Stalin, Josif o Josif Vissarianovich Yugachvili (1879-1953).
Revolucionario, estadista y escritor ruso de origen georgiano nacido el 21 de diciembre de 1879 en Gori (junto al río Kura, Georgia) y muerto en Kuntsevo (Moscú) en 1953. Colaborador de Lenin, le sucedió en 1924 a la cabeza del régimen soviético, y ejerció la dictadura en nombre del Partido Comunista hasta el momento de su muerte.
Era el cuarto hijo de Ekaterina Georgievna Galazde y de Vissarion Ivanovich Dzugasvili, un zapatero que había nacido en régimen de servidumbre y que desde 1883 se trasladó a trabajar a Tiflis, tras abandonar a su familia. A los ocho años, Josif comenzó a asistir a la escuela local, donde aprendió ruso y rudimentos de griego antiguo, hebreo, aritmética, dibujo, ciencia y música. Tras una corta estancia trabajando en Tiflis junto a su padre, volvió a Gori, donde a los once años contrajo la viruela que marcaría su rostro para toda la vida. En 1890 murió su padre, y poco después una llaga infectada afectó a la movilidad de su brazo izquierdo, defecto físico que le salvaría después del servicio militar obligatorio, y que fue cuidadosamente ocultado durante su vida como dictador.
Tras aprobar su primer examen escolar con mención honorífica, su madre le inscribió en el seminario teológico de Tiflis, una de las mejores instituciones de su género en el país, caracterizada por su rígida disciplina. Ingresó en esa institución educativa el otoño de 1894, dotado con una beca de media pensión, y allí entró por primera vez en contacto con el pensamiento marxista (véase marxismo). En 1898 se integró en el Messame Dasi, movimiento nacionalista georgiano creado por Noe Jordania, más tarde presidente de la república. Esta organización se transformaría luego en el primer movimiento socialdemócrata marxista del país, y actuaría de hecho como la sección georgiana del ala derechista (menchevique) del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR).
En esos tiempos, Josif Dzugasvili incrementó sus lecturas de obras prohibidas que traía clandestinamente de la biblioteca pública, y era sistemáticamente castigado por su actitud de rebeldía frente a la autoridad religiosa. En 1898 recibió su bautismo de fuego como revolucionario, al participar en los círculos obreros que organizaron la huelga de los ferroviarios de Tiflis. El 29 de mayo de 1899 dejó definitivamente el seminario, al ser expulsado por no haber acudido a los exámenes finales, pero en realidad por la evidencia de que realizaba actividades políticas clandestinas. Lleno de resentimiento, ingresó como subalterno en el Observatorio Geofísico de Tiflis a fines de 1899. La policía zarista comenzó a vigilarle en sus frecuentes reuniones secretas con obreros, a quienes facilitaba ejemplares del periódico Iskra, publicado por Lenin en Alemania. El 1 de mayo de 1900 pronunció un discurso en la primera celebración de esta jornada reivindicativa en todo el Cáucaso. Después de una gran redada sobre los militantes del Messame Dasi efectuada en la noche del 21 a 22 de marzo de 1901, Dzugasvili pasó definitivamente a la clandestinidad con el seudónimo de Koba; ese mismo año se encargó de organizar la manifestación del Primero de Mayo y recibió por ello las felicitaciones de Lenin. Ese otoño colaboró en la elaboración del periódico Brdzola (La Lucha), donde publicó su primer artículo. A finales de año fue enviado como agitador a Batumi, donde organizó varias huelgas y manifestaciones, hasta que fue detenido y encarcelado por primera vez el 5 de abril de 1902.
Tras pasar dieciocho meses en las prisiones de Batumi y Kutais, el 17 de agosto de 1903 se ordenó su deportación a Novaia Uda, en Siberia Oriental, donde llegó el 27 de noviembre y de donde escapó el 5 de enero siguiente. Regresó a Batumi y Tiflis, donde prosiguió su actividad clandestina. Fue entonces cuando entabló relación con Ekaterina Svanidze, con quien se casó en la iglesia de Gori el 22 de junio de 1904, y que moriría en 1907 de tuberculosis. De esta unión nació en 1906 un hijo, Iakov, que años después sería repudiado por su padre y que murió en 1943 en un campo de prisioneros alemán, tras haber sido incluido en unas propuestas de canje que su padre siempre rechazó.
A comienzos de 1905, alineado ya definitivamente con la fracción bolchevique del POSDR, Koba intensificó las labores de propaganda y agitación en Tiflis. Se sospecha que, en esa época revolucionaria, la policía secreta zarista, la terrible Okhrana, le pudo inducir a la delación de ciertas individualidades mencheviques. A fines de año pudo asistir con nombre supuesto a la conferencia bolchevique celebrada en la localidad finlandesa de Tammerfors, donde se decidió la inmediata preparación y organización de la insurrección armada. Allí conoció personalmente a Lenin y ayudó a redactar el proyecto de resolución final. De retorno a Tiflis en enero de 1906, escribió el panfleto «Dos choques», donde contrastaba críticamente el «Domingo Sangriento» de San Petersburgo con la insurrección proletaria recientemente acaecida en Moscú. En esa época se vio estrechamente implicado en el asesinato del general Grasnov, el odiado gobernador militar del Cáucaso. Koba fue detenido en marzo de 1906, en el transcurso de varias redadas contra militantes socialdemócratas en Tiflis, pero fue sospechosamente liberado poco después, probablemente a cambio de información que condujo a nuevas redadas. Ello le permitió llegar a tiempo a Estocolmo para asistir a la apertura del IV Congreso del POSDR el 10 de abril.
De regreso a Tiflis, reanudó su labor de periodismo de partido, y en junio inició la publicación del periódico Vida Nueva, que al cabo de unos meses fue reemplazado por un semanario sindical titulado Tiempos Nuevos. En el primer trimestre de 1907 lanzó tres publicaciones bolcheviques más: La Antorcha, Nuestra Vida y Tiempo. Ese año participó como delegado sin voto en el Congreso del partido celebrado en Londres en abril-junio, y tres semanas más tarde estaba de regreso en Tiflis, donde el 26 de junio organizó una espectacular acción armada asaltando un carruaje oficial con 300.000 rublos en depósito, acción que causó varias víctimas inocentes. Esta acción terrorista agrió aún más las relaciones entre los bolcheviques y mencheviques georgianos. El propio Lenin se vio obligado a condenar esa «violación inadmisible de la disciplina del partido«.
Demasiado conocido como «agente provocador», Koba hubo de trasladar sus actividades a Bakú, el gran centro productor de petróleo del Caspio y uno de los feudos del socialismo marxista en el imperio. Trabajando entre los obreros conectó con Kliment Vorochilov, a quien había conocido en los congresos de Estocolmo y Londres. Con su ayuda publicó el periódico bolchevique Gudok (El Silbido), y contribuyó a crear un Comité de vigilancia entre los obreros para defenderse de los ataques de las Centurias Negras, grupos armados reaccionarios que promovían pogroms de judíos y de revolucionarios.
Su estancia en Bakú templó a Koba como dirigente local y combatiente revolucionario. Combatió a los mencheviques sin descanso, y organizó a comienzos de 1908 una oleada de huelgas que paralizó los pozos de la región. Detenido el 26 de marzo, fue trasladado a la prisión de Bailov, en el mar Caspio. Tras pasar cinco meses en ese recinto fue deportado a la provincia de Vologda, al norte de la Rusia europea, pero cayó enfermo de tifus y no llegó a su destino (la localidad de Solvichegodsk) hasta febrero de 1909. De nuevo pudo huir (algunos autores especulan que con ayuda de la Okrana) el 24 de junio para continuar su labor revolucionaria en el Cáucaso. El 23 de marzo de 1910, Koba fue de nuevo detenido por la policía de Bakú con nombre supuesto, y se le envió de nuevo a Bailov y a Solvichegodsk en octubre, para cumplir hasta junio de 1911 lo que le quedaba de destierro. Se instaló luego en Vologda, equidistante de Moscú y San Petersburgo, adonde llegó con un pasaporte extendido por la Okhrana el 6 de septiembre. Detenido por la Policía a mediados de diciembre de 1911, fue enviado de nuevo a Vologda para iniciar una condena de tres años de destierro.
Fue entonces cuando, tras el VI Congreso del POSDR celebrado en Praga en enero de 1912, Koba dio el salto a la jerarquía bolchevique, pues Lenin le nombró miembro del Comité Central al mes siguiente. Parece que esta promoción le indujo a romper sus equívocos vínculos con la Policía secreta. A inicios de la primavera volvió a San Petersburgo para preparar el clandestino Pravda junto con personajes como Viacheslav Molotov. El periódico salió por vez primera el 22 de abril y, poco más tarde, Koba fue detenido de nuevo y deportado a Narim, en la Siberia Central. Como de costumbre, logró escapar de su reclusión, y al cabo de cinco meses regresaba a la capital. Tras las elecciones a la Duma, que permitieron el ingreso al Parlamento de seis representantes bocheviques, Koba acudió a dos reuniones del Comité Central en Cracovia a fines de año. Su ambigüedad ante las querellas internas del partido le hizo perder el control de Pravda, pero Lenin le asignó la labor de elaborar una tesis detallada sobre la cuestión de las nacionalidades. A tal fin fue enviado a Viena en 1913, donde conoció a Bujarin y a Trotski. Este trabajo fue la base de su obra más conocida: El marxismo y la cuestión nacional, donde proponía como solución al problema de las nacionalidades la vaga aplicación del «principio de la solidaridad internacional de los trabajadores». Tras revisar su trabajo con Lenin en Cracovia, Stalin (‘Acero’, su nuevo nombre de guerra) retornó a San Petersburgo a mediados de febrero de 1914, pero fue detenido el día 23 por la Okhrana y deportado a la remota región de Turujansk, al norte de Siberia, donde coincidió con Kamenev.
La Revolución Rusa
Tras el estallido de la revolución de febrero de 1917, Stalin abandonó su destierro y acudió a San Petersburgo a dirigir la redacción del Pravda, que inmediatamente adoptó una postura de confianza en el Gobierno Provisional que llenó de indignación a Lenin, vivamente opuesto a la implantación en Rusia de una democracia burguesa. Con todo, en mayo fue elegido miembro del Comité Ejecutivo del I Congreso de los Soviets de toda Rusia, y miembro del Comité Central del partido bolchevique. El 4 de julio movilizó a los marinos de la base de Kronstadt en un intento fallido de tomar el poder en Petrogrado. Tras la derrota, no fue perseguido como otros dirigentes bolcheviques, y participó en el VI Congreso del POSDR, donde a pesar de los reproches de los mencheviques fue confirmado como miembro del Comité Central ampliado.
Su participación en la insurrección de octubre fue menos relevante de lo que la propaganda ulterior se encargó de divulgar. Apenas participó en las actividades del Soviet de Petrogrado, pero como comisario para las nacionalidades formó parte del Consejo de Comisarios del Pueblo (Sovnarkom) que, presidido por Lenin, actuó como nuevo Gobierno revolucionario. Participó directamente en la redacción de los primeros decretos y en la destitución sumaria del comandante en jefe de ejército, general Nikolai Dujonin. Sin embargo, sus actividades en el poco relevante Comisariado para las nacionalidades se limitaron a la redacción de un Llamamiento a los trabajadores musulmanes de Rusia y Oriente. Apoyó a Lenin en la polémica aceptación del tratado de paz de Brest-Litovsk, que sería firmado el 3 de marzo de 1918, y a inicios de la guerra civil fue enviado en misión a Tsaritsin (futura Stalingrado), sobre el Volga, hacia donde salió en un tren blindado el 4 de junio para consolidar el orden revolucionario junto con sus fieles Ordzhonikidze (nombrado comisario político) y Vorochilov, nuevo comandante en activo de los ejércitos bolcheviques en esa zona del sur de Rusia. Sin embargo, la incapacidad militar del «grupo de Tsaritsin» ante los ejércitos blancos llenó de enojo a Trotski, que como comisario de Guerra impuso en octubre el regreso de Stalin a Moscú. Sin embargo, a comienzos de 1919 fue de nuevo enviado en misión de inspección a Viatka, en el frente oriental, acompañado de Dzerzhinski, jefe de la Checa. En el VIII Congreso del Partido bolchevique, celebrado en Moscú en marzo, fue nombrado comisario de Control estatal, encargado de la supervisión de todas las ramas de la burocracia gubernamental, lo que incrementó notablemente su influencia en el seno del régimen.
El 24 de marzo de 1919 se casó en segundas nupcias con Nadhezda Aliluieva, por entonces de dieciséis años, con quien tuvo dos hijos: Vasili y Svetlana, su predilecta, que huiría a occidente en 1967 y que dejaría un interesante testimonio autobiográfico de las relaciones con su padre. En el período álgido de la guerra civil, Stalin fue enviado a varios frentes, donde procedió activamente a efectuar depuraciones semejantes a las que había llevado a cabo en Tsaritsin y en Viatka. También promovió la creación de destacamentos de caballería, que tuvieron un importante papel en la derrota de los ejércitos blancos en el frente del Don y en la ofensiva contra Polonia de la primavera de 1920. Sin embargo, una orden errónea de Stalin facilitó un ataque polaco al flanco izquierdo del ejército soviético en su marcha sobre Varsovia. La derrota sufrida a mediados de agosto obligó al gobierno bolchevique a concertar un precipitado armisticio en octubre.
El 11 de febrero de 192,1 Stalin encabezó, sin el conocimiento de Lenin y Trotski, una ofensiva militar contra Georgia, que había proclamado su independencia bajo un gobierno menchevique. La Cheka y el Ejército Rojo efectuaron una amplia campaña de depuración de elementos nacionalistas, lo que desembocó en un prolongado conflicto guerrillero en toda la región del Cáucaso. Tras la sublevación de Kronstadt, Stalin fue uno de los más decididos defensores de la Nueva Política Económica (NEP), que permitía el retorno a la empresa privada en las ramas del comercio y la pequeña industria. En el XI Congreso del Partido Comunista, celebrado en marzo-abril de 1922, fue nombrado secretario general encargado de coordinar las diversas ramas de la organización, lo que confirmaba que la maquinaria del partido iba pasando paulatinamente a su control, especialmente después de que el 26 de mayo Lenin sufriera su primer derrame cerebral.
Sin embargo, a lo largo de 1922, Stalin tuvo varios encontronazos con Lenin a propósito del monopolio estatal del comercio exterior y del status constitucional de las repúblicas caucásicas, Bielorrusia y Ucrania. Stalin era partidario de integrarlas en la Federación Rusa, mientras que Lenin criticaba el «chovinismo de la nación dominante» y deseaba mayor independencia para las repúblicas en el marco de una Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
En 1923, con Lenin ausente de la escena política, Stalin fue obteniendo mayor influencia. Un áspero intercambio dialéctico con Kruspkaia, esposa del máximo dirigente soviético, decidió a Lenin a redactar una carta para el próximo Congreso de Partido, que ha sido considerada su «testamento político». En ella ponía en guardia a los militantes y dirigentes soviéticos sobre la acumulación de poder lograda por Stalin, su rudeza, su tendencia a la autosuficiencia y su afición a interesarse en exceso por el aspecto administrativo de las cuestiones. También advertía del riesgo de división del partido que implicaba la radical enemistad entablada entre Trotski y Stalin, y recomendaba la destitución de éste en su puesto de secretario general. Todo parece indicar que Lenin tuvo su tercer y definitivo ataque cerebral cuando había roto relaciones con Stalin y se disponía a atacar en público sus ideas sobre la cuestión nacional.
Para contener las ambiciones de Trotski, Stalin se alió en el Buró Político con Kamenev y Zinoviev. Este triunvirato o troika acabó relegando al comisario de Guerra y controlando el Partido y el Gobierno en los meses de agonía de Lenin. En la Conferencia del Partido celebrada en Moscú a mediados de enero de 1924, Trotski y sus seguidores fueron acusados de «desviación pequeñoburguesa del leninismo«. Acto seguido, el Comisario de Guerra abandonó Moscú, precisamente en el momento clave de la muerte de Lenin, cuyo entierro y posterior semideificación fueron minuciosamente preparados por Stalin. Al tiempo, el Comité Central desactivaba las implicaciones políticas de su comprometedor «testamento político» y prohibía su publicación.
El conflicto entre Trotski y la troika se agudizó en el otoño de 1924 con la publicación por parte de aquél de Las lecciones de octubre, que fueron respondidas por Stalin con su ensayo Sobre el camino de octubre y con varios artículos en Pravda, donde acusó al comisario de Guerra de no haber desempeñado un papel especial en la insurrección de Petrogrado de 1917. El 17 de enero de 1925, Stalin propuso por primera vez ante el Comité Central la detención y el procesamiento de Trotski por «intentar efectuar un cambio radical en la dirección de Partido«, y a tal fin se alió con sus colegas del ala derecha Tomski, Rikov y Bujarin. La querella por la sucesión de Lenin no era exclusivamente personalista; se estaba debatiendo el futuro de la «revolución permanente» defendida por Trotski o la suficiencia de la revolución rusa en el «socialismo en un solo país» propugnada por Stalin, que implicaba el abandono de todo proyecto encaminado a propiciar una revolución mundial y que llevó en los años siguientes a un visible resurgimiento del nacionalismo ruso.
En noviembre de 1927, Trotski y Zinoviev fueron expulsados del Comité Central y del Partido tras haber encabezado a sus partidarios en las manifestaciones callejeras de protesta que se organizaron en Moscú y Leningrado durante el X Aniversario de la revolución. Durante el XV Congreso celebrado en diciembre, Kamenev y otros miembros de la oposición fueron expulsados del Comité Central. Comenzaba la primera gran depuración en el partido, mientras Kamenev, Zinoviev y otros 3.300 opositores se resignaban a hacer autocrítica de sus «errores» y Trotski era desterrado con su familia a Alma-Ata, en el Kazajstán.
Una vez desmantelada la oposición de izquierda, Stalin actuó contra el ala derecha de partido apartando de sus posiciones y cargos administrativos a todos los partidarios de Bujarin. Entretanto, la colectivización forzosa en el campo y el impulso dado a la creación de koljoses (granjas colectivas) y sovjoses (granjas estatales) había provocado una seria escisión en el seno del gobierno. Bujarin consideraba que la política de industrialización y de colectivización de la tierra que preconizaba Stalin desembocaría en una guerra civil. Para evitarlo, intentó converger con los antiestalinistas de izquierda encabezados por Kamenev para iniciar lo que, en efecto, era una conspiración para derribar al todopoderoso secretario general. Stalin descubrió el complot y, tras ordenar la deportación de Trotski a Turquía en enero de 1929, depuso de todos sus cargos a Bujarin y a otros dirigentes del ala derecha, que poco después firmaron sendas retractaciones públicas de su «desviación». La victoria de Stalin sobre sus enemigos era completa: todos habían sido eliminados o habían capitulado incondicionalmente. Su predominio en el Buró Político, en el Partido y en el país era tan absoluto que no tuvo inconveniente en aceptar las primeras manifestaciones de un insistente culto a la personalidad.
En el terreno de la economía, Stalin impulsó los planes quinquenales como directrices generales para la producción basadas en el control de la industria y la colectivización forzosa de la agricultura. En el primer Plan Quinquenal, desarrollado entre 1928 y 1932, se procuró la desaparición paulatina del sector privado, con el control estatal de la industria y la canalización del comercio mediante cooperativas y almacenes estatales. El objetivo era duplicar la producción total de la Unión Soviética: triplicar la producción industrial y multiplicar por ocho la producción eléctrica respecto a los niveles de 1928 mediante la realización de gigantescas obras públicas: embalses, centrales hidroeléctricas y plantas siderúrgicas. Mientras que en las fábricas proliferaban las campañas productivistas impuestas por las brigadas de choque y el movimiento stajanovista, en el campo la colectivización sistemática de las explotaciones impuso la desaparición de los kulaks (pequeños propietarios) y la reducción de la pequeña propiedad agraria a un tercio de total. Sin embargo, los esfuerzos para lograr los objetivos marcados se vieron entorpecidos por el colapso de los mercados mundiales que se produjo tras el crack de 1929, que dañó las exportaciones rusas.
El Segundo Plan Quinquenal (1933-1937) tuvo como principal objetivo el desarrollo de los recursos energéticos, la promoción de la industria ligera en el sector de bienes de consumo y transporte, y el fomento de la enseñanza técnica y profesional para los obreros. La producción agrícola, sometida a una férrea planificación y colectivización, ascendió espectacularmente, mientras que en el sector comercial las cooperativas de distribución fueron sustituidas por los almacenes estatales (Gastronom). El Tercer Plan Quinquenal (1938-1941) estaba orientado al desarrollo de las industrias especializadas, con el desarrollo de la enseñanza técnica superior. Cuando hubo de interrumpirse por la invasión nazi, la URSS ya era la segunda potencia económica europea tras Alemania y la tercera del mundo tras los Estados Unidos.
A inicio de los años treinta, Stalin ya había creado una compleja red de vigilancia política desde su secretariado personal. En el terreno privado, se produjo la tragedia del suicidio de su esposa el 8 de noviembre de 1932, tras una tormentosa convivencia repleta de malos tratos. En política exterior, la creciente amenaza nazi llevó en septiembre de 1934 a que la URSS ingresara en la Sociedad de Naciones, abriera conversaciones con las democracias occidentales contra Hitler (Pacto de amistad checo-soviético y Pacto de asistencia franco-soviético de 1935) e impulsara la política de los frentes populares antifascistas en el VII Congreso de la Komintern celebrado en julio-agosto de 1935.
El terror estalinista
Tras el XVI Congreso del Partido, que tuvo lugar a finales de 1930, se iniciaron los procesos políticos de nuevo estilo que marcarían la dictadura estalinista: purgas contra saboteadores y opositores iniciadas por una histérica campaña de prensa, continuadas con confesiones de culpabilidad obtenidas por tortura y culminadas con espectaculares procesos saldados con las más duras penas. El atentado contra Sergei Kirov, jefe del partido comunista en Leningrado y estrella ascendente en el Buró Político, perpetrado el 1 de diciembre de 1934, dio la excusa a Stalin para redactar un decreto donde ordenaba la inmediata ejecución de todos los condenados a muerte y privaba a los acusados del derecho de recurso. El llamado «Decreto Kirov» y, quizás, el ejemplo dado por Hitler en la Noche de los Cuchillos Largos el 30 de junio de 1934 al eliminar sin contemplaciones la oposición en el seno del partido nazi, fueron la base de un terror que cobró cuerpo en las grandes purgas celebradas entre 1936 y 1938: el «proceso de los 16» (entre ellos, Kamenev y Zinoviev), que tuvo lugar en Moscú del 19 al 23 de agosto de 1936 contra los disidentes de centro, se desarrolló con las consabidas confesiones sobre actividades terroristas, y culminó con el fusilamiento de todos ellos. El 23 de enero de 1937 se inició otro proceso contra Piatakov, Radek y otros quince acusados de haber reanudado las actividades terroristas del grupo Kamenev-Zinoviev, que recibieron diversas sentencias el 30 de enero. En junio de 1937 se produjo la gran purga de jefes del Ejército Rojo (entre ellos su comandante en jefe, el mariscal Mihail Tujachevski y siete altos mandos), que fueron acusados de espionaje en favor de Alemania y de organizar un complot militar para tomar el poder. El resultado fue el encarcelamiento o eliminación de unos 30.000 oficiales superiores, entre ellos el 90% de los generales, lo que indudablemente mermó la capacidad del Ejército Rojo en pleno proceso de rearme alemán. En marzo de 1938 se celebró el juicio contra Bujarin, Rykov, Iagoda y otros dieciocho encausados por presunta pertenencia a un bloque antisoviético de derechistas y trotskistas. Todos menos tres fueron ejecutados. La clausura de esta etapa de represión que fue bautizada con el nombre de Iezhovchina comenzó a fines de 1938 con la sustitución de Iezhov por el georgiano Lavrenti Beria a la cabeza de Comisariado del Pueblo para Asuntos Interiores (NKVD, antecesor del KGB) y el internamiento de su antecesor en un manicomio. Por esas fechas, el número de prisioneros en los campos de prisioneros era de ocho millones. Pero la caída de Iezhov no significó el fin inmediato de las persecuciones estalinistas contra sus enemigos políticos. En España se ensañaron con el POUM durante la Guerra Civil, y el 20 de agosto de 1940 Trotski fue asesinado en México por Ramón Mercader, un agente estalinista de origen catalán.
Desde 1936 la Unión Soviética se regía por una nueva Constitución que la definía como un Estado multirracial de estructura federal, integrado por 11 repúblicas soberanas o con derecho a la autodeterminación. La Unión asumía las competencias de la defensa, las relaciones internacionales, la hacienda, las comunicaciones, los transportes, la planificación económica y la autonomía de las nacionalidades. El órgano supremo era el Soviet Supremo, compuesto de dos cámaras (de la Unión y de las Nacionalidades), en cuyo seno se elegía un Presidium y un Consejo de Comisarios del Pueblo o Gobierno, y que también designaba a la Corte Suprema de Justicia por cinco años. Todos los soviets de la Unión se elegían teóricamente por sufragio universal cada cuatro años entre los candidatos propuestos por las organizaciones sociales y el Partido Comunista de la Unión Soviétivca (PCUS), que con 2,5 millones de afiliados en 1933, era el árbitro supremo del sistema político.
El Pacto firmado en septiembre de 1938 en Múnich entre las potencias fascistas y las democracias occidentales, la ulterior entrada del ejército alemán en Checoslovaquia y la inminente victoria franquista en la Guerra Civil española persuadieron a Gran Bretaña y a Francia de la urgente necesidad de iniciar negociaciones con Moscú para concertar una alianza antinazi bajo la forma de un tratado de mutua asistencia. Sin embargo, de forma reservada, Stalin había optado por un acercamiento al Reich. Sustituyó al judío Maxim Litvinov por su fiel Molotov en la Comisaría de Relaciones Exteriores, y a mediados de agosto comenzó las negociaciones secretas para un Pacto de No Agresión germano-soviético que fue firmado el 23 de agosto de 1939, y que dejó las manos libres a Hitler para atacar Polonia una semana después. La ocupación y reparto del territorio polaco y lituano, establecido en las cláusulas reservadas del Pacto, dejó a la Unión Soviética con un incómodo vecino al pie de sus fronteras.
El 30 de noviembre, las tropas soviéticas atacaron Finlandia e iniciaron una guerra invernal que, tras no pocos reveses para los invasores, finalizó con un tratado de paz el 12 de marzo de 1940. La victoria alemana en el frente occidental permitió a la Unión Soviética la anexión de Estonia, Letonia, Lituania, Besarabia y Bukovina. En noviembre de 1940, con motivo de la visita de Molotov a Berlín, el gobierno nazi trató de obtener la adhesión de Rusia al Pacto Tripartito, pero las exigencias soviéticas sobre el control de Finlandia, Bulgaria, Turquía y el Golfo Pérsico no fueron aceptadas por Hitler, quien tras el fracaso de la Luftwaffe en la batalla de Inglaterra comenzaba a considerar seriamente la posibilidad de un ataque en el Este, en consonancia con su doctrina del Lebensraum o espacio vital. El envío de misiones militares alemanas a Rumanía y Finlandia, violando los acuerdos con Rusia, el avance de las tropas nazis a los Balcanes, la adhesión de Bulgaria al Eje y el pacto de no-agresión ruso-yugoslavo enrarecieron las relaciones germanosoviéticas al punto de la ruptura. El 22 de junio de 1941, Alemania y sus aliados comenzaron la invasión de la Unión Soviética.
Todo parece indicar que Stalin hizo oídos sordos a todos los consejos que se le dieron en relación con las intenciones reales de los alemanes, y que su conducta política y militar en las primeras semanas de la guerra fue altamente incompetente. Pero la creación de un nuevo Estado Mayor (Stavka), del que participaban figuras militares en alza como Zhukov, y de un nuevo Comité estatal de Defensa formado por Molotov, Vorochilov, Beria y Malenkov bajo la presidencia de Stalin (que enseguida asumió el Comisariado de Defensa sin acercarse casi nunca al frente de combate), permitieron estabilizar la situación. Se diseñó una nueva política militar, con la creación de tres mandos fundamentales: Occidental, encargado de la defensa de Moscú y al mando de Semion Timoshenko; Noroeste, que cubría el Báltico y Leningrado (Kliment Vorochilov, luego sustituido por Zhukov), y Sudoeste, que incluía Ucrania (Semien Budienny).
El invierno ruso cortó en seco la ofensiva inicial alemana, y dio a Stalin la oportunidad de realzar su liderazgo a base de gestos durante la celebración del XXIV Aniversario de la Revolución de Octubre. En esa ocasión, no sólo presidió el tradicional desfile en la Plaza Roja ante un ejército alemán situado a las puertas de Moscú, sino que pronunció dos elocuentes discursos donde, tras denunciar la inhumanidad de los alemanes, describió el conflicto como una gran guerra patriótica y popular por la independencia de Rusia.
Los graves reveses militares que sufrió el Ejército Rojo en Jarkov y Leningrado a inicios de 1942 hicieron que Stalin aumentara su presión sobre Gran Bretaña y Estados Unidos en pro de la apertura de un segundo frente en Europa Occidental. Aunque la ofensiva de Rommel en África del Norte frustró temporalmente ese plan, la derrota del VI Ejército alemán en Stalingrado entre noviembre de 1942 y febrero de 1943 dio un giro definitivo a la guerra en el Este. Como reconocimiento a su trabajo, el Presidium del Soviet Supremo confirmó a Stalin el rango de mariscal de la Unión Soviética el 6 de marzo de 1943, y el 12 de noviembre, poco antes de partir hacia la Conferencia que celebraría en Teherán con Churchill y Roosevelt, recibió la Orden de Suvarov, la más alta condecoración militar del país.
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