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PolíticaLiteraturaBiografía

Carlos Manuel I, Duque de Saboya (1562-1630).

Aristócrata italiano nacido en Rívoli (Italia) en 1562 y muerto en Savigliano (Piamonte, Italia) el 26 de julio de 1630. Sucedió en 1580 a su padre, Manuel Filiberto, como duque de Saboya y se apoderó de Saluces, pero se dejó arrebatar su condado de Saboya por Enrique IV, rey de Francia, aunque recobró posteriormente su ducado. Fue nombrado conde de Provenza. Fundó la biblioteca de Turín y escribió algunas obras.

Estaba emparentado con las casas reales más importantes de Europa. Sus padres fueron Manuel Filiberto, sobrino de Carlos V, y Margarita de Valois, que era hermana del rey de Francia Enrique II. Contrajo matrimonio con Catalina Micaela, que era hija del rey Felipe II de España, el 11 de marzo de 1585 y de este matrimonio nacieron nueve hijos: Felipe Manuel, el primogénito y heredero, pero que murió en 1605; Víctor Amadeo, que fue quien le sucedió como Victor Amadeo I; Manuel Filiberto, que fue virrey de Sicilia; Margarita, quien se casó con el duque de Mantua Francisco Gonzaga y que fue la última virreina española de Portugal; Isabel, que contrajo matrimonio con Alfonso, duque de Este; Mauricio, metido a la vida eclesiástica fue cardenal; María y Francisca Catalina, ambas religiosa, y finalmente Tomás, del que descendieron las ramas de Saboya Carignan y de Soissons, de las cuales la primera es la que alcanzó mayor longevidad en el tiempo.

Con Carlos Manuel I, la casa de Saboya comprendió que su porvenir estaba en Italia, por lo que sus sucesores continuaron con esta línea de actuación política. Su etapa de gobierno frente a la casa de Saboya fue una serie de conflictos bélicos, que estaban motivados casi todas por su ambición y ansias de poder, y que sólo le ocasionaron pérdidas territoriales. No existió casi ningún reino en Europa que en alguna ocasión no desease, aunque sin embargo no llegó a conseguir ninguno. Entre sus ambiciones estuvieron las coronas de España, Portugal, Francia, Inglaterra, los Balcanes, el Imperio e incluso pensó en algún momento con la tiara. Físicamente Carlos Manuel era de cuerpo pequeño pero musculoso. Era además una persona animosa de espíritu con una mentalidad bulliciosa. En su acción política identificó los problemas del ducado de Saboya que fueron heredados de su padre, con su forma de ser inquieta e intrigante. Era además una persona extremadamente ambiciosa, versátil e inteligente. Su máxima ambición en la vida estaba en la expansión de sus Estados y posesiones y a esta ambición consagro todos sus esfuerzos, aunque estos no fueron siempre ni justos ni nobles.

La acción político-militar

En el momento que murió su padre y él asumió el título de la casa de Saboya en 1580, Carlos Manuel continuó la labor que venía realizando aquel de aquel en pos de apoderarse de Ginebra. Para ello urdió una serie de tramas y conspiraciones que fracasaron por la falta de apoyo de Felipe II, pero también por la decidida intervención francesa.

Búsqueda de la alianza con España

Sin embargo el poder de la monarquía hispánica le pareció formidable, por lo que buscó su alianza de la misma para sus objetivos, aquí se enmarcó su matrimonio con la infanta Catalina Micaela. No obstante el monarca Felipe II se percató pronto de la forma de ser de su yerno y de sus intereses políticos. Estos no eran siempre favorables, incluso algunas veces eran contrarios, a los objetivos e intereses de la monarquía hispánica, por lo que por lo general su suegro fue parco en favorecerle en sus acciones. Por la paz de Noyon, Carlos Manuel cerró el paso hacia la Saboya a los ginebrinos. Se aprovechó igualmente de la situación que se creó en la región francesa del Delfinado, donde la que se denominó como Liga Católica se vio incapaz de hacer frente de manera efectiva y victoriosa los combates que se desarrollaban contra los hugonotes, protestantes franceses. En esta circunstancia logró que el gobernador La Hite recurriese a él como auxilio. En 1588 obtuvo la conquista de Carmañola y en dos meses conquistó la porción que restaba del marquesado de Saluzzo. Esto lo hizo por que asumió en la zona el cargo de gobernador representante del reino de Francia. Pero sus planes eran bastante más ambiciosos.

Quiso incorporar a la región francesa de Provenza a sus estados. Dentro de este objetivo, el parlamento de la ciudad de Aix cursó una invitación al duque para que ocupara toda la provincia. Sin embargo no contó con la oposición del jefe hugonote Lesdiguìeres, quien en 1590 se apoderó de la ciudad de Grenoble y deshizo así la posibilidad de conquista de Provenza por parte del de Saboya. Este visitó a su suegro Felipe II en 1591 y solicitó el auxilio del mismo, pero el soberano no ayudó a su apurado yerno. Este vio nuevas posibilidades cuando subió al trono el rey Enrique IV de Francia, este había apostatado de la religión católica, por lo que la guerra entre Francia y la monarquía hispánica se hizo inevitable. En estas circunstancias Carlos Manuel fue nombrado jefe supremo militar de las tropas hispanas en la región del Piamonte. Fue esta sin embargo una guerra defensiva que se desarrolló entre 1594 y 1598, y que finalizó cuando se firmó la paz de Vervins. La cuestión de la posesión de Salzo había sido sometida por la paz al arbitraje del papa Clemente VIII, pero no se llegó a acuerdo alguno al respecto por lo que el monarca Enrique IV atacó la Saboya. El conflicto finalizó en 1601 por el tratado de Lyón. En el se estipuló el alejamiento de Italia de la esfera de intereses de la monarquía francesa y como consecuencia el predominio del dominio italiano por parte de la monarquía hispánica.

Para Carlos Manuel I este tratado supuso la pérdida territorial de las zonas del ducado de Saboya que estaban situados en la margen derecha del río Ródano. Eran las zonas de Bresse, Gex, Val-Romey y Bugey. Para la monarquía hispánica esto suponía la pérdida de uno de los eslabones de la complicada ruta que unía a sus ejércitos entre Flandes e Italia. Este paso quedó reducido en aquella zona, en virtud de tal tratado de Lyón, a un puente. Esto equivalía a su práctica inutilidad ya que dependía del estado del puente, cuya conservación correspondía a la monarquía francesa, y de lo pacíficas u hostiles que fueran las tropas francesas en la zona. Por lo tanto se planteó la cuestión del paso de la Valtelina como nexo de unión de la ruta que unía Flandes e Italia. Carlos Manuel I de Saboya logró por fin su ansiada alianza con la monarquía hispánica muerto ya su suegro en 1598. Pero como garantía de dicha alianza y también debido a que si no había descendencia por parte de Felipe III los hijos de Carlos Manuel eran herederos directos de la monarquía hispánica, como nietos de Felipe II, se le exigió, y envió, a sus tres hijos mayores a España, Felipe, Victor Amadeo y Manuel Filiberto, cosa que sucedió en 1603. Los hijos del duque de Saboya se educaron así en la corte de Felipe III que estaba en esta época asentada en la ciudad castellana de Valladolid. La desgracia quiso que en esta localidad muriera en 1605 el primogénito de la casa Saboya, Felipe.

La política anti-española

La inclinación política de Carlos Manuel I de Saboya hacia la monarquía hispánica varió de forma súbita ya que el poder de Francia comenzaba a ascender en Europa mientras declinaba el de España. Tras un nuevo fracaso en la toma de la ciudad de Ginebra en diciembre de 1602 y como vio que la monarquía hispánica, bajo la política pacifista del duque de Lerma, valido o privado del rey Felipe III, no apoyaba sus empresas, Carlos Manuel, que siempre buscó los mejores intereses para la casa de Saboya, realizó un cambio de política y se alió en 1610 de forma secreta con Enrique IV de Francia mediante el tratado de Brosolo.

Volcó su política expansionista de cara a Italia, fuera de la órbita francesa y que le enfrentaba contra la monarquía hispánica. Sin embargo cuando murió el rey de Francia su situación era muy incómoda frente a la monarquía hispánica y no conservaba ningún aliado poderoso. Por ello hubo de humillarse ante Felipe III. Sin embargo en diciembre de 1612 moría el duque Francisco de Mantua, que era yerno suyo. Frente al poder hispano, Carlos Manuel I de Saboya expuso sus derechos al Monferrato, por lo que tomó en 1614 las armas contra España que se le oponían. En este conflicto fue vencido por el entonces gobernador de Milán, el duque de Hinojosa, aunque tal derrota militar quedó nivelada un año después, en 1615, cuando de forma hábil negoció una paz favorable que se firmó en Asti. Pero en la corte de la monarquía hispánica los puntos de tal tratado parecieron impresentables ya que representaban una muestra de debilidad que no se podía tolerar. Por ello se envió al marqués de Villafranca al mando de un ejército y este venció al duque en la batalla de Apertola e igualmente logró la conquista de Vercelli. Tras esta severa derrota se firmó en 1617 la paz de Pavía. Con este tratado el ducado de Mantua, el Monferrato, retornó a los duques legítimos de Mantua. Sin embargo y a pesar de la aplastante derrota que sufrió y debido a su gran habilidad e inteligencia, el duque de Saboya mantuvo un gran prestigio por que había resistido, sin auxilio de poder externo alguno, al poder de la monarquía hispánica sin que fuera aplastado del todo. Fue así como desde ciertos sectores independentista italianos se le vio como el dirigente que era capaz de devolver a Italia su independencia respecto a España.

Nuevamente se enfrentó a la monarquía hispánica por medio de la que se denominó como cuestión de la Valtelina. Esta vez Carlos Manuel se alió a los enemigos de la casa imperial de los Habsburgo, Francia y Venecia, ya que tenían la intención de expulsar de Italia a los españoles. Carlos Manuel I atacó Génova, república aliada con la monarquía hispánica desde la época de los Reyes Católicos, pero fue rechazado por los genoveses quienes en su contraofensiva invadieron el Piamonte. Además Francia, que en 1626 había firmado con España el tratado de Monzón, abandonó su alianza con Carlos Manuel I. Carlos Manuel viró de nuevo y se unió a España, pero no sus ansias de expansión en Italia, cuando se suscitó por segunda vez la herencia y sucesión del Monferrato, debido a que en 1627 falleció el duque de Mantua, Vicente Gonzaga. La monarquía hispánica y la casa de Saboya defendieron la sucesión del duque de Guastalla frente al de Nevers, candidato que era respaldado por Francia. En la acción militar Carlos Manuel invadió en abril de 1628 el Monferrato a lo que el cardenal Richelieu, valido del rey Luis XIII, contestó en 1629 cuando envió un poderoso ejército que logró la conquista de Pinerolo, con lo que la monarquía Francesa tenía abierta la puerta del Piamonte. Carlos Manuel I de Saboya, con casi setenta años y toda una vida de combates, se desesperó ante este revés sufrido frente a las armas francesas y profundamente amargado por el fracaso de todos los planes que había ideado durante su vida política, murió en Savigliano el 26 de julio de 1630.

Bibliografía

  • HELLIOT, J. H., El conde-duque de Olivares. Crítica, Barcelona, 1990.

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