Trujillo Molina, Rafael Leónidas (1891-1961).


Político y militar dominicano, nacido en Villa de San Cristóbal en 1891 y muerto en Santo Domingo en 1961. Fue apodado el Tigre del Caribe debido a la cruel tiranía que ejerció sobre sus conciudadanos.

Comenzó su carrera castrense en la Guardia Nacional, cuerpo creado por intervención estadounidense en 1916 y al que llegó a dirigir a partir de 1924, al ser nombrado, tras la retirada de los norteamericanos, comandante en jefe. Convertido en hombre fuerte del ejército, obligó a dimitir al presidente Horacio Vázquez en 1930. Desde ese momento hasta su muerte asumió en propiedad todo el poder, un poder totalitario, próximo a la megalomanía, con el que instauró un régimen de terror (no dudaba en arrojar a sus oponentes a las aguas infestadas de tiburones o en ordenar matanzas masivas, como la tristemente famosa de peones haitianos en 1937) y plagado de corrupciones de todo tipo. Disfrazó ese poder omnímodo cediendo el cargo durante algunos periodos. Otros nombres dirigían, supuestamente, la República, incluido un esbozo de Constitución en 1946, pero se trataba de figuras nombradas por el dictador, quien seguía moviendo por detrás los hilos del aparato político estatal. Así, Peynado (de 1938 a 1940), Troncoso de la Concha (de 1940 a 1942) y Héctor B. Trujillo (de 1952 a 1960).

Su política fue, básicamente, centralista, anticomunista y pronorteamericana. Fortaleció la Guardia Nacional, que le aseguraba el dominio. También se apoyó en los campesinos para abolir el caciquismo rural imperante en el país. El falso parlamentarismo no pudo ocultar un régimen policial de prácticas brutales.

En política económica favoreció la expansión del capitalismo norteamericano. Firmó el tratado de Trujillo-Hull sobre política económica, en 1940, según el cual la República Dominicana volvía a encargarse de las recaudaciones aduaneras. La administración, en manos de Trujillo y sus colaboradores, les proporcionó un enriquecimiento personal. Constituyó monopolios de productos básicos (sal, tabaco, etc.) que se otorgaron a miembros de su familia. Tampoco fue ajeno al contrabando de drogas.

En política exterior, llevó a cabo un intervencionismo partidista en el Caribe, instigando pronunciamientos en contra de gobiernos liberales y democráticos, como el apoyo al dictador militar nicaragüense Somoza en 1956, o los atentados, fallidos, contra Fidel Castro y el político venezolano Rómulo Betancourt, en 1959.

Si bien mantuvo siempre un fielato a los intereses de Estados Unidos, el despotismo con que gobernaba, de intolerables arbitrariedades y opresiones, le granjearon la oposición unánime internacional, hasta el punto de que la CIA organizó la acción militar que acabó con su vida el 30 de mayo de 1961.