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MúsicaBiografía

Ginastera, Alberto Evaristo (1916-1983).

Compositor argentino nacido en Buenos Aires el 11 de abril de 1916 y fallecido en Ginebra (Suiza) el 25 de junio de 1983. Es una de las figuras principales de la música latinoamericana del siglo XX.

Vida

Desde los siete años de edad reveló una fuerte inclinación hacia la música, por lo que cinco años más tarde ingresó en el Conservatorio Williams de la capital argentina. Allí cursó estudios con Cayetano Argenziani y Celestino Piaggio hasta 1935, fecha en la que se diplomó en composición con las máximas calificaciones. Al año siguiente ingresó en el Conservatorio Nacional de Música de Buenos Aires donde realizó estudios con Athos Palma (armonía), José André (contrapunto) y José Gil (composición). Antes de finalizar sus estudios musicales se le brindó la oportunidad de estrenar en el Teatro Colón la suite orquestal Panambí, basada en su ballet de igual título, que dirigió Juan José Castro en 1937. Tres años más tarde lograría estrenar el ballet completo en el citado teatro. En esta ocasión, la coreografía estuvo a cargo de Margarita Wallmann y fue de nuevo Juan José Castro quien se hizo cargo de la dirección orquestal.

En 1941 comenzó su dedicación a la enseñanza al obtener los puestos de profesor de música del Conservatorio Nacional y de la Academia Militar San Martín. Ese mismo año contrajo matrimonio con Mercedes del Toro, con la que posteriormente tuvo dos hijos, y escribió su segundo ballet, al que tituló Estancia. La obra fue creada por encargo de Lincoln Kirstein, director del Ballet Caravan, y no llegó a estrenarse hasta pasados diez años debido a la disolución de la compañía. Además del citado ballet, Ginastera compuso en la década de los años cuarenta otras obras significativas como Malambo (1940) o la Obertura para el “Fausto” criollo (1943), ambas de carácter nacionalista.

Debido a la situación política argentina provocada por el gobierno de Perón, Ginastera decidió viajar a los Estados Unidos en 1945 gracias a una beca que la Fundación Guggenheim le había concedido tres años antes y que no había tenido ocasión de disfrutar. Allí permaneció hasta 1947 visitando los departamentos de música de las universidades de Yale y Harvard, así como la prestigiosa escuela de música Juilliard de Nueva York. Pudo estrenar varias obras suyas con la orquesta de la NBC y conocer la obra de compositores norteamericanos como Samuel Barber o Aaron Copland, que fue su maestro en los cursos de composición de Tanglewood y con el que entabló una gran amistad.

En 1948 regresó a su país natal, donde aceptó dirigir el Conservatorio de La Plata hasta 1952. Ya para entonces había logrado la atracción de la crítica extranjera con la presentación de su Primer cuarteto de cuerda en el XXV Festival de la Sociedad Internacional de Música Contemporánea (SIMC) de Frankfurt, en 1951, y había fundado la sección argentina de la citada institución. Tras ese primer viaje a Europa en 1951, se produjeron otros a Oslo -con motivo del estreno de su Sonata para piano nº 1 en 1953-, a Roma (1959) y a Madrid en 1965, donde estrenó su cantata Bomarzo. Además, Honegger le ofreció participar en el Conseil International de la Musique de la UNESCO, del que fue miembro posteriormente.

Tras abandonar su puesto en La Plata por razones políticas, continuó componiendo importantes obras entre las que destacan las Variaciones concertantes de 1953. En 1956 volvió a impartir clases en La Plata, si bien al año siguiente tuvo que abandonarlas para poder dirigir la Facultad de Artes y Ciencias Musicales de la Universidad Católica de Argentina, de la que fue decano entre 1958 y 1963. Mientras tanto su lenguaje musical se iba acercando paulatinamente al serialismo y una buena muestra de ello aparece en su Segundo Cuarteto de Cuerda, que sirvió para clausurar el Primer Festival Interamericano de Música celebrado en Washington en 1958.

Ya en la década de los años sesenta pasó a dirigir el Centro Latinoamericano de Altos Estudios Musicales (CLAEM) del Instituto Torcuato di Tella, un centro de enseñanza de alto nivel que ofrecía becas a jóvenes compositores latinoamericanos para estudiar con músicos de la talla de Copland, Iannis Xenakis, Bruno Maderna o Luigi Nono. Fue también en los años sesenta cuando compuso su gran ópera Don Rodrigo (1963-64), que ya contenía claros elementos del serialismo. La ópera fue elegida para inaugurar el nuevo edificio de la Metropolitan Opera de Nueva York en febrero de 1966 y obtuvo excelentes críticas. Dado el éxito de Don Rodrigo, la Opera Society de Washington le encargó ese mismo año la creación de otra ópera a la que tituló Bomarzo, y que causó cierta polémica por su elevado contenido erótico.

Mientras trabajaba en Beatrix Cenci, su tercera ópera, se produjo su ruptura matrimonial. Este suceso le acarreó dificultades para finalizar los diversos encargos que tenía pendientes; pero su vínculo con la violonchelista argentina Aurora Nátola, con la que se casó en 1971, contribuyó a despertar de nuevo su inspiración y ese mismo año estrenó Beatrix Cenci en el Kennedy Center de Washington. A partir de su segunda boda y hasta el final de sus días, Ginastera residió en Ginebra, donde compuso numerosas obras, muchas de ellas para violonchelo dada la profesión de su mujer. Cabe destacar la majestuosa Turbae ad passionem gregorianam op. 43 de 1974 y siete de los ocho cuadros sinfónicos del Popol Vuh (1975-1983), obra basada en el mito maya de la creación del mundo (véase Popol Vuh).

Ginastera recibió importantes galardones a lo largo de su vida. Entre ellos cabe citar los doctorados honoris causa por las universidades de Yale (1968) y Temple (1975) y el premio del Consejo Internacional de Música de la UNESCO (1971). Además, fue nombrado miembro de la Academia de Bellas Artes de Argentina, de la Academia de Música de Brasil y de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias.

Obra

La obra de Ginastera se caracteriza por su vigor rítmico y por su gran lirismo inmerso en una atmósfera expresionista. El propio compositor dividió su producción en tres períodos cronológicos y estilísticamente diferentes. El primero es su período nacionalista, que abarca desde 1934 a 1947. En esta etapa, que se abre con el ballet Panambí, el compositor hace uso de los elementos del folclore argentino como escalas autóctonas, resonancias guitarrísticas o ritmos de danzas populares como la chacarera, la zamba o el gato (véase Argentina: Folclore), combinándolos con un lenguaje tonal de estilo conservador heredado de compositores argentinos como Carlos López Buchardo (1881-1948).

Entre los elementos que utilizó Ginastera para evocar la atmósfera de las tradiciones populares argentinas se encuentra el acorde basado en la afinación de las cuerdas al aire de la guitarra del gaucho (Mi-Si-Sol-Re-La-Mi), que lograba crear una imagen muy eficaz de estos personajes. Asimismo, el compositor argentino mostró gran interés en el malambo, un zapateado de carácter competitivo muy popular entre los gauchos, cuyos taconeos plasmó con acierto en su obra de igual nombre compuesta en 1940. Otras composiciones de esta primera época son sus Cinco canciones populares argentinas, su ballet Estancia y su Obertura para el “Fausto” criollo, una obra de carácter humorístico con huellas del Fausto de Gounod.

En 1947 comenzó a desarrollar un nacionalismo de mayor subjetividad que practicó durante toda una década. En este período se sirvió de un lenguaje más abstracto en el que la presencia de los componentes folclóricos era más discreta, si bien continuó utilizando muchos de los ritmos de la tradición argentina como el del ya citado malambo. La construcción de sus obras se hizo más sólida sin perder cierto carácter improvisatorio, lo que se deja ver tanto en la Pampeana nº 1 para violín y piano de 1947 como en la Pampeana nº 2, compuesta tres años más tarde. Las Variaciones concertantes de 1953 son también un excelente ejemplo del nacionalismo subjetivo practicado por Ginastera. La obra está escrita para orquesta de cámara y se divide en doce partes, cada una de ellas dedicada a un instrumento solista distinto. En cambio, la Pampeana nº 3 para orquesta (1954) ya destila algo de lo que caracterizaría a su tercer periodo, el considerado neoexpresionista y que abarca desde 1958 hasta 1983, fecha del fallecimiento del músico.

En esta tercera época Ginastera bebe directamente en las fuentes de la Segunda Escuela de Viena, si bien logra adaptar los principios del dodecafonismo a su propio lenguaje musical, utilizando también elementos como clusters, polirritmia y microtonos (véase microtonalismo). Su Cantata para América mágica (1960) para soprano y 53 instrumentos de percusión es un buen ejemplo de ello. En ella se escuchan resonancias de la música de Anton Webern, especialmente en el cuarto movimiento. En otras como la cantata Milena (1971) la influencia de Schoenberg es también palpable.

Sus tres grandes óperas, Don Rodrigo (1964), Bomarzo (1967) y Beatrix Cenci (1971), pertenecen a esta última época creativa y en las tres aparecen los efectos sonoros citados anteriormente. El talento de Ginastera para lo dramático se deja ver claramente en estas majestuosas obras escénicas en las que su autor recrea ambientes trágicos a través de personajes atormentados, con recurrentes alusiones al sexo, la violencia e incluso al incesto, como en el caso de Beatrix Cenci. Bomarzo, basada en la cantata de igual nombre compuesta en 1964, narra la vida del duque de Bomarzo, un príncipe renacentista de complicada psicología y en ella aparecen ciertas alusiones al Renacimiento musical, si bien los procedimientos son seriales. La que iba a ser su cuarta ópera, Barrabás, iniciada en 1977, quedó incompleta. Pero el dramatismo que tanto interesó a Ginastera también está presente en sus numerosos conciertos para instrumento solista y orquesta, entre los que cabe destacar el Concierto para arpa, los dos conciertos para piano y los dos para violonchelo dedicados a la que fue su segunda esposa, la chelista argentina Aurora Nátola.

Además, Ginastera compuso piezas para piano solo, música incidental para cine y teatro y obras para voz y acompañamiento instrumental.

Discografía seleccionada

- A. Ginastera Vol. 1 (Música para piano y de cámara). Intérpretes: Aurora Nátola-Ginastera (violonchelo), Alberto Portugheis (piano). ASV 865.
- Concierto para clave / Estancia / Panambí. Intérpretes: Isabelle Moretti (clave), Orquesta Nacional de Lyon. Director: David Robertson. NAIVE 4860.
- Conciertos para piano nº 1 y 2. Intérpretes: Orquesta Sinfónica de la Radio de Bratislava. NAXOS 8555283.
- Piano Works. Intérpretes: Michiko Tsuda (piano). CYPRES 1625.
- Quinteto con piano / Pampeana 1. Intérpretes: Stephen Bingham (violín), Olivia Blackburn (soprano), Marina Gillam (violín), James Halsey (violonchelo), Ian Hobson (piano), Sherban Lupu (violín), Alberto Portugheis (piano), Brenda Stewart (viola). ASV 902.
- Tangos y Malambos (+ obras de Piazzolla). Intérpretes: Norberto Capelli (piano), Héctor Moreno (piano). FRAME 9508.

Enlaces en Internet

http://mac-texier.ircam.fr/textes/c00000884/ ; página sobre Alberto Ginastera. Contiene catálogo de obras y enlaces a otras páginas referentes al compositor. En francés.

Autor

  • Mercedes Cebrián Coello