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FilologíaBiografía

Pomponio Leto, Giulio (1428-1498).

Humanista y filólogo italiano nacido en Diano di Lucania (Salerno, Italia) en 1428, y fallecido en Roma en 1498. Alcanzó, en vida, gran celebridad por su vasta y profunda erudición, y se convirtió en uno de los principales impulsores de la recuperación del legado artístico y cultural de la Antigüedad clásica grecolatina.

Hijo ilegítimo de Giovanni Sanseverino, príncipe de Salerno, tuvo acceso a una excelente formación, que le permitió incluso trasladarse a Roma para asistir a las lecciones del gran humanista Lorenzo Valla (1407-1457), de quien pronto fue uno de sus discípulos más aventajados. En Roma, además, el joven Giulio asimiló las doctrinas de otros brillantes maestros de su tiempo, como Pietro Oddo.

Fue entonces cuando concibió el ambicioso proyecto de recuperar lo más granado del legado clásico, plan que empezó a plasmar hacia 1464, cuando fundó la muy pronto prestigiosa Accademia Romana. Fundada en la propia residencia que ocupaba Pomponio Leto sobre la célebre colina de Quirinal, esta institución enseguida fue frecuentada por pensadores y artistas que compartían con su fundador ese deseo de recobrar no sólo el Arte, las Letras y la cultura de la Grecia y la Roma de la Antigüedad, sino también las formas de vida, las costumbres, los juegos y espectáculos e, incluso, los ritos paganos. Entre dichos asistentes asiduos a la Accademia había figuras tan relevantes para el desarrollo cultural del Renacimiento europeo como el historiador toscano Filippo Buonaccorsi (¿-1496) y Niccolò Lelio Cosmico(ca. 1420-1500).

Ya por aquel entonces gozaba Giulio Pomponio Leto de una bien merecida fama de hombre culto, como lo prueba el hecho de que, en 1466, fuera llamado a colaborar con el Studio (es decir, la Universidad) de Roma. Al años siguiente, el humanista se trasladó a Venecia para seguir ampliando allí sus saberes, con la intención añadida de continuar avanzado hacia el Oriente para poder aprender el griego y árabe.

En Venecia se ganó la vida como preceptor de los hijos de las mejores familias de la aristocracia local, hasta que, en 1488, fue acusado de pervertir a sus jóvenes alumnos, tanto por transmitirles con demasiado entusiasmo el paganismo de la Antigüedad, como por haberles incitado a mantener relaciones homosexuales (pues, al parecer, había celebrado efusivamente las cualidades de sus discípulos en unos versos latinos que hoy no se conservan). Simultáneamente, en Roma estaban ocurriendo cosas que no le beneficiaban, pues el exacerbado paganismo de que hacían gala sus correligionarios de la Accademia Romana -acusados también, en su mayor parte, de entregarse al vicio sodomítico- dio pie a la inquina de las autoridades civiles y religiosas de la Ciudad Eterna de la segunda mitad del siglo XV.

Fue entonces cuando el Papa Pablo II (1417-1471), que habría de pasar a la historia por el encono con que combatió las ideas humanistas, aprovechó la corriente de opinión contraria a los acaddemici que había en Roma para acusar a la institución de estar organizando secretamente un golpe de estado pagano y republicano. De inmediato, se procedió contra los cabecillas de esta supuesta conjura, entre los que figuraba el ya citado Buonaccorsi y, por supuesto, Giulio Pomponio Leto, a la sazón detenido por el Consiglio dei Dieci de Venecia.

El Papado reclamó la extradición del humanista a Roma, lo que, casualmente, vino a salvarle la vida, pues en Venecia la sodomía estaba castigada con la pena capital, y el tribunal que le estaba juzgando cada vez encontraba más pruebas que venían a demostrar que Pomponio Leto había "pecado" contra natura.

Conducido, en fin, a ciudad del Tíber, fue encarcelado en el Castillo de Sant'Angelo, donde permaneció preso hasta la primavera de 1469. Durante su reclusión, escribió un célebre texto latino en el que reconocía que había exaltado en versos gozosos el amor que sentía hacia sus jóvenes alumnos; pero que el suyo era un amor paterno y "socrático", como el que experimenta cualquier maestro por sus discípulos aventajados.

A pesar de esta elocuente exculpación en latín, tan pronto como fue puesto en libertad se apresuró a contraer matrimonio para evitar que le siguieran persiguiendo por satisfacer su auténtica orientación sexual; y, desde luego, se aseguró de no volver a pisar nunca más la República de Venecia, donde seguía pendiente su cita con el verdugo.

Tras este oscuro episodio en su peripecia vital, Giulio Pomponio Leto reformó la Accademia Romana y siguió defendiendo con ardor la cultura clásica grecolatina, aunque practicando con menos fervor ciertos ritos paganos. Contó, para la rehabilitación de su amada institución, con el apoyo del nuevo Pontífice Sixto V (1414-1484), quien le honró con su afecto y reconocimiento intelectual. Pudo, así, volver a ganarse la vida como preceptor, dando clases de Retórica a los jóvenes romanos.

Fruto de este rehabilitación social e intelectual del humanista de Diano fue su inclusión en la delegación que, 1472, acompañó a Moscú a Sofía Paleóloga -nieta de Constantino XIII Paleólogo (1394-1453), último emperador de Bizancio-, quien acudió a orillas del Moscova para contraer matrimonio con el zar Iván III (1441-1505).

A su regreso a Roma, continuó ejerciendo su labor docente y escribiendo sus obras en latín, la mayor parte de las cuales no se conservan en nuestros días. Entre sus textos más alabados por sus coetáneos cabe citar los tratados titulado De magistratibus, sacerdotiis et legibus Romanorum; De romanae urbis antiquitate libellus; y Compendium historiae romanae; además, fue célebre por sus juiciosos comentarios sobre los escritos del poeta Virgilio (70-19 a.C.) y el maestro de retórica Quintiliano (ca. 30-35-ca. 100), así como por sus gramáticas latinas.

Falleció en Roma en 1498, y recibió sepultura en la iglesia de San Salvatore in Lauro.

JRF

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.