Hoover, John Edgar (1895-1972).
Funcionario y criminólogo estadounidense. Nació el 1 de enero de 1895, en Washington D.C (Distrito de Columbia), y murió el 1 de mayo de 1972, en la misma ciudad. Fue miembro del FBI (Federal Bureau of Investigation) desde 1924, y su director desde 1935, cargo en el que permaneció casi cuarenta años, ayudando a incrementar ostensiblemente la eficacia de su organización, hasta el punto de convertirlo en el símbolo de la ley y el orden federal por excelencia. En sus últimos años de mandato fue acusado de abuso de poder y de sobrepasar la jurisdicción del FBI.
Educado en su ciudad natal, John Edgar Hoover cursó la carrera de Derecho en la Universidad de Washington, a cuyas clases acudía en horario nocturno, ya que por el día trabajaba en la Biblioteca del Congreso. En el año 1917 logró licenciarse con las más altas calificaciones y entró a trabajar, ese mismo año, en el Departamento Federal de Justicia. Dos años más tarde fue designado ayudante del fiscal general (ministro de Justicia), Mitchell Palmer, puesto que ejerció hasta el año 1921, cuando fue nombrado ayudante del director del Bureau of Investigation (FBI desde el año 1932). El 24 de mayo de 1924, John Edgar Hoover fue confirmado oficiosamente como director de la policía federal estadounidense, dependiente directamente del Departamento Federal de Justicia, con la misión específica de crear una fuerza policial a nivel nacional capaz de perseguir y hacer frente a todo tipo de delitos, sobre todo aquellos que tuvieran que ver con cuestiones referentes a la seguridad del Estado y con las bandas criminales organizadas.
El nacimiento del FBI
Finalmente, en el año 1935, fue nombrado oficialmente director del organismo bautizado ya con el nombre de Federal Bureau of Investigation. Hoover inició su nuevo puesto con unos medios materiales y humanos ridículos para la misión que se le había encomendado: contaba tan sólo con 441 hombres a su servicio y unos recursos de investigación desfasados y poco operativos. Para paliar tan escasez, Hoover introdujo un riguroso sistema de selección y preparación de los candidatos, además de introducir paulatinamente todo tipo de innovaciones tecnológicas y materiales para luchar contra el crimen, tales como técnicas forenses, sistemas radiofónicos de detención y escucha, seguimiento de sospechosos, laboratorios de análisis e investigación de las pruebas o la creación de la Academia Nacional del FBI. Estas innovaciones sirvieron para mejorar la negativa imagen de la organización ante los ciudadanos debido a anteriores escándalos y abusos.
Debido al surgimiento, en la década de los años treinta, de auténticas bandas organizadas de delincuentes de todo tipo, nacidas al amparo de la recesión económica de 1929, Hoover supervisó las investigaciones y la campaña policial contra los principales cabecillas, encarcelando a personajes como Al Capone o al famoso atracador de bancos John Dillinger. Aunque esas detenciones, tan aireadas por el propio Hoover, no condujeron a erradicar el verdadero "sindicato del crimen organizado" que había en las principales ciudades del país, sí le hicieron ganar al FBI y a su director fama de integridad y de efectividad.
Durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, Hoover amplió las funciones del FBI, que asumió tareas de contraespionaje y lucha contra el sabotaje.
Terminada la guerra, su cada vez mayor autoritarismo y la inmunidad de facto de la que gozaba, hicieron que su persona se viera envuelta en una constante polémica, acusado de abuso de poder y de infringir la ley federal en no pocas ocasiones. Con el inicio de la Guerra Fría, Hoover dio comienzo a una serie de exhaustivas investigaciones en todos los ámbitos del país, gubernamentales, privadas y civiles, con el objeto de reprimir todas las actividades subversivas posibles, labor en la que fue apoyado con fervor por el senador de Joseph Mac Carthy y el Comité de Actividades Antinorteamericanas.
En el año 1945, los 441 iniciales agentes habían pasado a 14.000 agentes, los famosos G-men (hombres G) dirigidos implacablemente por Mister FBI, apodo por el que se conocía a Hoover. La notable autonomía con la que actuaban nunca dejó de ser vista como una fuerza paraestatal de incontrolable poderío, circunstancia que llevó a que, en el año 1971, el jefe de la mayoría demócrata en el Senado, Hale Baggs, afirmase "vivimos en un estado policiaco".
Más de cuarenta años de servicio en la organización, con ocho presidencias sucesivas, desde Calvin Coolidge hasta Richard Nixon, fueron suficientes para que Hoover crease la mayor red policial del mundo y convertirse en un personaje odiado y temido, pero a la vez imprescindible para el mantenimiento del orden interno. Su vesánico odio hacia la gente de color y al movimiento de los Derechos Civiles fue proverbial y nada disimulado. El mismo Martin Luther King fue repetidamente acosado y espiado constantemente por agentes de Hoover.
De sus múltiples escritos y reflexiones, Hoover dejó escritas las siguientes obras: Personas escondidas (1938), Maestros del engaño (1958), Estudio del comunismo (1962) y El crimen en los Estados Unidos (1965).
Bibliografía
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FAIRCHILD, Erika y WEBB, Vincent The politics of crime and criminal justice. (Beverly Hills: Ed. Sage. 1985).
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HERNÁNDEZ SÁNCHEZ-BARBA. Mario: Historia de los Estados Unidos de América: de la República burguesa al Poder presidencial. (Madrid: Ed. Marcial Pons. 1997).
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ROSSOTI, Renzo: FBI. (Barcelona: Ed. Dopesa. 1974).
CHG