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LiteraturaBiografía

Mistral, Frédéric (1830-1914).

Escritor francés nacido en Bouches du Rhone el 8 de septiembre de 1830 y fallecido en Saint Remy el 25 de marzo de 1914. Fue galardonado con el premio Nobel de Literatura en 1906.

Nacido en 1830 en Bouches du Rhone, una localidad de la Provenza francesa, Frédéric Mistral creció en el seno de una familia de campesinos acomodados, de pequeños propietarios rurales cuyas tierras daban lo suficiente como para ofrecer a sus hijos una buena educación y ciertas comodidades. Su casa, bautizada Mas du Juge, era frecuentemente visitada por familiares, amigos y vecinos, a los que los Mistral recibieron siempre dando muestras de una hospitalidad de la que Frédéric tomaría nota. Aquellas reuniones navideñas junto al leño de Pascua aparecerían después en sus escritos.

El niño Frédéric realizó sus primeros estudios en un colegio de su pueblo, y sus años de infancia están marcados por el contacto con la naturaleza, las tradiciones populares y el folklore de la Provenza, y aprendió al mismo tiempo el idioma francés y el dialecto provenzal. Nunca olvidaría esos elementos cuando se convirtió en escritor.

Antes de cumplir diez años, Mistral fue enviado por sus padres a un internado situado en la abadía de Saint Michel. La enseñanza allí no era lo que se dice demasiado buena, y el futuro escritor aprovecharía esa etapa para disfrutar con sus camaradas de los bosques y los prados que rodeaban el pensionado. Dos años más tarde Frédéric ingresó en un colegio de Aviñón para estudiar bachillerato. Tras acabar los estudios secundarios, ingresó en la universidad de Aix, donde se licenció en Derecho. Durante su estancia en Aviñón, Mistral tuvo ocasión de conocer a un personaje que definió su vocación literaria: el poeta José Roumanille. Al parecer, el escritor había ido a visitar el internado en el que Mistral vivía, y sorprendió al joven Frédéric escribiendo un poema en idioma provenzal. Entonces, Roumanille le recitó sus propias composiciones en la misma lengua, lo que estimuló a Frédéric a la hora de seguir utilizándola en sus trabajos escritos. A Mistral le hería pensar que el idioma de la Provenza, utilizado para las trovas medievales, se hubiese convertido en un dialecto sin apenas entidad literaria. Al conocer los escritos de Roumanille, y luego los de otros escritores como Bellot, Benedit y Rayband, que publicaban con él en un semanario escrito enteramente en provenzal llamado Boui abasso, entendió que la lengua de la Provenza podía contar también con una sólida expresión literaria.

La amistad entre Roumanille y Mistral duró siempre. Juntos trabajaron en la depuración morfológica y sintáctica del provenzal para adaptar la lengua a la de los trovadores que la habían llevado a su momento de mayor gloria. Roumanille animó al joven Federico a lanzarse a la creación literaria, y Mistral compuso así en 1848 su primer poema en cuatro cantos, que tituló "La siega" y que no llegó a publicarse. Pero en 1852 Roumanille puso en marcha un proyecto ambicioso: confeccionar una antología que reuniese trabajos de los mejores poetas provenzales del momento. Mistral, por supuesto, entró en la terna con una composición titulada "Buenos días a todos". El volumen, que se publicó bajo el título Les provençales, fue calurosamente recibido por los críticos y los literatos franceses. Para Frédéric Mistral, la publicación de su primer texto supuso el empujón que le hacía falta para entregarse de lleno a su vocación literaria.

Tenía sólo veintiún años cuando inició la lectura de su primera gran obra: el poema "Mireio", que describe la pasión amorosa entre dos jóvenes de distinta condición en el marco del paisaje natural y humano de la Provenza. En 1852, mientras redactaba "Mireio", Mistral y su amigo Roumanille, junto con otros escritores provenzales (Guera, Aubanel, Brunet, Tavan y Mathieu) fundaron el movimiento bautizado como "Felibrige". El nombre estaba tomado de la poesía provenzal clásica, que llamaba felibres a los doctores del Antiguo Testamento. El movimiento Felibrige pretendía el establecimiento de un compromiso intelectual y literario para mantener, enriquecer, popularizar y dignificar la lengua de la Provenza. Entre otros proyectos llevados a cabo por los felibristas está la publicación de un diccionario provenzal-francés y la edición de una publicación llamada Almanaque provenzal, que sirvió para recoger parte de los trabajos literarios de los miembros del grupo. Más adelante, el Felibrige se convertirá en un puente de unión entre poetas provenzales y catalanes, así como del oeste italiano, de la bretaña francesa y del País Vasco español.

Entretanto, Mistral ya había terminado su "Mireio". Alejandro Dumas tuvo ocasión de escuchar algunos fragmentos del poema, y manifestó su admiración por la perfección de los versos y por la juventud de su autor. Mistral asegura en sus memorias que había empezado aquel poema sólo para dar rienda suelta a su instinto literario y para proporcionar placer a sus amigos, pero en realidad había empezado una carrera de escritor que le haría acreedor del premio Nobel de literatura. Después de que lo hiciese Alejandro Dumas, Lamartine también expresó públicamente su entusiasmo por el poema de Mistral, y llegó a decir del joven poeta "He aquí a Homero". Así, en 1859 se publicó en Francia la primera edición de "Mireio", que fue saludada con devoción por toda la crítica francesa. En 1867 Mistral publicaba su segundo poema, "Calendau", y más adelante una antología poética titulada Las islas de oro. Para entonces ya era una figura largamente reconocida dentro y fuera de Francia.

En 1878, Mistral contrajo matrimonio con una dama de Dijon llamada María Luisa Riviere, y en 1891 fundó el periódico provenzal Aioli, que apareció de forma irregular durante siete años. Mientras, seguía escribiendo y produciendo literatura: en 1884 publicó Nerto, una leyenda en verso, para aparecer más tarde la tragedia La reina Jano y El poema del Ródano. Por fin, en 1906, se publicaría lo que puede considerarse las memorias literarias del autor: Mis orígenes: memorias y relatos. Es un libro en donde reconocemos a la vez al autor y al hombre, el lugar en el que ha crecido y el ambiente que le ha formado, las leyendas y las tradiciones de la Provenza, la función en su vida de la familia y los amigos. Porque Mistral, a pesar de que viajó a París en numerosas ocasiones para recoger premios o acudir a reuniones literarias, nunca quiso dejar la región provenzal, fuente de inspiración y escenario de su vida.

En el mismo año en que aparecen sus memorias, 1906, Mistral recibió la más alta dignidad a la que puede aspirar un escritor: se le concede en premio Nobel de literatura, que compartiría con el español José de Echegaray. El generoso montante del premio lo empleó Mistral en adquirir y acondicionar un antiguo palacio en Arlés, donde estableció un museo etnográfico.

Ya anciano, Mistral vivió sus últimos años en su casa de Arlés, donde recibía a diario numerosas visitas y escribía y contestaba cartas que para él llegaban desde todos los rincones de Europa. Su vejez fue plácida y feliz, al lado de su esposa y de toda una legión de amigos que nunca dejaron de quererle ni de acompañarle. Frédéric Mistral murió el 25 de marzo de 1914, de un enfriamiento sufrido tras asistir a un acto público al que había sido invitado y al que no quiso dejar de ir a pesar del intenso frío reinante. Con absoluta lucidez, días antes de morir, pidió a su esposa que todas las flores que recibiese para cubrir su tumba se repartiesen entre todos los sepulcros del cementerio de Arlés.

Marta Rivera de la Cruz

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  • agm / 0309 Marta Rivera de la Cruz