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FilosofíaLiteraturaBiografía

Lipsio, Justo (1547-1606).

Filólogo, erudito y filósofo belga, nacido en Overyssche (1547) y muerto en Lovaina (1606). Su nombre original fue Joost Lips (Justus Lipsius, en latín). Se dedicó al estudio de las letras bajo la protección del cardenal Granvelle, a quien dedicó sus primeras producciones, y quien lo nombró su secretario. Pasó en Roma algunos años visitando las principales bibliotecas y examinando manuscritos de los mejores clásicos latinos y, después de un viaje literario por Alemania, fue nombrado profesor de Elocuencia en la universidad de Jena, aunque algunos odios y envidias que se levantaron contra él le obligaron a renunciar a su empleo. Pasó algún tiempo en Lovaina, y después obtuvo una cátedra de Historia en la Universidad de Leiden, donde permaneció doce años, que fueron los más brillantes de su vida, porque en ellos adquirió la reputación de uno de los primeros profesores y publicistas de su época. Las cuestiones religiosas hicieron que se viera en la necesidad de abandonar aquella residencia, y en medio de los más ventajosos ofrecimientos de las principales cortes de Europa, aceptó la cátedra de Historia de Lovaina. Felipe II le recompensó esta preferencia con el nombramiento de cronista de la Corona, y el archiduque Alberto, gobernador de los Países Bajos, lo nombró posteriormente consejero de Estado. En aquella ciudad acabó sus días, después de emplear la influencia de su elevada posición en dulcificar la suerte de las víctimas que ocasionaban las luchas políticas de aquella época. Durante una de sus explicaciones sobre el Tratado de la Clemencia de Séneca, recibió en su cátedra la inesperada visita del archiduque Alberto y la infanta Isabel y, aprovechando el asunto de su explicación, supo interesar de tal manera a los príncipes que consiguió la libertad de trescientos brabanzonas sentenciados por haber tomado parte en las últimas turbulencias. Fue autor de varios comentarios de clásicos latinos en los que se adhería principalmente al pensamiento de Séneca, de forma que se propuso hacer resurgir el estoicismo antiguo, defendiendo su compatibilidad con el cristianismo. Así se convirtió en el máximo representante del estoicismo renacentista. Centró su interpretación del estoicismo en el ámbito moral, y llegó a la conclusión de que la esencia de la filosofía consiste en la sabiduría práctica, capaz de resolver el problema de la vida. Las ideas fundamentales del estoicismo lipsiano se resumen en la identificación de la filosofía y la moral, de la virtud y la felicidad, al tiempo que interpreta la apatía estoica con el desprecio cristiano del mundo. Sus principales publicaciones son: Ediciones anotadas de diferentes obras de Cicerón, Tácito, Tito Livio, Séneca, Valerio Máximo, Suetronio, Catulo, Tíbulo, Propercio, Marcial, etc.; Sátira Menipea; De la Constancia; De la pronunciación latina; Saturnales; De los políticos; De la unidad religiosa; Del arte militar de los romanos; La filosofía de los estoicos; Historia de Lovaina.

Autor

  • Sagrario Arenas Dorado