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BiografíaFotografía

Beaton, Cecil (1904-1980)

Fotógrafo británico, nacido en Londres el 14 de enero de 1904 y muerto en Londres el 18 de enero de 1980.

Vida

Estilizado “reportero” de moda, personas y ambientes, el interés de Beaton por la fotografía despertó a los tres años de edad cuando, siguiendo las indicaciones de su niñera, fotógrafa aficionada, empezó a hacer fotos a sus hermanas. Muy pronto mostró predilección por los retratos sofisticados forjando su sentido estético en los ambientes recargados, “glamourosos” y refinados de la alta sociedad británica.

La atracción por lo suntuoso le llevó a una concepción elitista de la fotografía a la que aportó una magia especial y un gusto exquisito en una obra brillante que conjuga un mundo frágil y seductor con un hábil manejo de la cámara: es el “toque Beaton”, donde la irrealidad latente de sus tomas se hace patente tomando cuerpo en unas imágenes plagadas de trucos, técnicamente impecables pero en absoluto simples ejercicios de estilo. Hizo experimentos con la luz utilizando múltiples fuentes y espejos como reflectores de las mismas para conseguir un ambiente teatral, revolucionó la fotografía inventando nuevas técnicas de impresión como la de poner una lámina de cristal entre el negativo y el papel durante la exposición o el uso de un filtro ligero a media exposición, aspecto éste de clara influencia pictorialista pero sobre todo del máximo representante de esta corriente fotográfica, el Barón de Meyer, a quien definió como el “Debussy de la máquina fotográfica”. Emocionado con su estilo y atraído por el esplendor del mundo de la moda y la belleza de la alta sociedad que retrataba, adoptó sus técnicas luminosas al tiempo que creaba su propio estilo.

Reconoció también la influencia de otros fotógrafos como Steichen, en los primeros años de actividad y de George Hoyningen-Huene en lo que se refiere a la creación de interesantes composiciones susceptibles de interpretación por parte del observador afirmando que este autor había dado “una nueva dimesión” a su “oficio de fotógrafo”.

La originalidad de Beaton superaba ya la influencia de sus primeros maestros y esta misma originalidad que transformaba lo habitual en exótico le valió el éxito entre personalidades de la alta sociedad para las que construía suntuosos decorados en los cuales los hacía posar con elegantes y “acartonados” atuendos reflejados en multitud de superficies especulares. No le interesaban tanto las personas o los vestidos como la atmósfera estética que irradiaba el contexto general. Es aquí donde se manifestó su segundo gran talento, el de decorador y creador de vestuarios, aspecto éste que obtuvo reconocimiento público cuando años más tarde, en 1957 ganara su primer Oscar por los decorados y vestuarios de Gigi y, en 1964, por los de My Fair Lady.

Entre los admiradores de Beaton se encontraba Edna Chase, directora de Vogue americana, quien le ofreció colaborar para la revista. Fue cuando se trasladó a Estados Unidos y las damas de Nueva York empezaron a frecuentar su estudio. Firmó contrato con la revista y realizó una serie de elegantes fotografías de moda, al tiempo que trabajaba para la también revista de moda, Harper’s Bazaar. Esta actividad la prolongó hasta mediados de los cincuenta.
Durante la década de los treinta comenzó a investigar el estilo surrealista y fue en Hollywood donde realizó impresionantes retratos de estrellas del celuloide utilizando elementos barrocos para crear atmósferas surrealistas.

En 1937 fue nombrado fotógrafo oficial de la familia real y trabajó como fotógrafo de guerra para el Ministerio de Informaciones británico durante la Segunda Guerra Mundial. Estas experiencias modificaron el estilo de sus retratos que apearon la sofisticación en aras de la naturalidad. Así pues, renunciando al lado frívolo que había caracterizado su obra anterior se convirtió en un magnífico reportero de guerra creando una obra impresionante, valioso documento de los estragos producidos por los bombardeos y espejo, en blanco y negro, donde ya no reflejaban las grandes luces palaciegas, sino la desesperación de una población asolada por la guerra.

Durante los primeros años de la posguerra realizó brillantes fotografías de moda a las que aplicó su más inicial “toque Beaton”, creando imágenes sutiles, de ligereza irreal, exquisitas, seductoras, pero acartonadas para una época en la que su estilo resultaba ya decadente. Resurgió en los sesenta con unos planteamientos renovados inspirados por una nueva generación -Rolling Stones, Andy Warhol, Rudolph Nureyev , David Bailey- de pretensiones más vanguardistas que se encaminaba a la búsqueda de nuevos estilos.

Obra

Moda de guerra. Londres, 1941. Blanco y negro
Inquietante fotografía de moda en la que el autor ha escogido las ruinas de un edificio bombardeado en la guerra para colocar a su modelo, vestida con elegante traje de chaqueta, de espaldas al espectador. Lejos de la sofisticación y el “acartonamiento” de sus habituales tomas de moda, esta imagen sugiere el caos de la posguerra pese a su estudiada composición. La luz natural de mediodía endurece los contrastes dando como resultado una fotografía que más parece un testimonio fotoperiodístico que una sensual foto de moda al estilo pictorialista de Barón de Meyer, estilo que se manifiesta a menudo en las tomas de moda de Beaton.

Vestidos de noche de Charles James. Nueva York, 1948. Blanco y negro
Esta imagen recoge todas y cada una de las características del “toque Beaton”: ambiente selecto y refinado, elitismo, glamour... En la toma, ocho modelos posan con trajes de fiesta en un entorno palaciego y recargado. Los espejos le sirven como reflectores de una aparente luz natural que entra desde la izquierda, a través de una ventana, bañando de claridad la escena. Es una foto de moda un tanto atípica en el sentido de que los detalles de los vestidos se pierden en una armoniosa composición donde las mujeres hablan entre ellas sin dar la sensación de posar.

Andy Warhol y compañeros. Nueva York, 1969
El distinguido “toque Beaton” entra en decadencia cuando una nueva generación salta a la vanguardia artística de la capital londinense. Atrás quedaron los palacios aristócratas, las sedas y los satenes, los maquillajes impecables y los cuerpos esculturales, sustituidos por los apartamentos de dimensiones reducidas, el cuero y el algodón, los cabellos alborotados y una nueva consigna: la libertad. Todo ello queda impecablemente reflejado en esta toma donde los espejos ya no son elegantes reflectores, donde una mujer se atreve a enseñar un pecho, donde la dulzura de los gestos se transforma en la dureza de las expresiones. Pero, entre esta imagen y las realizadas con anterioridad no todo son diferencias; el absoluto dominio del lenguaje fotográfico -composición, encuadre, iluminación- permite hablar de un mismo autor que supo adaptar a tiempo la ligereza de su “toque” a todos los cambios sociales y artísticos.

En enero de 2004 La National Portrait Gallery de Londres organizó una exposición antológica de Beaton con motivo del centanario de su nacimiento.

Bibliografía

  • Cecil Beaton’s Diaries: 1922-1929: the wandering years, Londres, 1961

  • Cecil Beaton’s Diaries: 1939-1944: the years between, Londres, 1965

  • Cecil Beaton’s Diaries: 1944-1948: the happy years. Londres 1972

  • Cecil Beaton’s Diaries: 1949-1955: the strenuous years, Londres 1973

  • Cecil Beaton’s Diaries: the restless years, Londres,1976

  • Cecil Beaton’s Diaries: the parting years, Londres, 1978

  • Danzinger, James. Beaton. Londres, 1980

  • Buckland, Gail, Quennell, Peter. Beaton war photograps 1939-45. Londres, 1981

Autor

  • Mª del Mar Marcos Molano