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DeportesBiografía

Alonso, Fernando [piloto] (1981-VVVV)

Fernando Alonso con el mono de Ferrari

Piloto de automovilismo español nacido en Oviedo el 29 de julio de 1981. Premio Príncipe de Asturias del Deporte 2005, ha pasado a la historia del Mundial de Fórmula 1 no sólo por destronar al siete veces campeón del mundo Michael Schumacher, sino por convertirse en el campeón más joven de esta competición en septiembre de 2005, con sólo veinticuatro años; así como el más joven en revalidar el título de forma consecutiva, y convertirse en bicampéon, en la temporada 2006.

Su pasión por las cuatro ruedas nació poco después de abandonar la cuna, pues Fernando Alonso tenía algo más de dieciocho meses cuando se sentó por primera vez frente al volante de un kart fabricado por su padre. Con tres años ya debutó en competición, al cumplir los siete se convirtió en campeón infantil de Asturias de karting y con doce años ganó el campeonato de España junior. Se acostumbró pronto a ganar la mayor parte de las carreras en las que participaba y, un año más tarde, revalidó el título nacional y terminó tercero en el campeonato del mundo. Con quince años se adjudicó el mundial y a los diecisiete aparcó los karts para subirse en un monoplaza y formar parte de la escudería de Adrián Campos.

La superioridad de Alonso en su primera temporada en la Fórmula Nissan fue incontestable y no tuvo problemas para adjudicarse el campeonato europeo. Demostró un carácter competitivo ilimitado, dotes naturales indiscutibles para el pilotaje de automóviles y una madurez extraordinaria para afrontar las exigencias del deporte de elite. Un año después, dio el salto a la Fórmula 3000 en las filas de la escudería belga Astromega y concluyó en la cuarta posición de la clasificación general, a pesar de que arrastró problemas con su coche a lo largo de toda la temporada.

Primeros pasos en la Fórmula 1

Las grandes escuderías de la Fórmula 1 comenzaron a interesarse por el piloto asturiano y en 2001 Renault le ofreció un contrato de cinco años para correr en la categoría reina del automovilismo. La primera temporada fue cedido a la firma Minardi. Alonso debutó en el mes de marzo en el Gran Premio de Australia, la primera cita del Campeonato, donde firmó una meritoria participación que le valió la duodécima posición de la carrera, a dos vueltas del campeón del mundo Michael Schumacher. Los problemas de su Minardi le acompañaron durante toda la temporada, aunque en el G.P. de Alemania cruzó la meta en el décimo puesto y en el G.P. de Japón, la última cita del Campeonato, logró la decimoprimera posición después de disputar una extraordinaria carrera.

Finalizada su primera cita con el Mundial en Fórmula 1 y después de dar en los circuitos muestras suficientes de su prometedor futuro profesional, Renault anunció que el piloto español abandonaría Minardi y la competición para trabajar durante la siguiente temporada como primer piloto de pruebas de la escudería francesa. En el verano de 2002, el presidente de Renault F-1, Patrick Faure, elogió la calidad de Alonso como probador y anunció que había llegado el momento de aprovechar el potencial del piloto español. El 20 de julio fue presentado como piloto oficial Renault para la siguiente temporada, en sustitución del británico Jenson Button y como compañero de escudería del italiano Jarno Trulli.

Con la presión y el reto de ser el único piloto español de Fórmula 1 en competición, Alonso causó una excelente sensación entre los aficionados en la primera de las dieciséis participaciones previstas en el calendario 2003. Su séptima posición en el GP de Australia le permitió sumar los dos primeros puntos de su carrera automovilística en un Mundial y además se dispararon las expectativas sobre sus posibilidades reales en el circuito. Sin embargo, ni los más optimistas habrían aventurado la gesta que Alonso iba a protagonizar en la siguiente cita mundialística en Malaisia. Con poco más de 21 años, el asturiano se convirtió en el piloto más joven de la historia en lograr la "pole position" en los entrenamientos; esto es la primera plaza en la parrilla de salida de la carrera y, más aún, disputado el GP, Fernando Alonso cruzó la meta en tercera posición, anotó seis puntos más en su casillero y ocupó el podio junto al finlandés Kimi Räikkönen y el brasileño Rubens Barrichello para dejar ante las cámaras una imagen insólita de la nueva elite de la Fórmula 1 que, hasta la irrupción del joven ovetense, se había demostrado casi inaccesible para los pilotos españoles.

Alonso repitió posición en el GP de Brasil aunque tuvo que ser trasladado al hospital después de sufrir un aparatoso accidente contra las protecciones laterales del circuito. Esta circunstancia le impidió subir al podio pero no sumar seis nuevos puntos en la clasificación general del Mundial. Ya en territorio europeo, Alonso fue sexto en el GP de San Marino y volvió a puntuar quince días antes de protagonizar una carrera de ensueño en el circuito de Montmeló. Arropado por miles de seguidores, el piloto asturiano dio muestras indiscutibles de un talento arrollador, logró el tercer mejor tiempo en los entrenamientos y cruzó la meta del GP de España en segunda posición, inmediatamente detrás del pentacampeón Michael Schumacher.

Tras la retirada obligada del GP de Austria, por rotura del motor de su coche, Alonso volvió a certificar su calidad para instalarse en la elite del automovilismo y firmar extraordinarias actuaciones en los GP de Mónaco, Canadá -donde además dio la vuelta rápida del circuito- y Europa. En las tres carreras mantuvo la pugna con los grandes corredores del circuito y sólo la superioridad técnica de los Ferrari y los Williams privó al piloto de Renault de subir nuevamente al podio. Los GP de Francia y Gran Bretaña concluyeron con abandono para el piloto asturiano que, sin embargo, volvió a puntuar en Alemania.

Alonso volvió a demostrar sus mejores sensaciones al volante en Hungaroring, escenario del GP de Hungría. Ya al comienzo de la temporada, había manifestado que sus posibilidades en este circuito eran mayores que en el resto, pero ni siquiera con exceso de optimismo podía aventurarse por entonces una victoria del español. La realidad, no obstante, superó todos los pronósticos y el domingo 24 de agosto de 2003 Fernando Alonso pilotó su Renault para hacer historia. Durante los entrenamientos había conseguido la "pole position" (segunda de la temporada) y el día de la carrera realizó una auténtica exhibición de pilotaje antes de cruzar la línea de meta con una ventaja de más de 20 segundos sobre el finlandés Räikkönen, segundo clasificado, y después de darse el lujo de doblar al alemán Michael Schumacher, flamante pentacampeón del mundo. Aclamado por miles de aficionados y seguidores, el piloto más joven de la historia de la competición en lograr una pole (21 años, 7 meses y 21 días) y en subir al podio (21 años, 7 meses y 22 días), se convirtió también en el más joven en ganar un Gran Premio del Mundial de Fórmula 1 (22 años y 26 días).

Volvió a puntuar en Italia, gracias a un octavo puesto, pero tuvo que abandonar en las dos últimas citas del año por avería en el motor de su bólido. El piloto asturiano, auténtica revelación de la temporada, concluyó el Mundial en sexta posición, con unos registros inimaginables en el arranque del Campeonato: una victoria, cuatro podios, dos pole positions y una vuelta rápida.

En septiembre de 2004 recibió el Premio Nacional del Deporte Infanta Doña Cristina "al deportista revelación", concedido por el Ministerio de Educación, Ciencia y Deporte de España. En octubre de 2004 finalizó su tercer año como piloto de Fórmula 1 con un excelente cuarto puesto en la clasificación general, con tan sólo un punto de ventaja (59) sobre Montoya. En dicha temporada Alonso alcanzó un segundo puesto en Francia y tres terceros en Australia, Alemania y Hungría, su temporada más regular, a pesar de que no tuviera oportunidad de subir a lo más alto del cajón, como hiciera el año anterior en Hungría.

Alonso campeón mundial

Fernando Alonso al volante de Renault.

Sin embargo, en la temporada del año 2005 Alonso dio el paso definitivo para convertirse en uno de los mejores pilotos de la historia de la Fórmula 1 mundial. En mayo de ese mismo año había sumado ya cuatro grandes premios (Malasia, Bahrein, San Marino y Europa) y 59 puntos (su inmediato perseguidor, Räikkönen, sumaba 37 al terminar el GP de Canadá), unos registros excepcionales que parecían dejar el Campeonato en un claro mano a mano entre Alonso y el piloto finlandés.

Para continuar en la brecha, Alonso debía seguir sumando podios, algo que no sucedió en el siguiente gran premio, el de Canadá, saldado con un abandono (cuando había partido en el tercer puesto de la parrilla de salida) por un problema en la suspensión. Además, el primer puesto de Räikkönen recortaba diez puntos la diferencia entre ambos. Tampoco pudo contar con la siguiente carrera, la de Indianápolis, que se convirtió en un esperpento dónde sólo corrieron los bólidos que usaban neumáticos Bridgestone, tras sucederse dos accidentes seguidos por reventón del neumático trasero izquierdo del monoplaza de Ralf Schumacher (quien ya se estrelló en la misma curva el año anterior) y su sustituto, Ricardo Zonta. Esto fue el detonante para que las escuderías que montaban otros neumáticos (entre ellos Michelín, la de Alonso y Räikkönen) decidieran no correr el Gran Premio, con el consiguiente escándalo mundial.

Con todo ello, Alonso afrontó el GP de Francia con decisión, y consiguió la pole y un espléndido primer puesto por delante de su gran rival, lo que le mantenía con las opciones intactas a falta de nueve carreras. Así, en Silverstone, a pesar de entrar por detrás de Montoya, Alonso consiguió arrebatar el segundo puesto a Räikkönen, que tuvo que conformarse con un tercero que le alejaba un poco más del español. A esto se sumó un magnífico triunfo en el circuito alemán de Hockenheim, en el que además Räikkönen rompió su monoplaza. Hasta tal punto era por aquel entonces el dominio abrumador del asturiano que los responsables de McLaren-Mercedes comenzaron a pensar más en el mundial de constructores que en ver a Räikkönen campeón a falta de siete carreras. Sin embargo, problemas mecánicos y un accidente con Ralf Schumacher llevaron a Alonso al undécimo puesto del Gran Premio de Hungría, circuito que había visto anteriormente alguna de las mejores gestas del ovetense. Räikkönen no falló esta vez, y sumó diez puntos, lo que creó suspense en los aficionados, que vieron peligrar la marcha de Alonso hacia el título. Además, en el recién estrenado circuito de Turquía, Alonso sólo pudo ser segundo detrás de Räikkönen. Sin embargo, en Monza el finlandés "pinchó" por una serie de calamitosos problemas mecánicos, y sólo pudo registrar un cuarto puesto, por un segundo de Alonso.

Así las cosas, y a falta de tan sólo cuatro premios, Alonso aventajaba en veintisiete puntos a Räikkönen, una posición magnífica para afrontar dichas carreras. A pesar de las alabanzas de la prensa mundial, que ya le veían como nuevo campeón del mundo, Alonso quiso ser cauto, y advertir a sus seguidores de que los problemas mecánicos bien podrían obligarle a dos abandonos que equilibrarían el mundial. De todos era sabido que Fernando corría con un coche menos potente y más lento que el del finlandés, aunque más fiable que el de éste. Con todo, la regularidad demostrada por el español, que sumaba ya trece podios, de los cuales seis había concluido en primera posición, así como cuatro "poles", le convertían no sólo en un sólido aspirante al título, sino como uno de los mejores pilotos de los últimos tiempos y, sobre todo, uno de los más precoces en demostrar sus posibilidades en un mundo tan complicado como el de la Fórmula 1.

El siguiente paso fue el GP de Bélgica, en el mítico Spa-Francorchamps. En él se repitió el resultado de Turquía, con Räikkönen primero y Alonso segundo, una gran victoria para el finlandés, pero que no pudo por menos que tornarse amarga cuando era el español quien le acompañaba en el podio. Así, a pesar de que al principio de la carrera las posibilidades matemáticas de convertirse Alonso en campeón eran escasas, al finalizar éstas eran ya más que evidentes, pues eran veintiséis los puntos que separaban uno al otro, lo que suponía que con subirse al podio en Brasil conseguiría su más preciado sueño.

Y Alonso no falló. Aunque los McLaren-Mercedes consiguieron un doblete histórico, que llevaban ya mucho tiempo persiguiendo, pues fueron primero Montoya y segundo Räikkönen, Alonso, que había conseguido la pole, hizo una carrera serena, sin afrontar excesivos riesgos, y consiguió subir al cajón. Con ello, el asturiano se convertía en el piloto más joven en conseguir el título mundial, con tan sólo veinticuatro años (el anterior fue nada menos que Emerson Fittipaldi, que lo consiguió con veinticinco, los mismos que Michael Schumacher). Por entonces la afición española seguía a su héroe con creciente pasión, lo que hizo que ese 25 de septiembre se disparan las audiencias televisivas (se midieron 7.649.000 espectadores, sólo superados por sendos partidos de fútbol del Real Madrid en la Liga de Campeones y de la selección española en su clasificación para el Mundial) y se desatara una verdadera fiebre en favor del piloto asturiano.

No obstante, una vez conseguido el título de pilotos, Renault no quería dejar escapar el título de constructores, aún en dura pugna con los Mc Laren-Mercedes. Tanto Montoya como Fisichella, dos grandes pilotos, habían acompañado los éxitos con clamorosos errores durante la temporada. Sin embargo, el italiano no falló esta vez, y puntuó segundo detrás de Räikkönen en Japón, lo que sumado al tercer puesto de Alonso (el asturiano y el finlandés protagonizaron una espectacular carrera, remontando desde el decimosexto y el decimoséptimo puesto, respectivamente) y el abandono de Montoya dejaban la clasificación en un vilo para el último Gran Premio, en China, con sólo dos puntos de ventaja para la escudería francesa. Y fue allí donde Alonso volvió a demostrar su gran clase, al conseguir la pole y el premio. Räikkönen puntuó segundo, pero el cuarto puesto de Fisichella y un nuevo abandono de Montoya dieron también el título a la escudería francesa. Alonso hizo pues doblete y se despidió con otra gran victoria, la séptima de la temporada. Además, también incluyó su nombre en la prestigiosa lista de los corredores que más puntos sumaron en una temporada, detrás de Michael Schumacher.

La gesta de Fernando Alonso en la temporada 2005 tuvo un dignísimo colofón con la concesión del Premio Príncipe de Asturias en la edición de ese año. El jurado de la Fundación dijo del piloto asturiano: "pertenece al mundo de los campeones singulares, aquellos que consiguen abrir nuevos caminos en especialidades de máxima dificultad, lo que le ha convertido ya en un símbolo y un referente capaz de ilusionar a millones de personas". Alonso fue también nombrado ese mismo año embajador de UNICEF-Comité Español, organización con la que trabajó activamente en favor de la promoción y defensa de los derechos de la infancia, así como en la difusión de la misión de UNICEF.

En diciembre de 2005, a solo tres meses del inicio de la temporada siguiente, anunció su fichaje sorpresa por el equipo McLaren para el año 2007, lo que comprometía su carrera profesional con el equipo Renault sólo para la temporada 2006.

Alonso, bicampeón del mundo

Fernando Alonso bicampeon del Mundo con Renault

Con el ciclón desatado en el mundo de las cuatro ruedas con la noticia antes citada, Alonso afrontó, en marzo de 2006, el inicio de su última temporada para Renault. Y no pudo tener mejor comienzo: ganó en Bahreim, fue segundo en Malaisia, primero en Australia y segundo en San Marino y en Nürburgring. Así, se presentó en el Gran Premio de España con 44 puntos, seguido de cerca por un Schumacher que esa temporada sí estaba dispuesto a plantar batalla, pues sumaba ya 31 puntos, con dos victorias y un segundo puesto (amén de una salida de pista en Australia por su excesiva agresividad).

Con todo, los siguientes siete premios fueron un toma y daca para el piloto asturiano y el alemán, pues Räikkönen una vez más falló, a lo que hubo que sumar la retirada de Montoya (que se pasó a la fórmula NASCAR) y los irregulares resultados del resto de pilotos en liza, como Massa, Fisichella y Button. Alonso encadenó cuatro victorias consecutivas en España, Mónaco (con escándalo incluido, porque Schumacher simuló, según el veredicto de la FIA, un accidente en la última curva, cerrando a Alonso en la última manga de la clasificación, con la pole en juego), Gran Bretaña y Canadá; victorias que fueron contestadas con otros cuatro grandes premios ganados por el alemán: Estados Unidos, Francia, Alemania y Hungría. En este último premio ambos fueron relegados a las últimas posiciones por maniobras peligrosas, pero ambos hicieron una carrera de antología (las primeras vueltas de Alonso se comparan con los mejores momentos de la historia del automovilismo), pero abandonando el asturiano por una tuerca mal apretada en su último reportaje, con la carrera en el bolsillo, y Schumacher por rotura de la suspensión cuando se resistía en exceso al adelantamiento de Heifeld. Así, el fulgurante comienzo de temporada del asturiano se quedó en eso, pues los problemas mecánicos (sobre todo con los neumáticos) comenzaron a ser más que preocupantes. Además, una serie de sanciones a ambos corredores y un problema con el compensador de masas, una pieza que pretendía reducir vibraciones en el monoplaza de Alonso y que la organización desautorizó, complicaron bastante la trayectoria del asturiano.

Sin embargo, el gran escándalo estaba por llegar. En Monza, los comisarios sancionaron a Alonso por considerar que había molestado a Massa en la tanda de calificación. Relegado al décimo puesto, Alonso acusó a la Federación, asegurando que "han decidido dar el Mundial a Schumacher, y así será". Schumacher, que aprovechó para anunciar su retirada definitiva al concluir la temporada, acabó ganando, mientras que Alonso se retiró cuando era tercero por una rotura en el motor.

Así las cosas, antes de empezar el Gran Premio de China la distancia entre ambos pilotos era de sólo dos puntos (108 para Alonso y 106 para Schumacher), redondeada en dicho premio tras la victoria de Schumi y el segundo puesto de Alonso, quien de nuevo acarreó problemas en sus neumáticos cuando comandaba la carrera. Con todo ello, la afición se aprestaba a ver el final de temporada más apretado de los últimos tiempos, con un Schumacher que recuperaba el liderato mundial después de muchísimo tiempo y un Alonso tocado en su orgullo, pero dispuesto a cerrar la boca a sus críticos y a los federativos con victorias.

Pero la suerte cambió de repente para el español en el Gran Premio de Japón. Cuando Schumacher comandaba la carrera, y parecía que iba a ocurrir lo más temido para Alonso, el alemán rompió el motor en la vuelta 36ª, algo que no le ocurría desde el Gran Premio de Francia del 2000. Schumi tuvo, pues, que abandonar (días después se supo que por un fallo en una válvula), y Alonso ganó, colocándose en franca ventaja para el último Premio, el de Brasil, pues le bastaba con sólo puntuar.

En Brasil, y después de un inoportuno pinchazo en la vuelta 8ª (se tocó con Fisichella al adelantarle), Schumacher demostró de nuevo su enorme pericia cuando pudo remontar posiciones hasta conseguir terminar cuarto. Sin embargo, sólo le valía el primer puesto, y no pudo siquiera subir al cajón. Alonso, por su parte, que hizo una carrera muy inteligente, sin tomar más riesgos que los estrictamente necesarios, acabó segundo por detrás de Massa, y pudo respirar tranquilo al conseguir su segundo campeonato después de tan accidentada temporada.

Alonso, bicampeón del mundo con tan sólo veinticinco años, había sumado un nuevo y brillante capítulo en su propia leyenda.

La temporada 2007, afrontada con la ilusión de estar en un nuevo equipo, el de sus sueños de toda la vida, se desarrolló, sin embargo, de una forma muy diferente a lo previsto.

Las pruebas de pretemporada dejaron claros síntomas de que el coche era un rival digno de los hasta entonces casi imbatibles Ferrari, con Lewis Hamilton ejerciendo de piloto novato (con un grave accidente en Cheste por picarse con Alonso).

En la primera carrera, sin embargo, Kimi Räikkönen y su Ferrari fueron inalcanzables, secundado en el podio por Fernando Alonso y Lewis Hamilton, que mantuvo el segundo puesto hasta el último reportaje. El segundo Ferrari se vio mediatizado por una salida desde la parte de atrás de la parrilla.

En la segunda carrera, en Malasia, después de unos rumores y puntualizaciones sobre la posible utilización por Ferrari de un fondo plano ilegal, el dominio basculó hacia el lado de McLaren, que coparon las dos primeras posiciones del podio escoltados por Räikkönen. Este iba a ser el tono general de la temporada, con los Ferrari y McLaren copando todas las victorias y la inmensa mayoría de las posiciones de Podio, pero alternándose en el dominio unos y otros.

En Bahrein, una inexplicable bajada de rendimiento del coche de Fernando Alonso (se habló de una lámpara que se cayó por la noche sobre el motor) propició que acabase lejos de la victoria, con Massa, Hamilton y Räikkönen en las primeras posiciones. De Bahrein se salía con un intenso empate de tres pilotos en la primera posición del campeonato que, en las tres primeras pruebas, había tenido ya tres distintos vencedores.

De vuelta en Europa, la salida del Gran Premio de España escenificó un momento de alta tensión con Fernando Alonso tratando de sobrepasar a Felipe Massa, pero acabando fuera de la pista y afrontando una carrera de remontada en la que terminó tercero, tras Massa y Hamilton (Räikkönen se retiró por avería).

En Mónaco, uno de los grandes premios con tradición y en donde se enfocan todas las miradas, fue un punto de inflexión en el que afloró uno de los elementos determinantes del desarrollo de la temporada: la agresiva ambición de Hamilton, que le llevó incluso a desobedecer las órdenes de sus ingenieros de que conservase su mecánica (pasado el último repostaje Alonso y él dominaban sobradamente) y atacar a su compañero en una situación de práctica imposibilidad de adelantar. La respuesta de Alonso, que se había defendido de su compañero a base de correr ahorrando combustible para tener un relevo mucho más largo que el del inglés, fue volver a subir las revoluciones de su motor y distanciar a Hamilton que, es su dramático intento de alcanzar a Alonso, tocó varias veces con las vallas y estuvo a punto de arruinar su posición final: Alonso, Hamilton y Massa (casi doblado) formaron el podio. Los dos pilotos de McLaren encabezaban empatados el campeonato.

Las quejas del entorno de Hamilton provocaron una investigación de la FIA (que dictaminó que la victoria de Alonso, segunda consecutiva en Mónaco, era limpia y justa) y el distanciamiento de Alonso con su compañero y con su patrón, Ron Dennis (que apoyó a Hamilton en el proceso).

La fase norteamericana del campeonato empezó con una carrera muy atípica, en Canadá, durante la cual se estrenó la nueva reglamentación del coche de seguridad, lo cual perjudicó gravemente a Alonso, pues le prohibía entrar a repostar cuando salía el mismo… justo en la vuelta en la que Alonso se quedaba sin combustible. Su inevitable detención, la consiguiente sanción de ‘Stop and go’ (parar diez segundos en boxes) para al asturiano, y el hecho de que Hamilton había parado una vuelta antes del incidente, fueron determinantes para la primera victoria del inglés, para alegría del equipo McLaren.

Hamilton volvió a triunfar en Indianápolis, escoltado por Alonso que en algún momento pareció en disposición de adelantarle pero que no pudo culminar la maniobra. El inglés encabezaba con autoridad el campeonato en su primera participación.

El en Gran Premio de Francia, con un coche extrañamente inestable y un motor falto de potencia, Fernando Alonso sólo pudo acabar séptimo, en otra carrera dominada por los Ferrari, con Räikkönen por delante de Massa.

En el circuito de Silverstone, con Hamilton corriendo "en casa", en la estrategia del inglés primó el conseguir la pole, pero no pudo evitar que Räikkönen le sobrepasase en carrera, al igual que Alonso, que parecía que cuando el coche está en buenas condiciones no tiene problemas en superar a su compañero.

Y en el Gran Premio de Alemania, en Nürburgring, en una caótica carrera en la que la lluvia hizo el papel estelar, Alonso ganó de una forma espectacular, adelantando a Felipe Massa (de nuevo tocándose con sus monoplazas) bajo la lluvia que apareció en las últimas vueltas, cuando ya parecía que el asturiano no podría hacer nada más ante el abrumador dominio de los Ferrari (Räikkönen abandonó por avería). Esto unido a que Hamilton acabó fuera de los puntos (se salió patinando en la lluvia que cayó en las primeras vueltas y fue espectacularmente puesto de nuevo en la pista con una grúa con la que estuvo a punto de colisionar Vitantonio Liuzzi) volvió a dejar el campeonato al alcance de Fernando Alonso a la vez que parecía que quedaba fuera de las posibilidades de Räikkönen.

Y llegó el Gran Premio de Hungría, en el que se descontrolaron todos los demonios internos de la escudería McLaren. El la última manga de la sesión cronometrada del sábado, aparentemente, Hamilton desobedeció las instrucciones del equipo de dejar a Alonso ir por delante (y, así, dar una vuelta más con la ventaja que ello conllevaba de gastar más combustible y hacer mejor tiempo al final) y terminó repostando justo detrás de Alonso… y esperando por ello; esto se agravó por el hecho de que las ruedas blandas previstas para el asturiano estaban con las presiones alteradas y le montaron ruedas duras (inadecuadas para hacer un buen tiempo) y que Alonso insistió en preguntar, antes de salir y dejar el box libre, por qué le ponían esas ruedas. La protesta de Hamilton (después de una airada discusión entre éste y Ron Dennis) culminó en la denuncia del inglés contra su propia escudería, y que la FIA condenase a Fernando Alonso, por obstrucción a Hamilton, a perder puestos en la parrilla de salida.

Hamilton ganó la carrera, seguido de Räikkönen y con Alonso cuarto, pero parece ser que a raíz de ello se desencadenaron una serie de discusiones y denuncias, proceso que desembocó en que la FIA tuviese conocimiento de que había nuevas pruebas contra McLaren en el caso de espionaje de ésta sobre Ferrari (del que habían sido declarados inocentes unos días antes "a falta de pruebas"). La FIA terminaría declarando a McLaren culpable, imponiendo una multa de 100 millones de dólares y la pérdida de todos sus puntos del campeonato de constructores, por un lado y, por otro, ese asunto terminó con toda posibilidad de buenas relaciones entre Alonso y McLaren para el resto del campeonato.

El Gran Premio de Turquía escenificó un dominio absoluto de los Ferrari (Massa por delante de Räikkönen) y Hamilton podría haber completado el podio, pero un excesivo desgaste de sus ruedas, ocasionado por su estilo agresivo, le hizo volver a boxes con una cubierta destrozada y perder la tercera posición en beneficio de Alonso.

En Italia, en el ultra rápido y mítico circuito de Monza, el papel dominante lo desempeñaron los McLaren, con Alonso claramente por delante de Hamilton, y Räikkönen lastrado por una estrategia arriesgada a una sola parada, adelantado en una valiente maniobra del inglés tras su segundo repostaje.

En Bélgica, las tornas volvieron al campo de Ferrari, que dominó el Gran Premio de principio a fin, quedando para el recuerdo una salida disputadísima entre los pilotos de McLaren, con salida de pista de Hamilton y posición (tercera hasta el final de la carrera) ganada por Alonso.

A falta de tres carreras, Hamilton encabezaba la clasificación con dos puntos de ventaja sobre Alonso y trece sobre Räikkönen, por lo que parecía muy claro que el título iba a quedar del lado de uno de los pilotos de McLaren y encendida la polémica sobre si la experiencia de Alonso sería suficiente ventaja para enjugar los dos puntos que le separaban de su tercer título mundial.

Pero en Japón, en el recuperado circuito del Monte Fuji, la lluvia, torrencial, resultó por una vez enemiga de Alonso, que se salió violentamente de la pista. La carrera la ganó Hamilton, con Räikkönen tercero, y la diferencia de doce puntos sobre el asturiano, y de 17 sobre el finlandés, parecía ser suficiente para que el inglés se proclamase cómodamente campeón del mundo en su primera temporada en la Fórmula 1.

En China, sin embargo, en una carrera de nuevo mediatizada por una intermitente lluvia, el equipo McLaren cometió un carísimo error, al mantener a Hamilton corriendo con ruedas de lluvia demasiado tiempo tras secarse la pista: en su entrada a boxes, el inglés derrapó con unas cubiertas en las que a simple vista se veían zonas de lona blanca sin rastro de caucho, y se quedó embarrancado en la gravilla. Fernando quedó segundo, tras el intratable Ferrari de Räikkönen y seguido de Massa.

De cara a la última carrera, Hamilton sólo tenía dos puntos de ventaja respecto a Alonso y, éste, sólo tres de ventaja respecto a Räikkönen. En unas polémicas declaraciones de Ron Dennis, patrón de la escudería para la que corrían Alonso y Hamilton, justificó el error de estrategia de China en que "corríamos contra Alonso" (si Hamilton hubiese quedado dos puntos por delante de Alonso habría sido automáticamente campeón).

En Brasil, sin lluvia pero en medio de una tormenta de declaraciones, presiones y tensiones de ruptura de la escudería McLaren, con los Ferrari dominando con el brasileño Massa en cabeza, una complicadísima salida en la que se escaparon los Ferrari, Alonso llegó a la primera curva en quinta posición y adelantó hasta el tercer puesto en la siguiente, justo por delante de Hamilton, vio por sus retrovisores cómo, al llegar a la cuarta curva el inglés, en una muestra de agresividad innecesaria (a Hamilton le bastaba con acabar detrás de Alonso para proclamarse el campeón más joven de la historia), intentaba adelantarle por el exterior (pero con el coche mal posicionado por los zigzag que hizo a la entrada de la curva para pasar a Alonso que hizo un solo cambio de trayectoria) y acabó fuera de la pista.

Hamilton, en medio del pelotón, hizo intentos desesperados de adelantar a todos los que le separaban de Alonso pero, en el ardor de la pelea (se salió de nuevo de la pista) parece que pulsó descontroladamente algún botón de su volante o algo funcionó mal en su electrónica, se quedó su coche largos segundos sin potencia y quedó relegado a las últimas posiciones.

El resto de la carrera fue un inútil intento de Hamilton por recuperar puestos (acabó doblado y a dos puestos de lo que necesitaba para ser campeón), Alonso, con un motor con bastantes menos caballos que sus rivales (según reconoció la propia McLaren) tratando de no perder la estela de los Ferrari y, éstos, orquestando un impecable adelantamiento de Räikkönen a Massa en el segundo reportaje para proclamarse campeón del mundo con 110 puntos, un solo punto de ventaja sobre Hamilton y Alonso empatados a 109 puntos.

Todavía hubo una polémica denuncia de McLaren tratando de que se descalificase a tres coches que habían acabado delante de Hamilton, pero fue desestimada por defectos de forma y de plazo.

Fernando Alonso y Ron Dennis acordaron pocos días después separar sus destinos, quedando el asturiano libre de fichar por la escudería que prefiriese para el año 2008.

Después de infinidad de especulaciones sobre las ofertas que se le hacían a Fernando Alonso -en las que se vieron involucrados casi todos los equipos de la parrilla, incluida McLaren- el 10 de diciembre de 2007 se anunció oficialmente que el asturiano correría el campeonato de 2008 con la escudería Renault, volviendo así al equipo en el que se desarrolló como piloto de Fórmula 1.

Pero el coche de la temporada 2008 resultó ser uno de los peores fabricados por la escudería Renault. Falto de potencia en el motor, con una aerodinámica inferior a la de sus competidores y una suspensión sin tracción ni estabilidad en frenada, sólo acabó 4º en una carrera inaugural accidentada, con numerosos abandonos de los demás pilotos (Kimi Räikkönen acabó 6º pese a haberse retirado a tres vueltas del final por rotura de su motor).

En las siguientes carreras, la mayoría con resultados por fuera de los puntos (Bahrein, España, Mónaco, Canadá y Alemania), causadas por averías, accidentes, por ir más allá de sus límites, o por bajo rendimiento del monoplaza, obtuvo apenas un 6º puesto en Turquía y 8º en Francia.

En Hungría, el escenario de una de sus más espectaculares carreras en 2006 y de la explosión de sus diferencias con la escudería McLaren del año 2007, pareció que el coche había encontrado el sendero de la mejora, y marcó un 4º puesto, a las puertas del podio.

Tras otro abandono en el Gran Premio de Europa (en Valencia) por un empujón recibido al poco de la salida, fue evidente la mejora de su bólido, haciendo 4º en Spa y en Italia, ambas bajo la lluvia. El 14 de septiembre de 2008, Fernando Alonso perdió el "título" de piloto más joven en ganar una clasificación y una carrera en el circuito italiano de Monza, tras el triunfo del piloto alemán Sebastian Vettel, de la escudería Toro Rosso, en el Gran Premio de Italia. Pero pocos días después pasó de nuevo a la historia del automovilismo, al convertirse en el primer ganador de una carrera nocturna de Fórmula 1, disputada en el Gran Premio de Singapur, después de una clasificación frustrada por una avería (15º en la parrilla) y adoptar una estrategia muy heterodoxa, resultado de la cual paró el primero a repostar. La suerte que tantas veces le había jugado malas pasadas hizo, esta vez, que un accidente de su compañero de equipo (Nelson Piquet Jr.) y la consiguiente salida del Coche de Seguridad agrupase la carrera tras su temprana parada y, tras los repostajes de todos los demás, se encontró liderando en la carrera y demostrando que el ritmo de su Renault era tan competitivo como los mejores, llegando a la meta en primera posición.

En Japón, siguiente Gran Premio, no necesitó siquiera la lotería del Coche de Seguridad para imponerse, tras una largada caótica plagada de salidas de pista de los pilotos de Ferrari y McLaren de la que emergieron Robert Kubica y Fernando Alonso indemnes y en cabeza. Tras ello, el mejor ritmo y una estrategia perfecta de Fernando Alonso le hizo adelantar a su adversario (y amigo personal), encadenar su segunda victoria de ese año y confirmar que su Renault había superado la mayor parte de sus deficiencias del principio de temporada. Un 4º lugar en China y un brillante 2º puesto en la dramática carrera final del Campeonato, en Brasil, le auparon al 5º puesto de la clasificación general, con la anotación de que Fernando Alonso era el piloto que más puntos había sumado desde el Gran Premio de Hungría.

Tras el desenlace del Campeonato 2008, con resultados relativamente mediocres de Ferrari, se reabrieron las eternas especulaciones sobre el futuro de Fernando Alonso acerca de en qué escudería podría competir en la siguiente temporada, con rumores insistentes que lo acercaban a la Escudería Ferrari que, sin embargo, tenía sus dos pilotos, Räikkönen y Massa, contratados para la temporada 2009 y para la 2010.

Finalmente Fernando Alonso y Renault continuaron ligando sus destinos pero, pese a que los tiempos de los entrenamientos de pretemporada colocaban a Fernando y su Renault en muy buen lugar, la tardía pero arrolladora irrupción de Brawn-GP (Ex-Honda) en el campeonato, con una aerodinámica que la mayoría de las escuderías consideraban ilegal pero que la FIA dio por buena, dio al traste con las aspiraciones de todos los equipos (menos Brawn-GP, por supuesto) y más aun a Renault, con un presupuesto muy ajustado y que tardó en integrar las nuevas normas aerodinámicas en su diseño.

Además, todo lo invertido en la tecnología KERS (un sistema de aprovechamiento de la energía de las frenadas para obtener un extra de potencia durante seis segundos de cada vuelta) fue un dinero tirado a la basura porque el peso del sistema sólo compensaba instalarlo en unos pocos circuitos.

El resultado para Fernando fue una temporada entera moviéndose por la segunda mitad del pelotón, con algún escaso momento de brillantez como el podio de Singapur.

En su alrededor, además, surgieron a partir del Gran Premio de Hungría acusaciones de que el resultado del Singapur del año anterior (que Fernando ganó gracias a que el coche de seguridad salió tras un accidente de su compañero Nelson Piquet Jr.) había sido un resultado amañado por Renault, haciendo que Nelson se estrellase justo después de que Fernando hubiese repostado.

Finalmente la FIA dictaminó que, después de examinar todas las evidencias, Renault, en las personas de Flavio Briatore y Pat Symonds, era culpable de haber provocado el accidente, pero que Fernando Alonso estuvo en todo momento al margen de ese fraude. Poco después de la solución de esa investigación, el 30 de septiembre de 2009, anunció su fichaje por Ferrari para sustituir a Kimi Räikkönen y ser compañero de Felipe Massa las siguientes temporadas. Su cachet era el más alto de la parrilla de corredores de la F-1, con 30 millones de euros por año, durante 5 años.

Alonso, en Ferrari

Fernando Alonso con el Ferrari F2012

Fernando Alonso debutó con Ferrari en el Mundial 2010, temporada en la que consiguió el subcampeonato del mundo. Alonso ganó su primera carrera a los mandos de su Ferrari en el circuito de Baréin. El Mundial se decidió en la última carrera: Alonso partía con 8 puntos de ventaja sobre el segundo clasificado, Mark Webber; 15 sobre Sebastian Vettel y 24 sobre Lewis Hamilton, sin embargo, una mala estrategia hizo que finalizara séptimo y le diera el triunfo a Vettel.

En el Mundial 2011 el coche no acompañó y Alonso finalizó en cuarta posición, con sólo 1 victoria y 10 podios. Este mismo año, el piloto español renovó con la escudería roja hasta 2016 convencido de que "Ferrari será el último equipo de mi carrera en la F1"

Los pronósticos para el Mundial 2012 indicaban que el F2012 era poco competitivo y que estaría lejos de los McLaren y de Red Bull. Sólo hizo falta una carrera para confirmarlo. En Australia, Alonso consiguió el quinto puesto, muy lejos y muy inferior a sus rivales. En el Gran Premio de España, Ferrari incorporó mejoras en el coche y Alonso comenzó a escalar posiciones: en Valencia quedó segundo y dos semanas después se hizo con el liderato de la clasificación mundial de pilotos al ser tercero en el Gran Premio de Mónaco. Durante todo el campeonato, Alonso y Vettel se sucedieron en la clasificación hasta llegar a Brasil, último gran premio, donde Alonso acabó segundo, pese a partir con 13 puntos sobre Vettel. Finalmente, Alonso concluyó el Mundial a tres puntos de Vettel, y nuevamente se hizo con el subcampeonato, con 3 victorias, 2 poles y 13 podios.

Enlaces en Internet

http://www.fernandoalonso.com ; Web oficial del piloto asturiano.

Autor

  • Felix Ballesteros Rivas