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HistoriaLiteraturaBiografía

Fernández de Oviedo y Valdés, Gonzalo (1478-1557).

Historiador, naturalista y etnólogo de Indias nacido en Madrid en 1478 y muerto en Santo Domingo el 26 de junio 1557. Vivió en territorio americano durante la primera mitad del siglo XVI, donde conoció personalmente a los grandes personajes del descubrimiento y de la colonización. Escribió una de las Historias de Indias más importantes, y sus perspectivas de historiador fueron frecuentemente opuestas a las del padre Las Casas.

La biografía de Fernández de Oviedo se encuentra dispersa en su obra Quincuagenas y sus Batallas y Quincuagenas, así como en su Historia de las Indias. Era hijo de Miguel de Sobrepeña y de Juana de Oviedo y nació en Madrid en agosto de 1478. Su familia era de hidalgos de origen asturianos, aunque algún historiador ha supuesto sin fundamento que eran conversos. Tuvo una larga formación cortesana, que empezó a los doce años, cuando fue paje del duque de Villahermosa (sobrino del rey Católico), y siguió como mozo de Cámara del príncipe Juan, hijo de los Reyes Católicos, donde conoció a los hijos de Colón. Sus recuerdos de esta época los recogió en su obra posterior Libro dela Cámara del Príncipe Don Juan (publicado en Madrid, 1870). Estuvo luego en Italia, Mantua y Roma, donde sirvió al cardenal Juan de Borja. Luego, en Nápoles, al rey Fadrique y a la reina Juana, viuda de Fernando II de aquel reino. Volvió a España con el duque de Calabria y en 1505 Fernando II, Rey de Aragón y V de Castilla le encargó compilar noticias sobre los reyes de España, misión que no cumplió hasta 27 años después y cuyo manuscrito está en el Escorial. Esta formación le dio un carácter de defensor de los intereses nobiliarios y caballerescos, de culto a los valores morales y de sentido patriótico, acentuado por los acontecimientos que le tocó vivir, como la rendición de Granada y el descubrimiento de América. En 1506 fue durante breve tiempo notario apostólico y secretario de la Inquisición. En 1507 volvió a Madrid y ejerció de escribano, se casó con Margarita de Vergara y se quedó pronto viudo.

Tras actuar brevemente como secretario del Gran Capitán, embarcó para Indias en busca de fortuna el año 1514 en la gran armada de Pedrarias Dávila “con los cargos de fundición e marcación, la escribanía de minas e del crimen e juzgado y el oficio del hierro de los esclavos e indios”. Allí fue testigo de las irregularidades de Pedrarias, que decidió denunciar al rey. En 1515 fue elegido procurador de Tierra Firme y regresó a España. Se entrevistó en Plasencia con Fernando el Católico, ya muy enfermo, quien le pidió que entregara sus informes al secretario Conchillos. Al conocer luego la muerte del monarca, decidió ir a Bruselas con objeto de comunicarle los problemas indianos a su heredero. El príncipe Carlos no le escuchó, pero le mandó informar de todo a Cisneros y Utrecht. Volvió a Madrid y escribió entonces una extraña novela de caballería titulada Libro del muy esforzado e invencible caballero de fortuna, propiamente llamado don Claribalte, que se publicó en Valencia el año 1519. Este mismo año se produjo su enfrentamiento con las Casas, pues ambos propusieron a la Corona proyectos de colonización antitéticos para remediar los problemas de Indias. Oviedo se inclinaba por una de tipo señorial, realizada por caballeros de Santiago, mientras que Las Casas lo hacía por otra exclusivamente de religiosos.

Desengañado, volvió al Darién a principios de 1520, dispuesto a rehacer su vida con su segunda mujer. Fue una época desafortunada, pues murió su hijo y volvió a enviudar. Falleció también el gobernador Lope de Sosa y volvió a gobernar el omnipotente Pedrarias con el que tuvo grandes enfrentamientos. Parte de ellos se debieron también a la obstinación de Pedrarias por trasladar la capitalidad de Castilla del Oro a la nueva ciudad de Panamá, que había fundado en el Pacífico, despoblando la antigua de Santa María del Darién, establecida por Balboa en el Atlántico y donde Oviedo tenía su casa y propiedades. Fue nombrado teniente de gobernador en la decadente Santa María (1522), donde trató de moralizar las costumbres. De este período datan su Crónica de los Reyes Católicos y los comienzos de su Historia General y Natural de las Indias. En 1521 regresó a España para denunciar las irregularidades de Pedrarias. Por entonces escribió la Respuesta a la epístola moral del Almirante de Castilla, en que puso de relieve los males españoles, y la Relación de lo sucedido en la prisión del rey Francisco de Francia, concluyendo además el Sumario de la Natural Historia de las Indias, publicado en Toledo el año 1526.

En 1526 partió por tercera vez para Indias, esta vez con el cargo de gobernador de Cartagena. No fue a esta plaza, sino nuevamente a la de Panamá, donde seguía siendo veedor. Participó en el juicio de residencia de Pedrarias y partió hacia Nicaragua con Diego López de Salcedo, pariente suyo y gobernador de Honduras. Se estableció en la ciudad de León, pero volvió a encontrarse bajo la jurisdicción de Pedrarias, que fue nombrado gobernador de Nicaragua y expulsó a Salcedo en 1528. En 1529 Oviedo llevó a cabo una expedición esclavista al interior, subió hasta el cráter del Masaya, y regresó luego a España como procurador de los municipios de Panamá y Santo Domingo. Una vez en la península presentó un informe pormenorizado sobre la situación en la isla Española ante el Consejo de Indias, para apoyar la necesidad de una mayor sujeción laboral de los indios. En 1532 fue nombrado cronista oficial de Indias y traspasó su cargo de veedor a su hijo Francisco González Valdés, que moriría en el Perú en 1536.

En el otoño de 1532 volvió por cuarta vez a Indias, y concretamente a Santo Domingo, donde en 1533 fue nombrado alcaide de su fortaleza. No tardó mucho en regresar a España y publicar los diecinueve libros de la primera parte de su famosa obra Historia General de las Indias (Sevilla, 1535), que siguió ampliando posteriormente, el resto se quedó inédito, y fue publicada José Amador de los Ríos por comisión de la Academia de la Historia entre 1851 y 1855. Su tono despectivo hacia el indio y favorable a los españoles produjo la indignación del padre Las Casas que decidió escribir su Historia de las Indias, iniciada ya a raíz de la publicación del Sumario de Oviedo.

En enero de 1536 realizó su quinto viaje a Indias, al regresar de nuevo a Santo Domingo; ahora permanecería diez años seguidos en América, su estancia más larga. Vivió en Santo Domingo, arregló su fortaleza, opinó muchas veces sobre los problemas indianos e intentó mediar entre Pizarro y Almagro. En Chile murieron su hijo y uno de sus nietos.

En 1546 realizó su último viaje a España; otra vez para denunciar nuevas tropelías. Como procurador de Santo Domingo, cargo que ocupó durante tres años, suplicó que se hiciese renunciar al nuevo presidente Alonso López de Cerrato, nombrado para imponer las Leyes Nuevas, cosa que logró. Solicitó su antiguo gobierno de Cartagena pero todo lo que obtuvo fue la regiduría perpetua de Santo Domingo. Viajó a dicha isla en 1546 y permaneció ya en ella hasta su muerte, ocupando este tiempo en combatir los abusos del secretario de la Audiencia Diego Caballero y en completar su Historia, y sus Batallas y Quincaguenas, que acabó en 1556, con 69 años. Al año siguiente se publicó en Valladolid el libro XX de la segunda parte de la Historia General.

Obra

Su obra fue gigantesca y en varios campos, pero sobre todo resaltó por ser el primer gran Cronista de Indias, ya que nada dejo su antecesor Antonio de Guevara. Oviedo lo desempeñó dicho oficio durante 25 años y con enorme dignidad. Su obra joya es la Historia General y Natural de las Indias, en la que actuó en ambos aspectos: como historiador y como naturalista. Historió fundamentalmente la conquista española, sin dar relevancia a los indios, que vio y trató como sujetos de observación para un naturalista, cosa que no le perdonó Las Casas. Los hechos de los castellanos eran interpretados en cambio de una manera casi providencialista, lo que no le impidió buscar en ellos la verdad histórica y denunciar las tropelías. Utilizó muchos informes documentales y referencias personales de los grandes personajes a los que conoció. Como naturalista fue el primero en la historia de la ciencia americana.

Frente a las noticias ocasionales de los primeros descubridores, viajeros y conquistadores, Fernández de Oviedo aspira a ofrecer una imagen de conjunto de la naturaleza americana. El Sumario, tras una breve noticias acerca de la navegación al Nuevo Mundo, trata sucesivamente de La Española, Cuba y otras islas del Caribe, y de Tierra Firme. En cada uno de estos territorios se ocupa de los habitantes y, con mayor amplitud, de los animales y vegetales, mientras que los minerales, con la excepción del oro, merecen muy escasa atención. En la Historia, esta ordenación geográfica es sustituida por otra inspirada en Plinio: en primer término, los vegetales, subdivididos en plantas cultivadas, árboles y hierbas; en segundo lugar, los animales, comenzando por los terrestres, seguidos de los acuáticos, de los aéreos y de los insectos.

El interés fundamental de su obra reside, sin embargo, en que está basada en la observación de la naturaleza y no en noticias indirectas como las reunidas por Pedro Mártir de Anglería, del que dice el propio Oviedo: "deseaba escribir lo cierto si fielmente fuera informado, mas como habló de lo que no vido... sus Décadas padecen muchos defectos". Su objetividad en este terreno fue reconocida hasta por Las Casas, el encarnizado enemigo que no había dudado en insultarlo como "falso", "hipócrita", "malvado" y "mentiroso" en cuestiones de gobierno: "Lo que yo creo en la escritura de Oviedo -afirma- y de toda su parlería por lo que dice de los árboles y hierbas desta isla Española, que escribe verdad porque las vido y las ven cuentos verlas quieren, y así será lo que escribiera de la Tierra Firme". En contraste con la erudición, a menudo agobiante, de Las Casas, Oviedo carecía de formación académica y, según su rival, no sabía "qué cosa era latín" y hasta su admirado Plinio lo tenía, "no en latín, sino en toscano". Ello favoreció, sin duda, el carácter directo y espontáneo de sus decisiones, en ocasiones esquemáticas como las figuras que incluye en su obra, muchas veces con finos detalles de observación, pero siempre basadas en el realidad. "Oviedo -afirma Cohen- se ha hecho famoso como observador perspicaz y por su agudo sentido de la descripción, basado en una honrada actitud crítica". El Sumario fue traducido al inglés, italiano y latín, alcanzando en un siglo quince ediciones. Las catorce que ha tenido durante la pasada centuria y la actual, también en diversos idiomas, reflejan su estimación como texto "clásico" científico de importancia, que abrió, como afirma Álvarez López, "ante los asombrados ojos de los europeos, el pórtico de una naturaleza desconocida".

Bibliografía

Fuentes

FERNÁNDEZ DE OVIEDO Y VALDÉS, G. Sumario de la natural y general historia de las Indias. Toledo, R. de Petras, 1526.
FERNÁNDEZ DE OVIEDO Y VALDÉS, G. La historia general de las Indias. Sevilla, Juan Cromberger, 1535. Incluye sólo la primera parte.
FERNÁNDEZ DE OVIEDO Y VALDÉS, G. Historia general y natural de las Indias, Islas y Tierra-firme del mar Océano, 4 vols. Madrid, Real Academia de la Historia, 1851-1855. Primera edición completa.

Estudios

ÁLVAREZ LÓPEZ, E. "La historia natural en Fernández de Oviedo", en Revista de Indias, 17 (1957), pp. 541-601.
AMADOR DE LOS RÍOS, J. Vida y escritos de Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés. Introducción a la Historia general y natural de las Indias. Madrid, 1851.
BALLESTEROS GAIBROIS, M. Vida del madrileño Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés. Madrid, 1958.
COHEN, B. I. The New World as a Source of Science for Europe. Actes du IXe Congrés International d´Histoire des Sciences. Barcelona-París, Hermann, p- 95-130.
OTTE, E. "Aspiraciones y actividades heterogéneas de Fernández de Oviedo" en Revista de Indias nº 71. Madrid, 1958
PÉREZ DE TUDELA, J. Estudio preliminar a su edición de la Historia, 5 vols. Madrid, Biblioteca de Autores Españoles, 1959.
----------------------------------: "Rasgos del semblante espiritual de Gonzalo Fernández de Oviedo: la hidalguía caballeresca ante el Nuevo Mundo", en Revista de Indias. Madrid, 1957.

Manuel Lucena Salmoral / José María LÓPEZ PIÑERO

Autor

  • José María LÓPEZ PIÑERO / 0201 MLS