Ángela de Carranza (ca. 1642–1694): La Beata Mística del Virreinato del Perú

Ángela de Carranza (ca. 1642–1694): La Beata Mística del Virreinato del Perú

Orígenes y Primeros Años

Contexto histórico y social de su nacimiento

A fines del siglo XVII, el Virreinato del Perú era una de las colonias más importantes del Imperio español, caracterizado por una estricta jerarquía social y una profunda religiosidad. La sociedad colonial estaba marcada por la división entre los peninsulares (españoles nacidos en la metrópoli) y los criollos (descendientes de españoles nacidos en América), con una clase indígena y mestiza subordinada. Lima, la capital virreinal, era el centro de la vida política y religiosa, pero muchas personas, como Ángela de Carranza, provenían de regiones más alejadas, donde las normas sociales y religiosas no siempre se seguían de manera estricta.

Es en el contexto de este orden colonial donde nació Ángela de Carranza, alrededor de 1642, en la ciudad de Córdoba, ubicada en la provincia de Tucumán, en el actual Argentina. La región, parte del Virreinato del Perú, tenía una población mestiza e indígena considerable, lo que contrastaba con la élite criolla de las grandes ciudades virreinales. Esta zona del imperio era conocida por sus tensiones sociales y la fuerte presencia de la Iglesia en la vida cotidiana de sus habitantes.

Orígenes familiares y estatus social

Ángela de Carranza provenía de una familia relativamente distinguida dentro del contexto colonial. Su padre, don Alonso de Carranza, era un caballero de la Orden de Santiago, oriundo de Madrid o Sevilla, lo que le confería un estatus elevado dentro de la jerarquía social. Por su parte, su madre, doña Petronila de Luna y Cárdenas, era originaria de Santiago del Estero, en la provincia de Tucumán. A través de esta unión, Ángela gozaba de una reputación social que la colocaba en un grupo privilegiado dentro de la sociedad colonial.

Sin embargo, a pesar de su linaje, su vida no estuvo exenta de escándalos. En la comunidad de su ciudad natal, Córdoba, diversos testimonios señalaron que Ángela había vivido de manera desordenada. Su casa era un lugar de constante reunión social, y se decía que había mantenido relaciones fuera del matrimonio. Este comportamiento fue suficiente para que algunos de sus contemporáneos la asociaran con la falta de recato, a pesar de su origen respetable.

Religiosidad y primeras influencias

A pesar de las controversias en su vida personal, Ángela comenzó a desarrollar una profunda devoción religiosa desde joven. En su hogar, la influencia de la fe católica era palpable, ya que los padres de Ángela, como parte de la elite social, adherían a las normas religiosas estrictas impuestas por la Iglesia. No obstante, Ángela se distanció de las estructuras convencionales de la Iglesia. Lejos de ingresar en un convento o en un beaterio, como muchas mujeres de su tiempo, Ángela eligió una vida más autónoma, basada en la meditación, las oraciones y las revelaciones espirituales que empezó a experimentar.

Sus primeras experiencias místicas comenzaron a una edad temprana, aunque los detalles exactos de cuándo o cómo empezaron no son claros. Ángela alegó haber oído la voz de Dios, quien le indicó que no estaba destinada a casarse y que debía seguir otro camino. Esta revelación fue el primer paso hacia una vida marcada por la búsqueda constante de lo divino a través de la experiencia mística y la práctica de la mortificación de la carne, un tema común en las mujeres devotas de la época.

Es importante señalar que la vida de Ángela se desarrolló en un período en el que las mujeres de la élite colonial rara vez desafiaban las convenciones sociales, pero Ángela, por el contrario, se apartó de las expectativas, lo que le generó tanto admiración como desconfianza entre sus contemporáneos.

Desarrollo de su Carrera Religiosa y Místicas Revelaciones

Llegada a Lima y su Aislamiento Social

A los veinticinco años, Ángela de Carranza llegó a Lima, la capital del Virreinato del Perú, sin familia ni apoyo, en busca de un camino espiritual que la alejara del tumulto de la sociedad que la rodeaba. Su llegada a esta ciudad tan peligrosa para una mujer sin la protección de un esposo o de un convento la colocó en una situación precaria. Lima era una ciudad llena de contrastes: mientras la élite criolla y española disfrutaba de un prestigio social y material considerable, la mayoría de los habitantes, en su mayoría mestizos e indígenas, vivían en condiciones de pobreza.

Ángela no contaba con una dote, lo que era fundamental para que una mujer tuviera un lugar reconocido en la sociedad colonial. En lugar de seguir el camino convencional de un matrimonio o la vida religiosa en un convento, Ángela optó por una vida más solitaria, aunque no aislada. Vivió sin entrar en los círculos de la nobleza, pero aún así logró cierto prestigio debido a sus dones espirituales, que la hicieron popular entre los fieles. A pesar de la falta de apoyo familiar, buscó a su manera una vida austera, buscando moderarse en su vestimenta y adoptando prácticas de oración y mortificación.

El Encuentro con la Mística y sus Primeras Revelaciones

El punto de inflexión en la vida de Ángela llegó cuando experimentó lo que describió como una revelación divina. Según sus propias palabras, oyó la voz de Dios que le decía que no estaba destinada a casarse, sino a seguir un camino místico. Fue en ese momento cuando comenzó a comprender su destino, un destino marcado por las experiencias sobrenaturales que viviría a lo largo de su vida. Esta revelación fue el principio de lo que se convertiría en una serie de éxtasis y visiones que la acompañarían en los años siguientes.

La figura central en este proceso fue su relación con el fraile agustino Bartholomé de Ulloa, quien se convirtió en su confesor y guía espiritual. Él le aconsejó que mantuviera sus experiencias místicas en secreto, confiándoselas solo a él. Sin embargo, Ángela no pudo resistir la compulsión de escribir sus visiones y revelaciones. Lo hacía con gran fervor, de manera que llegó a llenar miles de páginas con relatos de sus experiencias. Estas revelaciones giraban en torno a la Inmaculada Concepción, pero también abordaban otros temas espirituales y teológicos, como la eucaristía, el purgatorio, y la relación entre Dios y la humanidad.

A lo largo de su vida, Ángela mantuvo una relación con varios otros confesores, como fray Joseph del Prado y fray Agustín Román, que se encargaron de velar por su bienestar espiritual. Estos sacerdotes se convirtieron en una parte importante de su vida, pues garantizaban que sus experiencias no se desviaran del camino recto, según los cánones de la Iglesia.

Su Propósito Espiritual y los Confesores

El propósito de Ángela en su vida religiosa se definió a través de su creciente necesidad de expresar sus visiones místicas y compartirlas con los demás. Aunque sus visiones no se limitaban a la cuestión de la Inmaculada Concepción, este tema se convirtió en el núcleo de su diario místico, que llegó a reunir miles de páginas de escritura. En su diario, Ángela relató sus visitas al purgatorio, sus conversaciones con demonios, y las visiones de lugares distantes, como Roma y Turquía, lo que generó una fama que se extendió más allá de los círculos religiosos de Lima.

Ángela comenzó a ser conocida en la ciudad por sus revelaciones, y muchas personas, tanto de la nobleza como del pueblo llano, se acercaban a ella en busca de consuelo espiritual. Se le atribuían poderes especiales para curar enfermedades, y muchos de sus devotos empezaron a guardar objetos personales suyos como reliquias, creyendo que podrían ofrecerles protección. Sus cuadernos, que describían sus revelaciones y visiones, comenzaron a circular en Lima y en otras partes del virreinato.

Sin embargo, su creciente fama también atrajo la atención de las autoridades eclesiásticas, que comenzaban a cuestionar la legitimidad de sus experiencias. Si bien muchos de sus seguidores creían que estaba en contacto directo con lo divino, otros empezaban a sospechar que sus visiones eran el resultado de ilusiones o de una manipulación de su propia mente. A pesar de las críticas, Ángela continuó su práctica mística, dedicándose por completo a su vida espiritual, y sus experiencias de éxtasis y arrobos continuaron siendo una constante en su vida.

Conflictos, Juicio Inquisitorial y Últimos Años

La Fama Religiosa y la Controversia

La creciente notoriedad de Ángela de Carranza no pasó desapercibida, ni para los fieles que la veneraban, ni para aquellos que comenzaron a ver en ella una amenaza para el orden religioso establecido. Su influencia sobre las personas más poderosas de Lima, incluidos virreyes, arzobispos y otros líderes eclesiásticos, fue considerable. La beata logró ganarse la admiración de la alta sociedad, que veía en sus revelaciones una señal de la divinidad. Personas ricas llegaron a ofrecerle grandes sumas de dinero para imprimir sus escritos, y otros coleccionaban sus reliquias, como su ropa usada, sus dientes, sus uñas y hasta objetos personales como pañuelos impregnados de su sangre. Esta admiración popular, sin embargo, también atrajo la sospecha de las autoridades, quienes empezaron a dudar de la autenticidad de sus visiones.

Ángela de Carranza comenzó a hacer públicas sus revelaciones, lo que le valió una reputación temporalmente santa en la ciudad. Sin embargo, su comportamiento inusual y sus declaraciones sobre temas teológicos sensibles, como la Inmaculada Concepción y la naturaleza del sacramento de la Eucaristía, comenzaron a levantar sospechas entre los líderes religiosos, quienes empezaron a cuestionar la ortodoxia de sus creencias. Además, sus críticas abiertas al sistema colonial, incluidos ataques a la monarquía española, a los virreyes y a los altos jerarcas eclesiásticos, no hicieron más que agravar la situación.

Entre las denuncias más graves que la beata hizo, se encuentran sus acusaciones contra el rey Carlos II de España y los virreyes, a quienes calificó de corruptos y opresores. También criticó a los miembros de la iglesia por su inmoralidad, señalando la vida disoluta de varios clérigos, entre ellos los jesuitas y dominicos. Esta actitud rebelde, sumada a su tendencia a desafiar las normas religiosas establecidas, la puso en la mira de la Inquisición.

El Proceso Inquisitorial

El proceso contra Ángela de Carranza comenzó en 1689, cuando la beata fue arrestada por la Inquisición de Lima bajo la acusación de herejía y de mantener relaciones con el demonio. Su diario místico, que ya había sido copiado y distribuido, fue examinado detenidamente por los inquisidores, quienes encontraron en él numerosos pasajes que consideraban heréticos, blasfemos o peligrosos para la fe católica. Uno de los temas más polémicos fue su énfasis en la Inmaculada Concepción, doctrina que ella promovió fervorosamente y que, aunque más tarde sería proclamada dogma, en ese momento no estaba plenamente aceptada por toda la Iglesia.

Los inquisidores también evaluaron las afirmaciones de Ángela sobre sus experiencias místicas, como sus viajes al purgatorio, al infierno y sus encuentros con demonios. Para muchos, estos relatos fueron prueba de un pacto con el demonio, y la beata fue acusada de ser una hereje y de realizar prácticas blasfemas. A lo largo de su juicio, Ángela defendió sus visiones y afirmó que todo lo que había escrito lo hacía bajo la obediencia de sus confesores, quienes nunca la alertaron sobre ninguna desviación doctrinal.

La acusación más grave que enfrentaba era la de haber pactado con el demonio. Durante el proceso, varios testigos confirmaron haber oído hablar de su «familiaridad» con los demonios, pero la beata insistió en que todo lo que había experimentado provenía exclusivamente de Dios y que nunca tuvo trato con el maligno. El juicio se extendió durante varios años, y aunque Ángela siempre se mostró firme en sus convicciones, su defensa fue debilitada por las acusaciones de que sus visiones no solo eran excesivas, sino peligrosas.

Sentencia y Últimos Años en Reclusión

En 1693, después de un largo proceso judicial, Ángela de Carranza fue finalmente condenada. La Inquisición le impuso una serie de penas que incluían la humillación pública, la quema de sus escritos y su reclusión en un monasterio durante varios años. En 1694, se celebró un auto de fe en el convento de Santo Domingo, donde Ángela fue exhibida públicamente como penitente. En este acto, la beata fue obligada a abjurar de sus errores y a renunciar a las creencias que la Inquisición consideraba heréticas.

Sin embargo, después de este evento, Ángela fue enviada al beaterio de Nuestra Señora de las Mercedes, donde permaneció bajo vigilancia y aislamiento. Su vida allí fue sombría, pues no mostró grandes muestras de penitencia, y se le negó la posibilidad de recibir la comunión. Las autoridades eclesiásticas no pudieron confesarla ni brindarle el consuelo espiritual que ella tanto anhelaba. A pesar de su reclusión, la fama de Ángela perduró en Lima, y su historia se convirtió en una especie de leyenda.

Aunque sus cuadernos fueron quemados, algunos de sus seguidores aún guardaron fragmentos de sus escritos, y las reliquias que ella había repartido continuaron siendo veneradas. La beata nunca dejó de ser un enigma para la sociedad limeña: ¿era una santa o una hereje? El misterio que rodeaba su vida y sus revelaciones continuó alimentando la fascinación popular, mientras que su condena y sus últimos años en reclusión demostraron la compleja relación entre la mística femenina, la Iglesia y el poder colonial en el siglo XVII.

En sus últimos días, Ángela de Carranza se mantuvo firme en su fe, aunque sus escritos y su vida fueron despojados de la aprobación eclesiástica. En 1694, finalmente falleció, dejando un legado ambiguo. Por un lado, fue vista como una mujer mística y devota, cuya relación directa con Dios y sus experiencias sobrenaturales desafiaron las normas religiosas de su tiempo. Por otro lado, su crítica al sistema colonial, su desafío a las autoridades y su aparente cercanía con lo demoníaco la convirtieron en un objeto de condena por parte de la Inquisición.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Ángela de Carranza (ca. 1642–1694): La Beata Mística del Virreinato del Perú". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/carranza-angela-de [consulta: 4 de octubre de 2025].