García Ramírez V, Rey de Navarra (ca. 1100-1150).
Rey de Navarra nacido hacia 1100 y muerto en 1150. Fue el restaurador de la dinastía de Pamplona, después de que el reino de Navarra hubiese permanecido unido a Aragón durante casi seis décadas. Conocido como el Restaurador, tomó el título de "rey de los pamploneses".
Hijo del infante don Ramiro Sánchez y de su esposa doña Cristina, hija del Cid Campeador, hacia 1124 don García tenía el castillo de Mamacastro y el año siguiente recuperó Monzón, perdido por su padre en 1116. En 1130 añadió a su señorío Logroño y en 1133 Calatayud y Tudela. Esta última plaza le fue cedida por Rotrou II, conde del Perche, que había casado a su sobrina Margarita con García Ramírez.
A la muerte de Alfonso I el Batallador (1134), don García reclamó por su derecho familiar las tierras del reino de Pamplona, que hasta 1076 habían pertenecido a su tío abuelo, Sancho IV el de Peñalén. A su candidatura se oponía la de Ramiro (futuro Ramiro II de Aragón), hermano del difunto rey, que basándose en el mismo derecho de familia reclamó la parte correspondiente a la herencia paterna, es decir, las tierras de Aragón, Pamplona y Huesca. García Ramírez contó con el apoyo del obispo de Pamplona, Sancho de Larrosa, del conde Ladrón, hijo del señor de Vizcaya, Álava y Guipúzcoa, Xemen Aznar de Torres y Guillermo Aznar de Oteiza. Ramiro II fue respaldado por el obispo de Huesca y otros nobles aragoneses. Sin embargo los apoyos de ambos pretendientes se mostraron débiles cuando en diciembre de 1134 Alfonso VII de Castilla también invocó los derechos de sus antepasados para reclamar el reino de Pamplona.
En el tratado de Vadoluengo (enero de 1135) los nobles de Pamplona y Aragón llegaron a un compromiso según el cual, como "padre" e "hijo", ambos gobernarían sobre Pamplona: Ramiro II como rey, con poder sobre todo el pueblo; García como príncipe, al mando de los caballeros, a los que dirigiría en la guerra. Este tratado tuvo una existencia efímera, porque en mayo de 1135 García Ramírez rindió vasallaje en Nájera a Alfonso VII, que acababa de ganar la posesión de Zaragoza. Esta sumisión a Castilla acentuó la división entre Aragón y Navarra. Roma tampoco reconoció a don García como rey de Navarra, dado que el testamento de el Batallador había dejado sus reinos a las órdenes militares de Oriente, y, hasta 1196 nombró a García Ramírez como duque de Pamplona.
El vasallaje de García Ramírez hacia Alfonso VII, a pesar de sus altibajos, fue una de las piedras angulares de la política exterior del Restaurador. En junio de 1135 asistió a la coronación como emperador del monarca castellano e inmediatamente después ambos se aliaron para lanzarse sobre el reino de Zaragoza, compuesto por las ciudades de Zaragoza, Tarazona, Daroca y Calatayud, sobre las que Ramiro II no podía alegar ningún derecho sucesorio, ya que fueron incorporadas durante el reinado de Alfonso I. García Ramírez gobernó Zaragoza en nombre de Alfonso VII, al menos hasta 1136, año en el que el emperador dio un giro a su política y acercó su posición a la de Ramiro II el Monje, al que entregó Zaragoza. García de Pamplona, sin embargo, no aceptó esta decisión y tuvo que defender el reino durante tres años.
La guerra contra Castilla se desencadenó por causa de los territorios de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, que en 1137 pasaron a manos de Alfonso VII, cuando el conde Ladrón se pasó a su servicio y le juró vasallaje. Las operaciones fueron de poca envergadura y la frontera entre ambos reinos no pareció moverse. En 1137 los monarcas navarro y castellano firmaron la paz. La guerra contra Aragón fue mucho más activa y la iniciativa en todos los frentes correspondió a los navarros. Las luchas tuvieron mayor intensidad en Tudela y Jaca, pero además García Ramírez abrió un frente político, al tratar de privar de su jurisdicción y de sus rentas a todo monasterio o iglesia de Navarra cuya sede estuviese en Aragón. Todos estos establecimientos eclesiásticos fueron incorporados a la Iglesia de Pamplona.
La situación comenzó a cambiar en 1138, cuando Ramón Berenguer IV de Barcelona asumió el gobierno de Aragón. En 1140, éste firmó en Carrión de los Condes un pacto con Alfonso VII, cuyo objetivo era repartirse el reino de Pamplona. El conde de Barcelona inició los ataques sobre Lónguida y Pamplona en el mes de julio y venció a García Ramírez en Ejea de los Caballeros. Pero la alianza entre Castila y Aragón no era firme y ya en 1140 García Ramírez y Alfonso VII entraron en conversaciones. Se llegó a un acuerdo por el que el heredero de la corona castellana, Sancho III, casaría con doña Blanca, hija del monarca pamplonés; un año después don García enviudó y entró en negociaciones con Alfonso VII, que dieron como resultado el matrimonio entre el rey de Pamplona y la infanta doña Urraca de Castilla (1144). Con la seguridad de la inacción castellana, García hostigó las fronteras aragonesas y en 1142 atacó Jaca, Tarazona e incluso Zaragoza; el conde de Barcelona respondió con el sitio de Sangüesa y durante 1143 las operaciones se repitieron sin resultados decisivos. La paz se firmó en San Esteban de Gormaz (noviembre de 1146) a instancias de Alfonso VII, que necesitaba la colaboración de los reinos cristianos para lanzarse contra el Islam, en un momento en el que el imperio almorávide había entrado en franca decadencia.
Los tres reyes se aliaron para la campaña contra Almería de 1147. La plaza no sólo era el principal puerto comercial de al-Ándalus, sino que además era un lugar de refugio de los piratas, lo que explica que Génova y Pisa se uniesen a la empresa. Los italianos y los catalanes mantuvieron un asedio marítimo de la ciudad, mientras que las tropas castellanas y navarras atacaron por tierra, conquistando por el camino Baeza. Almería cayó el 17 de octubre de 1147 y su conquista supuso un cambio en la orientación de la política de García Ramírez y Ramón Berenguer IV, ambos vasallos del emperador. El 1 de julio de 1149 el rey de Navarra y el conde de Barcelona firmaron una paz perpetua entre sus señoríos, a la vez que pactaban el matrimonio de doña Blanca, hija del rey Navarro, con el propio conde. Además, olvidando en el reparto al monarca castellano, acordaron repartir por la mitad las futuras conquistas sobre los musulmanes, fuesen los territorios conquistados por uno de ellos o por ambos. El matrimonio pactado pronto quedó en el olvido, pues al aragonés no le interesaba enemistare con Alfonso VII y finalmente se consolidó el matrimonio entre el conde de Barcelona y doña Petronila, hija de Ramiro II el Monje.
A pesar del citado pacto, que probablemente fue secreto, García Ramírez siguió colaborando con el rey de Castilla y en junio de 1150 le acompañó a su expedición a Andalucía. Murió aquel mismo año y fue sucedido por su hijo Sancho VI el Sabio.
Bibliografía
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CLAVERÍA, C. Historia del Reino de Navarra. Pamplona, 1971.
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LACARRA Y DE MIGUEL, J.M. Historia del Reino de Navarra. Pamplona, 1976.
LACARRA Y DE MIGUEL, J.M. Historia Política del Reino de Navarra, desde sus orígenes hasta su incorporación por Castilla. Pamplona, 1973.