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PeriodismoLiteraturaBiografía

Picón, Jacinto Octavio (1852-1923).

Narrador, ensayista y periodista español, nacido en Madrid en 1852 y fallecido en su ciudad natal en 1923. Autor de una espléndida producción narrativa que, inserta plenamente en los cauces costumbristas que estaban en boga en su tiempo, da cabida a una larga serie de personajes y situaciones que subrayan su ideología liberal, su audacia moral (sobre todo, en lo que a las relaciones amoroso-sexuales se refiere) y su furor anticlerical, se convirtió en uno de los intelectuales españoles de finales del siglo XIX y comienzos de la siguiente centuria más atacados por los sectores conservadores y reaccionarios de la sociedad de su tiempo.

Sus grandes dotes intelectuales, manifiestas en él desde su primera infancia, le permitieron completar un brillante proceso de formación académica que, desarrollado en parte en Francia (donde el joven Jacinto Octavio quedó cautivado no sólo por la cultura gala, sino por las ideas avanzadas de buena parte de la sociedad francesa), culminó en la Facultad de Leyes de su Madrid natal, donde el futuro escritor obtuvo un título de licenciado en Derecho. Inició, a partir de entonces, una prometedora carrera administrativa que pronto le llevó a trabajar como funcionario en el Ministerio de Ultramar; sin embargo, su innata vocación literaria le exigía, cada vez con más fuerza, dedicarse a la escritura, por lo que, al comienzo del período político de la Restauración, abandonó su empleo estatal para consagrarse de lleno al cultivo de las Letras.

Se dio a conocer, entonces, como periodista a través de las páginas de algunos de los principales rotativos y revistas del país, como La Ilustración Española y Americana, Revista de España, El Imparcial y Blanco y Negro, donde dejó impresos sus primeros relatos y numerosos artículos en los que se adivinaba el perfil de un burgués de ideas liberales y espíritu reformista, poseedor de una elevada cultura (ciertamente deudora, como ya se ha apuntado más arriba, de la francesa) y defensor de una sociedad moderna que, entre otras propuestas "escandalosas" para la sociedad conservadora de finales del siglo XIX, debería contemplar el amor libre y el respeto a la identidad de la mujer. Su ideario republicano -que fue una de las razones que le llevaron a renunciar a su puesto de funcionario al implantarse la restauración monárquica- quedó patente también en el escaño de diputado por Madrid que llegó a ocupar en el Congreso.

Dentro de estas coordenadas ideológicas cabe encuadrar su narrativa de ficción, inaugurada a comienzos de la década de los ochenta (es decir, cuando el escritor madrileño rondaba los treinta años de edad) con Lázaro (1882), una novela de fuerte tono anticlerical, a la que pronto se sumaron otras narraciones extensas que convirtieron a Jacinto Octavio Picón en uno de los novelistas más leídos de la época. Entre estas novelas -caracterizadas por una prosa elegante y depurada, muy próxima también a la de los grandes narradores del Naturalismo francés-, cabe destacar las tituladas La hijastra del amor (1884), Juan Vulgar (1885), El enemigo (1887), La honrada (1890), Dulce y sabrosa (1891), Juanita Tenorio (1910) y Sacramento (1914). En todas estas narraciones, Jacinto Octavio Picón defendió -con una libertad y un desembarazo inauditos en su tiempo- el derecho al amor libre, sin bendiciones o condenas religiosas ni certificados o impedimentos legales; en consecuencia, arremetió con firmeza contra el cerrilismo y la intolerancia de las fuerzas sociales reaccionarias, y clamó por el respeto debido a la condición femenina, así como por el derecho que asistía a las mujeres a practicar el amor libre. A pesar de los numerosos enemigos que estas ideas le acarrearon, los sectores más conservadores del país no tuvieron más remedio que rendirse ante los innegables valores literarios que adornaban sus obras de ficción, por lo que en 1900 el audaz escritor madrileño fue recibido como miembro de número en la Real Academia Española.

Al margen de estas narraciones extensas, Jacinto Octavio Picón fue también muy leído y celebrado en su época por sus relatos breves, difundidos primero a través de periódicos y revistas y publicados luego en algunas ediciones recopilatorias como las tituladas Novelitas (1892), Cuentos de mi tiempo (1895), Drama de familia (1905), Mujeres (1911) y Desencanto (1925). Además, su espléndida formación humanística le llevó a interesarse vivamente por el mundo del arte y, muy especialmente, por la creación pictórica, disciplina en la que se convirtió en uno de los más agudos comentaristas de su época, como quedó patente en sus ensayos titulados Apuntes para una historia de la caricatura (1878), Vida y obras de don Diego de Velázquez (1899) y El desnudo en el arte (1902). Estas valiosas aportaciones a la crítica artística del momento le valieron su incorporación a la Academia de Bellas Artes de San Fernando.

En la actualidad pueden leerse ediciones modernas y comentadas de las dos novelas más relevantes de Jacinto Octavio Picón. Dulce y sabrosa, considerada unánimemente por críticos y lectores como su obra maestra, ha sido editada por el profesor e investigado Gonzalo Sobejano (Madrid: Cátedra, 1982); y La hijastra del amor ha sido objeto de una edición actual a cargo de Noel Valis (Barcelona: PPU, 1991).

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.