Ludwig, Emil (1881-1948).
Escritor alemán, de verdadero nombre Emil Cohn, nacido en Bratislava en 1881 y fallecido en Moscia, pequeña localidad situada en las cercanías de Ascona (Suiza) en 1948. Nacido en el seno de una familia de la alta burguesía judía, estudió Derecho e Historia en Heidelberg, Lausanne, Bratislava y Berlín. A pesar de sus primeros intentos literarios, en los que ya se manifestaba una decidida vocación, en 1904 entró a trabajar en una empresa familiar. No obstante, en 1906, la dejó para trasladarse a Suiza y dedicarse definitivamente a la literatura. Durante el periodo de la I Guerra Mundial escribió informes para el periódico Berliner Tageblatt desde diversas capitales europeas. Fue éste un período decisivo en su vida, pues le ayudó a adoptar una postura cada vez más europea y menos nacionalista.
Tras la guerra se convirtió en uno de los escritores de mayor éxito: en 1930 sus obras habían alcanzado tiradas de millones de ejemplares y habían sido traducidas a más de 27 lenguas. La causa de este éxito fue el nuevo género desarrollado por Ludwig en las tres novelas y nueve obras de teatro publicadas entre 1911 y 1931, la biografía histórica de carácter psicológico. Ciertamente se puede ver en sus textos una gran diferencia con otros de igual carácter biográfico, y es que en las obras de Ludwig el grado de reflexión y análisis de los hechos históricos alcanza un nivel desconocido hasta ese momento. Esto se puede observar con detalle en la primera biografía publicada: Goethe. Geschichte eines Menschen (Goethe. Historia de un hombre, 1920). El subtítulo formula claramente el propósito de la biografía: desmitificar al genio y situarlo al nivel del individuo, descubrir su alma y su personalidad, sus debilidades y sus grandezas, todo ello acompañado siempre de un material de gran valor documental.
A Goethe le siguieron las biografías de Rembrandt (1923), Napoleón (1925) y Wilhelm II. (Guillermo II, 1925). A pesar de su constante enfrentamiento con la historia en todas sus biografías, su posición política es difícil de determinar y ya desde sus primeras obras se le consideró como el representante intelectual de la joven República. Tras el asesinato de su amigo Rathenau, abandonó la religión judía en señal de protesta, aunque en 1902 se había convertido ya oficialmente al cristianismo. En 1932 adoptó la nacionalidad suiza y en 1933 se quemaron públicamente todos sus libros. Gracias a su buena situación económica ayudó a muchos escritores alemanes perseguidos y organizó protestas internacionales contra el III Reich. En 1940 fue nombrado encargado del presidente Roosevelt para asuntos con Alemania. En los textos pronunciados en relación con este cargo queda reflejada su idea de que el fascismo derivaba del carácter propio de los alemanes, al tiempo que se exigía una transformación de este pueblo.
En 1945 retornó a Suiza, donde vivió hasta su muerte y donde fue más criticado que admirado.