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LiteraturaBiografíaFotografía

Cameron, Julia-Margaret (1815-1879).

Fotógrafa india, nacida en Garden Reach (Calcuta) el 11 de junio de 1815 y muerta el 26 de enero de 1879, cuyo verdadero nombre es Julia Margaret Pattle.

Vida

Mujer de talento y sensibilidad estética, interesada por las artes -pintura, poesía y teatro- y educada en la tradición europea -París e Inglaterra fundamentalmente-, inició su carrera en el campo de la fotografía a la edad de cuarenta y ocho años de manera accidental: sumida en un terrible depresión, su hija decidió regalarle una aparatosa cámara de madera, un objetivo jamin y un equipo de revelado, todo ello envuelto por un esperanzador mensaje de ánimo: “Tal vez te guste, mamá, hacer alguna fotografía durante tu solitaria estancia en Freshwater”. Nunca imaginaron que, a raíz de aquello, el mundo de la fotografía iba a revolucionarse gracias al trabajo de una mujer-fotógrafo, la primera, quien, al contraer matrimonio en 1838 con Charles Hay, tomaría el apellido de éste, Cameron.

Excéntrica y extravertida, absolutamente ajena a los convencionalismos sociales en plena Inglaterra victoriana, supo rodearse de un brillante círculo de amistades -escritores, artistas, políticos, científicos, etc.- que representaban distintas áreas de la cultura. Fue precisamente, gracias a su amistad con el astrónomo John Herschel, que consiguió dominar la técnica del colodión, realizando en 1864 la que sería su primera toma satisfactoria. No obstante, Cameron carecía de preparación técnica y mostraba además un absoluto desprecio y desinterés por las normas de la pura técnica fotográfica. La fotografía no le interesaba como oficio, eran las imágenes, conseguidas de cualquier modo, las que le fascinaban inmensamente: “Cuando enfocaba y encuadraba algo que a mis ojos parecía bello me detenía ahí en lugar de regular el objetivo hasta conseguir un enfoque más nítido como hacen el resto de los fotográfos.

Sus contemporáneos criticaron duramente la imperfección de su técnica; si hubiera realizado algún tipo de concesión al aspecto tecnológico quizá habría podido mejorar el nivel artístico de muchas de sus imágenes que, pese a ello, conservan el halo estético que le concede ese ligero desenfoque -producto de cierta aberración cromática de su objetivo- y que las ha convertido en fotografías tan soberbias como intemporales.

Si el retoque de la copia o el enfoque de la toma no eran su mayor preocupación, la iluminación tampoco lo era. En su gallinero transformado en estudio acristalado, sus modelos eran tratados en función de sus propias características individuales sin recurrir al empleo de técnicas estandarizadas de iluminación; los resultados no pudieron ser mejores, puesto que sus retratos captan la sutileza psicológica del retratado, su fuerza o su ternura, su madurez o su ingenuidad. Unos retratos que emanan la pasión que sentía hacia la belleza, sobre todo el ideal de belleza femenino, compartida con el grupo de pintores prerrafaelistas por los que sentía enorme admiración. Margaret fue, además de una magnífica retratista, una gran ilustradora de la poesía contemporánea y de la historia bíblica: las miradas bajas, la mujer joven y esquiva son influencia de Watts; las cabezas inclinadas hacia abajo, la línea del perfil, la disposición del cabello, la expresión pensativa son elementos recurrentes en los retratos femeninos de Rossetti.

Entre 1875 y 1879 realizó una serie de fotografías que bien se podrían ubicar en el género documental dando así un giro espectacular a su estilo. Esta nueva faceta no duró mucho tiempo ya que encontró la muerte en 1879 debido a una gripe. Su cadáver recorrió varías millas sobre un carro tirado por bueyes blancos hasta llegar a la iglesia de St. Mary (Bogawantalawa) en cuyo cementerio fue enterrada, no sin antes dejar una obra personalísima, de exultante belleza, de inquietantes torpezas técnicas, pero de una factura única e irrepetible.

Obra

Se puede dividir en retratos y fotografía ilustrativa fundamentalmente.

Retratos

El monje sucio, 1856. Retrato de Alfred Tennyson.
En sus primeros años de actividad utilizaba un objetivo de distancia focal corta que impedía la práctica del primer plano, a ello había que sumar la aberración cromática de éste y algunos defectos de pose. Estos elementos son apreciables en esta obra, de gran fuerza y realismo, donde el rostro del escritor de perfil arroja seguridad y escepticismo mientras su mano borrosa, en primer plano de la imagen, nos habla de ese absoluto desprecio por el purismo técnico.

Sir Jonh Herschel. Serie de tres, 1867
El genio inquieto del astrónomo se pierde en el desenfoque mientras los grandes contrastes se hacen dueños de la imagen. Su cabellera blanca alborotada se despega de un fondo negro absoluto mientras sus expresiones reflejan distintos aspectos de su personalidad. Supo extraer del científico toda su fuerza espiritual y nivel intelectual en tres tomas de gran belleza.

Sir Henry Taylor. Serie de dos, 1897
Mientras su mirada se clava en el observador, una larga barba blanca cae en cascada hacia la parte inferior de la toma. La sutileza del escritor se muestra con ternura en una de las imágenes de la serie gracias a una iluminación suave en tanto que en la otra, la iluminación barroca ofrece tales contrastes que los blancos se tornan platas en un fondo negro profundo.

Fotografía ilustrativa

Paz, amor y fe o Las tres hermanas, 1868
Clara influencia prerrafaelista en una toma que recoge, en sí misma, el ideal de belleza femenina del grupo de pintores. Presenta afinidades con el dibujo de Rosseti, Rosa Triplex, tanto por la composición como por el tema. Las jóvenes vestidas de blanco no cruzan sus miradas ni entre ellas ni con el espectador pese a lo cual, la mirada es el elemento clave que muestra el orden de lectura: los ojos bajos de las muchachas que se encuentran en los extremos frente a la del centro, con los ojos clavados en el cielo, en actitud bondadosa y decadente.

El beso de la paz, 1868
Muestra gran afinidad con el dibujo de Rosseti, Pablo y Francisca de Rímini al que la Cameron añade un toque de inocencia del que parece prescindir el pintor. En ella se observa cómo la fotógrafa va tomando consciencia y empleando con sabiduría el lenguaje de la imagen fotográfica: iluminación perfecta, calidad tonal, nitidez....

Alethia, 1872
Espléndido retrato de Alice Liddell (quien inspirara a Lewis Carroll la figura protagonista de Alicia en el país de las maravillas, modelo también del escritor) en perfecta armonía con su entorno: la espalda y la cabeza están recortados por un fondo de hortensias y camelias. Posible influencia de La elección de Watts, pese a los distintos soportes, el resultado muestra una necesidad común, la deleitación por la belleza ideal del cuerpo femenino, el de Alice, modelo de la Cameron en varias ocasiones.

Bibliografía

  • CAMERON, Julia Margaret. "Annals of my glass house", en Royal Photographic Society’s Journal, julio, 1927

  • FORD, Colin. The Cameron collection. (Londres: 1981).

  • GERNSHEIM, Helmut. Julia Margaret Cameron, her life and photographic work. (Nueva York: 1975).

  • HARKER, Margaret. Julia Margaret Cameron. Los grandes fotógrafos. (Barcelona: Orbis, 1983).

  • SOUGEZ, Marie-Loup. Historia de la fotografía. (Madrid: Cuadernos Arte Cátedra, 2ª edición.1985).

Autor

  • Enciclonet