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CineBiografía

Lubitsch, Ernst (1892-1947).

Director y actor de cine estadounidense de origen alemán, nacido en Berlín el 28 de enero de 1892 y fallecido en Hollywood (California. Estados Unidos) el 30 de noviembre de 1947.

Vida

Hijo de emigrantes judíos, sus primeros años estuvieron vinculados al negocio textil, al tiempo que se aplicaba como estudiante en el Sophien Gymnasium de su ciudad. Con 17 años, dio sus primeros pasos en el mundo del cine trabajando en todo aquello que le pedían dentro de los estudios berlineses de la Bioscope. Sin duda, comenzó con buen pie como actor, tanto de extra como en los papeles que muy pronto le ofreció el famoso director de teatro y cine Max Reinhardt en su compañía. La experiencia acumulada a lo largo de este tiempo le ayudó para abordar numerosos cortometrajes cómicos cuando ya contaba con veinte años: eran películas de una bobina, alguna de las cuales partía de un guión propio (como Fräulein Seifenschaum, 1914, o Als ich to War, 1916), producidas casi todas por Union-Film y con un resultado popular y económico muy bueno, tanto que le situaron en el punto de mira de otros productores. Después realizó películas de mayor envergadura, entre las que destacan su colaboración con Pola Negri y Emil Jannings en Los ojos de la momia (1918) y Madame Du Barry (1919) -uno de sus éxitos más notables del cine alemán de la época-.

Después de haber visitado en alguna ocasión Estados Unidos, se instaló definitivamente en Hollywood a partir de la llamada de Mary Pickford para que la dirigiera en Rosita, la cantante callejera (1923). Ernst llegó a la Meca del cine en un momento importante, de gran transformación en sus planteamientos de producción. De ahí que rápidamente se haga efectiva su vinculación a uno de los grandes Estudios de aquellos años, la Warner Bros, para el que dirigió Los peligros del flirt (1924), Mujer, guarda tu corazón (1924) y El abanico de Lady Windermere (1925), entre otras. Su trayectoria, confirmado el alto nivel de sus trabajos y la efectividad de sus aportaciones, demuestra que es capaz de abordar todo tipos de historias, tanto temas históricos como dramas o comedias.

En estos años, Lubitsch señala algunos de los perfiles de su rostro cinematográfico: el placer por las historias sencillas y el tono transgresor sugerido en las mismas. Era considerado un director modelo, capaz de ajustarse a los planteamientos de producción de los estudios, pero se sabía de su capacidad para provocar situaciones fuera de toda convención, en el marco de una apuesta por el tono alegre y divertido, siempre repleto de ingenio. En la línea del trabajo “de Estudio”, Lubitsch confirma que lejos de ser un mero artesano tiene una característica que le diferencia de los demás: un talento indiscutible para aprovechar al máximo la capacidad de convocatoria de repartos encabezados por Florence Vidor, May MacAvoy o Pola Negri, entre las actrices, y Monte Blue, Ronald Colman y Adolphe Menjou, entre los actores; en cualquier caso, algunos de los mejores rostros de la industria del cine de aquel tiempo.

Dos años después de Frivolidad de una dama (1924), el director berlinés entró de lleno en los estudios Paramount para el que dirigió doce de sus siguientes películas, además de ejercer como director de producción durante ese tiempo. Una vez allí, asumió el reto del sonido en una serie de trabajos que se iniciaron con El desfile del amor (1929), continuó con Una hora contigo (1932) y terminó con La viuda alegre (1934) -ésta una producción de la Metro Goldwyn Mayer-, películas que tuvieron como protagonistas a la pareja formada por Maurice Chevalier y Jeanette MacDonald; se trata de operetas que reconstruyen mundos desconocidos con enredos de diverso talante y gracia.

Pero más allá de estas aportaciones, la mayoría fruto de una época en la que la implantación del cine sonoro parece afectar al diseño creativo de muchos directores, cabe decir que la vitalidad expresiva de Lubitsch se concentra, especialmente, en la última década de su carrera. Un ladrón en la alcoba (1932) es una sorprendente comedia que suplanta la idea de que lo que se ve no es lo que realmente pretende ser: ¿qué hay detrás de la puerta? ¿en qué puede acabar una cena íntima? ¿qué sucede bajo la mesa? ¿puede ser una pareja aparentemente distinta, compatible? ¡No se preocupe -podría decir Lubitsch-, esto es como la vida misma!. Esta es la elegancia de un estilo, de una peculiar manera de ofrecer una serie de historias que confluyen en la mente del espectador sugiriéndole que las parejas no son de dos, que las paredes -lejos de ocultar- oyen, que las habitaciones tienen muchas puertas, que desde el pasillo no se sabe lo que ocurre en el interior de la habitación, que un gesto es suficiente para entender toda una secuencia. Basta, en este sentido, recordar la plástica de La viuda alegre (1934), excepcional relato de virtuosismo visual, ágil y provocador, en el que difícilmente el espectador se puede mantener al margen de lo que sucede o despistarse lo más mínimo (estilo que ya venía definido desde Los peligros del flirt o Mujer, guarda tu corazón).

En estos años treinta Ernst construyó, definitivamente, su mundo aparentemente artificial: no proyectó su mirada sobre las cosas o sobre los hechos, sino que encumbró la idea que da origen a que el espectador piense sobre aquello que no se muestra. Los comentarios intrascendentes, las risas contagiosas, las miradas sugeridoras que forman parte del ritual humano traspasan la pantalla acomodándose en la piel del que está viendo la película. En el fondo, la obra de Lubitsch encierra una gran dosis de humor bajo el ropaje de la ironía y la sátira en que siempre ha envuelto las vivencias de los mortales.

En este sentido, dos de sus trabajos posteriores, dejaron una profunda huella en el cine de la época. Abordar dos modelos totalitarios como el comunista y nazi, es todo un reto. Es así como se desarrollan, por un lado Ninotchka (1939), historia de ingenio protagonizada por Greta Garbo, en la que los sólidos ideales de una joven comunista llegan a derrumbarse, simplemente, por la gracia de un curioso sombrero. La simple anécdota engrandece la idea de Lubitsch, todo ingenio. El otro caso es Ser o no ser (1942), en donde Ernst confirma que, con sus elaborados guiones, se ha anticipado en unos años a las risas enlatadas que utiliza la televisión, con la maestría y la dignidad de una carcajada que sale de unos espectadores que forman parte de ese guión, pues cubren los pasajes de tránsito de una situación a otra. Es aquí, en esta construcción, en donde se confirma que los tiempos muertos no existen en la obra de Lubitsch, tienen su “aparente” sentido narrativo, que sin ellos quizá desaparecería la magia de la historia que se está contemplando.

Si en Ser o no ser el teatro traspasa su espacio para integrarse plenamente en la vida -confusión en la que viven algunos de los personajes del filme-, esta confusión es un leit motiv en buena parte de la obra del director alemán, en la que siempre se intenta restar importancia a las acciones más comprometidas y dramatismo a las visiones más duras de los acontecimientos que se plasman.

Ernst Lubitsch fue un director que supo aprovechar las oportunidades que le brindaba la industria estadounidense del cine para realizar una serie de películas muy europeas. Sus miradas centroeuropeas son testimonio de que sabe exportar ideas del viejo continente con las que disfrutan los americanos. Quizá porque ellos no están dispuestos o capacitados para realizarlas, sobre todo con esa ingeniosa propuesta visual repleta de alusiones, sugerencias, omisiones, en las que desempeña un papel fundamental el inconsciente humano, los deseos ocultos, la mirada cautiva.

Aunque varias de sus películas fueron nominadas en los diversos apartados de los premios de la Academia de Hollywood, únicamente recibió La viuda alegre (1934) el Oscar al Mejor Decorado (para Cedric Gibbons y Frederic Hope). No obstante, unos meses antes de su muerte, recibió un Oscar especial por su contribución al arte cinematográfico; sin duda, un premio merecido.

Filmografía

Director

Cortos y mediometrajes (actor en muchas de ellos):
1914: Fräulein Seifenschaum (y guionista).
1915: Blinde Kuh; Aufs Els Gefuhrt; Zucker Und Zimt (y coguionista).
1916: Leutnant Auf Befehl; Wo Ist Mein Schatz?; Als Ich Tot War; Schuhpalast Pinkus; Der Schwarze Moritz; Der Gemischte Frauenchor; La mamá de los perritos.
1917: Ossis Tagebuch (y coguionista); Seine Neue Nase; Der Blusenkönig; La niña de los millones (y coguionista); Ein Fideles Gefängnis.
1918: Pasajero sin billete; Prinz Salmi; Ich Mochte Kein Mann Sein (y coguionista); Der Fall Rosentopf; La bailarina del antifaz (y guionista); Marionetten.
1919: Meyer Aus Berlin; Mi mujer, artista de cine; Schwabenmadle.

Largometrajes
1918: Los ojos de la momia; Carmen.
1919: La princesa de las ostras (y coguionista); Rausch; Madame Du Barry; La muñeca (y coguionista).
1920: Las hijas del cervecero (y coguionista); Romeo y Julieta (y coguionista); Sumurun (y coguionista); Ana Bolena.
1921: El gato montés (y coguionista).
1922: La mujer del faraón (y coproductor); Montmatre (y coproductor).
1923: Rosita, la cantante callejera.
1924: Los peligros del flirt; Mujer, guarda tu corazón; La frivolidad de una dama.
1925: Divorciémonos; El abanico de Lady Windermere.
1926: La locura del charlestón.
1927: El príncipe estudiante.
1928: El patriota (y montador).
1929: Amor eterno; El desfile del amor.
1930: Galas de la Paramount (codirector); Montecarlo.
1931: El teniente seductor (y productor y coguionista).
1932: Remordimiento (y productor); Una hora contigo (y productor); Un ladrón en la alcoba (y productor); El empleado (episodio de “Si yo tuviera un millón”).
1933: Una mujer para dos (y productor).
1934: La viuda alegre.
1937: Ángel (y productor).
1938: La octava mujer de Barba Azul (y productor).
1939: Ninotchka (y productor).
1940: El bazar de las sorpresas (y productor).
1941: Lo que piensan las mujeres (y productor).
1942: Ser o no ser (y productor y argumento).
1943: El diablo dijo no (y productor).
1946: El pecado de Cluny Brown (y productor).
1948: That Lady in Ermine (y productor).

Actor

1912: Das Mirakel; Venezianische Nachte.
1913: Bedingung: Kein Anhang; Meyer Auf Der Alm.
1914: Die Firma Heiratet; Fräulein Piccolo; Meyer Als Soldat; El orgullo de la firma; Rund Um Die Ehe; Hans Trutz Mi Schalaraffenland.
1915: Robert Und Bertram; Arme Marie!.
1916: Dr. Satansohn.
1933: Mr. Broadway.
1945: La zarina (y productor); Where Do We Go From Here?.

Otros trabajos

1919: Der Lustige Ehemann (guionista).
1936: Deseo (productor y guionista).
1946: El castillo de Dragonwyck (productor).

Bibliografía

  • EYMAN, Scott: Ernst Lubitsch. Madrid. Plot Ediciones. 1997.

  • RUSSELL TAYLOR, John: Extraños en el paraíso. Los emigrados a Hollywood 1933-1950. Valladolid. 33 Semana de Cine. 1988.

  • WEINBERG, Herman: El toque Lubitsch. Barcelona. Lumen. 1980.

Autor

  • Emilio C. García Fernández