Char, René (1907-1988).
Poeta, ensayista y narrador francés, nacido en L'Isle-sur-la-Sorgue (en Vaucluse, Provenza) en 1907, y fallecido en París en 1988. Por la gran originalidad de su poesía, caracterizada por la violencia de tono y el vigor y la hondura de sus imágenes, está considerado como una de las figuras más destacadas de la poesía francesa contemporánea. Además, se destacó por el importante papel activo que desempeñó durante la II Guerra Mundial en favor de la resistencia francesa, donde era conocido por el sobrenombre de "Capitán Alexandre".
Después de haber cursado sus estudios secundarios en el liceo de Avignon, por imperativos familiares hubo de desplazarse a Marsella y cursar allí estudios superiores de Ciencias Empresariales, carrera que llevó a término sin demasiada ilusión, pues ya por aquellos años se había despertado en el joven Char su acusada vocación poética. Pendiente, pues, de cuantas novedades literarias surgían a su alrededor, quedó hondamente impresionado por la lectura de Capital del dolor (1926), de Paul Éluard, obra que influyó poderosamente en sus primeros versos, siempre orientados hacia el surrealismo.
En 1928, después de haber cumplido su servicio militar, dio a la imprenta su primer poemario, Cloches sur le coeur, obra de la que luego se mostraría tan arrepentido que llegó a destruir por completo todos los originales que consiguió rescatar. Un año después, a raíz de una estancia en París, trabó contacto con los principales representantes de la Vanguardia literaria y artística, como André Breton, René Crevel y Louis Aragon. Fruto de esta relación, poco después comenzó a colaborar en algunas publicaciones junto a los susodichos Breton y Éluard, sus dos grandes maestros (con quienes publicó Marcha lenta), se convirtió en uno de los suscriptores del segundo manifiesto surrealista, y se implicó directamente en los panfletos que criticaban la Exposición Colonial de París y defendían los movimientos revolucionarios españoles. Además, en 1930 publicó otro volumen de poesías, Artine, plenamente adentrado en la corriente estética impuesta por los santones del surrealismo francés.
Así las cosas, convertido ya en uno los pilares del surrealismo literario, en 1934 volvió a los anaqueles de las librerías con Le marteau sans maitrê (El martillo sin dueño), un poemario en el que hacía un audaz despliegue de esas exuberantes imágenes surrealistas que habrían de convertirse en el santo y seña de su toda producción poética. El éxito cosechado por algunos de estos poemas propició que fueran musicados por el compositor y director de orquesta galo Pierre Boulez (y, en 1955, interpretados sobre los principales escenarios del panorama musical francés).
Sin embargo, pronto se empezó a desmarcar de la corriente surrealista para emprender por su cuenta una aventura estética personal, que a la postre habría de convertirle en uno de los poetas franceses más singulares de todos los tiempos. Su primer poemario de esta nueva etapa en su creación literaria fue el titulado Afuera la noche es gobernada (1938), obra que no tuvo una inmediata continuación debido a la invasión de Polonia por parte de Hitler. En efecto, en 1939 René Char fue movilizado y destinado a un regimiento de artillería en Alsacia, circunstancia que le llevó a identificarse con el rechazo generalizado hacia la Alemania nazi y, posteriormente, a participar activamente en las misiones de la Resistencia francesa, bajo el ya mencionado nombre de batalla de "Capitán Alexandre". Desde 1940 hasta el final de la II Guerra Mundial, vivió clandestinamente y pasó por algunos momentos de serio peligro, circunstancias que quedaron reflejadas tanto en su producción poética -Seuls demeurent (Solos permanecen, 1945)- como en un extraordinario libro en prosa que publicó bajo el título de Feuilles d'Hypnos (Las hojas de Hypnos, de 1946), un diario de guerra que recurre a la prosa poética para expresar toda la angustia de aquellos años. Posteriormente, René Char volvería a exponer en otros escritos sus ideas socio-políticas, a través de las cuales mostraba un claro rechazo del comunismo y, sobre todo, una militancia activa contra la base de armamento nuclear instalada en la Alta Provenza en 1966.
Entretanto, siguió entregado de lleno al cultivo del género poético, al que enriqueció en 1948 con Fureur et mystère, en 1951 con Poèmes de deux années, en 1962 con La Parole en Archipel, y en 1967 con Retour amont. Tras haber entablado relación, en 1955, con el filósofo alemán Martin Hiedegger, promovió en su ámbito de influencia de Provenza varios seminarios sobre su obra (celebrados en 1966, 1968 y 1969). Además de las obras citadas, René Char publicó otros muchos títulos, entre los que sobresalen Búsqueda de la base y de la cima (1955), Poesías y prosas escogidas (1957), Común Presencia (1964), La noche talismánica (1972) y La desnudez perdida y otras poesías (1978), obra -esta última- que constituye una portentosa indagación en la escritura metafórica y simbólica. Falta por reseñar, en fin, una extraordinaria incursión de René Char en el género ensayístico, presente en su obra Le soleil des euax (1955), un ensayo sobre el teatro poético. En 1983 se publicaron sus obras completas en la prestigiosa colección "Bibliothèque de la Pléiade", lo que venía a elevar la poesía y la figura de Char a la categoría de los clásicos de la literatura escrita en lengua francesa. Entre otros muchos reconocimientos, fue nombrado Caballero de la Legión de Honor y Oficial de las Artes y las Letras, y recibió la Medalla de la Resistencia y la Cruz de Guerra.
Emparentada siempre con el paisaje natural de su Provenza natal, la obra poética de Char puede entenderse como una revelación en la que todos los elementos naturales (la tierra, la flora arbórea, la fauna de su entorno, etc.) parecen conjurarse para anunciar el futuro y, con él, la inminencia de la muerte, al tiempo que reproducen, en su incesante escala de movimientos, esa tensión entre la creación artística y el aniquilamiento que traerá el morir. Todo ello aparece siempre expresado en un estilo en el que predominan la brevedad de las formas, para envolver un rico lirismo que, en el fondo, no oculta las observaciones moralistas del autor respecto a los fines que mueven la conducta de los hombres.
