-1520).

Pintor y arquitecto italiano, nacido en Urbino en 1483 y muerto en Roma en 1520, hijo del pintor Giovanni Santi, maestro de un floreciente taller en la corte de Urbino, trabaja como retratista también en Mantua. Recibió la primera educación artística en el taller paterno, en el cual permaneció incluso muerto el padre en 1494.

En diciembre de 1500, Rafael trabajaba en la Cittá de Castello, donde realizó el Estandarte de la Trinidad, conservado en la pinacoteca local, y el retablo del beato Nicola da Tolentino, para la iglesia de San Agustín, actividad que inició junto a Evangelista da Pian Metelo, el más antiguo colaborador de su padre Giovanni Santi. En la Cittá di Castello, iniciada inmediatamente después de que Luca Signorelli se hubiera ido, se prolongó hasta 1504, realizando importantes cuadros la Crucifixión para la capilla Gavari en San Domenico, realizada en 1503, Los desposorios de la Virgen para la capilla Albizzini en San Francisco, de 1504, en Perugia, entre 1502 y 1504, también realizó unos Desposorios de la Virgen para la capilla Oddi de San Francisco. En estas obras, así como en tablas de menor formato de esta misma época como la Virgen Solly, San Sebastián y Virgen con Niño de Pasadena, se observa como desde un predominio de la influencia de Perugino irá conjugando elementos de diversas procedencias, destacando las aportaciones de Signorelli hacia una clarificación en la composición y en la estructura espacial, una naturalidad en las expresiones y una mayor sutileza y variedad fisonómica y psicológica, llegando a superar los planteamientos de Signorelli, en una profunda toma de conciencia de la herencia cultural de Urbino, en particular de Piero della Francesca y en los primeros contactos con la obra de Leonardo.

La Velata (Óleo sobre lienzo, 1516). Galería Palatina (Palacio Pitti), Florencia (Italia).

Posiblemente hacia 1503 tuvo una primera estancia en Roma, donde entró en contacto con Pinturicchio, a quien envió dibujos y modelos para los frescos de la Biblioteca Piccolomini en Siena. Pero a partir de 1504 hasta 1508 su actividad se dividió entre Florencia y Perugia, en Florencia permaneció por el gran auge artístico que estaba tomando la ciudad debido a la presencia de Leonardo y Miguel Ángel y a los numerosos encargos públicos y privados; su permanencia se justifica, tal y como el mismo expresa en una carta, "para aprender". De este momento es la Trinidad y Santos de la iglesia del monasterio de San Severo. También durante esta época realizó numerosos viajes a Urbino, donde mantuvo estrechos vínculos con la corte de los Montefeltro, y para los que pintó San Jorge y el dragón y San Miguel y el dragón, ambas en el Louvre, así como la llamada Virgen Cowper y San Jorge y el dragón de Washington. A estas hay que añadir El sueño del Caballero y Las tres Gracias, partes originales de un díptico. Muchas de estas obras y los dibujos realizados en este momento, muestran una prodigiosa capacidad de asimilación de los maestros florentinos del Quattrocento, así como de las obras de Miguel Ángel y sobre todo de las de Leonardo.

Modelos de este último aparecen reelaborados, siempre con una total originalidad, haciendo resaltar la naturalidad de las actitudes, los movimientos y las relaciones físicas y psicológicas entre los personajes, sobre todo en las numerosas variaciones que hace del tema de la Virgen con Niño, como son la Virgen del gran Duque del palacio Pitti de Florencia, la Virgen de Orleans de Chantilly, La Virgen del Prado de Viena, La Virgen del Jilguero de los Uffizi de Florencia, La bella jardinera de París, la Virgen Birdgewater de Edimburgo, La Virgen Tempi y La Sagrada Familia Carigiani de Munich, La virgen Esterhazy de Budapest, o los retratos de Agnolo Doni y Magdalena Strozzi del Palacio Pitti de Florencia.

Madonna del Cardellino (Óleo sobre madera, 1505-1506). Galería de los Uffizi (Florencia, Italia).

En 1508, abandonó Florencia y se trasladó a Roma, donde fue llamado para formar parte, junto a otros importantes artistas como Sodoma, Peruzzi, Bramantino, Lorenzo Lotto y Perugino, de la decoración de las estancias de los nuevos aposentos de Julio II, de donde rápidamente se le hizo responsable de la decoración de la denominada Estancia della Segnatura, originalmente la "biblioteca secreta" del pontífice, donde pintó en tondos la personificación de la Teología, la Filosofía, la Poesía y la Jurisprudencia, a los que añadió una serie de grandes frescos en las paredes con las escenas de: La disputa del Sacramento, La Escuela de Atenas y El Parnaso y las Virtudes. Antes de que fuese completada la decoración de la primera estancia, en 1511, Julio II, le encargó que realizara la decoración al fresco de la segunda, llamada de Estancia de Heliodoro, cuya función era de sala de audiencias. En ella realizó cuatro escenas sacadas de las Sagradas Escrituras e inspiradas en sucesos de la historia de los papas, en ellas abandonó la medida clásica de los frescos de la primera estancia, elaborando escenas de gran dramatismo, energía y tensión, como son La expulsión de Heliodoro del Templo, La liberación de San Pedro de la cárcel, Atila y León Magno y El milagro de Bolsena. Después de la muerte de Julio II en 1513 y la elección de León X, las estancias dejaron de ser el centro de actividad de Rafael, por lo que la realización de los frescos de la tercera, fue encargada a sus numerosos discípulos. En gran parte realizado por él es El incendio del Borgo, escena de la que toma nombre la estancia, y bajo su directo control fueron realizadas La coronación de Carlo Magno y La Batalla de Ostia.

Contemporáneas a la realización de los frescos de las Estancias, son los realizados entre 1513 y 1514 para Agostino Chigi, El triunfo de Galatea para la logia de la Farnesina y las Sibilas de la capilla Chigi, en la iglesia de Santa María della Pace. Junto con nuevas representaciones de la virgen con Niño, como La virgen Aldobrandini, la Virgen del Alba o la Virgen de la silla, así como una serie de retratos de innovadores planteamientos, en los que trata de expresar el carácter individual, como los de Julio II, el Cardal Inghirami, Baltassar de Castiglione o el retrato de una joven llamado La Velata. Así mismo, de esta época son tablas de altar como la Virgen de Foligno, la Virgen de la Sixtina y la Santa Cecilia.

Después de la muerte de Bramante en 1514, León X, le nombró encargado de la obras del Vaticano, con lo que aunque su actividad pictórica siguió siendo muy intensa, extendiéndose incluso a otros ámbitos como los proyectos para escenarios y obras escultóricas. Los intereses del artista se centraron preferentemente en la actividad arquitectónica, realizando un proyecto nuevo para la basílica de san Pedro, la construcción de la Capilla funeraria de Agostino Chigi, la remodelación del Palacio Branconio dell'Aquila y los proyectos para la Villa Madama. En su actividad como arquitecto tuvieron una gran importancia los estudios realizados sobre la antigüedad, que le proporcionaron un conocimiento mucho más amplio, articulado y profundo del arte romano, que lo impulsaron a realizar una revisión de Vitrubio y a concebir el audaz proyecto de levantar el plano de la Roma antigua. Estos estudios influyeron en su obra pictórica, sobre todo en los cartones para los tapices de la Capilla Sixtina, donde se representan Escenas de la vida de los santos Pedro y Pablo o en las decoraciones de las logias del cardenal Bibbiena.

Las últimas obras de su vida las realizó con numerosos colaboradores, a su directa intervención todavía se deben el retrato de León X entre dos cardenales, el Autorretrato con un amigo y gran parte de la decoración de la Sala de Constantino, al igual que el cuadro de La Transfiguración, que lo realizó en competencia con Sebastiano di Piombo, que al tiempo pintaba La resurrección de Lázaro, en el cual muestra una compleja y dramática composición que revela una vuelta a los orígenes recuperando modelos leonardescos en los rostros y en la gestualidad, experiencias que serán propias de la pintura del siglo XVII, desde el ideal clásico de los Bologna, hasta Caravaggio y Rubens.

Rafael pintor

Los Desposorios de la Virgen

Obra de su primera época en Perugia, recoge las importantes influencias de la pintura de Perugino, aunque con unas notables diferencias sobre el maestro. Rafael realiza una composición en friso, en un primer plano se compone la escena de los desposorios, es una composición centrada cuyo eje está marcado por la figura del sacerdote en torno al cual se distribuyen el resto de las figuras. En un segundo plano se organiza una perspectiva en profundidad, mediante el estudio de las baldosas del suela que parecen abrirse en forma de abanico, y que llevan al plano final donde se presenta una arquitectura de planta circular, absolutamente clásica, que recuerda al templete de San Pietro in Montorio de Bramante. Rafael consigue una composición centralizada y centrípeta, siguiendo las líneas clasicistas del Alto Renacimiento. En esta obra introduce un estudio de la atmósfera envolvente que, pese a los distintos planos compositivos, dota de una gran unidad a la obra. Las figuras representadas con un cierto arqueamiento, juegan a dar la idea de centralidad, sus tipos físicos tienden a la representación de una belleza idealizada, tal y como la había planteado Perugino. El paisaje del fondo se presenta con un aspecto nebuloso y azulado, más propio de Leonardo que de Perugino.

El sueño del Caballero

Esta pintura junto con Las tres gracias, formaba parte de un díptico, realizado por Rafael, en su época florentina, entre 1504 y 1508, para la corte de los Montefeltro con los que mantuvo una estrecha relación hasta su viaje a Roma.

En esta obra Rafael ya incluye todas las influencias recogidas y asimiladas en Florencia, planteando una síntesis de los logros de la pintura del Quattrocento e incluyendo elementos aprendidos de Miguel Ángel y sobre todo de Leonardo.

En esta obra Rafael rompe con el modo de componer el paisaje propio de Perugino, introduciendo un estudio de perspectiva aérea propio de Leonardo, aunque va a mantener el gusto por los fondos azulados. La composición es geométrica, en ella se representa la iniciación de un joven en el mundo de la caballería, al que se le muestran el buen y el mal camino, simbolizados en dos figuras femeninas, una le muestra una flor, y la otra una espada y un libro. Las figuras se conciben con una apariencia monumental, quedando un tanto empequeñecidas por la profundidad del paisaje. Este tratamiento de las figuras se hará habitual en las composiciones de Vírgenes con Niño.

La Virgen del Jilguero

Realizada en 1507, puede servir de ejemplo al numeroso grupo de Vírgenes o Madonnas que realiza en su estancia en Florencia. En ellas se muestra como Rafael ha asimilado los recursos de la pintura de Leonardo, de quien aprende la técnica del claroscuro y del sfumato. Al mismo tiempo revela un estilo propio y original, basado en la síntesis de las enseñanzas de los grandes pintores a lo que suma su acusado equilibrio, elegancia y serenidad.

La composición se dispone en un esquema piramidal al que se suma un paisaje en la parte posterior, en el que se aprecia el conocimiento de Leonardo, así como en el sfumato de los niños. Las figuras muestran una cara redondeada, y una boca pequeña, rostros amables y serenos. En estas obras Rafael va a crear un prototipo iconográfico, que va a tener una amplia acogida, por su sencillez y sensibilidad, alejadas de los complejos conceptos de Miguel Ángel y Leonardo.

Las Estancias del Vaticano

En 1508 Rafael se instala en Roma, ciudad a la que había sido llamado por Bramante para participar en la decoración pictórica de las nuevas obras del Vaticano. En principio junto a otros artistas se le encarga la decoración al fresco de habitaciones privadas de los papas. Rafael pronto consigue que se le encargue exclusivamente una de las salas, la Estancia de la Signatura. Rafael se encuentra con una habitación de reducidas dimensiones, cubierta con bóveda, donde ya habían sido pintados una serie de frescos compartimentados en escenas. En las paredes existen puertas y ventanas, a excepción de una, único lugar donde se podía plantear la idea de pintar un gran fresco. Pero Rafael supera estas dificultades, planteando frescos sin compartimentar, que aprovechan los huecos existentes como elementos de la composición, siguiendo una idea de aspecto total. El tema iconográfico de la estancia tiene el trasfondo de la concordatio entre paganismo y cristianismo, propio del humanismo cristiano que dominó los pontificados de Julio II y León X.

La Escuela de Atenas

Es sin duda una de las obras que mejor revela los ideales del Alto Renacimiento. Rafael revive la idea del templo de la filosofía evocada por Marsilio Ficino. Una serie de figuras y filósofos de la antigüedad se disponen en el interior de una arquitectura de solemnes formas y proporciones grandiosas, con ecos temáticos de la arquitectura romana tardoimperial y que probablemente se inspiró en los proyectos de Bramante para la nueva basílica de San Pedro. El trasfondo es una exaltación de la verdad revelada, a la cual se llega mediante la investigación racional. La composición, centralizada, se organiza mediante la disposición y gesto de las figuras así como los planos y la perspectiva definida por la arquitectura. Los personajes centrales, situados en un segundo plano, muestran a Platón que, sosteniendo el Timeo, levanta un dedo señalando el cielo de las ideas, expresión misma del idealismo filosófico, y a Aristóteles que, con el volumen de la Ética, tiende el brazo con la palma vuelta hacia abajo. En los gestos de ambos filósofos, Rafael consigue sintetizar la propia esencia de sus figuras, logrando concentrar en unas actitudes simples sus complejos conceptos.

La Escuela de Atenas (Fresco, 1510-1511). Pinacoteca del Vaticano.

El ojo del espectador es dirigido hacia este grupo central, a través de la propia arquitectura que mediante una sucesión de arcos de medio punto recae sobre las dos figuras, enmarcadas en el último arco en un fondo de cielo. Mientras que el tema central de la composición se desarrolla en profundidad, la arquitectura se expande en primer plano lateralmente, atenuando el movimiento hacia el fondo, expandido también por los cuatro peldaños y permitiendo distinguir claramente los tres grupos principales de personajes, entre los que se distinguen a Sócrates, Alcibíades, Jenofonte, Esquines, Pitágoras, Averroes, Heráclito, Diógenes, Euclides, Zoroastro, Tolomeo, Parménides, Xenócrates o Aristoseno.

En el proyecto primitivo ideado por Rafael, del cual se conserva un boceto en Siena, hubo importantes trasformaciones hasta su realización final. En el boceto se representa un filosofo, sentado en lo alto del basamento, entre un grupo de sabios, situados en un plano inferior y en torno a la muchedumbre de discípulos. Cambia también respecto a un cartón conservado en Milán, en el que se muestra una composición más libre, próxima a la realización final, pero donde los efectos de claroscuro están más adheridos a las formas de Leonardo.

La amplitud de espacio lograda mediante la apertura de las arquitecturas, y la admirable disposición de la composición, de un equilibrio perfecto, contrasta con los gestos de las figuras que se revuelven como en una continua búsqueda, sólo la figura de Platón revela una calma majestuosa.

Pero la evocación del templo de la sabiduría, está estrechamente ligada al presente, mediante la representación de los filósofos se realiza un retrato de grupo de "hombres ilustres", de la cultura del Renacimiento: Platón tiene los rasgos de Leonardo, Heráclito los de Miguel Ángel, Euclides los de Bramante, representándose también a Federico Gonzaga, Francesco María della Rovere, y al propio Rafael, representado en el extremo derecho, junto a Sodoma; es un muchacho de birrete negro. Con los retratos de la Escuela de Atenas, los artistas del Renacimiento entran a formar parte de la asamblea de los doctos, elevada y comparada la función del artista con la de los filósofos, expresando la concepción propiamente renacentista de la actividad artística, entendida como un discurso mental y la búsqueda de una idea. Afirma asimismo, que no existe una contradicción entre la doctrina de la Iglesia y la filosofía y la ciencia de la Antigüedad.

La Transfiguración

Es una de sus últimas obras, y fue terminada por Giulio Romano, aunque gran parte de la realización se debe a Rafael. En ella muestra un retorno a sus primeras obras, mostrando un mayor gusto por el sfumato y la sensación atmosférica de Leonardo. En la composición se superponen dos hechos milagrosos, la transfiguración en el monte Tabor, y a la derecha, en una escena menor, la curación de un niño endemoniado que se retuerce. En esta obra Rafael va a incorporar la agitada grandeza de Miguel Ángel, con rasgos de crispación y efectos luminosos propios del manierismo. Las figuras flotantes y móviles, anuncian un tipo de representación que alcanzará un gran éxito en el barroco.

Rafael arquitecto

Será llamado a Roma por Bramante para que codifique el estilo pictórico; en arquitectura participa en la reconstrucción de la Basílica de San Pedro. Su formación como pintor va a dar a Rafael una gran imaginación constructiva que se va a traducir en una gran monumentalidad y variedad espacial en la que la decoración juega un papel fundamental.

Una vez muerto Bramante en 1514, Rafael se hace cargo de las obras de San Pedro del Vaticano. Todavía no se tenía un proyecto definitivo, lo que también se unía al desinterés papal por la obra tras la muerte de Julio II. Rafael plantea una basílica de planta de cruz latina, con una cabecera tal y como la había ideado Bramante pero más monumental, y desarrollando una amplia nave rematada en un gran pórtico, en el que también existirían capillas laterales. Pero el proyecto de Rafael apenas se construye y tendrá una escasa incidencia posterior.

Junto a Sangalo, construye la la capilla funeraria de Agostino Chigi en la iglesia de Santa María del Popolo, donde plantea una estructura monumental, centralizada y clasicista cubierta con cúpula de media naranja. La ornamentación se realiza a base de frescos y estucos, consiguiendo una gran variedad de espacios mediante la fusión de una arquitectura monumental y bastante simple y la decoración.

Sin duda las obras arquitectónicas más importantes de Rafael serán una serie de palacios y villas en las que articula la transformación del modelo bramantesco y pondrá en marcha las alternativas manieristas. En el Palacio Branconio dell'Aquila, desaparecido en el siglo XVII, Rafael interpretó el modelo bramantesco pero trasformándolo. Organiza un edificio de tres pisos rematado en ático. El piso inferior, zona comercial, se articula por medio de un orden monumental de columnas toscanas. El segundo piso, la planta noble, lo hace mediante un orden de medias columnas, haciendo un extraordinario desarrollo de ornamentación que se alterna con la disposición de nichos con veneras, entre los huecos de las ventanas. Entre este piso y el superior introduce un ático falso donde se alternan decoraciones de guirnaldas y medallones. Este elemento rompe totalmente con la normativa clásica establecida por Bramante. Esta licencia será ampliamente desarrollada por sus continuadores, sobre todo en Milán y Mantua.

En el Palacio Pandolfi, de Florencia, Rafael presenta una arquitectura muy sencilla, monumental y clara, en la que todos los elementos son clásicos, pero cuya ordenación no corresponde ya a la normativa clásica.

Rafael. Planos para el palacio Pandolfini de Florencia (1530).

La Villa Madama

Es una de las más importantes arquitecturas construidas por Rafael, realizada hacia 1516 por encargo de Juliano de Médicis. En ella plantea una nueva tipología de villa suburbana, haciendo gala de una gran imaginación. En planta presenta una zona residencial que se comunica mediante una exedra a un patio semicircular. A la derecha, a través de una diáfana arquitectura, se comunica con un jardín dispuesto con rampas y escalinatas, tal y como lo había planteado Bramante en los jardines del Belvedere, pero con la diferencia de que Rafael construye un edificio privado, no representativo. Su fuente más remota es la descripción de las villas romanas que hace Plinio el Joven en su Historia Natural y del conocimiento de estructuras palaciales antiguas.

Además del patio semicircular y del jardín, la villa tenía cuadras, hipódromos, baños, piscinas, teatro, etc. Todo ello dentro de una gran unidad espacial, con gran variedad y riqueza de espacios. El jardín rectangular, dispuesto en distintos niveles de terrazas y escaleras, utiliza elementos naturalistas que se alternan con hornacinas para estatuas clásicas y fuentes.

Rafael Sanzio. Jardín de la Villa Madama.

Al exterior, un orden gigante de pilastras abarca los dos pisos de la villa y divide el muro, entre ellas se encuadran los ventanales alternando el remate en dintel o curvo. Al interior, la arquitectura, muy sencilla y monumental, permite una gran variedad de estancias. La logia de acceso al jardín se cubre con bóvedas, cada una decorada de distinta forma. La riqueza de temas decorativos, que va desde lo mitológico, monstruoso, fantástico hasta lo geométrico, está inspirada en la Domus Aurea de Nerón.

En toda la construcción Rafael irá introduciendo licencias, muy tímidas, pero que serán ampliamente utilizadas y desarrolladas por sus seguidores.

Obra

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Bibliografía

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  • POPE-HENNESSY, J.: El retrato en el Renacimiento. Madrid, 1985.

E. Alegre Carvajal.

Autor

  • Esther Alegre Carvajal.