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FilosofíaBiografía

García Morente, Manuel (1886-1942).

Filósofo, traductor, profesor universitario y sacerdote español nacido en Arjonilla (Jaén) en 1886 y fallecido en Madrid el 7 de diciembre de 1942. Humanista fecundo y polifacético, vivamente interesado por todas las corrientes del pensamiento actual (y, en especial, por el bergsonismo, la fenomenología y la axiología o teoría de los valores), acusó la notable influencia filosófica y personal (tanto en su obra como en su propia vida) de su maestro, colega y amigo José Ortega y Gasset, hasta el extremo de convertirse en uno de los más autorizados difusores de su pensamiento. A la postre, sus inquietudes religiosas le fueron llevando hacia una filosofía espiritualista cuyo eje central fue la especulación sobre el tema de Dios.

Vida

Alentado desde su temprana niñez por una acusada inclinación hacia el conocimiento de las Humanidades, cursó sus estudios primarios en la ciudad de Granada, para pasar luego a Francia y obtener el grado de bachiller en un liceo de Bayona. Este precoz contacto con la cultura y la mentalidad francesa habría de resultar determinante en la forja de su expediente académico y, sobre todo, de su extenso y profundo bagaje intelectual. Ya en París, emprendió una brillante carrera universitaria que le llevó a ser discípulo directo del filósofo galo Étienne-Émile Boutroux, padre del contigentismo y autor de uno de los textos filosóficos más célebres en la Francia de finales del siglo XIX, De la contingence des lois de la Nature (De la contingencia de las leyes de la Naturaleza, 1874).

Antes de licenciarse en Filosofía y Letras por la Universidad de la Sorbona, el joven Manuel García Morente quedó también deslumbrado por el pensamiento de Bergson, el "filósofo de la intuición", cuya obra marcó decisivamente los primeros pasos de la especulación filosófica del intelectual jiennense. Marchó luego a Alemania para ampliar allí sus ya vastos conocimientos y, tras pasar por diversos centros superiores de Berlín y Munich, recaló en Marburgo y quedó allí fascinado por la escuela neokantiana que se había formado en su universidad, integrada por algunas figuras tan relevantes como Hermann Cohen, Paul Natorp y Ernst Cassirer. Estos tres ilustres maestros de neokantismo fueron también determinantes en la formación filosófica del joven García Morente, quien precisamente eligió uno de los aspectos más estudiados por su escuela como tema de su tesis doctoral.

En efecto, ya de nuevo en España, el joven pensador se matriculó en la Universidad Central de Madrid para obtener el grado de doctor merced a una tesis titulada La estética de Kant (1911), más tarde publicada como parte de la introducción a su traducción de una de las obras más representativas del filósofo alemán, la Crítica del juicio. Un año después, García Morente ganó por oposición la cátedra de ética en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid (1912), dando con ello inicio a una fructífera trayectoria docente que, desempeñada también en las aulas de la prestigiosa Institución Libre de Enseñanza, le permitió convertirse en uno de los maestros más influyentes entre las nuevas generaciones de creadores e intelectuales españoles. Figura cimera de la universidad nacional durante varias décadas, en 1931 fue nombrado subsecretario de Educación Pública, y un año después se convirtió en el decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid, cargo en el que se mantuvo hasta el estallido de la Guerra Civil. Su vocación docente, sumada a su amplia experiencia adquirida en las aulas y en los seminarios europeos que había frecuentado, le permitió desarrollar una espléndida labor de promoción y animación cultural desde el decanato, hasta el extremo de que el período en el que estuvo al frente de dicha facultad se considera como el más fructífero y brillante en la historia de dicha institución. Su entusiasmo y su dedicación le llevaron a organizar numerosos cursos extraordinarios; a promover conferencias y actos culturales de altísimo nivel intelectual; a favorecer como nunca el intercambio de ideas y las visitas de profesores extranjeros; y, en suma, a desarrollar otras iniciativas tan radicales e innovadoras en su tiempo como el crucero universitario que organizó y dirigió, sobre las aguas del Mediterráneo, en 1933.

El violento estallido de la contienda fratricida provocó, entre otras calamidades irreparables para la cultura española del momento, la destitución de Manuel García Morente en sus cargos docentes y directivos en la Universidad de Madrid. Desolado, el humanista jiennense tomó el camino del exilio rumbo a París, ciudad en la que experimentó una profunda crisis espiritual que le fue acercando progresivamente hacia la vida religiosa. Tras haber residido durante dos años en la capital francesa (1936-1937), marchó a Argentina y reanudó sus actividades docentes en la Universidad de Tucumán, donde continuó reflexionando sobre su cada vez más decidida vuelta al catolicismo de su infancia. Finalmente, abrazó con fuerza la fe de sus mayores y, a su regreso a España una vez concluida la guerra (1940), se recluyó durante algunos meses en el cenobio mercedario de San Juan, sito en la localidad pontevedresa de Poio; poco después se ordenó sacerdote, pero no renunció por ello a su vocación docente y a su infatigable labor filosófica: antes, bien, recuperó su cátedra en Madrid (aunque no el decanato) y continuó impartiendo clases rodeado de la admiración de las nuevas generaciones de alumnos, que apenas pudieron disfrutar del fecundo magisterio de Manuel García Morente, pues la muerte le sorprendió prematuramente en la capital española a finales de 1942, cuando contaba cincuenta y seis años de edad.

Obra y pensamiento

Fruto de su temprana formación filosófica en las escuelas francesa y alemana fue su posición inicial al lado de los neokantianos, siempre desde un pensamiento original e independiente que se sirvió del legado de los maestros de Magburgo para consolidar un método propio de indagación, más que para ahondar en un sistema ya sólidamente establecido. Ello quedó bien patente en la citada tesis doctoral de García Morente y en su libro titulado La filosofía de Kant. Una introducción a la filosofía (1917), que coincidió en los anaqueles de las librerías con otra de sus obras de reflexión y divulgación, titulada La filosofía de Henri Bergson (1917). En este último libro, García Morente mostró el interés que, por aquellos años, había despertado en él el pensamiento del "filósofo de la intuición", que, con sucesivas evoluciones, habría de tener un reflejo constante en su propio quehacer intelectual. Se recuerda con singular insistencia el juicio que el propio Bergson, en conversación privada con García Morente, ofreció acerca de la historia de la filosofía española, a raíz del lamento del pensador jiennense ante la escasez de filósofos hispanos: "Mais vous avez de bien plus grands maltres que tous nos philosophes; vos mystiques, saint Jean de la Croix, sainte Thérese, que se sont élevés d'un bond beaucoup plus haut que le seuil auquel nous parvenons par l´effort de notre speculation". A tenor de esta valoración de Bergson, la filosofía española se venía expresando desde hacía muchos siglos no por medio de conceptos ni sistemas, sino por gritos del alma, por explosiones espontáneas de imágenes, de sentimientos y de ideas, por observaciones del más sutil y del más profundo realismo interior en el Quijote, en La vida es sueño, en las obras de los místicos, de los teólogos y de los juristas. No era difícil, por este camino, llegar a esa filosofía de la intuición que postulaba Bergson y cautivaba al joven García Morente, quien, por aquel tiempo, también prestó gran atención a la fenomenología del alemán Edmund Husserl(1959-1938), algunas de cuyas obras vertió al castellano.

Amigo íntimo y estrecho colaborador de Ortega y Gasset, orientó luego sus afanes intelectuales a la filosofía vital postulada por el pensador madrileño; pero sus mayores logros filosóficos se produjeron cuando ensayó la construcción de una nueva y rigurosa ontología, que hundía sus raíces, por un lado, en el recién mencionado vitalismo de Ortega, y, por otra parte, en el existencialismo de Martin Heidegger (1889-1976). Estas brillantes especulaciones ontológicas quedaron bien plasmadas en sus principales aportaciones originales a la filosofía española contemporánea, publicadas bajo los títulos de Lecciones preliminares de filosofía (1938) -obra en la que recopiló el material de los cursos que había impartido en sus clases en Tucumán-, Problemática de la vida (1942), Fundamentos de filosofía (1943) y Ensayos (1945). En todas estas obras, el pensador jiennense afirma que el objeto de esta nueva solución metafísica es "la vida o la existencia", al tiempo que sostiene que la realidad del yo y la realidad de las cosas constituyen dos aspectos parciales de una entidad más profunda que las comprende a ambas, y que no es otra cosa que la existencia total (es decir, la propia vida). Para llegar a estas conclusiones ontológicas, García Morente se sirvió metodológicamente de la intuición, que para él no pertenece a la esfera de las cosas sensibles, sino al orden de lo espiritual.

En la última fase de su quehacer filosófico, la problemática del pensamiento actual fue acercando a Manuel García Morente hacia el problema de Dios, que abordó ampliamente en el capítulo "Ontología de la vida" de su libro Fundamentos de filosofía, y en numerosas páginas de sus Ensayos. Puede hablarse, en lo que a este tema se refiere, de una anticipo filosófico de la orientación religiosa que habría de gobernar sus últimos años de vida, en los que, animado por su voluntad de ordenarse sacerdote, se interesó ampliamente por los estudios teológicos y abordó con entusiasmo el análisis de la obra de santo Tomás de Aquino (1221-1274). Descubrió así la raíz ontológica de todo ser en el Ser divino y subsistente, como aparece en sus discursos y lecciones últimas: La razón y la fe en Santo Tomás, El clasicismo de Santo Tomás de Aquino y Análisis ontológico de la fe (1940-1942). Desde esta nueva perspectiva de intelectual firmemente comprometido con la fe católica, asumió el papel de filósofo de la historia y estudioso del espíritu nacional hispánico, y dio a la imprenta algunos ensayos de notable interés, como los titulados Idea de la hispanidad (1945) e Ideas para una filosofía de la historia de España (publicado póstumamente en 1957).

Amparado por su vasta experiencia docente, el filósofo jiennense fue también autor de numerosos ensayos de pedagogía, muchos de los cuales (como "Ensayo sobre el progreso" y "Ensayo sobre la vida privada") quedaron recogidos en el volumen recopilatorio publicado bajo el título genérico de Ensayos. Respecto a su obra más importante, la ya citada Lecciones preliminares de filosofía, cabe añadir que fue en principio una edición publicada en Argentina con muchas supresiones de parte del material que había utilizado en sus clases; y que, completada posteriormente con otros trabajos y alterada en varias ocasiones por el propio García Morente, vio finalmente la luz en Madrid completada por Juan Zaragueta, bajo el título de Fundamentos de filosofía.

Resulta, por último, obligado recordar el brillante papel desempeñado por Manuel García Morente en su faceta de traductor, que le convirtió en uno de los máximos difusores en España de la filosofía universal. En su época de nítida vinculación con los neokantianos, tradujo al castellano algunas de las principales obras de Immanuel Kant, como la Crítica de la razón pura (cuya versión en español no llegó a concluir), la Crítica de la razón práctica, la ya mencionada Crítica del juicio y la Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Además, realizó espléndidas traducciones de las Investigaciones lógicas de Husserl -en colaboración con José Gaos, de La decadencia de Occidente de Spengler y de algunas obras de Descartes, Leibniz, Keyserling, Wilhelm Worringer y A. Pfänder. Su amplitud de miras intelectuales le impulsó también a verter al castellano la monumental Historia universal dirigida por Walter Goetz.

Bibilografía

IRIARTE, M. de. El profesor García Morente. Madrid: Espasa-Calpe, 1975.
MURO ROMERO, P. Filosofía, pedagogía e historia en Manuel García Morente. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1977.
VV. AA. Centenario de Manuel García Morente. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1987.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.