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LiteraturaBiografía

Coetzee, John Maxwell (1940-VVVV).

Narrador, ensayista, lingüista, traductor y profesor universitario sudafricano, nacido en Ciudad del Cabo (República de Sudáfrica) el 9 de febrero de 1940. Autor de una densa y exigente producción narrativa que ahonda, con serena frialdad, en la soledad y el desamparo de las víctimas de la desigualdad social (particularmente, la que imperó en su tierra natal durante muchos años), está considerado como uno de los escritores más audaces, originales e innovadores de su generación, así como una de las grandes voces de la literatura en lengua inglesa de la segunda mitad del siglo XX. La excepcional calidad de su obra le hizo merecedor del Premio Nobel de Literatura en 2003, con lo que se convirtió en el cuarto escritor africano homenajeado con tan prestigioso galardón. La Academia sueca reconoció en sus textos "una impecable composición" y "un diálogo y una capacidad de análisis brillante", al tiempo que subrayaba su condición de "escéptico escrupuloso" y de "crítico del racionalismo cruel y la moralidad cosmética de la civilización occidental".

Vida y obra

Nacido en el seno de una familia de emigrantes británicos que había tomado parte activa en la colonización de Sudáfrica, recibió desde su niñez una sólida formación académica, plenamente integrada en la cultura europea de la que procedían sus mayores.

En un principio, gozó de una infancia feliz en el hogar familiar, donde reinaba cierta bonanza económica merced a la fructífera actividad laboral de su progenitor, un abogado que trabajaba para el gobierno y, al mismo tiempo, administraba una modesta explotación de ganado lanar. Pero en 1948, cuando el futuro escritor sólo contaba ocho años de edad, los Coetzee se vieron obligados a abandonar la vida confortable que llevaban en Ciudad del Cabo para instalarse en la ciudad de Worcester, bien alejados de las autoridades políticas del país, con las que se había enemistado el cabeza de familia debido a su firme oposición al apartheid implantado por el nuevo gobierno. Las desavenencias públicas entre el padre del pequeño John Maxwell y el Partido Nacional Afrikaners (que había resultado vencedor en las elecciones celebradas en mayo de 1948) provocaron que aquél dejara de trabajar para el gobierno y se mudara con toda su familia a una tranquila ciudad provinciana.

Allí, Coetzee tuvo ocasión de continuar estudiando en colegios ingleses, donde completó su formación básica. Posteriormente, regresó con toda su familia a Ciudad del Cabo y obtuvo el grado de Bachiller, en una etapa de su educación en la que parecía inclinarse claramente hacia los saberes matemáticos. Sin embargo, al ingresar en la Universidad de Ciudad del Cabo compaginó, con idéntica dedicación, los estudios de Matemáticas con los de Lengua Inglesa, de tal forma que, en poco tiempo, obtuvo el título de licenciado en ambas materias.

Marchó, entonces, a Londres para ampliar sus conocimientos y sus horizontes vitales, y allí emprendió una brillante trayectoria laboral como programador de ordenadores. En 1965, ya consagrado como uno de los pioneros de una disciplina que, como era el caso de la informática, aún estaba en pañales, decidió cruzar el Atlántico y continuar trabajando y estudiando en los Estados Unidos de América, donde adivinaba mejores posibilidades de desarrollo para sus investigaciones lingüísticas y matemáticas. Y así, a los veinticinco años de edad se matriculó en la Universidad de Texas, de la que pronto pasó a la de Nueva York; en ambas se consolidó como un experto en el conocimiento de la Lengua y la Literatura inglesas.

El punto de partida de su carrera docente tuvo lugar en 1968, cuando empezó a impartir clases en la Universidad Estatal de Nueva York; luego continuó ejerciendo la docencia superior en Buffalo, para acabar regresando a su tierra natal en 1971, donde se convirtió en profesor de Literatura americana en la Universidad de Ciudad del Cabo. Compaginó, entonces, sus labores de enseñante con la investigación lingüística, y pronto se erigió en una de las figuras más eminentes de su país en esta materia; y, simultáneamente, comenzó a destacarse como traductor y crítico literario.

Inmerso en una frenética actividad laboral, comenzó también por aquel tiempo a redactar sus primeras obras literarias, de tal forma que se dio a conocer como escritor a mediados de la década de los setenta, merced a la publicación de una primera novela titulada Dusklands (Tierras en penumbra, 1974). A partir de entonces, al tiempo que iba adquiriendo prestigio en todos los foros artísticos e intelectuales de su entorno geográfico y cultural, empezó a ganarse la inquina de las clases dirigentes y los grupos sociales más privilegiados de Sudáfrica, que se veían reflejados en la crueldad descrita por Coetzee en sus escritos.

En efecto, el autor de Ciudad del Cabo parte de la denuncia del apartheid -una realidad tan cruda como patente en su propio entorno- para situar, en general, a sus protagonistas en unos escenarios hostiles, de extremada crueldad, donde la injusticia, la opresión y la desigualdad ponen de manifiesto la explotación del hombre por el hombre. Así, sus obras fueron dejando de aludir exclusivamente a un problema concreto de su nación, para convertirse en metáforas o alegorías de la maldad impuesta por el colonialismo, el totalitarismo, los regímenes hegemónicos y, en suma, cualquier forma de autoridad que ejerce la opresión sobre los seres más desvalidos.

A dicha opera prima le siguieron otras novelas espléndidas, como las tituladas In th heart of the country (En el corazón del país, 1977), Waiting of the barbarians (Esperando a los bárbaros, 1980) -ambas distinguidas con el CNA, el premio más importante de las Letras sudafricanas-, y Life and times of Michael K. (Vida y época de Michael K., 1983), esta última considerada unánimemente por críticos y lectores como su obra maestra, y como una de las grandes narraciones del último tercio del siglo XX escritas en lengua inglesa. Galardonada con el prestigioso "Premio Booker Price" -el más importante en lengua inglesa-, cuenta la dura historia de un luchador empecinado en conseguir la libertad de su pueblo.

En todas estas novelas, Coetzee derriba con frialdad y contundencia todos los argumentos de los partidarios del colonialismo, mostrando con crudo rigor -no exento de una depurada belleza- los horrores y sufrimientos de quienes padecen el apartheid, el imperialismo y, en general, cualquier forma de opresión impuesta por una autoridad totalitaria; pero, en su acertado enfoque alegórico o simbólico, sus novelas eluden el género del panfleto justiciero para convertirse en una denuncia general del sufrimiento, el desarraigo, la soledad y el dolor de los abandonados y desfavorecidos, con independencia del lugar o la época en que vivan. Y es precisamente este alcance simbólico de su obra lo que confiere a Coetzee la dimensión de autor universal, por encima de las cuitas locales y concretas de cualquier escritor regionalista.

Al tiempo que alcanza esta profundidad alusiva y esta riqueza y polivalencia en los contenidos, Coetzee sabe dotar a sus escritos de una arriesgada innovación temática y estilística que le sitúa entre los grandes experimentadores de la narrativa contemporánea. Todo ello quedó bien patente en sus siguientes entregas narrativas, que fueron consolidando una producción de extraordinaria calidad temática y formal; entre ellas, cabe recordar las novelas tituladas Foe (1986), Age of iron (La edad de hierro, 1986) y, sobre todo, The Master of Petersburg (El maestro de San Petersburgo, 1994), una bellísima narración extensa en la que Coetzee, en una audaz fantasía histórico-literaria, explora nuevos horizontes éticos y estéticos situando a un Dostoievsky de ficción en el San Petersburgo de 1869, al que supuestamente ha regresado tras haber burlado, en Dresde, a sus acreedores rusos.

A finales del siglo XX, Coetzee dio a la imprenta la primera entrega de sus memorias, publicada bajo el título de Boyhood: Scenes from Provincial Life (Infancia: escenas de una vida de provincias,1998), a la que pronto siguió otra auténtica obra maestra, la novela Desgracia (1999), que le proporcionó su segundo "Booker Price". Con el desgarro frío y conciso que caracteriza su prosa -a la que se ha comparado en muchas ocasiones con el corte de un diamante o un bisturí, por su finura, limpieza y precisión-, el escritor sudafricano pinta en esta obra la desolación del profesor David Lurie, un pobre "náufrago existencial" en medio de una sociedad en crisis donde todo código de comportamiento ético parece haber sido desechado.

En 2002 -año en el que John Maxwell Coetzee se jubiló en la Universidad del Cabo y decidió instalarse en Australia, donde le habían ofrecido un puesto de investigador en el Departamento de Lengua Inglesa de la Universidad de Adelaida-, vio la luz el segundo tomo de las memorias del autor sudafricano, publicado bajo el título de Youth (Juventud, 2003). Por aquel entonces, Coetzee ya había sido galardonado y homenajeado en numerosos lugares del mundo, entre ellos España, donde, en el año 2001, se le había concedido el I Premio "Reino de Redonda", instituido por un grupo de artistas e intelectuales españoles y extranjeros con el objetivo de destacar las obras de los creadores literarios o cinematográficos de habla no hispana. Dos años después, la concesión del Nobel de Literatura vino a consagrar la difusión universal de la narrativa del autor de Ciudad del Cabo.

Coetzee también es autor de numerosas traducciones y de varios tomos de crítica literaria, así como de interesantes ensayos en los que incide en la temática dominante en sus novelas: las nefastas consecuencias que tienen en el hombre y en la sociedad los regímenes violentos, opresivos y autoritarios. Entre sus obras ensayísticas más relevantes, cabe recordar las tituladas Doblando el Cabo: Ensayos y entrevistas (1994), Giving Offense: Essays on Censorship (1997) y Stranger Shores: Literary Essays, 1986-1999 (Costas extrañas: Ensayos literarios, 1986-1999, 2002).

Tras la obtención del Nobel, Coetzee -siempre alejado de los foros y cenáculos literarios, y ciertamente displicente con los medios de comunicación- continuó enfrascado en su fecunda labor literaria, que pronto vino a enriquecerse con nuevas obras como Elizabeth Costello (2003) y Slow man (Hombre lento, 2005). En la primera de ellas, el autor sudafricano recurre a la figura ficticia de un peculiar alter ego, la escritora australiana Elizabeth Costello; Coetzee recorre con ella una parte importante de su fingida peripecia vital e intelectual, y permite que el lector asista a sus lecciones y conferencias (que son, en su mayor parte, textos ensayísticos leídos o publicados por el propio autor de Ciudad del Cabo en diferentes lugares de todo el mundo).

Slow man (2005) narra la vida de Paul Rayment, un fotógrafo francés sexagenario que goza de una vida serena y más bien solitaria, bruscamente alterada por un accidente que le sume en la tragedia. Gravemente herido por la imprudencia de un camionero que le atropella cuando estaba paseando en bicicleta, el protagonista sufre la amputación de una pierna y, progresivamente, el hundimiento psicológico de quien se repliega y aísla en su propia desgracia, sin admitir la compañía de los amigos ni el consejo de los médicos (llega, incluso, a rechazar la sugerencia de colocarse una prótesis). Casi a regañadientes, acepta los servicios de una enfermera, la croata Marijana, quien, poco a poco, al tiempo que le cuida, le lleva a recuperar la ilusión por la vida. Paul Rayment se enamora de esta mujer, con la que comparte un recuerdo común: la infancia feliz en el campo; pero la brusca reaparición de Elizabeth Costello -personaje obsesivo en la obra de Coetzee, que reaparece con inesperada brillantez en esta novela- viene a introducir esa constante de dolor, desesperanza e incertidumbre que es una de las principales señas de identidad de toda la narrativa del autor sudafricano.

JRF

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.