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PolíticaReligiónBiografía

Wolsey, Thomas (1475-1530).

Político y cardenal inglés, nacido posiblemente en Ipswich c. 1475 y muerto en Leicester el 29 de noviembre de 1530. Dominó la política de Inglaterra durante la mayor parte del reinado de Enrique VIII, entre 1511 y 1529. Sus desmedidas ambiciones de poder, su amoralidad y el fracaso de sus gestiones para lograr del papado la anulación del matrimonio del rey con Catalina de Aragón depararon su caída en 1529. Su desprecio por las normas de vida cristiana y el escándalo de su riqueza contribuyeron de forma determinante al desprestigio de la Iglesia en Inglaterra, favoreciendo la penetración de la Reforma.

Era hijo de un carnicero de Ipswich (Suffolk). Estudió teología y derecho canónico en la Universidad de Oxford y en 1498, cuando contaba 23 años, fue ordenado sacerdote. En 1503 se convirtió en capellán del rey Enrique VII y, seis años después, poco antes de la muerte del monarca, fue elevado a deán de la catedral de Lincoln. Sus relaciones con el nuevo rey, Enrique VIII, fueron excelentes desde el principio. Wolsey se convirtió en el principal colaborador del joven monarca, que pronto delegó en él las funciones de gobierno que abrumaban su disoluta juventud. En noviembre de 1509 recibió el cargo de limosnero real. Pero los deberes religiosos quedaron relegados a un plano secundario en los intereses del ambicioso clérigo. En 1511 fue nombrado consejero privado del rey. Su creciente influencia sobre Enrique le granjeó el odio de la aristocracia, relegada del gobierno por este advenedizo de origen plebeyo.

En 1513 Wolsey logró un éxito decisivo que afianzó su posición en el gobierno: organizó con gran audacia y habilidad la expedición británica contra Francia que concluyó con una rotunda victoria inglesa. Al año siguiente selló una ventajosa paz con Francia. Como recompensa a sus servicios, el rey solicitó del papa León X su nombramiento como obispo de Lincoln, dignidad que le fue concedida en febrero de 1514. En septiembre, y siempre por indicación del monarca, Wolsey fue elevado a la mitra arzobispal de York y, al año siguiente, al cardenalato.

Alcanzó la cima de su poder en diciembre de 1515, cuando Enrique VIII le confirió el título de lord canciller de Inglaterra, lo que equivalía a entregarle oficialmente las riendas del Estado. En 1518 el papa le nombró legado ad latere, esto es, representante especial de la Santa Sede con la misión expresa de emprender la reforma de la Iglesia de Inglaterra. En 1524 este cargo se convirtió en vitalicio. Sin embargo, estaba lejos de sus intenciones el dedicarse a la ardua tarea de corregir las desviaciones del clero. En cambio, utilizó sin empacho su extraordinaria acumulación de poder civil y religioso para amasar una enorme fortuna, sólo comparable a la del rey.

Como hombre de estado, Wolsey desarrolló una política exterior encaminada a afianzar el papel mediador de Inglaterra en la pugna entre Francia y el Imperio alemán de los Habsburgo. Intentó enfrentar a ambas potencias a fin de convertir a Inglaterra en pieza clave del equilibrio de fuerzas en Europa. En 1518 trató de erigirse en árbitro de la pugna por la hegemonía continental mediante la negociación de una paz general con Francia, que fracasó. Dos años después organizó una entrevista de conciliación entre Francisco I de Francia y Enrique VIII. Pese a sus esfuerzos, la guerra entre Francisco I y el emperador Carlos V estalló finalmente en 1521. Dos años después Wolsey envió tropas a luchar contra Francia. El cardenal obtuvo los fondos que requería esta campaña mediante un aumento desmesurado de la presión fiscal, que causó un profundo malestar entre el pueblo.

El poder supremo sobre Inglaterra no bastaba a las ambiciones de Wolsey: el cardenal deseaba convertirse en papa. Para ello logró que el emperador se comprometiera a apoyar su candidatura a la sede petrina. Sin embargo, en dos ocasiones Carlos faltó a su palabra, frustrando las ambiciones del cardenal. En 1528 Wolsey selló una alianza con Francia en contra del emperador. Pero la firma de la paz entre Francia y el Imperio en 1529 significó el fracaso de su política exterior, que había llevado a Inglaterra al aislamiento internacional.

Wolsey carecía de credibilidad moral para emprender la reforma eclesiástica que demandaba la sociedad inglesa. Su ambición de poder, su gusto por el lujo y su público desprecio del celibato (tenía una hija y un hijo) le convirtieron en el principal exponente de la degradación moral del clero británico. Sin embargo, los intereses económicos le llevaron finalmente a emprender la reforma monástica. Sus actuaciones en este sentido se limitaron al cierre de 29 monasterios, cuyas rentas se apropió e invirtió en la fundación del Cardinal College, que posteriormente pasaría a llamarse Christ Church College, en la Universidad de Oxford.

La más destacada y perdurable labor de Wolsey fue, sin duda, la introducción de reformas que sentaron los cimientos de las instituciones judiciales inglesas de la Edad Moderna. El cardenal, que poseía una magnífica formación jurídica, fue uno de los principales introductores del Derecho Romano en la legislación inglesa. Reformó y amplió la jurisdicción del Tribunal de la Cámara Estrellada, sala de lo criminal formada por miembros del Consejo Real, y lo utilizó eficazmente para imponer la justicia del rey sobre la levantisca nobleza feudal. Asimismo, creó un comité conciliar encargado de entender las causas de pobres, que luego daría origen al Tribunal de Súplicas. Estos instrumentos jurídicos sirvieron a Wolsey para reforzar la autoridad monárquica en un sentido absolutista, despojando a la nobleza de parte de sus antiguos privilegios jurídicos.

La política pro-monárquica preconizada por el cardenal y su enorme acumulación de poder determinaron la aparición de un partido nobiliario que esperaba su oportunidad para derribar al omnipotente valido. En julio de 1529 se presentó la ocasión, al conocerse la negativa del papa Clemente VII a conceder la anulación del matrimonio entre Enrique VIII y Catalina de Aragón, tía del emperador Carlos. Los manejos de Wolsey en la corte pontificia no bastaron para contrarrestar la influencia de Carlos V, que presionaba al papa para impedir el divorcio. El partido nobiliario aprovechó el descontento del rey para indisponerle contra Wolsey. En octubre, Enrique ordenó el arresto del cardenal bajo la acusación de haberse extralimitado en sus funciones como legado pontificio, según una antigua ley que impedía a un canciller inglés la presidencia de un tribunal extranjero. Despojado de todos sus cargos y prebendas excepto del arzobispado de York, Wolsey fue desterrado a dicha ciudad en abril de 1530. Pero Enrique desconfiaba de la lealtad de su antiguo valido y, el 4 de noviembre, ordenó que fuera de nuevo arrestado y conducido a Londres, donde habría de responder de una acusación de traición. Wolsey, cuya salud estaba muy quebrantada, murió en la abadía de Leicester en su camino hacia la corte, el 29 de noviembre de 1530.

Bibliografía

  • FERGUSON, C.W. Naked to Mine Enemies. The Life of Cardinal Wolsey. Londres, 1958.

Autor

  • Victoria Horrillo Ledesma