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HistoriaSociologíaBiografía

Arenal, Concepción (1820-1893).

Reformadora social, penalista y pensadora española, realizó una gran tarea en favor de los desvalidos de toda clase, siempre dentro del ámbito y tendencia de la democracia cristiana, de la cual fue precursora en nuestro país.

Vida

Nació el 31 de enero del año 1820, en El Ferrol (La Coruña), y murió en Vigo, (Pontevedra), en 4 de febrero del año 1893.

Su padre, Ángel Arenal, fue nombrado, durante el Trienio Liberal de Riego (1820-23), secretario del Gobierno Superior de la Provincia de Galicia, por lo que, posteriormente sería encarcelado con la restauración de la monarquía absolutista de Fernando VII. En 1829, tras la muerte del cabeza de familia, la viuda y sus tres hijas se trasladaron a Armaño (Santander), población donde Concepción Arenal comenzó a tomar conciencia de las desigualdades sociales de la época, sobre todo de las terribles diferencias de sexo impuestas por la sociedad machista de la España del momento, que se agrandaban aún más en poblaciones rurales o provincianas. Al año siguiente, en 1830, la familia Arenal se trasladó a Madrid, por el deseo de la madre de que Concepción ingresase en un colegio de “señoritas distinguidas y de buenos modales”. Concepción Arenal tuvo que plegarse a los deseos maternos aun en contra de su voluntad. La lectura de los libros que dejó su padre despertaron en ella, sin duda alguna, el interés por los asuntos de la delincuencia, del Derecho y de los problemas sociales en general.

En el año 1831 murió el gran literato romántico Larra, este hecho representó un duro golpe para la joven Concepción Arenal, quien ya manifestaba abiertamente el deseo de convertirse en la primera abogada de España, además de continuar formándose por su propia cuenta, rechazando de plano las formas habituales en las que se encerraba y constreñía, por entonces, a las mujeres. Esta abierta rebeldía contra las injusticias que sufrían las mujeres y su decisión firme y apasionada de cursar estudios oficiales (prohibidos para la mujer), contribuyeron a deteriorar cada vez más las relaciones con su madre. Tras un breve período de un año en Armaño (1840-41) para reflexionar sobre su futuro, concepción Arenal regresó a Madrid para asistir como oyente en la Facultad de Derecho. Concepción Arenal tuvo que salvar múltiples obstáculos, llegando incluso a hacerse pasar por un hombre para poder entrar en las aulas de la Universidad. Ese mismo año murió su madre, dejando así a Concepción Arenal con veintiún años y dueña absoluta de su propio destino. Siguió asistiendo a las clases de la Universidad, abarcando todos los cursos de la licenciatura, pero sin pasar examen ni aspirar a título alguno.

El año 1848 fue un año clave para Concepción Arenal. Se casó, libremente y por amor, con Fernando García Carrasco, al que conoció en las aulas universitarias. El matrimonio fue en seguida objeto de ciertas represalias por su decidido talante liberal, lo que provocó que se tuvieran que “exiliar” de la capital y trasladarse a la provinciana ciudad de Oviedo. Ese mismo año, Marx y Engels publicaron el Manifiesto comunista, se estableció en Francia el sufragio universal y Europa fue sacudida por un espíritu revolucionario que apenas llegó a España, ya que fue duramente reprimido por el gobierno reaccionario de Narváez. No obstante, el matrimonio García-Arenal siguió defendiendo sus ideales sociales y políticos, siempre dentro del humanismo cristiano, en varios periódicos de la ciudad asturiana. En el año 1851, murió la primera hija habida del matrimonio, hecho que afectó sobremanera a Concepción Arenal. También fue el año en que publicó su primero obra literaria, Fábulas y romances. En el año 1854 se inició la publicación del diario liberal Iberia, en el que colaboró estrechamente el matrimonio. Al poco tiempo, en 1855, murió su marido, desgracia que volvió a sacudir al ánimo infatigable de Concepción. Ésta, sola y con dificultades económicas, regresó a la localidad cántabra de Armaño para vender todos sus bienes. Seguidamente, se trasladó a Colloto (Asturias), para, definitivamente, establecerse en Potes (Asturias), donde comenzó su actividad caritativa.

En el año 1858 escribió una obra importante, ¡Dios y Libertad!, donde expresó todo su dolor y su traumática niñez y adolescencia, repletas de injusticias y opresiones de todo tipo. Durante toda esta etapa asturiana, Concepción desplegó una gran capacidad de trabajo social y literario, concretándose en la publicación de varias obras interesantes dentro de su prolija producción literaria. Destaca, entre otras, La Beneficencia, la Filantropía y la Caridad, donde hizo un recorrido exhaustivo y bien documentado sobre la historia de la beneficencia en España. Gracias a su amistad con el prestigioso músico cristiano, Masarman, fundó en Potes el primer grupo femenino español de las Conferencias de San Vicente de Paul. Escribió, en el año 1860, El visitador del pobre, traducido en cinco idiomas, para apoyar a las Conferencias. En el año 1861, escribió la obra España en África, y en el 1862 un extenso ensayo con el sintomático título de La igualdad social y política.

En el año 1863, Concepción Arenal se trasladó a La Coruña, a la vez que fue nombrada visitadora de prisiones de mujeres. Entre los años 1865-67 siguió escribiendo obras y ensayos de gran magnitud y calado social, como Cartas a los delincuentes (1865), Oda a la esclavitud (1865), El reo, el pueblo, o la ejecución pública de la pena de muerte (1867). En el año 1868 triunfó en España la “Gloriosa Revolución”, cayendo el gobierno conservador. La reina Isabel II fue depuesta del trono. El gobierno provisional de la República suprimió las Conferencias de San Vicente de Paul. Concepción Arenal protestó enérgicamente por una medida que consideraba arbitraria e inhumana y logró que se volvieran a restituir las Conferencias. Ese mismo año fue nombrada inspectora de las Casas de Corrección de Mujeres, hasta el año 1873, en que fue suprimido el cargo, ya con el establecimiento definitivo de la I República. Concepción Arenal se adhirió con verdadero entusiasmo a los postulados krausistas defendidos por Giner de los Ríos y por su amigo Azcárate, que, entre otras cosas, pretendían sacar a la mujer del medio tradicional y marginado en el que vivían y darles posibilidades de adquirir cultura y valores intelectuales para su pleno desarrollo como seres humanos. En el año 1868 publicó la obra La mujer del porvenir, y, al año siguiente, la Revista General de Legislación y Jurisprudencia publicó su obra Examen a las bases aprobadas por las Cortes para la reforma de las prisiones. En el año 1870, fundó en Madrid, junto con Antonio Guerola, la revista La Voz de la Caridad, donde incluyó su ensayo Cartas a un obrero. En el año 1871 fue nombrada secretaria general de la Cruz Roja de Madrid y escribió su obra Historia de Guerra.

El 29 de diciembre del año 1874 fue proclamado rey de España Alfonso XII, encumbrado al trono por Cánovas del Castillo, que formó un gobierno moderado y de claro tinte conservador. Este viraje político propició el destierro de eminentes catedráticos liberales, como Giner de los Ríos, Azcárate y Salmerón, todos ellos grandes amigos de Concepción Arenal. Ésta, cansada, se retiró hasta el año 1889 a Gijón, donde escribió sus mejores libros y estudios. En el último tercio del siglo XIX, y como reflejo de lo acontecido en la vecina Francia, nació en España un profundo interés por la problemática social y por la situación de la penosa clase trabajadora. La preocupación social de Concepción Arenal derivó hacia un socialismo cristiano, no exento de ciertos rasgos utópicos, debido sobre todo al gran influjo sobre la pensadora española del francés Proudhon, creador del socialismo utópico. En el año 1878, Concepción Arenal fue premiada por la Academia de Ciencias Morales y Políticas, por su memoria titulada La instrucción del pueblo. Al año siguiente se publicó su obra sin duda alguna más importante, Ensayo sobre el derecho de gentes, libro prologado por su gran amigo Azcárate. El Bulletin de la Societé Genérale dens Prisions publicó su trabajo Clínica criminal, en el año 1889. En ese mismo año se trasladó definitivamente a la ciudad gallega de Vigo, desde donde presentó al Congreso Hispano-Portugués-Americano sus trabajos La instrucción del obrero y La Educación de la mujer. Finalmente, el 4 de febrero del año 1893 murió Concepción Arenal, después de una penosa enfermedad.

Concepción Arenal fue una mujer de ideas renovadoras, que mantuvo una rara independencia política y social, siempre defendiendo lo que ella creía justo y necesario, sin falsas modestias ni prepotencia alguna. A estos valores, ya de por sí positivos, habría que sumarles su condición de mujer, ya que tuvo que “sobrevivir” e imponer su libertad como persona en un mundo donde predominaba la mezquindad, la mediocridad, la mentira, el afán de lucro, la beatería, el fanatismo y el más ramplón de los machismos posibles. Concepción Arenal fue lo que ella quiso y luchó por ser. Defensora a ultranza del pacifismo y de la justicia humana, siempre desde una onda cristiana y sincera; pensó, amó y murió tal como ella era, sin más, con una aplastante coherencia.

Bibliografía

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  • LA CALZADA DE MATEO, Mª J: La otra mitad del género humano: la panorámica vista por Concepción Arenal, 1820-1893. Málaga, 1994.

C. Herráiz García.

Autor

  • mfe. C. Herráiz García.