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FilosofíaLiteraturaBiografía

Diderot, Denis (1713-1784).

Denis Diderot.

Escritor y filósofo francés, nacido en Langres (en el departamento de Haute-Marne) el 5 de octubre de 1713 y fallecido en París el 31 de enero de 1784, que fue uno de los intelectuales franceses más representativos del espíritu de la Ilustración, y llegó a dirigir la obra magna de todos ellos: la Enciclopedia.

Su obra es un elogio a la "libre circulación de ideas". Como buen ilustrado, piensa que se puede hablar de cualquier tema, por escandaloso que parezca, si se razona con rigor y honradez. Para reproducir el debate y el intercambio de ideas, Diderot recurre en muchas de sus obras a la exposición en forma de diálogo.

Vida

Su padre, que pertenecía a la burguesía artesana, era un famoso fabricante de cuchillos y navajas. Los miembros de estas capas medias de la burguesía de provincias eran, por lo general, muy religiosos. El joven Denis fue educado por los jesuitas, primero en su ciudad natal y luego en París; su padre tenía la esperanza de que siguiera la carrera eclesiástica.

Pero el futuro escritor, tras acabar sus estudios, permaneció en París sin decidirse a hacerse cura. Dudaba también sobre qué ocupación concreta iba a desempeñar, pues sentía mucho interés por las materias más diversas.

Su padre, al tener conocimiento de que no quería entrar en la vida religiosa, se enfadó con él y dejó de enviarle dinero. Para sobrevivir en París, Diderot, que ya era un erudito, se dedicó a traducir obras al francés.

Empezó así a colaborar con muchas editoriales, en las que, además de traducciones, se le pidió que elaborase catálogos. Pronto consiguió ganarse la vida con lo que obtenía de su pluma, pues también sacó buenos beneficios de su capacidad para escribir discursos que otros tenían que pronunciar.

Con estos trabajos consiguió sobrevivir, aunque sin grandes lujos. Obtuvo el título de maestro de Artes y Oficios (por su habilidad como traductor) y se casó con Antoinette Champion, con la que no fue un buen esposo: no sentía ningún cariño hacia ella, y mantuvo relaciones amorosas con muchas otras mujeres.

Una de las obras que se le pidió traducir fue la Cyclopedia, del inglés E. Chambers, publicada en Londres en 1728. De esta obra surgió la idea de escribir, desde el punto de vista de los ilustrados, la Enciclopedia, un proyecto monumental en el que se recogiera todo el saber conocido hasta entonces.

En un principio, la idea de elaborar la Enciclopedia fue un proyecto meramente comercial. Diderot se lo comunicó a otros amigos ilustrados como Rousseau y Condillac, y todos pensaron que esa obra se podría vender muy bien, pues la gente empezaba a esta harta de recibir todas las enseñanzas interpretadas por la Iglesia.

Pero Diderot se entusiasmó con este proyecto y, al ser nombrado director (junto al científico, filósofo y matemático D' Alembert), lo convirtió en una obra monumental. Por su dedicación a este trabajo, sufrió muchas persecuciones por parte de las fuerzas tradicionales y conservadoras (que se oponían a esa idea revolucionaria de que el hombre empezara a guiarse sólo por su capacidad de razonar).

Entretanto, fue escribiendo una obra propia que también le ocasionó disgustos (por ejemplo, fue encarcelado en Vincennes en 1749, debido a que había negado la existencia de Dios en algunos textos salidos de su pluma).

En 1772, cuando el plan monumental de la Enciclopedia pudo darse por finalizado, Diderot era ya uno de los intelectuales más respetados y admirados en toda Europa. Su fama llegó tan lejos que fue llamado a la corte rusa por la emperatriz Catalina la Grande.

Obra

Diderot fue un intelectual completo y polifacético. Escribió obras de carácter literario (novelas, cuentos, ensayos y piezas teatrales) y también textos filosóficos en los que defendió la importancia de la razón.

Como buen ilustrado, Diderot criticó la influencia que hasta entonces había tenido la religión; y elogió la capacidad del hombre para razonar por su propia cuenta sobre cualquier tema, sin necesidad de ser guiado por las doctrinas religiosas.

Hombre de gran cultura, se sumó con entusiasmo al gran proyecto de los intelectuales ilustrados franceses: la Enciclopedia. Escribió muchos artículos para esta obra monumental, y acabó siendo uno de sus directores (junto a otro ilustrado excepcional: D'Alembert).

Diderot escribió obras literarias y otros textos de diversa naturaleza (filosóficos, históricos y científicos). En todos sus libros demostró la misma mentalidad, bien representativa de la Ilustración: su deseo de acabar con las fuerzas poderosas que venían sometiendo al hombre desde hacía muchos siglos (la monarquía absoluta y la autoridad religiosa).

Novelas

Diderot sólo dio a la imprenta una de las narraciones que escribió. Casi todas ellas aparecieron póstumamente (o sea, fueron publicadas después de su muerte).

En su primera novela, Los dijes indiscretos (1747), escrita por encargo en tan sólo quince días y la única que publicó en vida, demostró su tendencia hacia la libertad, pues contiene escenas de fuerte contenido erótico. Al año siguiente escribió Las alhajas indiscretas (1748) y ya después de su muerte se publicaron La religiosa (1796), de fuerte contenido anticlerical; El sobrino de Rameau (1821), su obra maestra dentro del género novelesco, que gustó mucho a los románticos del siglo XIX, entre ellos el alemán Goethe; y Jacques el fatalista y su amo (1796).

Teatro

Sus obras dramáticas son buenas muestras del teatro burgués de su tiempo. Tal vez sea la parte menos apreciada de su obra literaria, aunque en su época gustaron mucho. Se trata de obras como: El hijo natural (1757) o El padre de familia (1771).

Son también muy interesantes sus ideas teóricas acerca del teatro, expresadas en textos como Conversaciones sobre El hijo natural y Discursos sobre la poesía dramática. En estas obras defendía la importancia del director de escena.

Obra ensayística y filosófica

Entre sus ensayos destacan Suplemento al viaje de Bouganville, obra póstuma, de carácter científico, en la que Diderot se muestra muy interesado por cuestiones de la Naturaleza; Pensamientos sobre la interpretación de la Naturaleza, donde se adelanta en cierto modo a Darwin y a su teoría de la evolución de las especies; El sueño de D'Alembert, que insiste en la supremacía de la razón, y niega la existencia de Dios; Ensayo sobre los reinados de Claudio y de Nerón, en la que, al mismo tiempo que da informaciones históricas, expone sus ideas sobre el Gobierno, la política y las instituciones, y, por último, Tratado sobre lo bello, donde sigue en parte las ideas de Rousseau al exponer su idea de que lo bello forma parte de la naturaleza; por lo tanto, el artista debe imitar a la Naturaleza si quiere conseguir obras llenas de belleza.

Pensamiento

Concepción de la naturaleza

Diderot se mueve entre un deísmo naturalista (en Pensées philosophiques) y un ateísmo radical, motivado por todas las monstruosidades que se descubre en el campo de la naturaleza (Lettre sur les aveugles), dentro de una teoría probabilista y en parte evolucionista. Afirma, en efecto, que el orden de los cuerpos orgánicos se explica con base en la infinita multiplicidad de experimentos que la naturaleza ha ido realizando. Por otra parte, la teoría de la generación espontánea de los gérmenes, defendida por muchos biólogos, no hacía necesaria para él la idea de la creación. Rechazó el modelo mecanicista de la naturaleza por no considerarlo capaz de explicar los fenómenos relativos a la vida, siendo éste el problema que más ampliamente trató en sus escritos filosóficos. En este campo llegó a la conclusión de que la vida es el resultado de un cierto grado de organización de las partículas materiales. La culminación de esta organización da lugar a la conciencia y al pensamiento. Un organismo está compuesto de microorganismos, que se mantienen unidos en la formación de un organismo viviente a la manera de un enjambre de abejas.

Determinismo y libertad

Diderot se opuso a toda concepción rígida y determinista en el campo de la moral. El hombre tiene la capacidad de dominarse a sí mismo y de dominar a la naturaleza, al menos en la medida en que ésta lo domina a él. Además defiende los valores de la felicidad terrena y natural, cuyo único límite es el bien general. Este pensamiento moral lo expone también en sus obras literarias, a veces no exento de un toque de humor y de sarcasmo.

Todas estas doctrinas no tienen en Diderot carácter definitivo. Se rebela siempre contra todo dogmatismo, incluso en el seno mismo de la Ilustración, prefiriendo armarse de un cierto escepticismo, y dejando siempre abierto el camino hacia todo tipo de investigación.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.