Napoleón II, Francisco Carlos José Bonaparte (1811-1832).
Hijo único del emperador Napoleón I y de la emperatriz María Luisa de Austria; nacido en París el 20 de marzo de 1811 y muerto en Schönbrunn el 22 de julio 1832.
Como hijo del Emperador, recibió al nacer el título de Rey de Roma, aunque nunca llegó a ser coronado. Francisco José, como hijo único de Napoleón I, estaba destinado a ser el heredero del Imperio Napoleónico, pero la pronta desaparición de esta entidad supranacional impidió que recibiera su herencia.
Tras el desastre de la campaña rusa y, ante el acoso de sus enemigos, en abril de 1814 Napoleón se vio obligado a renunciar al trono y fue confinado a la isla de Elba. En estos difíciles momento, el Emperador cedió el trono a su hijo, pero éste no llegó nunca a sentarse en él. Para los partidarios de la dinastía Bonaparte, el joven Francisco José fue a partir de ese momento reconocido como Napoleón II; no obstante, al no ser formalmente coronado, Francisco José no ocupó el trono y por tanto no le correspondería el nombre de Napoleón II.
Tras la primera caída de Napoleón I, en 1814, la emperatriz María Luisa trató de poner a su hijo a salvo. Con este fin, se trasladó a Viena, a la corte de su padre, el emperador Francisco II. En Viena, el joven Francisco José fue nombrado príncipe de Parma (1814) y duque de Reichstadt (1818).
El 2 de marzo de 1815, Napoleón I se fugó de Elba y apareció en Francia para reclamar el trono. En una maniobra espectacular, Napoleón recuperó el trono sin usar la violencia, su sólo prestigio entre los militares y el pueblo francés le valió para volver a hacerse con las riendas de Francia. Desde este momento y hasta el 22 de junio de ese mismo año, Napoleón I instauró lo que la historiografía ha denominado el Imperio de los Cien Días, su último ascenso al poder.
A lo largo de este período, las cámaras de Francia, dirigidas plenamente por Napoleón I, nombraron formalmente a Francisco José heredero al trono imperial de Francia y emperador tras Napoleón. Francisco José se convirtió así, legalmente, en Napoleón II.
Lo efímero del nuevo gobierno de su padre, impidió que Napoleón II pudiera volver a Francia para confirmar su nombramiento y hacerse cargo de la herencia. La derrota napoleónica en Waterloo supuso el fin de Napoleón I, el cual fue confinado hasta su muerte en la isla de Santa Elena. El 22 de junio, antes de entregarse a los ingleses, Napoleón I volvió a abdicar el trono en su hijo, pero al igual que en 1814, la abdicación no pudo hacerse efectiva.
Tras la definitiva caída de su padre, Napoleón II quedó anclado a Viena y a la corte de su abuelo, Francisco II. Sus partidarios continuaron trabajando para que recuperase el trono francés, pero nunca tuvieron éxito. Tras su escapada de 1814, Napoleón II no volvió nunca a Francia y tampoco volvió a ver a su padre. Vivió en la corte vienesa como un noble de alto rango y fue educado bajo los cánones austríacos.
En los últimos años de su vida, su figura fue eclipsada por la de su primo Luis Napoleón Bonaparte, el futuro Napoleón III, que acabaría por convertirse en el jefe de la dinastía tras su muerte. El 22 de julio de 1832, con 21 años de edad, Napoleón II falleció en Schönbrunn, víctima de la tuberculosis.
Bibliografía
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CRISCUOLO, V.: Napoleón. Madrid, Alianza, 2000.
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THOMPSON, J.M.: Napoleon Bonaparte. Oxford, Blackwell, 1990.
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WOOF, Stuart: La Europa napoleónica. Barcelona, Crítica, 1992.