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Ocio y entretenimientoBiografía

España Triede, Gabriel (1937-VVVV)

Matador de toros mexicano, nacido en Córdoba el 16 de marzo de 1937. Tras un largo proceso de aprendizaje del oficio a través de tientas, capeas y cuantos festejos menores se ponían a su alcance, logró por fin enfundarse su primer terno de alamares a los veinte años de edad, en la pequeña plaza de Campeche. El día 1 de enero de 1958, en el coliseo taurino de Monterrey, debutó en su primera novillada asistida por el concurso de los varilargueros, para enfrentarse con un lote de reses procedentes de la ganadería de La Playa. A mediados de aquel mismo año (concretamente, el día 13 de julio), hizo por vez primera el paseíllo ante la afición de la capital mexicana congregada en la plaza de El Toreo, donde, frente a unos astados pertenecientes a la vacada de Ayala, compartió cartel con los jóvenes novilleros Raúl García Rivera y Tomás Fagaroa. El buen hacer de Gabriel España y el citado Raúl García dio pie a un conato de competencia novilleril que, a la postre, no confirmó las expectativas depositadas en ambos toreros noveles por buena parte de la ilusionada afición mexicana.

El día 1 de febrero de 1959, en las arenas del coso de Morelia (en el estado de Michoacán), ambos novilleros hicieron el paseíllo dispuestos a recibir la alternativa de manos del afamado coletudo de Ciudad de México Luis Procuna Montes, quien cedió a Gabriel España Triede la muleta y el estoque con los que había de trastear y despenar a un morlaco marcado con el hierro de la ganadería de Torrecillas. Al año siguiente, ya inserto en los circuitos taurinos mexicanos en calidad de matador de toros, el diestro de Córdoba sufrió una gravísima cornada que le afectó seriamente la pleura y un riñón.

Al cabo de dos años de haber recibido la alternativa, Gabriel España compareció en las arenas de la plaza Monumental de México dispuesto a validar ante la selecta afición capitalina su título de doctor en tauromaquia. Corría, a la sazón, el día 16 de abril de 1961, fecha en la que su padrino de confirmación, el diestro de Huamantla (Tlaxcala) Fernando de los Reyes Pichardo ("El Callao"), le facultó para que diera lidia y muerte a estoque -en presencia del mismo testigo que se había hallado presente el día de su alternativa- a una res adornada con la divisa de la viuda de Miguel Franco. Como dato anecdótico, la afición de la capital azteca recuerda que los tres toreros salieron al ruedo vestidos de verde y oro: hasta aquí llegó la ficticia rivalidad taurina entre Gabriel España Triede y Raúl García Rivera, sostenida, más que por la sana competencia dentro de los cosos, por la forzada coincidencia en las fechas y lugares de sus respectivas ceremonias de alternativa y confirmación.

Consolidado, en fin, como uno de los matadores más célebres del escalafón mexicano durante aquellos primeros años de la década de los sesenta (en buena parte debido a sus notorios escarceos amorosos con la famosa actriz Lilia Castro), paseó también su arte y su oficio -que no su valor y su afición, de los que no andaba sobrado Gabriel España- por los principales coliseos taurinos de Colombia, Perú y Guatemala. La pérdida de concentración que le causó su aireada relación amorosa con la bella actriz, sumada a su creciente desinterés por ejecutar en toda su pureza las diferentes suertes del toreo, provocó el siguiente comentario irónico del agudo crítico Carlos León: "Si se arrimara al toro de lidia como al torso de Lilia, estaría en la cumbre".

En mayo de 1962, cuando llevaba toreadas más de cincuenta corridas como matador de toros en su país natal, Gabriel España se decidió por fin a cruzar el Atlántico para exhibir su toreo en la cuna del Arte de Cúchares. Así las cosas, el día 1 de junio de dicho año, en el transcurso de una corrida goyesca organizada por el Círculo de Bellas Artes de Madrid, el diestro de Córdoba pisó por vez primera las arenas de la madrileña plaza de Las Ventas, donde su padrino de confirmación, el coletudo conquense Luis Alfonso Garcés Amago, le cedió los trastos con los que había de muletear y estoquear una res criada en las dehesas de Salvador Guardiola. Fue, aquélla, una tarde plagada de anécdotas curiosas, ya que a la colorida indumentaria propia de un festejo de dicha naturaleza se sumó la extraña circunstancia de que el testigo de confirmación de Gabriel España, Martín Sánchez Vaquerizo ("Pinto"), fue a su vez apadrinado en su respectiva confirmación, durante la lidia del segundo toro de la tarde, por el propio matador mexicano, debido a que éste era el espada de mayor antigüedad entre los tres anunciados en el cartel (es decir, que había tomado la alternativa antes que su dos compañeros de terna, pero en suelo mexicano, por lo que previamente hubo de confirmarla durante la lidia del primer astado). Hubo, pues, en aquella peregrina función taurina, con tres toreros sobre el ruedo, dos diestros que confrimaron su alternativa, dos padrinos de confirmación y dos testigos, sin contar el testimonio que también pudo dar de aquella curiosa ceremonia el caballero rejoneador Josecha Pérez de Mendoza, que, para complicar aún más la crónica del festejo, hizo también el paseíllo y abrió plaza con la lidia ecuestre del primer toro.

Aunque el toreo de Gabriel España causó una buena impresión entre la afición madrileña en la tarde de su goyesco y ceremonioso debut venteño, la falta de motivación que ya venía arrastrando el coletudo de Córdoba le impidió alcanzar mayores éxitos en las plazas de la Península Ibérica. Durante aquella campaña de su confirmación española sólo firmó otro contrato en suelo hispano; en 1963, lidió en España una única corrida; en 1964, intervino en tres festejos; y en 1967, último año en que se vistió de luces en la cuna del Arte de Cúchares, sólo tomó parte en una función de toros.

Bibliografía

  • ABELLA, Carlos y TAPIA, Daniel. Historia del toreo. Madrid: Alianza, 1992. 3 vols. (T.3: "De Niño de la Capea a Espartaco").

  • GUARNER, Enrique. Historia del toreo en México. México, 1979.

  • VINYES RIERA, Fernando. México, diez veces llanto. Madrid: Espasa-Calpe, 1987.

Autor

  • José Ramón Fernández de Cano