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LiteraturaBiografía

Kuprin, Alexandr Ivanovich (1870-1938).

Poeta y narrador ruso, nacido en Naróvchat (en la provincia de Penza) en 1870 y fallecido en Moscú en 1938. Considerado como uno de los grandes escritores antimilitaristas del siglo XX, no se sumó al movimiento revolucionario que sacudió su país y emigró a Francia, donde escribió una interesante producción narrativa que le convierte en uno de los más destacados autores de la literatura rusa en el exilio.

Vida.

Paradójicamente, su primera vocación profesional discurrió por la senda de la milicia. Nacido en el seno de una familia humilde, aunque de ilustre prosapia (era hijo de un modesto funcionario y de una descendiente de los príncipes tártaros Kolonchak), con tan sólo tres años de edad quedó huérfano de padre, lo que obligó a su madre a trasladarse a Moscú, donde halló amparo en un miserable asilo para viudas. Su desgraciada infancia sufrió un nuevo golpe brutal cuatro años más tarde, cuando falleció también su madre y, con apenas siete años, se vio recluido en el orfanato donde habría de pasar el resto de su infancia y recibir su primera formación escolar.

Para escapar de esta miseria, el joven Alexandr Ivanovich Kuprin ingresó en la Academia Militar y, posteriormente, en un regimiento de infantería del Ejército ruso, donde desarrolló una brillante trayectoria militar que, en poco tiempo, le deparó la condición de alférez. Pero en 1894, después de toda una juventud dedicada casi por completo a la armas, se sintió abrumado por el peso de la responsabilidad del mando, la violencia intrínseca del ejército y la asfixiante disciplina militar, por lo que abandonó la vida castrense e inició una etapa bohemia en la que, de un lugar a otro, desempeñó oficios tan variopintos como los de impresor, pescador, cargador, auxiliar de odontología, agrimensor, actor teatral, administrador de fincas, cantor de coro y oficinista. Entre unos trabajos y otros, Alexandr Ivanovich Kuprin se entregó también a largos períodos de holganza y vagabundeo en los que se fue forjando en su interior -a base de vivir nuevas experiencias y revisar continuamente las acumuladas- la necesidad de entregarse a la creación literaria.

En efecto, su largo periplo errante por diferentes regiones del país no le distrajo de dos actividades vocacionales que, por aquellos años juveniles, se habían convertido en el principal objeto de su vida: el cultivo de la creación literaria (plasmada en numerosas colaboraciones enviadas a diferentes revistas literarias de la ciudad de Kiev, donde residió durante un largo período de tiempo) y las preocupaciones políticas (manifiestas en sus contactos con la organización clandestina Tierra y Libertad). Aunando ambas vocaciones, Kuprín escribió poemas de contenido político, como los que protestaban contra la ejecución del terrorista Alexandr Uliánov (hermano mayor de Lenin), además de varias sátiras dirigidas contra el gobierno o algunos ministros. Poco después, su consagración definitiva a la escritura habría de hallar abundante material novelesco en las experiencias vividas durante sus años en el ejército, así como en sus variopintos oficios y en su dilatada andadura errante.

En 1917, tras el estallido de la Revolución Rusa, Kuprin simuló en un principio abrazar su causa y llegó a colaborar con Gorki (a cuyo grupo de narradores, Znanie, ya pertenecía desde hacía varios años) en la fundación y dirección de la editorial Literatura universal. Pero tan pronto como el ejército blanco llegó a la región donde a la sazón residía (Gátchina), el escritor de Naróvchat aprovechó la cobertura que le brindaban esas tropas zaristas para abandonar el país y emigrar a Estonia, dando así inicio a un largo período de exilio que, tras una estancia en Finlandia, acabaría por conducirle a París en 1920. En la capital gala, Kuprin permaneció durante diecisiete años, ya consagrado como una de las figuras más destacadas de las Letras rusas en el exilio; pero en la primavera de 1937 se sintió gravemente enfermo y manifestó su deseo de regresar a su patria para no morir en suelo extranjero. Las autoridades soviéticas fueron condescendientes con su añoranza y le permitieron establecerse en Moscú, en donde falleció al año siguiente.

Obra.

En general, toda la producción literaria de Alexandr Ivánovich Kuprín se caracteriza por su acusado contenido social, presente tanto en sus composiciones poéticas como en sus creaciones narrativas. En su constante lucha contra la injusticia social y la corrupción extendida por todas las esferas de poder, el escritor de Naróvchat defendió la mejora de las condiciones de vida de las clases menos favorecidas y condenó con dureza los abusos de los militares y de la casta política dominante.

Su irrupción en el panorama literario ruso tuvo lugar en 1893, a raíz de la publicación, entre las páginas de la revista cultural El Patrimonio Ruso, de una novela breve titulada A oscuras, obra a la que siguió, en sucesivos números de dicha publicación, la estampación de varios relatos de Kuprin. Poco después fue apareciendo el grueso de las narraciones que configuran esta primera etapa de su producción literaria, caracterizada fundamentalmente por la denuncia de la corrupción reinante en la vida castrense, así como por la denuncia de otros vicios y conductas inmorales que (como el alcoholismo), estaban presentes en el ejército ruso, pero también en el resto de las esferas dominantes de la sociedad rusa. Entre estas obras, resulta obligado recordar la titulada Móloch (1896), en la que Kuprin logró la creación de uno de los personajes más sólidos de toda su obra literaria: el ingeniero Bobrov, un idealista que lucha de forma voluntaria y abnegada por mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora, en plena expansión del capitalismo salvaje en la Rusia zarista. También son dignas de mención, dentro de esta primera etapa de creación novelesca, las narraciones tituladas El duelo (1905), en la que Kuprín narra la peripecia de un joven oficial sometido a la brutalidad de sus compañeros y de sus superiores, configurando una de las manifestaciones literarias antimilitaristas más famosas de las Letras rusas; y El capitán Rýbnikov (1906), centrada en la guerra ruso-japonesa. Junto a ellas, deben recordarse asimismo otras novelas y relatos como La pesquisa (1894), Inspección informal (1894), El río de la vida (1895), La solicitante (1895), El alférez (1897), Olesia (1898), Turno de noche (1899), La marcha (1901) y La fosa (1910), sin olvidar otros títulos como La pulsera de granates, El sol licuado, El mareo, Gambrinas, Los gigantes, Delirio y La boda.

Respecto a los rasgos estilísticos de todas estas obras, cabe señalar en la producción de Kuprin una marcada influencia de autores occidentales como el británico Kipling y el americano Jack London, cuyas narraciones dejaron en las obras del ruso un manifiesto gusto melodramático plagado de intrigas y golpes de efecto, aunque no por ello alejado de esa corriente realista en la que se inscriben todos sus relatos.

Ya en el exilio, Alexandr Ivanovich Kuprin continuó escribiendo y publicando brillantes obras de ficción novelesca, como París casero (1927), Miss Gouron (1929), El gallo de oro (1932), Jeanette (1932-33) y Alumno y oficial (1928-33), una espléndida novela autobiográfica que está considerada como la obra más importante de esta segunda etapa de su trayectoria literaria. Otros títulos destacables de la producción de Kuprin en el exilio son Anatema, La casita y Corazón perdido.

Bibliografía.

  • ABOLLADO VARGAS, Luis. Literatura rusa moderna (Barcelona: Labor, 1972).

  • LO GATTO, Ettore. La literatura rusa moderna (Buenos Aires: Losada, 1973).

Autor

  • JR.