Watteau, Jean Antoine (1684-1721).


Pintor valón, nacido en Valenciennes, la capital de la región de Hainaut, zona belga anexionada a Francia en 1684. La pintura de Watteau es el reflejo de la moda rococó que se manifiesta en las artes en la primera mitad del siglo XVIII. Para algunos es el ejemplo del cambio de gusto en la pintura, como resultado de la evolución del último barroco; para otros es Watteau el que consigue configurar en su pintura el cambio estético y el lenguaje de moda.

Su temprana muerte a los 37 años – sufría desde la infancia un proceso tuberculoso – limita el plazo en el que su arte se forma; sin embargo sus obras abren las puertas a una pintura rococó innovadora, llena de frescura y preciosismo, dedicada a una sociedad elitista y reducida que la demanda.

Se estableció en París en 1702, donde entró en contacto con la colonia flamenca, sobreviviendo gracias a la elaboración de imágenes piadosas en las que consiguió ser un especialista por la facilidad y la rapidez en su ejecución. También entabló relación con marchantes de estampas como los Mariette, que poseían grabados y dibujos de los grandes maestros flamencos e italianos. Su conocimiento se reflejará en los bocetos y dibujos, que ejecutó a lo largo de su vida, en el uso del color al modo rubeniano y en los escenarios de sus cuadros, plagados de bellas arquitecturas que remiten a los cuadros venecianos. Ejemplos notables son: Reunión en la galería (1717, Londres, Dulwich College) y Los encantos de la Vida (1718?, Londres, Wallace Collection).

En 1703 entró en el taller de Claude Gillot, especializado en obras decorativas, como bacanales y escenas de la Commedia dell’Arte, un género que Watteau adoptó y que traduce perfectamente su deseo de ruptura con la jerarquización propia de la pintura barroca. Los personajes, tomados del teatro por Watteau, escenifican sucesos intrascendentes o representan individuos carentes de una especial dignidad. Su Gilles (1717-19, París, Museo del Louvre) es un payaso, rodeado por otros personajes de la Commedia dell’Arte, convertido en figura central del cuadro.

El siguiente maestro de Watteau, desde 1708, fue Claude Audran, que era desde 1704 conservador del Palacio Luxembourg, donde Watteau pudo conocer la Galería Médicis, con la serie que Rubens había pintado en honor de María de Médicis (hoy en el Museo del Louvre), otra posibilidad de aprendizaje para el joven pintor, aunque en esos años colaboraba con Audran en pinturas decorativas para el adorno de las mansiones, ahora remozadas con un estilo menos solemne y más íntimo. Watteau realizó para el castillo de La Muette (1708?) pequeñas escenas con figuras vestidas a la manera oriental y enmarcadas por orlas de grutescos, y para estancias o para adorno de muebles, otras decoraciones que tienen como tema parejas en actitudes amorosas. Estas pinturas, con personajes situados en un escenario frondoso, se enmarcan con motivos florales. La minuciosidad en la ejecución y la rapidez y seguridad de la pincelada le atrajeron numerosos clientes que gustaban de sus escenas caprichosas y su estilo elegante.

Jean Antoine Watteau: El tocador de Banjo.

En 1709 se presentó al concurso del Premio de Roma que convocaba la Academia y que abría las puertas a una más amplia y poderosa clientela, obtuvo un segundo premio con un cuadro de tema militar, y una obra de género al modo flamenco, totalmente alejada de los criterios de valoración de la Academia.

Le reportará ayuda y protección su relación con el marchante Sirois, con su yerno Gersaint y con el financiero Pierre Crozat, propietario de una espléndida colección de dibujos y pinturas de artistas como Correggio, Tiziano, Veronés, Giorgione, Rubens, Van Dyck o Rembrandt. El acceso a esta pintura terminará de configurar su lenguaje pictórico.

Watteau creó en sus cuadros un mundo paradisíaco, no al modo clásico de la Arcadia de Poussin, sino un escenario natural de parques o bosques, donde los personajes bailan, hacen música, galantean y reflejan las diversiones de una sociedad frívola que manifiesta su alegría de vivir. Técnicamente llama la atención la ligereza de su pincelada y la minuciosidad de sus escenas de formato reducido. Se le reprocha el abuso de aceite en las mezclas, lo que le permitía extender rápidamente los colores, pero que es la causa del rápido deterioro de los cuadros.

Watteau gustó del empleo de puntos de vista nuevos, de composiciones sin un motivo central, con personajes no jerarquizados, que en parejas o en grupos llenan el lienzo, de la colocación de figuras de espaldas al espectador como las damas de Reunión en el parque (París, Museo del Louvre, 1717) y La Perspectiva (Boston, Museum of Fine Arts). Ambas representan una reunión campestre en una zona boscosa, donde un halo de melancolía parece rodear a las parejas ataviadas con bellos trajes de raso. El paisaje, con la línea del horizonte baja, parece inspirarse en los paisajistas holandeses. La obra más comentada de Watteau es, sin duda, L’Embarquement pour Cythère (París, Museo del Louvre), un tema que repitió en varias ocasiones y con el que fue recibido como académico en 1717. El argumento, tomado de una obra teatral, es el regreso de los peregrinos de la isla del amor.

Una de sus últimas obras, de 1720, es La muestra de Gersaint (Berlín, Palacio de Charlottenburg), en realidad, el reclamo de la tienda de su amigo y protector, el marchante Gersaint. De notables proporciones (163 x 306 cms), retrata la actividad de diversos personajes ante los cuadros de la tienda: unos contemplan las obras, otros charlan y unos empleados introducen en un cajón lo que parece ser un retrato de Luis XIV, como una invitación al olvido de una época pasada. En las paredes se entrevén los cuadros de los grandes maestros (Tiziano, Rubens y Van Dyck), y en primer plano los trajes brillantes de las damas que lanzan destellos al espectador y la estilizada figura de espaldas tan frecuente en la pintura de Watteau. Se diría que esta obra resume el ideario del maestro, sus deudas e ilusiones, y es reflejo de una sociedad que desea verse retratada en su propio ambiente.

Obra

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Bibliografía

  • FRANCASTEL, Pierre: Historia de la Pintura Francesa (Desde la Edad Media hasta Picasso). Madrid, Ed. Alianza, 1970.

  • CHÂTELET, Albert y THUILLIER, Jacques: La Pintura Francesa. De Le Nain a Fragonard. Barcelona, Skira-Carroggio S.A. Ed., 1994.

  • MACCHIA, G. y MONTAGNI, E.C:: La obra pictórica completa de Watteau. Barcelona, Ed. Noguer, 1976.

  • GARCÍA FELGUERA, Mª Santos: Watteau. Colección el Arte y sus creadores, nº 26. , Madrid, Historia 16, 1994.

María Dolores Antigüedad del Castillo-Olivares