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HistoriaBiografía

Aragón, Juana (ca. 1500-1577).

Aristócrata italiana, de origen español, nacida probablemente en Nápoles en 1500 y fallecida en Roma en 1577. Era hija ilegítima del rey Fernando el Católico; se desconoce por completo el nombre de la madre, pero debió de ser, sin duda, alguna dama de la nobleza italiana, con la que el Rey Católico mantendría relaciones en sus prolongadas estancias en Nápoles durante los últimos años del siglo XV.

Al igual que al resto de la descendencia bastarda de Fernando, éste procuró siempre buscar un matrimonio adecuado para Juana; lo encontró en Ascanio Colonna, príncipe de Tagliacozzo, lo que, a su vez, sirvió para asegurarse la fidelidad del poderoso linaje Colonna en la corte pontificia romana. Ya fallecido su padre, doña Juana de Aragón se reveló como un importante apoyo político para los intereses del emperador Carlos (a la sazón, su sobrino), como se puso de relieve durante el breve pontificado (1555-1559) de Giampietro Caraffa, elevado al solio como Paulo IV. Los Caraffa, enemigos de los Colonna, estaban en contra de la dominación española de Nápoles, pero doña Juana, con el apoyo de la familia romana, fue deshaciendo sutilmente todas las críticas y amenazas recibidas desde la Santa Sede. El enfrentamiento entre doña Juana y el papa fue, en ocasiones, brutal, pasando de la descalificación a las veladas alusiones íntimas de ambos. De hecho, Paulo IV, en castigo, le prohibió a la dama (ya viuda) casar a sus hijos sin el expreso consentimiento pontificio, para evitar que el gran ascendente político que mantenía doña Juana pudiese derivar en una alianza entre familias romanas contraria a los intereses papales.

A todo ello también ayudó el carácter benigno y habilidoso de la dama, así como el mantenimiento de una corte literaria y poética en el palacio de Tagliacozzo, donde se fabricó una caterva extraordinaria de versos dedicados a loar la otra gran cualidad de doña Juana: su belleza y atractivo. Gran parte de esa producción poética fue editada algún tiempo más tarde de la muerte de Juana de Aragón, titulada Tempio alla divina signora Giovanna d'Aragona, fabricatto da tutti e più gentili spiritu e in tutte le lingue (Venecia, 1588). Y, desde luego, no quedaron cortas las alabanzas, dado que el mismísimo Rafael realizó un retrato de la dama, que puede observarse en el museo parisino del Louvre, donde todas esas cualidades han quedado reflejadas para la posteridad.

Autor

  • Óscar Perea Rodríguez