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PinturaBiografía

Abarca, Agustín (1882-1953).

Pintor chileno, nacido en Talca el 27 de diciembre de 1882 y fallecido en Santiago de Chile el 28 de mayo de 1953. Discípulo de Pablo Burchard y Pedro Lira, su obra tuvo como motivo principal el paisaje natural, que cultivó influenciado por tres corrientes artísticas: romanticismo, decorativismo y especialmente, simbolismo.

Se formó en el Liceo de Hombres y el Instituto Comercial de su ciudad natal, pero se dedicó a la pintura después de conocer a Pablo Burchard, en 1900. En 1904 se trasladó a Santiago para estudiar en la Universidad Católica, donde tuvo como profesor a Pedro Lira hasta 1907; en la capital también recibió clases de otro de los grandes maestros de la pintura chilena: Alberto Valenzuela Llanos. En 1909 ingresó en la Academia de Bellas Artes, donde recibió la influencia del naturalismo difundido por su director, el español Fernando Álvarez de Sotomayor. Aunque todos ellos ejercieron influencia en su arte, Abarca se reconoció discípulo de Buchard, de quien heredó el gusto por la simpleza y la austeridad en las formas y las tonalidades, aunque frecuentemente es incluido dentro de la Generación del 13 junto a artistas como Pedro Luna y Arturo Gordon. Entre 1916 y 1927 ejerció el cargo de inspector de la Escuela Normal de la ciudad sureña de Victoria, y en 1940 dio clases en la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar.

Agustín Abarca encontró en los exuberantes bosques del sur de Chile el tema principal para desarrollar su arte, en un intento de reflejar en sus paisajes el misterio y la poesía que encierra la naturaleza; para ello prescinde del detalle, huye de artificios, y se limita a retratar la esencia misma de lo que se ofrece ante su vista. Como característica principal de su estilo, cabe señalar las ricas variedades cromáticas que recoge en una pincelada generosa: desde los distintos azules del cielo y los marrones de la tierra hasta los diversos colores de la vegetación según la estación del año (verde, amarillo, rojo) y los matices en las tonalidades que la luz imprime en ella. Pintor amigo de la soledad, sus obras también transmiten algo de esta sensación; uno de sus cuadros más famosos, El solitario, consigue expresar este sentimiento en la nostalgia que desprende un paisaje desnudo. En algunas de sus obras también aparecen la figura humana y otros motivos. Además de la ya citada, entre sus cuadros más célebres se encuentran Bosque, Olivos y Charcas. En cuanto a su técnica, trabajó tanto el óleo, como la acuarela, el dibujo a carboncillo y el pastel.

A lo largo de su carrera artística recibió numerosos premios y galardones, entre otros el primer premio de la Exposición de la Academia Universidad Católica de Chile, en 1907; la Segunda Medalla del Salón del Centenario en el Museo Nacional de Bellas Artes, en 1910; premio del Certamen Edwards en 1919 y 1925; premio del Certamen Carmen Enrique Matte Blanco, en 1929; premio de 1ª Categoría en acuarela del Salón Oficial, en 1930 y 1938; premio de honor del IV Centenario de Santiago de Chile; o premio de honor del Salón Nacional, en 1950.

Autor

  • Miguel Ángel Hernanz