A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
FilosofíaBiografía

Gadamer, Hans Georg (1900-2002).

Filósofo alemán, nacido en Marburg an der Lahn (en el actual estado federado de Hesse, Alemania) el 11 de febrero de 1900, y fallecido en Heidelberg (Baden-Württemberg, Alemania) el 13 de marzo de 2002. Está considerado como el fundador de la ontología hermenéutica.

Vida y obra

Nacido en el seno de una familia acomodada, formada por el científico Johannes Gadamer (1867-1928) y su esposa Emma Carolina Johanna Gewise (1869-1904), pasó sus primeros años de existencia en Breslau (la actual ciudad polaca de Wroclaw), donde su progenitor ejercía la docencia universitaria en calidad de catedrático de Química farmacéutica.

Huérfano de madre desde los cuatro años de edad, creció a la sombra del ejemplo intelectual de su padre, aunque, al contrario que éste, pronto dio muestras de inclinarse más hacia las Humanidades que a las Ciencias. Tras recibir su formación elemental en la Escuela del Espíritu Santo de Breslau, se disponía a iniciar sus estudios secundarios cuando, con tan sólo catorce años de edad, fue movilizado con motivo del estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-1919). Pero su intervención en la lucha armada no llegó a ser decisiva, por lo que pudo regresar a Breslau y realizar allí el Bachillerato.

En 1918, concluida esta etapa de formación secundaria, el joven Hans Georg se matriculó en la Universidad de Breslau para cursar la carrera de Cultura Germana. Al año siguiente, se trasladó a Marburgo en compañía de su familia, y prosiguió sus estudios superiores en la universidad de dicha ciudad, donde tuvo la fortuna de contar con algunos maestros tan brillantes como Paul Natorp (1854-1924) y Nicolai Hartmann (1882-1950), que despertaron su interés por la Filosofía. Además, fue discípulo de Richard Hönigswald (quien le inició en el neokantismo), de E. R. Curtius (responsable de la buena formación romanística de Gadamer) y de R. Hamann (que le instruyó en Historia del Arte).

Al cabo de tres años, coincidiendo con el nombramiento de su progenitor como rector de la Universidad de Marburgo, Hans Georg Gadamer obtuvo en dicho centro de estudios superiores el grado de doctor en Filosofía, con una tesis doctoral sobre Platón (427-347 a.C.), dirigida por el susodicho Paul Natorp.

Plenamente volcado, por aquellos primeros años de la década de los veinte, a los saberes filosóficos, Gadamer tuvo sus primeros contactos con Martin Heidegger (1889-1976) en 1923, cuando fue alumno, en la Universidad de Friburgo, de un seminario impartido por el brillante pensador de Messkirch sobre el Libro VI de la Ética a Nicómaco, de Aristóteles (ca. 384-322 a.C.). En dicho centro asistió también a las clases de otro pensador alemán que habría de influir decisivamente en su obra, Edmund Husserl (1859-1938).

En el otoño de aquel mismo año de 1923, invitado por Heidegger, Hans Georg Gadamer se incorporó, en calidad de profesor extraordinario, a la plantilla docente de la Universidad de Marburgo. Allí compaginó su dedicación a la enseñanza con su profundización en el estudio de la Filología clásica, disciplina en la que se licenció, en 1927, bajo la tutela de Paul Friedländer, que a la sazón estaba enfrascado en su monumental trabajo de investigación sobre Platón.

Heidegger, que ya incluía a Gadamer entre sus discípulos predilectos, le convirtió en su ayudante de cátedra en 1929. A la sombra de este destacadísimo maestro, Gadamer empezó a pergeñar su propia obra filosófica, iniciada con la monografía Platos dialektische Ethik (Ética dialéctica de Platón), que vio la luz en Leipzig en 1931. Dos años después, a raíz del nombramiento de Heidegger como rector de la Universidad de Friburgo, Gadamer se convirtió en Profesor Titular de Filosofía en las aulas de Marburgo.

Continuó, a partir de entonces, desempeñando una infatigable labor docente que, en 1938, le llevó hasta la Universidad de Leipzig, donde ocupó la cátedra de Filosofía que había dejado vacante Huelen. Poco después, ya consagrado como una de las figuras más brillantes del pensamiento contemporáneo, comenzó a visitar los principales foros académicos e intelectuales de todo el mundo; y así, en 1944, con motivo de unas conferencias que, por invitación del Instituto Alemán, dictó en Lisboa, Coimbra y Oporto, tuvo oportunidad de conocer a una de las figuras señeras de la Filosofía en la Península Ibérica: José Ortega y Gasset (1883-1955), a la sazón exiliado en Portugal.

Su prestigio intelectual crecía de tal modo que, en 1946, fue nombrado rector de la Universidad de Leipzig. Pero sólo se mantuvo en este cargo durante un breve período de tiempo, pues, en 1947, impulsado por su constante deseo de ampliar horizontes vitales, se trasladó a la Universidad de Frankfurt, en la que impartió clases durante dos años.

En 1949, Hans Georg Gadamer fue llamado por la Universidad de Heidelberg para que ocupara la cátedra que había dejado vacante Karl Jaspers (1883-1969) tras su traslado a Basilea. Allí habría de permanecer hasta mucho tiempo después de su jubilación oficial, desplegando una intensa, fecunda y enriquecedora labor docente que dejó una huella notabilísima en numerosos discípulos (en este aspecto, el trabajo académica de Gadamer ha sido comparado en muchas ocasiones con el magisterio de los grandes filósofos de la Antigüedad, y se ha llegado a afirmar que creó, a mediados del siglo XX y en plena Alemania, una escuela de rasgos muy parecidos a la academia fundada en su día por Platón).

Miembro de las principales sociedades e instituciones culturales de su país, como la Academia de las Ciencias de Heidelberg, a la que se incorporó en 1951), Gadamer continuó visitando otros lugares del extranjero para impartir cursos y conferencias. En 1958 acudió a la Universidad de Lovaina para dar unas lecciones que fueron recogidas en el libro titulado El problema de la conciencia histórica (publicado originalmente en francés), que precedió a la que habría de ser reconocida en todo el mundo como su obra maestra: Verdad y Método. Fundamentos de una hermenéutica filosófica (1960).

Ya sexagenario, Gadamer continuó dando clases, dictando cursos y conferencias, y escribiendo numerosos libros y artículos. En 1967 dio a la imprenta, en dos volúmenes, una recopilación de sus trabajos más relevantes, publicados bajo el Kleine Schriften (I y II). Y al años siguiente, al verse obligado, por imperativo legal, a jubilarse como profesor, se volcó en su faceta de conferenciante, que le llevó sobre todo a las aulas universitarias de América. Consiguió, empero, seguir vinculado a la Universidad de Heidelberg en calidad de profesor emérito, sin dejar por ello de incrementar su producción impresa, a la que añadió, por aquel tiempo, el libro Hermeneutik und Dialektik (Hermenéutica y dialéctica, 1970).

Al año siguiente, sorprendió por su madurez creativa al publicar cinco estudios sobre Hegel (1770-1831), recogidos en el libro La dialéctica de Hegel (1971), con el que obtuvo el prestigioso premio "Reuchlin" de la ciudad de Pforzheim. Y cuatro años después, coincidiendo con la muerte de su maestro Heidegger, dio a la imprenta La razón en la época de la ciencia (1976), una rica colección de estudios sobre la praxis y la Filosofía.

En este último período de su longeva existencia, Gadamer incrementó, si cabe, su actividad literaria y filosófica, que dio por fruto otras muchas publicaciones de madurez, como La actualidad de lo bello (1977) -brillante recopilación de estudios suyos sobre estética-, Mis años de aprendizaje (1977) -espléndida obra autobiográfica, en la que el pensador alemán recrea sus experiencias como alumno y profesor-, La idea del bien en Platón y Aristóteles (1978), Los caminos de Heidegger (1983), Elogio de la teoría (1983), Verdad y método II (1986) -obra que matiza y aclara diversas ideas de Gadamer vertidas en la obra homónima que había publicado en 1960-, y, entre otros títulos menores, La herencia de Europa -colección de sugerentes artículos sobre las más diversas parcelas del saber (arte, ciencia, literatura, historia, etc.) y sobre otros muchos aspectos de la existencia humana (como el problema de la libertad)-. Además, entre este aluvión de obras postreras vieron la luz, desde 1986 hasta 1995, los diez volúmenes en los que el propio Gadamer recopiló los que, según sus propios criterios, eran sus textos escogidos (Gesammelte Werke).

Una copiosa concatenación de premios y honores vino a subrayar, en esta fase postrera de su vida, el valor de la producción impresa y la labor académica y divulgadora de Hans Georg Gadamer. Así, a punto de cumplir los ochenta años de edad recibió el premio "Sigmund Freud" de la Academia Alemana de Lengua y Poesía (1979) y el premio "Hegel" de la ciudad de Stuttgart (1979), a los que luego se sumaron otros galardones y reconocimientos de tanta repercusión internacional como el premio "Karl Jaspers" de la Universidad de Heidelberg (1986), la Gran Cruz de la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania (1993), el Premio de la Academia Nazionale dei Licei, de Roma (1995) y el premio "Antonio Feltrinelli" (1995).

Ya casi centenario, aún tuvo fuerzas y lucidez para impartir, en 1997, un brillante ciclo de conferencias en Nápoles, centradas en el lema "De la palabra al concepto". Tres años después, los medios de comunicación de todo el mundo dieron noticia de que el filósofo alemán había alcanzado, en pleno vigor intelectual, los cien años de edad, subrayados por el lanzamiento internacional del libro de J. Grondin Hans-Georg Gadamer. Una biografía (2000). Gadamer continuó celebrando reuniones, concediendo entrevistas y participando animadamente en la vida intelectual europea de los albores del siglo XXI hasta mediados de marzo de 2002, cuando la muerte le sorprendió en su residencia del Heidelberg. Su pérdida fue tan sensible que el propio Presidente de la República Alemana tomó la palabra en sus honras fúnebres.

Al margen de las obras ya citadas en parágrafos superiores, Hans Georg Gadamer dio a la imprenta otras títulos como Pueblo e historia en el pensamiento de Herder (1942), Goethe y la filosofía (1947) y El problema de la conciencia histórica (1963). Discípulo aventajado de Heidegger y fundador de la ontología hermenéutica, abordó en su rica producción el problema de la verdad, pero sin reducirlo a sus dimensiones abstractas; antes bien, lo situó en el ámbito de la experiencia concreta, dentro del amplio abanico de posibilidades que se abren en el horizonte del ser humano. Excelente conocedor de la mejor tradición histórica, artística y filológica de Occidente, su pensamiento oscila entre el vigor del lenguaje como intuición y la presentación de la Filosofía como fruto depurado de una honda elaboración conceptual.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.