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HistoriaPolíticaBiografía

Marco Atilio Régulo, el Viejo (¿-265 a.C.).

General romano de quien se sabe que murió hacia el año 253 a.C. Fue elegido cónsul en 267 a.C. y 256 a.C. Como cónsul, en el año 265 a.C. comandó las tropas que se enfrentaron a los cartagineses.

Vida.

La mayor parte de los escasos datos sobre su biografía los ha aportado Polibio, quien a su vez los extrajo de las obras de Filipo de Agrigento y Fabio Pictor. Régulo era miembro de una de las familias más importantes de Roma, los Atilii. Fue elegido para desempeñar el cargo de cónsul para el año 267 a.C. junto a Lucio Julio Libo. Ambos dirigieron con éxito la guerra contra los Salentini y la rebelde ciudad de Brindisi.

Expedición contra Cartago.

En 256 a.C., junto a su colega en el cargo, Lucio Manlio Vulso Longo, fue enviado al frente de una flota para combatir a los cartagineses en la propia África. La flota, compuesta por un total de 330 naves (250 de las cuales eran de combate), partió de Mesina. La ramada romana derrotó a la flota cartaginesa en la batalla naval del cabo Ecnomo, situado al sureste de Sicilia, donde esperaban las tropas romanas de tierra. Los cartagineses, que disponían de 350 naves, habían tratado de frenar el avance de la flota romana. Régulo, sabedor de la mayor rapidez enemiga en mar abierto, trató de colocar a sus naves en una disposición que dificultase el ataque cartaginés. Situó a sus barcos en forma de triángulo con las proas orientadas hacia mar abierto. Los cartagineses pusieron sus barcos en una larga línea de poco fondo, con lo cual trataban de cercar a los romanos. Los púnicos se dejaron empujar por el centro, pero gracias a su rapidez consiguieron poner en apuros a las naves de la retaguardia romana, que fue salvada gracias a una heroica acción de Marco Atilio Régulo. Al final de la lucha se habían hundido 30 naves cartaginesas y otras 64 habían sido capturadas, mientras que los romanos sólo perdieron 24 barcos.

Ambos cónsules consiguieron con éxito desembarcar las tropas en la localidad africana de Aspis, la cual conquistaron sin grandes problemas, tras lo que enviaron legados a Roma con el fin de informar sobre sus actividades y solicitar que les fueran enviadas nuevas ordenes. El Senado ordenó regresar a Vulso con parte de las tropas, mientras que mandó a Régulo continuar con las operaciones en suelo africano. Su ejército quedó reducido a 40 naves, 15.000 infantes y 500 jinetes. Con el fin de abastecer a sus hombres, envió una serie de expediciones que saquearon los campos de los alrededores. Régulo lanzó una gran ofensiva, lo que le permitió establecer su base de operaciones en la ciudad de Tunis. Tras firmar una alianza con los númidas, continuó su avance. Algunas leyendas afirmaron que en su camino sus hombres encontraron una enorme serpiente de 20 pies de largo a la que dieron muerte y cuya piel enviaron a Roma.

El cónsul derrotó a los cartagineses en Adys, localidad cercana a Cartago, la cual se comenzó a preparar para ser asediada. Los cartagineses pidieron la paz, pero las condiciones que puso Marco Atilio fueron tan duras que se vieron obligados a continuar la guerra. Las condiciones eran las siguientes: el abandono total de Sicilia y Cerdeña, la liberación incondicional de los cautivos romanos, el pago de todos los gastos de guerra, y el compromiso de no hacer guerra ni paz sin permiso de Roma. El mando de las tropas rivales de Roma fue encomendado al general griego Jantipo, quien acudió a enfrentarse con el cónsul romano. Régulo se enfrentó al general cartaginés en mayo del 255 a.C. Los púnicos reunieron a 12.000 infantes, 4.000 jinetes y un centenar de elefantes. Los elefantes lograron romper las líneas romanas, sólo un pequeño cuerpo romano compuesto por 2.000 hombres logró escapar a Aspis.

Cautiverio de Régulo.

Régulo fue hecho prisionero junto a 5.000 de sus hombres. Tras varios años de cautiverio fue enviado a Roma por los cartagineses, probablemente en 241 a.C., previa palabra de honor de que regresaría con un mensaje en el que se solicitaba la paz y el intercambio de prisioneros. Régulo, convencido de que la continuación de la guerra favorecía a Roma, convenció al Senado para que rechazara la propuesta. Fiel a su promesa regresó a Cartago para proseguir su cautiverio. Irritados por su comportamiento los cartagineses le sometieron a los más horribles tormentos que le causaron la muerte. Según contaron algunos autores clásicos, a su regreso fue encerrado en un sótano muy oscuro durante un largo período. Un día, cuando el sol estaba en lo más alto, le sacaron de su celda y tras cortarle los párpados le expusieron al sol, por lo que el sol le quemó la piel y le dejó ciego. Tras lo cual fue puesto bajo los pies de un elefante loco.

Otras fuentes afirmaron que los cartagineses le administraron un veneno de efecto muy retardado que le provocó un insomnio que le llevó a la muerte. Cuando la noticia del asesinato llegó a Roma, el Senado entregó los prisioneros cartagineses a los hijos de Régulo para que hicieran con ellos lo que quisieran y se cuenta que los encerraron en armarios cuyos interiores estaban forrados con clavos afilados. El comportamiento de Régulo hizo que se convirtiera una leyenda entre los romanos y que fuera visto como un auténtico héroe. Desde ese momento el nombre de Régulo pasó a ser considerado como un símbolo de patriotismo y de lealtad. Algunos historiadores han mantenido que la historia de su martirio fue inventada con el fin de atribuir a los cartagineses la fama de maltratar a sus prisioneros.

Bibliografía.

  • CAVE, B.: The punic wars, Londres, 1980.

  • COMBETFARNOUX, B.: Les guerres puniques, París, 1967.

  • FATAS, G.: El período de las primeras guerras púnicas, Madrid, 1990.

  • LAZENBY, J. B.: The first punic war: a military history, Londres, 1996.

JLGC

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  • JLGC