Miguel Lino de Ezpeleta (s. XVIII). El primer criollo gobernador de Filipinas y su papel en la historia colonial
Miguel Lino de Ezpeleta representa una figura de gran relevancia histórica en el periodo colonial español en Asia, específicamente en el archipiélago filipino. Su paso por el gobierno de Filipinas entre 1759 y 1761 marcó un hito: fue el primer criollo —es decir, nacido en América pero de ascendencia española— en alcanzar el cargo de gobernador en esa remota y estratégica colonia del Imperio español. Aunque poco se sabe sobre sus orígenes personales, ni su fecha de nacimiento ni de muerte han llegado hasta nuestros días, su breve mandato dejó una huella en el complejo entramado político, social y eclesiástico de la época.
Orígenes y contexto histórico
Durante el siglo XVIII, el Imperio español atravesaba una etapa de profundas transformaciones impulsadas por las reformas borbónicas. Estas reformas pretendían centralizar el poder y aumentar la eficiencia administrativa de sus territorios, lo que implicaba también cambios en la designación de cargos públicos. En este contexto, el nombramiento de Miguel Lino de Ezpeleta como gobernador interino de Filipinas fue inusual, pues tradicionalmente este tipo de responsabilidades eran confiadas exclusivamente a peninsulares.
Filipinas, como parte del virreinato de Nueva España, mantenía una estructura colonial compleja en la que coexistían autoridades civiles, militares y eclesiásticas, muchas veces en competencia entre sí. El clima político era tenso, con constantes fricciones entre los intereses de la metrópoli, los criollos, las órdenes religiosas y la población local.
Logros y contribuciones
El papel de Ezpeleta como gobernador debe evaluarse en el marco de un mandato breve pero intenso. Fue designado en 1759 tras la muerte del gobernador Pedro Manuel de Arandía Santisteban, y su ejercicio del poder estuvo marcado por la tensión entre autoridades civiles y eclesiásticas, especialmente con el arzobispo de Manila, Manuel Rojo del Río y Vieyra, quien acabaría sucediéndolo.
Entre sus principales contribuciones, se pueden destacar:
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Representación criolla en el gobierno colonial, abriendo paso a futuros nombramientos de personas nacidas en América en altos cargos políticos en territorios asiáticos.
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Gestión administrativa en tiempos de incertidumbre, ya que su gobierno coincidió con los inicios de la Guerra de los Siete Años, conflicto global que también afectó a las posesiones ultramarinas de España.
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Defensa de la autoridad civil frente a la eclesiástica, especialmente en lo que respecta a la influencia del clero sobre decisiones gubernamentales.
Su presencia en Manila también se asocia a una administración de transición, necesaria para mantener la estabilidad del archipiélago mientras se definía el nombramiento de un nuevo gobernador con poderes plenos.
Momentos clave
A lo largo de su breve mandato, destacan algunos hitos importantes que ilustran tanto la dificultad del cargo como su relevancia:
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1759: Miguel Lino de Ezpeleta asume como gobernador interino de Filipinas tras la muerte de Arandía. Su nombramiento simboliza un cambio en la política colonial al tratarse de un criollo.
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Relación tensa con el clero: Especialmente con el arzobispo Manuel Rojo, quien sostenía que Ezpeleta no tenía autoridad legítima para ocupar el cargo, pues su nombramiento no había sido confirmado por el rey.
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1761: Finaliza su mandato al ser sustituido por Rojo del Río, quien tomaría el poder tanto civil como eclesiástico, convirtiéndose en gobernador-arzobispo, una fórmula común en la administración colonial filipina.
Estos momentos reflejan no solo los desafíos políticos del gobierno colonial, sino también la pugna por el poder entre sectores civiles y eclesiásticos que marcó toda la administración española en Filipinas.
Relevancia actual
Hoy en día, la figura de Miguel Lino de Ezpeleta es poco conocida en la historia general del Imperio español, pero resulta de gran importancia para los estudiosos del colonialismo en Asia y América Latina, ya que encarna las tensiones raciales, políticas y administrativas propias de los siglos XVIII y XIX. Su ascenso al gobierno de Filipinas anticipa los cambios que experimentarían las estructuras coloniales, especialmente el aumento de la presencia criolla en cargos de responsabilidad.
Además, su mandato sirve como antecedente de la cada vez mayor conciencia política de los criollos, quienes décadas más tarde serían protagonistas en los procesos de independencia de América Latina. En cierto modo, el gobierno de Ezpeleta puede verse como una manifestación temprana del deseo criollo de participar activamente en el destino de los territorios del imperio.
Su conflicto con el arzobispo Rojo también ofrece una visión clara de la dualidad de poderes en el contexto colonial, donde las autoridades civiles debían enfrentarse constantemente a la poderosa influencia de la Iglesia. Esta disputa simboliza las complejidades de la gobernabilidad en territorios ultramarinos, donde las distancias físicas con la metrópoli y las jerarquías institucionales frecuentemente creaban vacíos de poder o zonas de ambigüedad legal y política.
Legado y figura en la historiografía
Pese a la escasez de datos biográficos concretos, Miguel Lino de Ezpeleta representa un precedente simbólico y político dentro de la evolución de la administración colonial española. Su nombre queda registrado como el primer criollo en asumir el gobierno de Filipinas, un hecho que tuvo implicaciones profundas tanto para los territorios americanos como asiáticos del imperio.
El caso de Ezpeleta también invita a reflexionar sobre la interconexión entre las distintas partes del Imperio español, en una época donde las decisiones tomadas en Madrid, México o Manila tenían efectos inmediatos en regiones separadas por océanos. La movilidad de los funcionarios coloniales, como el propio Ezpeleta, muestra cómo los criollos comenzaban a romper barreras geográficas y administrativas en su búsqueda de protagonismo político.
Aunque su mandato fue corto y enfrentó múltiples obstáculos, su figura es recordada como una pieza fundamental en la evolución de la administración colonial. Su rol simboliza la transición hacia un nuevo orden dentro del imperio, donde los criollos comenzaban a ocupar espacios de poder que antes les eran negados.
La biografía de Miguel Lino de Ezpeleta sigue siendo objeto de investigación para aquellos interesados en las dinámicas del poder colonial, la historia de Filipinas bajo dominio español y el temprano protagonismo de los criollos en la política imperial.
MCN Biografías, 2025. "Miguel Lino de Ezpeleta (s. XVIII). El primer criollo gobernador de Filipinas y su papel en la historia colonial". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/lino-de-ezpeleta-miguel [consulta: 10 de julio de 2025].