Gregorio VIII, Antipapa (ca. 1050-ca. 1140).
Antipapa, de nombre Mauricio Burdino (o Bordino), nacido en Francia hacia 1050 y muerto en la prisión de Fumona, cerca de Alatri (Italia), hacia 1140. El emperador Enrique V lo nombró papa en lugar de Gelasio II y tomó el nombre de Gregorio VIII.
Originario de la Francia meridional, fue monje del monasterio de Limoges. En 1095 el arzobispo Bernardo de Toledo lo trajo a España para que reformase su diócesis. Poco después fue nombrado obispo de Coimbra y a la muerte del arzobispo Giraldo de Braga fue designado para sucederle. Recibió en Roma el palio y la confirmación del papa Pascual II y fue nombrado legado apostólico para que negociase la paz con el emperador Enrique V.
En 1117 el emperador viajó a Italia para hacerse cargo de la herencia de la condesa Matilde de Toscana. Mientras el papa se encontraba en Monte Casino, Enrique reunió a los cardenales y exigió que lo coronaran. El arzobispo Mauricio se prestó a llevar a cabo tal ceremonia y al saberlo el papa reunió un concilio en Benevento en el que excomulgó a Burdino, constituyendo éste uno de sus últimos actos de gobierno, pues murió en enero de 1118. En Monte Casino fue elegido Juan de Gaeta, canciller de la Iglesia romana, que tras la aclamación tomó el nombre de Gelasio II y huyó a Gaeta, después de sufrir la violencia del emperador, ser encarcelado y lograr escapar. Enrique trató de intimidar a Gelasio para que entrase en Roma y lo consagrase, amenazando con nombrar un papa de entre los cardenales si no obedecía. Gelasio, seguro de sus apoyos, contestó que su intención era reunir un concilio en Cremona o Milán, para tratar de poner fin a las luchas entre el Imperio y el Papado. Enrique consagró entonces al arzobispo de Braga (8 de marzo de 1118), que tomó el nombre de Gregorio VIII; irónicamente el anterior Gregorio (VII) había sido el que había comenzado a enfrentarse con los emperadores por la cuestión de las investiduras. Para respaldar legalmente la consagración de Gregorio VIII el emperador contó con el servicio de jurisconsultos como Guarnerio de Bolonia.
El 7 de abril Gelasio, desde Capua, excomulgó a Gregorio VIII y al emperador, ordenando a Conón de Palestrina que fuese a Alemania a promulgar la sentencia. Gregorio, en pago de su nombramiento, coronó a Enrique el 2 de junio y éste regresó a Alemania, dejando a Gregorio a su suerte, por lo que éste juzgó más prudente abandonar Roma, donde entró Gelasio a comienzos de julio de 1118. A la muerte de Gelasio, en enero de 1119, los enemigos del emperador nombraron papa en la persona del arzobispo de Vienne, que tomó el nombre de Calixto II y cuya aclamación tuvo lugar el 1 de marzo. Durante los meses siguientes, Calixto reunió un concilio en Reims en el que fue confirmada la excomunión de Gregorio VIII y del emperador y en 1121, después de haber visitado gran parte de Italia, pudo retomar en sus manos el gobierno religioso y acometer el asunto del antipapa, que se encontraba refugiado en Sutri. La vuelta a Roma de Calixto II asustó sobremanera a Gregorio VIII, que envió una carta al emperador, quejándose de que sólo había recibido del Imperio buenas palabras, y de que la escasa ayuda militar enviada por el marqués de Ancona se había marchado tras cuarenta días; en todo caso, Gregorio se mostró dispuesto a seguir hasta el final con la santa causa que se le había encomendado. No tuvo que resistir mucho tiempo, ya que cuando en abril de 1121 los normandos, bajo el mando del cardenal Juan de Crema, iniciaron el asedio de la fortaleza de Sutri, sus habitantes entregaron a Gregorio para no sufrir los horrores del saqueo. El antipapa fue trasladado a Roma , donde el 23 de abril se le hizo entrar montado en un camello con la cabeza vuelta hacia la cola y cubierto con una piel de carnero manchada de sangre. Calixto II le ordenó encarcelar en el castillo de La Cava, cerca de Salerno, y el 27 de abril anunció a los obispos franceses el fin del cisma. El hecho de que Enrique V no nombrase un nuevo antipapa facilitó el entendimiento entre el Imperio y el Papado, plasmado en el Concordato de Worms (1122). Las ordenaciones hechas por Gregorio VIII y por los obispos nombrados por él fueron anuladas en el concilio de Letrán (1123), en el que Burdino fue tratado de heresiarca.
Desde Cava fue trasladado a la fortaleza de Janula, cerca de Monte Casino y allí permaneció hasta que el papa Honorio II lo hizo encerrar en el castillo de Fumona, en las proximidades de Alatri, donde pasó el resto de sus días.
Bibliografía
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