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PolíticaDerechoBiografía

Abad Santos, José (1886-1942).

Jurista y político filipino, nacido en San Fernando (provincia de Pampanga, Luzón) el 19 de febrero de 1886 y fallecido en Malabang (Mindanao) el 2 de mayo de 1942, secretario de Justicia de la Mancomunidad de las Filipinas durante los años treinta, cuya trágica muerte durante la ocupación japonesa le convirtió en un héroe nacional.

Proveniente de una rica familia de comerciantes, José Abad Santos fue el menor de siete hermanos el mayor de los cuales era Pedro Abad Santos (1875-1944), también célebre por ser el fundador del Partido Socialista de Filipinas. Formado en la escuela pública establecida en San Fernando por las autoridades norteamericanas, José recibió una beca para continuar estudios en Estados Unidos (1904). Tras completar el bachillerato en una escuela de Santa Clara (California), cursó un año de derecho en la Universidad de Illinois y posteriormente se matriculó en la Universidad del Noroeste, centro por el que obtuvo la licenciatura en junio de 1908. Al año siguiente recibió el grado de doctor en la Universidad George Washington de la capital federal.

A su regreso a las islas comenzó a ejercer la abogacía privada y poco después contrajo matrimonio, fruto del cual tuvo cinco hijos. En julio de 1914 fue nombrado fiscal ayudante de la Oficina de Justicia, primer cargo público de una meteórica carrera judicial en las instituciones filipinas, dentro del marco del tutelaje legal estadounidense. Nombrado primer jurista titular del Banco Nacional Filipino en 1918, entró al año siguiente en el Departamento de Justicia para pasar después a ejercer sucesivamente los cargos de fiscal general, vicesecretario y secretario de Justicia. Su buen desempeño al frente de la cartera judicial le hizo adquirir notable prestigio y respetabilidad, siendo ratificado en dicho puesto por el presidente Quezón en sucesivos gabinetes de gobierno. Ya en 1941 fue nombrado jefe de Justicia de la Corte Suprema como premio a sus años de servicio público.

Con la invasión japonesa (diciembre de 1941), Abad Santos volvió a ser llamado por Quezón para asumir cargos de responsabilidad en el gobierno. Derrotadas las fuerzas aliadas, acompañó a Quezón y el resto del gobierno filipino en la retirada hacia la península de Bataán. Aunque pudo escapar de Luzón en submarino, fue uno de los pocos dirigentes que se negó a partir al exilio y prefirió permanecer en el país abanderando la causa de la resistencia; no obstante, pronto cayó en manos de las tropas japonesas mientras se encontraba en la isla de Cebú. Ante la firme negativa a colaborar con las nuevas autoridades, fue encarcelado, torturado y finalmente ejecutado por un pelotón de fusilamiento. Se cuenta que al despedirse de uno de sus hijos exclamó: "No llores hijo, muestra a estas gentes tu valentía. [...] Es un honor morir por tu propio país, puesto que no a todo el mundo le es concedido ese privilegio".

Autor

  • Miguel Ángel Hernanz