Miranda Olivera, Joaquín (1939-VVVV).
Matador de toros español, nacido en Usagre (Badajoz) el 4 de enero de 1939. Decidido a probar suerte en el complicado mundo del toro, cuando era un chaval se vistió el traje campero e intervino en siete festivales. Viéndose capaz de seguir adelante, hizo su primer paseíllo con un traje de luces en la localidad pacense de Zafra, el día 6 de octubre de 1960, fecha en la que sus paisanos albergaron la esperanza de hallarse ante una figura en ciernes.
Tras otros episodios menores en los que se fue curtiendo en el difícil aprendizaje del Arte de Cúchares, el día 22 de abril de 1962, en el albero sevillano de Alcalá de Guadaira, debutó en un festejo asistido por el concurso de los varilargueros. A partir de entonces, comenzó a experimentar en su carrera los perniciosos efectos de no estar amparado por buenos padrinos, lo que se tradujo en una decepcionante falta de ofertas que le impidió, durante casi dos decenios, tomar la alternativa.
En un rasgo de orgullo que le honra, Joaquín Miranda Olivera no quiso quedar inscrito en los anales de la tauromaquia como simple novillero fracasado, por lo que un 22 de septiembre de 1981, cuando ya contaba con cuarenta y dos años de edad, consiguió ver cumplido su sueño de tomar la alternativa. Tuvo lugar este emotivo suceso en las arenas de Fregenal de la Sierra (Badajoz), donde el coletudo sevillano José Antonio Rodríguez Pérez («José Antonio Campuzano»), bajo la atenta mirada del espada pacense Francisco Regajo Rico («Gallito de Zafra»), le cedió los trastos con los que había de dar lidia y muerte a estoque a un astado perteneciente a la ganadería de don Ramón Sánchez. Alcanzado su objetivo, Joaquín Miranda no volvió a vestirse de torero.